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En este borrón del mundo, Costero del Pyrinéo,

Habitacion de los ossos,

Pais, que aun no cria cuerbos;
Donde los montes más bexos,
Siendo athlantes de los Cielos,
Desprecian los Guadarramas,
Y Moncayos por Pygméos;
Donde sólo dura el dia
Tres horas, y con todo esso
Te asseguro, se me hace
Cada dia un siglo entero;
Donde el Sol, que apenas sale
A alumbrar este emisferio,
(Si acaso sale) de frío,

Por la posta se vá hnyendo;
Donde las que llaman casar,
Son de paja un mal cubierto,
En que están mujer, marido,
Hijos, bueyes, bacas, cerdos;
Donde de trigo se coge

(Si acaso el año es muy bueno)
Lo preciso escasamente
Para comer los enfermos;
Donde á la letra se dixo
Lo de que la vida es sueño;
Pues muero viviendo aquí,
Y solo vivo durmiendo;
Donde todas las mujeres
Necesitan de barbero,
Porque las sobra de barba

Lo

que las falta de bello;

Donde en vez de los zapatos
U san siempre de los zuecos,
Barcas ligeras, en donde
Navegan todo terreno;
Donde, en todo aqueste valle,
Tan solo se halla un Convento,
En que un Frayle es el Prior,
Sacristan y cocinero;

Donde son los Sacerdotes
Muchos mas que los Plebeyos,
Y aun con ser tantos, apenas
Hay hombre, que sépa el Credo;
El valle, en fin, de la Salve,
Pues todo el dia gimiendo,
Y llorando sus vecinos,
Es todo un mar de lamentos;
Te escribo estas malas coplas,
Aunque, según estoy, temo,
Si ésta, que empecé romance,
La concluiré en testamento.
Mas dijera; pero el frio
Es aqui con tanto extremo,
Que se hielan las palabras,
Las obras y pensamientos.
Y asi por fuerza, Amarilis,
Ahora de escribirte déxo,
Que á poder mas, estubiera
Continuamente escribiendo.
Quedate, á Dios, hasta que,
A tu presencia bolviendo,
Te tribute, como deuda,
Un millón de rendimientos.

DE BUREO

I

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TOREROS, PREGONES

Y AHORCADOS

BUSANDO de tu benevolencia, lector paciente, sígueme en mis aficiones, que presumo no te será desagradable un paseo por cualquier rumbo de la fa

mosa corte de los godos. Tomemos como punto de partida el Zoco histórico, la Zocodover de nuestros días, plaza bajo cuyos viejos soportales ha dicho no sé quién «que se formó el habla castellana».

Esa Zocodover que se admira, con sus

vetustos pórticos, sus destartalados balcones y sus edificios poco airosos, sirvió un día de «coso» (1), donde los caballeros precursores del Charpa y de Calderón, desplegaron su brío y gentileza, acosando y lidiando toros bravos, engordados en las selvas del Tajo; allí, moros y cristianos jugaron cañas, celebraron torneos y derrocharon garbo y coraje. Pero en la pro

(1) A los alcaldes y ediles de esos pueblos donde se corren vacas y bueyes, con cornadas que suelen echar al otro mundo á esperanzas del arte, recomendamos los siguientes renglones sobre «burladeros >:

<«<Los muy illustres señores Corregidor y alguazil mayor de Toledo, mandan á todos los maestros y oficiales y otras personas que hizieren tablados en Zocodower para los toros, que ninguno sea osado de hazer ningún tablado, ni cerrar barrera, ansi en puertas como en portales, sin que dexen por toda la delantera de los tablados que ansi hizieren, pies de cuartones recios que tengan de hueco tanto sitio de pié á pié, como pueda un hombre entrar y guarecerse en pié, sin que se haya de abaxar; por manera que se puedan guarezer entrando y saliendo las personas que ansi anduvieren por la plaza, porque desta manera se excusaran muchos daños, é peligros, é muertes de hombres que pueden suzeder.....» Título 133 de las antiguas Ordenanzas.

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