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Santiago Palomeque, en el siglo pasado? Nada hay plenamente averiguado acerca del asunto. Lo único que se tiene por cierto, es que el primer Corregidor de Toledo, don Gómez Manrique, señor de Villazopeque y Cordovilla, ejerció el mando de la ciudad desde 1477 á 1490, y que fué el magistrado que en la sala de reuniones del Cabildo, construída entonces por mandato de D. Fernando y D." Isabel, hizo grabar en una tabla aquella sentenciosa poesía.

En un erudito artículo, magistralmente escrito y que titula Doctrinal de Regidores, trabajo que, aun cuando anónimo, debió ser hecho por el insigne Martín-Gamero, se hace una crítica razonada, cuyo extracto conviene darlo á conocer para uso de ediles, aficionados y «homes buenos».

Se creyó en un tiempo que los versos copiados los escribió el cordobés Juan de Mena, autor de las Trescientas coplas de arte mayor, dirigidas al Señor Rey Don Juan el Segundo, sin duda por la semejanza de construcción con alguna quintilla con que encabeza una glosa.

En unas cuentas rendidas desde el año de 1695 al 1700, por el depositario munici

pal López Escalona, se lee la siguiente partida: «Dorado de Rejas y Camarín y rótulo: Idem 770 reales que pagó (el Lopez Escalona) á Manuel Gomez, dorador, del dorado de las rejas y dadas de color para las salas y camarín, y de la costa de haber puesto el rótulo de la décima de Juan de Mena en la escalera de las casas de Ayuntamiento, dorarle, y pintarle, y ponerle un arco de albañileria año de 1700.»

No ha faltado tampoco quien achaque la composición al dulce lírico toledano. El jesuíta Juan Marín, en su Príncipe Cathólico, al enumerar las prendas que deben adornar á los gobernantes, escribió: «Un solo semblante ha de tener siempre el que juzga, con entera resolucion de desnudar sus particulares afectos, como dejó esculpido con letras de oro su no menos dorada sentencia en la escalera que sube á los Ayuntamientos de Toledo, Garcilaso de la Vega.»

Pero como el heroico Capitán de la gloriosa Infantería española sólo alcanzó, siendo muy niño, el reinado de los Reyes Católicos, la afirmación del jesuíta no puede admitirse.

Más racional es la opinión del discretísi

mo autor anónimo á quien antes se alude. Por conjeturas fundadas, se cree que el autor de los versos copiados sea el poeta Jorge Manrique, hijo del Conde de Paredes D. Rodrigo, y sobrino del Corregidor de Toledo D. Gómez. Comparando las sentenciosas y bellas letrillas del insigne poeta con la inscripción del Ayuntamiento, parecen de la misma mano, por lo fácil y castizo de la dicción y por la filosofía que ambas encierran.

De todas suertes, lo que ahora interesa más es acudir con su letra y con su espíritu á los Regidores que se estilan. Al menos para que tengan los pecaminosos, junto á las codicias de sus agios y trapacerías, el remordimiento de que faltan á los cánones de ese elocuente Doctrinal de Regidores, estampado en mármol dentro de la casa del pueblo.

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hostería, porque de todo se facilitaba mediante unos perros», tienda cuyo recuerdo perdurará en la memoria de cuantos hici

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