Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Páginas.

Valdés, 26 de agosto de 1531?..

72. Carta de Erasmo à Alonso de Valdés, 29 de

449

agosto de 1531................

451

73. Carta del cronista Sepúlveda á Juan de Val

74.

75.

dés, 5 de setiembre de 1531................
Carta de Erasmo á Alonso de Valdés, año 1531.
Carta de Alonso de Valdés à Juan Ginés de
Sepúlveda, 16 de octubre de 1531........
76. Testimonio de Juan Vázquez de que Alonso
de Valdés habia servido en Flandes, 3 de
mayo de 1532.............

454

459

461

462

77. Carta del Emperador á la reina de Polónia,
30 de junio de 1532.......

462

78. Carta del cronista Sepúlveda á Alonso de
Valdés, año 1532.....

464

79. Carta de la Emperatriz á su marido el Empe-
rador, 8 de agosto de 1532.....

468

80. Nómina de los que sirven á S. M. en Ratis-
bona, año 1532 ...

468

81. Carta del embajador Micer May al comenda-
dor mayor de Leon, 16 octubre de 1532....
82. Real cédula en favor de los herederos de
Alonso de Valdés, 30 de diciembre de 1532.
83. Carta de Jacobo Bonfadio á Monseñor Carne-
secchi........

468

469

469

84. Relacion de la batalla de Pavía, el 24 de fe-
brero de 1525, reproducida de la edicion
gótica....

471

85. Carta de Alonso de Valdés á Desidério Eras-
mo, 15 de mayo de 1529...

474

Advertencia final.................

485

Reproduccion de la edicion gótica.

489

PRÓLOGO.

No es de extrañar que el mundo politico sea instable, cuando en el sosegado retiro de las letras se oscila y varia con frecuencia. Digolo, porque mi plan para este cuarto volúmen ha sufrido, de un año á esta parte, un cambio radical. Había pensado formar el tomo con un grupo de conquénses un tanto levantiscos, herejes algunos, reformadores templados otros, y famosos los demás por su carácter avieso, vesánico ó embaidor. Lleváronme á idear esta amalgama dos consideraciones principales: una, que siendo pocos los antecedentes conocidos de cada uno de los sujetos destinados al conjunto, ninguno daba por sí solo materia bastante para un libro aparte; y otra, que hallándome en los umbrales de la decrepitud, y debiendo faltarme aliento para concluir la tarea pesada, que me impuse al emprender esta

galería, me era convenientísimo el ir reduciendo las proporciones y agrupando los retratos, á fin de dejar concluidos el mayor número de ellos que me fuera posible.

Metido en la faena de rebuscar y añadir datos, con mi natural perseverancia, ha sido tan abundante la cosecha de materiales, gracias al favor y eficaz ayuda de buenos amigos, que, respecto de algunos personajes, me he encontrado con caudal suficiente á constituir un volúmen especial de mi obra: y véase la razon de que el presente trabajo se contraiga exclusivamente á los notables escritores y celosos propagandistas del siglo XVI, ALONSO y JUAN DE VAldés.

Los literatos extranjeros, y señaladamente los que se han ocupado de la reforma religiosa de aquel tiempo, han escrito bastante de estos españoles señalados, por una razon contraria al silen. cio que de ellos guardaron nuestros compatriotas. Aquellos tenían empeño en reforzar la falange disidente con sectarios de la España católica: nuestros antepasados huían de ocuparse de los naturales sospechosos en la fé. Fuera por repulsion, ó por no suscitar dudas acerca de los propios sentimientos religiosos, el hecho es, que los escritores españoles apénas hicieron mencion de semejantes personas, y ménos se detuvieron á enumerar sus servicios y producciones. Lo mismo en la época

de Melanchthon, Calvino y Lutero, que en la inmediata siguiente, por necesidad ámbas rigurosas é intolerantes, pocos se atrevieron aquí á elogiar, ni aun á estudiar siquiera, á un autor, por notable que fuese, si le había alcanzado el anatema del Santo Oficio, ó llegaba á estar comprendi. do en la nota elástica de que su doctrina sabía ú olía á herética. Sobraba que un nombre ó un libro se hallase inscrito en los Índices expurgatorios para que alcanzase crédito entre los de fuera, y que dentro inspirase escrúpulos, repugnancia ó

temor.

Así es que, aun en nuestros bibliófilos más acreditados y copiosos, las noticias relativas á los escritores ALONSO Y JUAN DE VALDÉS eran tan es y casas que se reducían á especies sueltas, vagas é inexactas (1), ignorándose, casi por completo, de dónde eran naturales, en dónde habían vivido, cuándo y en qué punto habían muerto. Sus producciones literarias, escritas casi todas en castellano, ó eran desconocidas, ó si alguna nocion de

(1) D. Nicolás Antonio pone á JUAN DE VALDÉS en el t. 1, página 7 de su Bibliotheca Nova, dedicándole muy breves líneas. Le llama hereje luterano y sólo menciona, de referencia, dos escritos suyos: el Comentario á la primera Epistola de San Pablo á los corintios, que encontró inscrito en el Indice de libros prohibidos, y las Ciento y diez consideraciones divinas, citadas por Verderio. Es decir, que ni una de las muchas obras de VALDES había logrado ver.

ellas se tenía, era por traducciones extrañas, y se atribuían inciertamente á uno ú otro VALDÉS, si es que eran dos sujetos distintos; pues hasta eso se controvertía hace pocos años.

Por fortuna, el progreso moderno, en todos los ramos del saber, ha venido á favorecer á estos notables conquénses y á sus admiradores. La aficion bibliográfica ha descubierto várias obras de JUAN DE VALDÉS: los estudios biográficos recientes de extranjeros y nacionales han desenterrado instrumentos que yacían escondidos: publicacio. nes contemporáneas han agrandado el horizonte de los hechos valdesianos; y nuevos reconocimientos de los archivos y bibliotecas, más intencionados y certeros, han proporcionado piezas ilustrativas que nos ponen en situacion de conocer mejor á los autores de los Diálogos sobre el saco de Roma, sobre las empresas de Cárlos V y sobre la lengua castellana.

Quedan todavía grandes lagunas en la vida de los dos conquénses; empero ya se puede discurrir con algun acierto acerca de su espíritu religioso, sin condenarlos ni absolverlos en absoluto: cabe formar juicios fundados acerca de su conducta y ocupaciones: y sobre todo, hay elementos para hablar de sus producciones literarias. A pocos empujes como el que se ha dado de treinta años á esta parte, llegaría á ponerse en claro la

« AnteriorContinuar »