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bian de venir para arrebatarle y hacerle Rey, huyó solo otra vez al monte. Este es el Evan gelio.

El cuarto precepto, ó mandamiento de la ley de Dios, que dice: Honrarás padre y madre, impone tambien á los padres la obligacion de cuidar de sus hijos. Deben, pues, los padres á los hijos tres cosas, segun este precepto, dice el catecismo de la doctrina cristiana, darles de comer, educarlos en la ley del Señor, y darles egemplos de virtud. Obligacion que por desgracia se ve abandonada en gran parte en muchos de los cristianos. Jesucristo nuestro Redentor, á quien Dios por su infinito amor habia enviado al mundo para egemplar y mo◄ delo de todas las virtudes, dá hoy una ins truccion viva á todos los padres de familia del modo de cumplir con los deberes que les im→ pone la religion, respecto de aquellos hijos que el Señor ha puesto á su cuidado, y de los que han de dar cuenta rigurosa en el dia del juicio. El Salvador, pues, dió de comer á costa de un milagro á aquella multitud de hijos, que como á un benéfico padre le seguian: los instruyó con aquellas palabras de vida eterna que salieron de su boca, sin haber ellos abierto la suya en tres dias para pedir el alimento; tan embelesados estaban de su docrina: y les dió egemplo de virtud, huyendo de los aplausos mundanos, con que querian ensalzarlo, á vista de şu beneficencia, y paternal cuidado. Ved, pues,

mi intento en este dia. Haré ver en la primera' parte de mi plática la obligacion que tienen los padres respecto de sus hijos: y en la segunda, que lejos de cumplir con ella, egecutan por lo regular lo contrario á una buena educacion.

PRIMERA PARTE.

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Tres son, como hemos explicado, los oficios que deben los padres á los hijos, segun el catecismo: sustentarlos, doctrinarlos y darles egemplos de virtud. Sustentacion: cosa extraña es el manifestar á los padres la obligacion de sustentar á los hijos, cuando lo egecutan hasta las 'bestias mas brutas con los suyos, y la cierva, que apenas da á luz sus hijuelos, huye y los abandona, la abomina el profeta Jeremías: Deben, pues, los padres, bajo pena de pecado mortal, alimentar á sus hijos mientras ellos no pueden ganarlo, y darles empleo, destino, ú oficio con que en adelante puedan mantenerse, cuidando al mismo tiempo de sus bienes para que puedan heredarlos; porque no son los hijos, dice S. Pablo, los que deben atesorar á los padres, sino los padres á los hijos. Las madres están obligadas, segun doctores graves, bajo pecado mortal, á alimentar á sus pechos las producciones de su vientre, no habiendo motivo racional que las escuse. La naturaleza les está impeliendo á eso; porque sino, en vano les hubiera dado la léche para sustenTOM. I.

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tarlos. Egemplo tienen de esto en Sara

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que

crió

á sus pechos á Isaac, Rebeca á Jacob, y sobre todo la Reina de los cielos María santísima alimentó, como canta la Iglesia, á su dulcísimo hijo con leche de que la proveyó el cielo; pues no tenia motivo para que sus sagrados pechos se hubiesen llenado de otro modo. Los padres deben alimentar á sus hijos, aunque sean malos, porque no dejan de ser hijos, por, delincuentes que sean, y por consiguiente acreedores á que se les suministre lo necesario para que vivan.

Educacion: El concepto de verdadero padre, decia el filósofo Aristóteles, no lo grangea solo la generacion, sino una buena educacion y enseñanza. Los padres que se contentan con dar á luz sus hijos, éstos sí multiplicarán la gente, decia Isaías, pero no la alegría de su patria. La buena enseñanza da á esta sacerdotes piadosos que la santifiquen, magistrados zelosos que la juzguen, labradores infatigables que la sustenten, comerciantes justificados que la enriquezcan, y soldados impertérritos que la defiendan. Asi. hablaba S. Gerónimo. Entre los hebreos era práctica inconeusa, que los padres por sí mismos instruyesen á sus hijos. Asi vemos, que David llamaba á los suyos, y les decia: Venid, hijos, oidme, yos enseñaré el temor de Dios: Esto es venid, que yo os enseñaré las leyes del Señor, y el temor que le debeis tener, si sois de ellas

transgresores. Esta educacion debe empezar desde que son muy niños, enseñándoles á abrir los ojos á las cosas del cielo antes que puedan mirar á las del mundo. Asi se lee en la escritura, que los padres de Susana la enseñaron la ley de Moysés desde que era muy jóven.

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Segun la ley de Jesucristo debeis educar los vuestros. Debeis enseñarles el catecismo de la doctrina cristiana, donde aprendan el Credo que contiene aquellos misterios que es necesario creer para salvarse el Padre nuestro, y el Ave Ma ría, que explica lo que debemos pedir atendidas nuestras necesidades, los Mandamientos, donde está expreso cuanto debemos practicar: y los Sacramentos que nos justifican y dan la gracia, segun la disposicion con que los recibimos. Deben tambien instruirlos en la humildad, paciencia en los trabajos, y sobre todo, tener un corazon dócil y caritativo con sus prógimos indigentes. Mas ricos quedarán con esto despues de vuestros dias, que dejándoles grandes posesiones. La buena instruccion fueron las riquezas que dejó San Luis á su hijo Filipo, Santa Mónica á Agustin, la madre de los Macabeos á sus siete hijos, y especialmente Tobías al suyo. Oid lo que entre otras instrucciones le decia: Acuérdate, hijo mio, siempre · de tu Dios, y no consientas jamás en el pecado. Respeta á tu madre, acuérdate de cuantos dolores ha sufrido por ti..... Procura ser misericordioso, y da á los pobres á medida de tus

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haberes..... No seas impuro, y contentándote con tu muger propia, no vayas á buscar la agena.... El jornal del jornalero nunca duerma en tu casa..... No permitas que domine en tu corazon la soberbia, de donde todo el mal tuvo principio. Lo que no quieras para tí, no lo hagas á otro. Pide consejo á los sábios, y á Dios que dirija siempre tus acciones. Estas instrucciones de Tobías á su hijo (1) deben ser vuestra continua conversacion con vuestras familias. Esta educacion debe ir acompañada, si es necesario, con el castigo. Tienes hijos, dice el Espíritu Santo, pues castiga sus lomos, si son malos (2), aun cuando son niños. Ellos han de ser grandes, y el árbol que desde tierno no se endereza siempre queda torcido. Por no haber castigado David á Absalon sus primeros delitos, llegó á intentar dar á su padre la muerte.

Las madres, á quienes principalmente incumbe el cuidado de las hijas, deben enseñarles las labores propias de su sexô para que sean despues dignas de alabanza, como la muger fuerte de la escritura. Sobre todo, deben reproducirlas las promesas que hicieron en el bautismo de renunciar á satanás y todas sus pompas; deben inspirarles la honestidad, el retiro, y sobre todo apartarlas de la compañia y juegos de muchachos. El sexo femenidecia S. Gerónimo, esté siempre junto su sexô, la niña ha de ignorar, ó por (1) Cap. 4. (2) Ecclesiast. cap. 30.

no,

сом

mejor

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