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trico de los romanos. Dividíase el pié en 12 pulgadas: 5 piés formaban el paso, y 10 la pértica ó decempeda. El dedo, palmo, codo y otras fracciones compuestas de dichas medidas, pertenecian al sistema usual y no al legal. Las itinerarias eran el paso y la milla ó 1000 pasos.

El decempeda, escrúpulo ó cuadrado de 10 pies, es la unidad ó raiz de las medidas agrarias, de donde derivaron el actus minor ó séxtulo de 4 decempeda en cuadro, el clima de 36, el versum de 100, el actus de 144, el jugerum de 288, doble del anterior, el heredium de 576 su cuádruplo, la centuria de 100 heredia y el saltus de 4 centurias.

La unidad de peso ó libra romana se descomponia en 12 onzas y la onza en 24 escrúpulos, y la unidad superior era el centupondium de 100 libras. El valor absoluto de la libra romana corresponde exactamente al de la mina que estuvo en uso en el Asia Menor; y así parece probable que fuese introducida en Roma por los pelasgos, cuando huyendo de las orillas del Helesponto corrieron á refugiarse en Italia, y esta conjetura se confirma observando que el centupondium es igual al talento babilonio: de forma que todo concurre á atribuir un origen asiático al sistema ponderal de los romanos.

La unidad fundamental de las medidas de capacidad era el amphora ó cuadrantal equivalente al valor de un pié cúbico y al peso de 80 libras lleno de vino. Sus divisores eran la urna ó mitad del amphora, el modius, su tercio, el semi-modius, el congius, octava parte, el sextarius ó sexta parte del congio y otras medidas menores; y su múltiplo el culeus de 20 amphora ó cuadrantales (1).

(1) V. Dureau de la Malle, Econ. polit. des Romains, liv. I, chap. 1, y sobre todo el muy erudito Essai sur les systèmes métriques par D. V. Vazquez Queipo, tom. II, chap. VI, de cuya obra tomamos las mejores noticias que en este capítulo se contienen.

Omitimos otros muchos pormenores que completarian la explicacion del sistema métrico de los romanos, porque lo principal para nosotros es darlo á conocer en globo, como una parte de la legislacion y policía del comercio.

Las colonias extrangeras anteriores á la conquista romana, debieron introducir en España, juntamente con sus monedas, su sistema de pesos y medidas. Los fenicios y cartagineses seguian el sistema egipcio, y los rhódios y focenses usaban (como era natural) del griego. Roma, que dió unidad á las diversas gentes y naciones de la Iberia, derramando por todas partes su idioma, religion, leyes, usos y costumbres; Roma que desterró con su moneda las monedas primitivas, hizo olvidar los antiguos sistemas métricos por el suyo, y los pesos y medidas ó fueron, ó estaban entonces muy cerca de ser uniformes.

CAPITULO XI.

De la moneda.

No fueron ciertamente los romanos, ni acaso fueron tampoco los fenicios ni los griegos quienes introdujeron en España el uso de la moneda como instrumento general de los cambios. Si hemos de dar fé al testimonio de Heródoto, cuando los focenses arribaron por primera vez á las costas de Tartesia, ganaron tan por completo la voluntad del rey Argantonio, que les convidó á establecerse en sus dominios; y no aceptando el partido, les dió una suma considerable de dinero con la cual fabricaron los muros de su ciudad, entonces amenazada por los ejércitos de Ciro (1).

Esta noticia del padre de la historia no carece de verosimilitud, cuando se considera que Estrabon admite sin reserva la existencia de una muy antigua y muy adelantada civilizacion en la Turditania, la cual supone la frecuentacion y trato de las gentes por medio de un lenguaje culto, y una forma regular de moneda para excusar las incomodidades de la permuta en el comercio de las cosas necesarias á la vida (2).

Que con el tiempo los fenicios, griegos, cartagineses y roma

(4) Hist. lib. I, 463.

