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en seguida otros capítulos donde se notan las pestes y mortandad de gentes y ganados. Nuestros cronistas Idacio é Isidoro no cuentan tales calamidades entre los sucesos memorables de su tiempo, despues que pasó la tempestad de los vándalos, alanos y suevos, y no pertenecen en verdad al linage de aquellos que solian dejar correr en silencio. Bien pudiéramos concluir de aquí que el estado de la agricultura gótico-española era próspero en cotejo de otros pueblos, y principalmente de los francos, borgoñones y demás bárbaros avecindados en las Galias; y si alguna nacion podia igualarse á la visigoda en este punto, sería su hermana la ostrogoda, establecida en las feraces campiñas de la Italia.

CAPITULO XV.

De la industria de los godos.

La rudeza primitiva del pueblo visigodo se manifestaba á las claras en su aspecto salvage y en sus toscas vestiduras. Usaban el cabello largo y descompuesto, y por esta causa fueron llamados criniti y capillati: cosa repugnante á la vista de las personas hechas á contemplar el aliño, los afeites y la molicie de los ro

manos.

Hemos dicho en otra parte que los godos se vestian al principio de pieles, y que la sencillez de sus costumbres no exigia ninguna distincion entre los grandes y los pequeños. Sidonio Apolinario designa los reyes bárbaros con el nombre de pellitos y llama aula pellita su corte, oponiéndolos á los emperadores á quienes califica de purpuratos (1).

Con el tiempo dejaron estos groseros atavíos por ropas de lana, lino y seda de brillantes colores y gustaron las delicias del lujo, acomodándose al uso antiguo de los españoles y á la refinada ele

(1) Lib. VII, cap. IX.

T. I.

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gancia de los patricios y gente poderosa avecindada en Roma ó esparcida por las diversas provincias del Imperio.

San Isidoro habla como testigo ocular de una variedad considerable de tejidos que distingue por razon de la materia, de la forma y de los colores. Habia telas de seda, lana y lino puras, y habíalas mezcladas de seda y lino ó lino y lana: unas eran leves y sutiles, otras fuertes y tupidas: unas lisas y otras labradas, blancas, rojas, purpúreas, celestes, verdes, moradas, grises y negras. No sabremos decir si todas se fabricaban en España, porque el autor de las Etimologias no lo declara. Sin embargo, parece inferirse de sus palabras, que los tejidos de seda venian de Cos,. la púrpura mejor de Chipre y en general las telas exóticas de diversas islas del Mediterráneo y principalmente de la Grecia ; pero otras debian ser producto de la industria nativa, segun se colige de un pasage donde nota la excelencia de las aguas del Bétis, eo quod ibi lanæ pulchro colore tinguntur (1).

Los godos preferian para el ornato de su persona el vivo escarlata, y los naturales el encarnado oscuro ó morado: el negro era señal de luto. La particular aficion de los españoles á las ropas de colores alegres y subidos, acaso tiene fácil explicacion en la abundancia de las materias tintóreas y bondad de las aguas para preparar los tintes. Los fenicios supieron aprovechar estas favorables circunstancias, y los nuestros continuaron el arte de la tintura durante las dominaciones cartaginesa, romana y visigoda (2).

(4) Etym. lib. XIII, cap. XXI, lib. XIX, cap. XXII et XXVIII. La seda era rarísima entre los romanos. De Eliogabalo cuenta Lampridio que fué quien primero usó vestiduras de seda pura ó sin mezcla: Primus romanorum holoserica veste usus fertur, quum jam subserica in usu essent. Elius Lampr. in Heliog. XXV. Si esto pasaba en Roma durante el siglo III, no parece verosímil que los tejidos de seda citados por San Isidoro se labrasen en España.

(2) Ferrugo est color purpuræ subnigræ quæ nunc fit in Hispania. Etym. lib. XIX, cap. XXVIII.

