Imágenes de páginas
PDF
EPUB

era su principal instituto ilustrar á la administracion en todos los negocios graves. Procuró Felipe IV llenar el vacío de consulta en materias económicas creando en 1624 una Junta de minas, y en 1625 la general de poblacion, comercio y agricultura con jurisdiccion privativa en los negocios de su competencia. En 1730 se formó la de moneda, y despues de varios arreglos y desarreglos que denotan la suma perplejidad del gobierno, las tres se refundieron en una sola con el título de Junta de comercio, moneda y minas, en 1748. Aplicóse mas á conocer gubernativa y judicialmente de los derechos particulares que á promover los intereses públicos, cuyo desamparo despertó el ánimo de un escritor que concibió el proyecto de instituir un Consejo supremo de economía política en quien residiese toda la autoridad propia del fomento general del reino. La verdad es que no iba descaminado Alvarez Osorio cuando encerraba todas las causas de la despoblacion y miseria de España en la falta del don de consejo.

Si comparamos nuestra historia económica con la de otras naciones de Europa y principalmente con la de Italia, Holanda, Francia é Inglaterra, hallaremos muchos puntos de semejanza y muchos yerros comunes. Las Ciudadés anseáticas fundan su prosperidad en el monopolio del comercio y la navegacion. Las Repúblicas italianas de la edad media practican el sistema prohibitivo y usan de represalias mercantiles. Francia tiene las Capitulares de Carlo Magno donde se reglamenta la agricultura y se fija precio á los frutos de la tierra, y las ordenanzas de San Luis que organizan los gremios y ahogan la libertad de las artes y oficios. Allí reinó un Felipe el Hermoso quien, como nuestro Alfonso X, para imponer la tasa, adulteró sin el menor escrúpulo la moneda. Allí hay las famosas férias de Champaña, Lenguadoc y Provenza que recuerdan las de Castilla y sobre todo las de Medina del Campo. Alli gobierna Colbert cuya política de proteccion y fomento se derrama por todo el mundo; y en fin allí tambien se destierra, roba y mata á los judíos, y se revoca el edicto de Nantes, como aquí se decreta la expulsion de los moriscos.

La Holanda vive de la mercancía, obtiene privilegios, conquista colonias, tiraniza á los naturales é inventa quemar una parte de la cosecha de canela para vender mas caro el resto. Inglaterra oprime la agricultura en beneficio de los pastos y de la caza, señala el puerto de Calais como el único depósito de todo el comercio exterior, castiga la saca de las lanas con pena de muerte, no consiente fábricas en sus colonias y publica el acta de navegacion. En todas partes se esfuerza el gobierno á reprimir la usura, mantener las leyes suntuarias, organizar los gremios y aprendizages, y padece menoscabo la riqueza de las naciones con la inseguridad de las personas y haciendas, los tributos y gabelas arbitrarias, los gastos excesivos de la corte, los monopolios por via de gracia ó de recompensa, las mudanzas de moneda, los empréstitos onerosos, la bancarrota disimulada ó manifiesta, las trabas del comercio interior y la prohibicion de extraer oro y plata.

Pues si todos los pueblos durante la edad media y aun despues cayeron en los mismos errores económicos ¿por qué funesta adversidad la España pierde su poblacion, abandona sus campos, olvida sus fábricas y telares y se deja arrebatar de las manos el comercio y la navegacion desde la mitad del siglo XVI, mientras que Holanda primero, luego Inglaterra y por último la Francia se levantan á la cumbre de la prosperidad y grandeza?

La historia nos enseña que el progreso de la economía política es inseparable del progreso de la libertad civil, afirmada en buenas leyes é instituciones y protegida por una administracion solicita é inteligente y una política exterior hábil, perseverante y vigorosa. Si la autoridad abusa de su elevado ministerio hasta el extremo de mezclarse en los pormenores de la industria, sustituyendo á la actividad espontánea y fecunda de los particulares la intervencion oficial ciega y arbitraria, el espíritu de invencion, asociacion y empresa desmaya, y se quebrantan ó aniquilan las fuerzas sociales. Entonces el pueblo se acostumbra á recibir todos los bienes de mano del gobierno, y á él acude para que á todos sus males ponga remedio; y si á esta perpétua tutela de las artes

[ocr errors]

vulgares y mecánicas se añade la esclavitud del pensamiento, tendremos un cadáver en vez de la nacion llena de vida que denotan la Holanda y la Inglaterra.

A esta causa principalmente debemos atribuir que el sistema económico y administrativo de España, organizado por los Reyes Católicos y tejido con leyes, usos y costumbres de la edad media, hubiese sido conservado como una tradicion religiosa, mientras las doctrinas de Colbert no obtuvieron la sancion del gobierno en el siglo XVIII.

De aquí viene la repugnancia de los españoles á las reformas que pedia la diversidad de los tiempos, y aquel pararse en la mitad del camino á contemplar la sutileza de los extranjeros sin hacer nada por imitarlos, como si la posesion de las minas y el monopolio del comercio de las Indias los dispensáran de obedecer la ley suprema del trabajo. Con este abandono propio de toda industria reglamentada, hubimos de caer en un estado de inferioridad relativa, y perecieron nuestras riquezas en cuanto empezó á subir la marea de la competencia.

Todavía puede un monarca absoluto, por ejemplo, Isabel de Inglaterra, Luis XIV ó Pedro el Grande, avivar el genio de la nacion aletargada con providencias vigorosas cuya sabiduría ó necesidad inclinan el ánimo á perdonar ó disculpar las tachas del orígen y la dureza de los medios que se emplean para ponerlas en ejecucion; pero Cárlos V y Felipe II malgastaron las fuerzas de la monarquía en guerras y conquistas estériles y dejaron cegar las fuentes naturales de la pública prosperidad; y descuidando las artes pacíficas y honradas, la tierra sin cultivo, en vez de copiosos y sazonados frutos, solo produjo abrojos y espinas, las materias laborables salieron vírgenes del reino, las fábricas se cerraron, apoderóse el desaliento de los mareantes y mercaderes y cayó en olvido la antigua fama de nuestros telares.

HISTORIA

DE LA ECONOMÍA POLÍTICA

EN ESPAÑA.

CAPITULO I.

De las colonias fenicias y griegas.

Cuál sería el estado económico de las diversas gentes y naciones que habitaban la España antes de la venida de los fenicios, puede imaginarse considerando como los españoles encontraron á los indios al descubrir el Nuevo Mundo. Todos los pueblos civilizados se parecen en sus leyes, usos y costumbres; pero todavía tienen mas semejanza entre sí los pueblos sumidos en las tinieblas de la barbarie. Cuanto mayor fuere el predominio de la razon sobre el instinto, tanto mas se alejarán las sociedades humanas de aquel tipo de organizacion uniforme é invariable que distingue la simulada república de las abejas ó los castores. La civilizacion desenvuelve el principio de libertad, sino es la forma propia y verdadera de esta misma libertad en sus relaciones con la vida civil; y allí donde el espíritu duerme, nada turba el órden constante de la naturaleza.

La feliz situacion de España, la bondad del clima, la fertilidad

« AnteriorContinuar »