(2) Geogr. lib. III, p. 204.

nos enseñaron á los españoles un arte mas perfecto de labrar moneda é introdujeron en la Península las mismas especies que acostumbraban emplear en el tráfico los pueblos mercantiles del antiguo mundo, es doctrina llana y punto averiguado. Mas todavía quedaron algunas regiones de España indóciles ó remotas donde el uso de la moneda era desconocido en los tiempos de Estrabon, y se conservaba la primitiva costumbre de los cambios directos, ó bien un pedazo informe de plata suplia la falta del metal acuñado (1).

Hemos dicho en otra parte (2) que la fabricacion de la moneda no constituía en España un monopolio del estado, sino una industria en parte libre y exenta de intervencion superior (3), acaso por respeto á los privilegios ó costumbres de las ciudades. De la region septentrional de España, la menos frecuentada por fenicios, griegos y cartagineses, no se encuentra moneda alguna anterior á la dominacion de los romanos, así como de la region oriental y meridional las hay en abundancia; claro indicio de que el arte de acuñar los metales y las oficinas donde se fabricaba la moneda se deben principalmente al influjo de aquellos municipios y colonias (4).

Gozaba de cierta celebridad la moneda llamada oscense ó de la ciudad de Huesca, tal vez por ser la mas comun en la España Citerior.

La libertad de la fabricacion duró todo el tiempo de la Repú

(1) In Bastetania... loco pecuniæ, permutatione utuntur, aut de lamina argentea aliquid abscissum dant. Geogr. lib. III, pag. 233.

(2) V. cap. VII. Por eso las llaman autónomas nuestros anticuarios. (3) Extant etiamnum officinæ, in quibus argentum conficitur, non autem publica; neque ibi, neque aliis in locis, sed ad privatos redactæ reditus. Strab. lib. III, pag. 220.

(4) El P. Florez cuenta 74 pueblos que batian moneda en tiempo de la República y 93 durante el Imperio, excluyendo las dudosas. Medallas de España, tom. I, introd. y tom. III. introd.

blica, y cesó apenas corrido el primer siglo del Imperio, puesto que Caligula, sin ocasion ni pretexto. visible para ello, suprimió las 96 fábricas de moneda á la sazon existentes. Algunos atribuyen esta novedad á la codicia de aquel emperador, interesado en abrir un cáuce por donde pasáran á Roma los metales preciosos que tanto abundaban en España (1); pero nos parece mas cuerdo explicarla por el principio de unidad política dominante en la nueva forma de gobierno.

Mientras fué libre en España la fabricacion de la moneda, exis_ tió una gran diversidad de especies en el mercado. El nombre, la materia, el sello, el peso, la ley, la unidad y todo estaba al arbitrio de los pueblos: embarazo no pequeño para calcular los valores (2). La providencia de Caligula, cualesquiera que hubiesen sido sus intenciones y deseos, era un gran paso hacia la uniformidad de la moneda, porque obligaba á los españoles á refugiarse en el sistema romano. En efecto, consumida con el uso la moneda municipal, las necesidades de la diaria contratacion introducian sin violencia el hábito de servirse de la única posible, de la moneda comun á todo el Imperio; por cuya razon, aunque no sea nuestro propósito investigar la economía política de los romanos, no cabe dispensarnos de dar alguna noticia de su sistema monetario, pues tomó carta de naturaleza y echó profundas raices en España, segun habremos de demostrar en el progreso de esta historia.

(4) Masdeu, tom. VIII, pag. 67.

(2) El peso de 19 monedas de plata de España de origen griego examinadas en conjunto por el señor Vazquez Queipo, varía entre 2,23 y 4,88 gr. Tambien varían las que proceden de una misma ciudad, por ejemplo, 9 de Ampurias entre 4,46 y 4,93 gr. y 8 de Rosas entre 4,58 y 4,88 gr. El autor citado observa como cosa rara que todas las monedas de las colonias que los griegos fundaron en España, pertenecen al sistema llamado olimpico ó asirio-fenicio. Essai sur les systèmes métriques, I part. des tabl. pag. 72.

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