El arte de preparar el lino y fabricar lienzos hubo de conservarse y extenderse con el uso de las sábanas, almohadas, manteles, servilletas, camisas, mantas y otros artículos de aplicacion á los usos domésticos y ordinario consumo (1).

Tambien fueron conocidos en aquel tiempo los tejidos hechos con pelo de castor y de camello (2), y parece verosímil que hubiesen proseguido los españoles utilizando el cáñamo y el esparto.

El mismo San Isidoro explica el significado de las voces, tela, peine, huso, orillo, madeja, hilo, estambre, trama, urdimbre y otras pertenecientes al arte del tejedor, así como muchas tocantes al del tintorero, lo cual supone un conocimiento práctico de la industria fabril, y la posibilidad de contribuir con su libro á derramar tan provechosa enseñanza (3).

La descripcion que hace el autor de las Etimologias de los edificios y sus partes, de los campos é instrumentos rústicos, de las piedras preciosas y metales, de los pesos y medidas, de las armas, naves, artes y oficios necesarios ó útiles en el curso de la vida, la claridad con que los explica y las frecuentes alusiones á las cosas de España, manifiestan que en cierto modo es su libro un espejo fiel donde se retrata el estado de nuestra industria en el siglo VII.

En efecto, no ignoraban los moradores godos ó romanos las reglas de la construccion civil, ni dejaban de juntar en los edificios á la utilidad la belleza, como se muestra en los monumentos de aquella edad respetados de los siglos (4); ni la variedad de las armas y aperos permite suponer una grosera ignorancia en labrar los metales; ni los diversos vestidos de lino, lana y se

(4) Etym. lib. XIX, cap. XXIV, XXV et XXVI.

(2) Ibid. lib. XIX, cap. XXVII; Jul. Metrop. Tolet. Hist.

(3) Ibid. lib. XIX, cap. XXVIII et XXIX.

(4) Sisebutus... ecclesiam Sanctæ Leocadia Toleti... miro opere fundavit. Luc. Tud. Chron. lib. II.

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da de sobresalientes colores pueden menos de significar una multitud considerable de ministerios industriales para preparar las primeras materias, hilarlas, tejerlas, teñirlas, cortarlas y darles la forma conveniente, y otra multitud de oficios que suministran los instrumentos de tantas operaciones; ni tampoco los muebles de las casas, los enseres de las mesas y cocinas, los lechos, los vehículos, los magníficos arreos de los caballos, las joyas de las mujeres, las ricas preseas de los reyes, los vasos y ornamentos sagrados se compadecen con un estado industrial digno de menosprecio.

Para mayor demostracion recordemos la corte de Teodorico y la pompa y ostentacion del conde Sigismer; y si todavía hubiese lugar á la duda, veamos qué clase de riquezas formaban el dote de las reinas y el tesoro de los reyes y de los templos.

Cuenta Gregorio de Tours que concertado el matrimonio del príncipe Recaredo con Richunda, hija de Chilperico, rey de los francos, se puso esta princesa en camino para las Españas, seguida de mas de cincuenta carros cargados de oro y plata y muchas ropas de gran precio. Una noche fué asaltada su comitiva, y desaparecieron cien excelentes caballos con sus frenos de oro y dos grandes cadenas del mismo metal, sin que se hubiese podido averiguar á qué manos fué á parar tan rica presa (1). Y aunque las noticias del autor no ilustran directamente el estado industrial de la nacion visigoda, no deben sin embargo considerarse de todo punto agenas á nuestro propósito á falta de otras mas concretas, por la analogía que existe entre ambos pueblos vecinos.

El tesoro público, el patrimonio de los reyes y las riquezas de los magnates consistian en oro y plata, vestidos, caballos, ganados de toda especie y cautivos, y estos eran tambien los principales despojos de la guerra (2).

(1) Hist. Franc. lib. VII, cap. XLV.

(2) Ibid. lib. III, cap. X, lib. VII, cap. XXXVIII et XL.

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