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mavera de la eternidad, y entonces se conocerá que aunque muertos á los ojos de la carne, estaban vivos, y su vida, como dice S. Pablo, estaba escondida con Cristo en Dios.

Están triunfantes en este mundo los malos: va por lo regular siempre próspero el camino de los impíos, segun decia Jeremías. . Un pecador levanta casas, construye edificios, compra huertos y jardines; ¿pues qué es mérito el ser enemigos de Dios, para que éste los premie? ¿Favorece al delincuente llenándolo de felicida des? Ved como juzgamos los que ignoramos las rectas miras que tiene el Señor en esto mismo. Providencia oculta es para el fin que se ha propuesto. Se gloriarán los pecadores hasta que venga el Señor, dice el Apostol, á dar á cada uno la recompensa de sus obras. Por medios tan inhábiles á los ojos de los hombres hace brillar su poder, y sabiduría. De este modo infama Dios las felicidades de la tierra para que las detestemos, como estamos obligados (si hemos de conseguir el fin de nuestra creacion) dándolas á unas gentes despreciables. El medio mas oportuno para que una señora deje de usar de una moda, es el ver que la usa una muger infame; asi el Señor quiere despojar de nuestro corazon los falaces bienes del mundo, derramándolos sobre los que mas odibles son ante su divina presencia. Mas: saca Dios por este medio los frutos de su piedad con la liberalidad de sus dones: esto egecutó con Judas, di

ee S. Ambrosio, que para atraerlo á su amistad le hizo tesorero del corto caudal que poseía todo el Colegio Apostólico. Mas: lo hace para pagarles en esta vida algunas acciones buenas que practican, quitándoles la esperanza de las eternas recompensas. Asi decía Abraham á un condenado: hijo no hay para tí mas gloria. Acuerdate que si algo bueno has hecho, ya has recibido por premio los bienes temporalės que disfrutaste. Obra sapientísima es de la divina Providencia dar bienes á los pecadores.

Muere un justo, que con su conducta tiene édificado todo el pueblo, y queda la patria sin este modelo para su santificacion: ¿esto es recta Providencia del Señor? Si lo es, y grande para beneficio de unos, y pena y castigo

de otros. En este mundo todo está confuso: en una misma era está la zizaña y el trigo, en una misma red los peces buenos, y los malos. El peligro de subversion es mucho para una alma virtuosa, cuando está á la vista de las inicuas obras de los malos; por eso Dios, segun dice el Sabio, se da priesa para sacarla de en medio de las iniquidades, antes que la malicia mude su entendimiento, y las falacias del mundo engañen á su espíritu inmaculado. Arrebata tambien á los justos de esta vida, para beneficio de los mismos pecadores, que no aprovechándose del egemplo de virtud, que veian ent ellos, será menor su castigo cuantos menos fiscales tengan de su conducta, y menos avisos

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de Dios por el conducto de las oraciones de los buenos. Los arrebata tambien para castigo de los malos, á fin de que tengan menos abogados, é intercesores para el socorro de sus urgencias. Por eso cuando Faraon arrojó de su presencia á Moises mandándole que no volviera á ponerse á su vista, le respondió aquel caudillo, asi será como lo has dicho; pero será para tu ruina.

Pero aunque en la muerte de los justos resplandezca la divina Providencia, ¿cómo se verifica esta, cuándo concede larga vida á los pecadores, que son tan nocivos para todos? ¿Porqué viven los impíos, decía el santo Job? Porqué viven? S. Agustin responde á esta pregunta. O bien viven para que se corrijan, ó bien viven para egercicio de los virtuosos. Para ver si se enmiendan de sus pecados. Vé el Señor que á semejanza de aquellos obreros de la viña del Evangelio no trabajan en su salud eterna en las primeras horas, ó dias de su vida, y como es el Padre de las misericordias, espera ver si á la hora undécima, esto es, en su vejez, se vuelven á él con lágrimas de penitencia, y dan frutos de honor y santidad. Viven tambien para egercitar con sus malos egemplos, y persecuciones las virtudes de los justos. Si los hermanos de José hubieran muerto, como parece merecian sus delitos, ni él hubiera tenido tanto mérito en los trabajos que le ocasionaron, ni hubiera con su paciencia adquirido el premio con

que Dios recompensó la conformidad, y resig nacion en sus tribulaciones. Oigamos las palabras que les dijo cuando los vió postrados á sus plantas en Egipto. & Por ventura ninguno de vosotros podrá contradecir la voluntad de Dios? Vosotros maquinasteis mi destruccion; mas la providencia del Todo-poderoso gobernó hácia mi honra el desdoro de vuestra intencion, todo dirigido á la exâltacion en que me queria su decreto, y á la utilidad de muchas gentes. No está el pecador de mas en el mundo, puede ser útil su desorden para remedio de otros. Asi como los malos, dice S. Agustin, usan inicuamente de las obras buenas de Dios para sus fines torcidos, asi el Señor usa de las obras perversas de los malos para los altos fines de su providencia. Siempre se dirige esta al bien universal, aunque á veces por medios que nos parecen infructuosos: esto era lo primero.

SEGUNDA PARTE.

La consideracion de lo que hemos explicado, ¿qué efecto debe causar en nuestras almas? ¡Ha! Nosotros miserables, para conocer los fines á que se dirigen las obras del Señor, nunca debemos juzgar por desproporcionados los medios de que usa su Providencia divina, aunque nos sean dolorosos y funestos, esperando siempre el bien de lo que nos parece que es malo: humillarnos en la presencia de Dios, acallar

nuestro resentimiento, y someternos con gusto á cuanto su divina voluntad ordena. Uno de los motivos porque se formará el juicio universal, dice mi Angel Maestro, es para hacer ostension de las justas operaciones de Dios, en las que sin que lo conozcamos providencia siempre nuestras dichas. Ahora todo está obscuro á nuestra vista, todo oculto, todo es como un enigma, decia S. Pablo; pero vendrá el juicio, saldrá en él el sol de justicia, lo iluminará todo, y entonces se descubrirán sus providencias acertadas. Pues si asi es, hermanos mios, cuando veais ciertos acontecimientos, que os contristan, no hay que decir, (asi habla el Eclesiástico (1), ¿para qué es esto? ¿para qué esto otro? Todo se descubrirá á su tiempo. Esto le decia á Pedro su divino Maestro, cuando reusaba que le lavase los pies en el cenáculo, pareciéndole á aquel discípulo que era una accion degradante al Saldor el lavarle los pies con aquellas manos que construyeron los cielos: Lo que yo hago, le dijo, no lo alcanzas ahora, lo sabrás despues. ¿Quién no tendria por loco y temerario á un ciego, que juzgase imperfecciones de una pared los agugeros de las ventanas, porque á él no le parecian necesarias? Símbolo es este de S. Agustin. ¿Quién, prosigue el mismo, se atreveria á vituperar los diferentes instrumentos de un taller de carpintero, ó herrero, y los golpes que en él dan á la madera, ó al yerro por ignorar el (1) Cap. 39.

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