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notables; conversaban diariamente sobre la doctrina cristiana, y se ocupaban en la visita de hospitales, en el socorro de los pobres, y en la asistencia de los desvalidos, á quienes hacían bien por sus propias manos. Es imposible que se hayan entendido mejor y continuado en mayor armonía otras personas del mundo, dadas las diferencias de edad, de condicion y de patria. Con haber tenido JUAN amigos de tanto saber y de universal reputacion, no le ocurrió dedicar á nadie produccion alguna suya: la única distincion la hizo con Julia Gonzaga, su amiga, su discípula y su Mecénas á la vez (1). Ella por su parte de tal modo se adhirió á la fe alcanzada bajo la direccion del ilustre español y á las prácticas que de él aprendió, que puede decirse que fué heredera de su espíritu, como lo fué de algunos de sus manuscritos. Han llegado á nosotros los que confió esta señora á sus especiales apoderados Marco Antonio Magno, y Monseñor Carnesecchi.

Siguiendo la costumbre de las damas de Italia de aquel tiempo, Julia Gonzaga escogió por divisa la flor del Amaranto, con el mote Non moritura, expresivo de la constancia de su amor conyugal y de la persistencia de sus buenos propósitos. Su retrato que aquí pongo, tomado del que existe en la galería del Museo Británico, señalado con el número 37, suple en este libro la falta del de Juan de VALDÉS. Fué pintado por el conocido artista Bartolomé de Piombo, por encargo del cardenal Hipólito de Médicis, que había sido novio de Julia en competencia con Luis Colonna, sobrino del Virey

(1) Dedicó VALDÉS á esta amiga los Comentarios á las Epístolas de San Pablo, los Salmos de David, el Alfabeto cristiano y algunas otras versiones de la Escritura sobre los Evangelios.

de Nápoles, Pompeyo Colonna (1). Piombo fué á Fondi con gran aparato y escolta á hacer este retrato, que le ocupó más de un mes. Cuando volvió con su cuadro, el cardenal de Médicis celebró la obra, pero mostró escrúpulos de colocarla en su gabinete y al lado de su silla, por representar una dama tan hermosa. El pintor le sacó del apuro y salvó la dificultad poniendo una aureola sobre la cabeza de Julia, que la podía confundir con Santa Cecília.

Julia Gonzaga murió veinte y cinco años después que su maestro, el 19 de abril de 1566, á los sesenta y siete de su edad; y conforme á sus últimas disposiciones fué enterrada en el monasterio de Santa Clara. Quedaron sospechas de sus creencias religiosas en el Tribunal de la fé; pero dejó entre sus contemporáneos fama de excelente cristiana, pues á la mayor abnegacion por los bienes y vanidades mundanos, agregó todo género de sacrificios en favor del prójimo y de su salvacion. Bien merece esta predilecta educada de VALDÉS la especial mencion que de ella hago en la vida de nuestro conquense.

No han faltado escritores italianos y de otras naciones, que supongan haber ido JUAN DE VALDÉS á Nápoles con Cárlos V cuando ește monarca volvió triunfante de la conquista de Túnez por Sicilia,

(1) Juan Pérez escribió dos cartas desde Nápoles, que aluden á cstas relaciones. La de 12 de Febrero de 1529 dice, que el cardenal Colonna habia estado en Fondi; y la de 16 de Marzo siguiente refiere, que el Virey regresó del Abruzo, cogiéndole en el camino un gran temporal, en que perecieron más de setenta personas y algunos caballos y acémilas, salvándose milagrosamente su eminencia, en cuya compañía venían Ascánio Colonna y D. Fernando Gonzaga. -- Cartas de Carlos V, tom. A-44 de la Academia de la Historia.

Nápoles, Roma y Génova (1). Paréceme errónea tal suposicion, pues que mientras el Emperador hizo el viaje desde Barcelona por las Baleares y Cerdeña á la costa de Africa, VALDÉS, que no era soldado (2), conversaba en Chiaja y escribía en Nápoles sobre la lengua castellana, dando reglas acerca de la propiedad y pureza de su escritura y pronunciacion, y lamentando que no se hallase tan ilustrada y enriquecida como lo había sido la toscana por Bacácio y el Petrarca: no había venido aún Miguel de Cervántes á escribir con el cuidado y miramiento, que VALDÉS echaba de ménos. Los que para insistir en que este fué á Nápoles con el César, apelan al recurso de que se le pudo unir en Sicilia, se desentienden ó ignoran que nuestro héroe estaba en Italia y en Nápoles desde años ántes, y no tenía necesidad de incorporarse al séquito de la corte: presenció la ostentosa entrada de Cárlos V en Nápoles, y las extraordinarias fiestas que allí se le hicieron (3).

Cabalmente mientras el Emperador recibió los obsequios en la bella capital de las Dos Sicilias, JUAN DE VALDÉS y sus ya antiguos relacionados echaron el resto de su propaganda disimulada, apro

(1) M' Crie, en la Reformation in Spain, fol. 140. (2) Diálogo de la Lengua, Madrid 1860, pág. 14.

(3) El itinerario del Emperador en su expedicion à Túnez fué este:

31 de mayo de 1535, se embarcó en Barcelona para Mallorca y Cerdeña.

6 de Junio llegó á Cartago de Africa.

14 de Julio estableció el Real en la Goleta.

17 de Agosto fué la conquista de Túnez.

22 de Agosto regresó por Trapana (Trapani), de Sicilia, Palermo, etc.

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