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nidad con que la pide; asi el Señor, cuando ve que no cesamos de suplicarle, viendo en esta perseverancia una sensibie prueba de su fe, nos concede lo que le pedimos. Asi le sucedió á la Gananea, que cuantas veces la desechaba de sí el Salvador, otras tantas volvia á él suplicándole por la salud de su hija. Al fin logró por su perseverancia todo cuanto queria. Lo cuarto manifiesta Jesucristo, que se ha de pedir siempre resignados en la divina voluntad: no se haga Señor, decía, como yo quiero, sino como tú. Tan contentos hemos de quedar cuando Dios niega nuestras súplicas, como cuando otorga nuestras peticiones. Cristo pedia el no sufrir tan dolorosa pasion, esto lo hacia la carne; pero el espíritu solo queria sujetarse á la voluntad del Padre Eterno. Así, aunque á nuestro amor propio le parezca convenir lo que pedimos, Dios que penetra nuestro interior, y está cerciorado de nuestros verdaderos intereses, á veces niega lo que solicitamos, y entonces debemos conformarnos y decir: Señor, hágase tu voluntad. De todo esto se colige, que si para alcanzar el fin de nuestras oraciones es necesaria la humildad, la confianza, la perseverancia, y la resignacion, faltando estas virtudes pedimos mal, y de consiguiente no será de extrañar no recibamos. Tengo brevemente probado qué cosa es oracion, y la excelencia de la dominical sobre todas las demas; y cuál es la causa porque no siempre nos con

cede el Señor lo que en la oracion le pedimos, que es, ó por pedir siendo malos, ó por pedir cosas malas, ó por pedir mal.

El Señor rectifique nuestras palabras para no pedir mas que lo que es agradable á sus divinos ojos, y con aquel espíritu, religion, y virtud que nos haga dignos de merecer lo que pedimos sobre todo, que no deseemos mas que aquello que sea conducente para conseguir la gloria. Amen.

PLATICA DECIMA.

DOMINGO QUINTO DESPUES DE LA EPIFANIA.

Sobre la fe, y los motivos porque se pierde.

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1 Evangelio de este dia es del cap. 13 de S. Mateo, y dice asi: Jesus propuso al pueblo esta parábola ó símil. El Reyno de los cielos es semejante á un hombre que sembró buena simiente en el campo: pero mientras dormian los hombres que lo guardaban, vino su enemigo, y sembró zizaña en el trigo, y se retiró de allí. Habiendo pues crecido la yerva, y arrojado espiga, apareció tambien la zizaña. Entonces los criados del padre de familias estuvieron con él y le digeron: señor no sembraste buena simiente en tu campo? pues de dónde viene que hay zizaña? Y él les dijo: mi enemigo la ha sembrado alli: sus criados le digeron: & quieres que vayamos, y la

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arranquemos? No, les respondió: no sea cosa que cogiendo la zizaña arranqueis tambien el trigo: dejad crecer uno y otro hasta la siega, y en el tiempo de la siega diré á los segadores: arrancad primero la zizaña, y atadla en haces para quemarla, y despues juntad el trigo para llevarlo á mi granero. Este es el Evangelio.

La mayor parte de los padres de la Iglesia interpretan y manifiestan la realidad de esta parábola de esta suerte. Este hombre que sembró su campo es Jesucristo nuestro Salvador, padre verdadero de familias; pues nos hizo hijos suyos cuando por el pecado de Adan éramos hijos y esclavos del demonio: el campo es la Iglesia católica que plantó él mismo, la cultivó con su trabajo, y la regó con su propia sangre: la semilla que sembró en ella es la doctrina y fe católica; simiente buena, y sabemos que es buena, porque el mismo Señor que no vino mas que á buscar nuestro bien la sembró, esto es, la predicó y enseñó con aquellas palabras de vida eterna que salian de su boca, y como tal la ha revelado á su Iglesia. Se conoce que es buena por los frutos exteriores que produce, y las infinitas señales con que el mismo Dios la ha acreditado. Estos son poderosísimos motivos para que nosotros creainos que es buena esta fe, que es cierta, y por consiguiente capaz de hacernos fructificar de modo que nos hagamos dignos de entrar en el granero celestial. & Pues de dónde proviene હૈ

que en esta Iglesia hay zizaña? ¿Por qué siendo cierta nuestra fe, y la doctrina que ella enseña, hay tanto incrédulo, tanto herege, tantos cristianos de nombre, que ponen en duda esta doctrina y fe católica? Ha! el enemigo de Dios, y de los hombres, que es el demonio la ha sembrado. El demonio envidioso de nuestra felicidad, y deseoso que, en el dia del juicio, que es el tiempo de la siega, cual zizaña impura seamos separados por los Angeles del trigo electo, que son los que se justificaron por la verdadera creencia; y nos veamos pábulo de las llamas infernales. Por esta razon siembra las malas doctrinas contrarias á la religion que profesamos, ya pervirtiendo nuestro corazon, ya por medio de sus secuaces que con sus máxîmas y egemplo confunden la verdadera doctrina con la falsa. Ved, hermanos mios, por lo que yo intento, como verdadero siervo del Padre de familias, manifestaros hoy todo esto que en compendio os he propuesto. Motivos grandes de credibilidad que tenemos para creer, que nuestra fé y doctrina, que ella enseña, es cierta primera parte. Motivos porque esta fé no fructifica en muchos poniendo en duda su doctrina: segunda parte.

PRIMERA PARTE.

Nuestra sagrada Religion católica contiene en sí misterios, dogmas, preceptos, sacramenTOM. I

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tos, ceremonias, y aun consejos: contiene premios para los buenos, asi como castigos para los malos y transgresores. Todo esto nos ha propuesto para objeto de nuestra fé la Iglesia, que es la columna y fundamento de la verdad, segun S. Pablo; pero la Iglesia (asistida del Espíritu Santo, que no la desamparará hasta la consumacion de los siglos) no lo propone como cosa suya, sino como que todo ello se lo ha revelado Dios para que nos lo presente: es decir, pues, hermanos mios, que cuanto veneramos en esta religion, que por la misericordia de Dios hemos heredado de nuestros padres, es cierto é indudable por haberlo dicho el mismo Dios, quien siendo sabio y verdadero por esencia, no puede engañarse ni engañarnos. En esto consiste nuestra fé. Es verdad que esta nos propone cosas obscuras v. g. que todo un Dios se hizo hombre, que siendo uno en la esencia, es trino en las personas, que nació de una Virgen &c. Todo esto es obscuro, pero asi ha de ser siendo misterioso. Con sola la luz de la razon. no podemos penetrar lo que está fuera de los límites de ella, solo con la luz que del cielo nos envia el Señor por la. fé, podemos conocerlo como cierto, considerando, que mas podrá hacer Dios siendo omnipotente, que lo que podemos nosotros comprender siendo mortales é ignorantes. Si creemos cosas que no hemos visto solo porque lo dicen los hombres de juicio, ¿cuánto mayor, dice la Es

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