JACINTO ODDONE Diputado Nacional Las Comunidades Religiosas En la Conquista del Río de la Plata y Fundación de Buenos Aires En la Constitución Nacional Prólogo del Diputado Nacional Dr. ANTONIO DE TOMASO BUENOS AIRES TALLERES GRAFICOS ARAUJO HNOS. RIVADAVIA 1731 1926 Э HANDMAN COLL PALABRAS PROLOGALES El diputado Oddone traza en estas páginas, con método cronológico y acopio de documentación histórica, el cuadro del establecimiento, arraigo, crisis y resurgimiento actual de las órdenes o comunidades religiosas en el pedazo de suelo americano que constituye la República Argentina. Con conocimiento de las fuentes, que llama la atención en un hombre no habituado, por razones de profesión o especialización de estudios, a esta clase de trabajos, ha hecho la compulsa de todo el material interesante sobre la materia que han acumulado los hisicriógrafos o cronistas y hasta ha descubierto algunas piezas importantes en los Archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Y con esos elementos ha escrito este libro, cuya simple lectura da a cualquiera tan completo es la sensación profunda de la trascendencia política y social del problema público al cual se refiere. Los constituyentes argentinos, cuya mayoría era católica por origen y educación, y el legislador mismo que con posterioridad dictó las leyes fundamentales del país, como el código civil, tuvieron la preocupación del problema de las órdenes y comunidades religiosas, cuyo desarrollo y extensión en Europa, y en la propia España, había sido siempre causa de perturbaciones para el Estado. En diversas épocas llegaron a adquirir una influencia política grande y un poder económico colosal, por las enormes extensiones de tierra que les fueron adjudicadas al fundarse, en nombre o con el pretexto de algunos servicios de beneficencia que prestaban, y las que les dejaban, al amparo de la legislación civil existente, las beatas linajudas y los ricos y reaccionarios señores que querían morir en olor de santidad, Ese poder económico las convirtió, llegado el caso, en rival de los propios monarcas católicos, con pretensiones de dirigir a su antojo la vida del Estado. Y así fué como éstos, que solicitaban la bendición del Papado al ceñirse la corona, se irguieron para deshacerlas, reglamentarlas o amor E.J.K. |