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maron tambien tres de los cordones que sostenian la cuna, habiéndose asido segun se cuenta, el niño de once meses, del cuarto, que quedó ileso, lo que le impidió caer.

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Concluida la primera enseñanza, estudió gramática latina en el seminario conciliar de su patria, pero no llevó adelante la carrera de las letras, habiéndose dedicado al ejercicio del campo, administrando á los quince años de edad, una hacienda de su padre, y tomó la charretera de alférez en el regimiento de infantería provincial de Valladolid, cuyo coronel era el conde de Casa-Rul. En 1805, contrajo matrimonio con D. Ana María Huarte, de una familia de la misma ciudad de Valladolid, tan distinguida como la suya, y poco tiempo despues tuvo que marchar con su regimiento á Jalapa, al acantonamiento y ejercicios militares que hizo en las inmediaciones de aquella villa el virey Iturrigaray. Cuando se verificó la prision de éste, Iturbide se hallaba en Méjico, siguiendo en la audiencia. un pleito sobre la compra que habia hecho de la hacienda de Apeo en las cercanías de Maravatio, y entonces por la primera vez apareció su nombre en los papeles públicos, entre los oficiales que ofrecieron sus servicios al nuevo gobierno. A su vuelta á Valladolid, contribuyó como

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3 Todas estas noticias están tomadas de los Apuntes formados por el Sr. D. Juan Gomez de Navarrete, ministro *que fué de la corte suprema de justicia, íntimo amigo de Iturbide, que me han sido comunicados por el Sr. D. José Ramon Malo, sobrino del mismo Iturbide. 4 Véase tomo 1 fol. 259. Navarrete, en los Apuntes citados asienta, que aunque Iturbide habia desaprobado altamente la prision de Iturrigaray, se vió obligado á presentarse al nuevo gobier39, por haberlo hecho los demas milita

res.

Su permanencia en Méjico, con motivo del pleito citado en el texto, fué la ocasion de que yo lo conociese y tratase muy de cerca. Estaba alojado con su abogado Navarrete en casa de mi hermano el Dr. Arechederreta, de quien habia sido condiscípulo en el seminario de Valladolid, y habiendo venido á Méjico por este tiempo mi familia, comia todos los dias con mi hermano y Navarrete en casa de mi madre, á la que llamaba Mamita. Esta amistad se entibió mucho por los sucesos posteriores.

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hemos dicho, á impedir la conspiracion tramada en 1809 5 en aquella ciudad, en la que se hallaba, con el empleo de teniente de su regimiento, cuando se acercó á ella Hidalgo, y entonces salió con un puñado de soldados que quisieron seguirlo, y puso en salvo á su padre y á otros europeos que lo acompañaron, á quienes persuadió del peligro que corrian. ©

que en

Hidalgo, para atraerlo á su partido, le ofreció la faja de teniente general, que rehusó, así como tambien las propuestas que él mismo le hizo, de cximir del saqueo y confiscacion sus fincas de campo y las de su padre, con solo la condicion de separarse de las banderas del rey y permanecer neutral. 7 "Considerando criminal al tiempo de convulsiones políticas, se conserva apático espectador de los males que aflijen á la sociedad sin tomar parte en ellos, se decidió á seguir la campaña para servir á los mejicanos, al rey de España y á los españoles," y habiendo recibido órden del virey para retirarse de San Felipe del Obraje, en donde se habia detenido con 54 hombres, resuelto á perecer, hallándose muy cerca Hidalgo con 90.000, fué á unirse á Trujillo (e) en Ixtlahuaca, é hizo sus primeras armas en la memorable accion del Monte de las Cruces, en la que se condujo en el desempeño de las mas peligrosas comisiones, con la serenidad y bizarría del mas aguerrido veterano. Obtuvo por premio una compañía en el batallon provincial de Tula, recien

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5 Véase tomo 1 fol. 317.

6 Id. fol. 463.

Véase el manifiesto escrito por Iturbide, publicado despues de su muerte, en Méjico en 1827, con el título: "Breve diseño crítico de la emancipa

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temente levantado, y con ella pasó á servir en el Sur á las órdenes del comandante de Tasco García Rio, obligándole á retirarse á Méjico las enfermedades que contrajo, por cuyo accidente se libró de perecer con aquel jefe á manos de Morelos. Destinado en seguida á la provincia de Michoacan, y nombrado segundo de García Conde (e) en la de Guanajuato, se señaló en todas las ocasiones de empeño que ocurrieron, y ganando cada grado por alguna aceion brillante, llegó en pocos años á ser coronel del regimiento de infantería provincial de Celaya y comandante general del ejército del Norte. Severo en demasia con los insurgentes, deslució sus triunfos con mil actos de crueldad y con la ansia de enriquecer por todo género de medios, lo que le atrajo una acusacion que contra él hicieron varias casas de las principales de Querétaro y Guanajuato, por cuyo motivo fué suspendido del mando, y llamado á Méjico à contestar á los cargos que se le hacian. Entónces fué cuando contrajo relaciones con el Dr. Monteagudo, y se dijo que habia entrado á ejercicios, á fin de obtener su recomendacion para el oidor Bataller, de quien como auditor, dependia el despacho de su causa.

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Terminóse esta con la declaracion de que continuaba en el mando del ejército del Norte, pero no volvió á él, permaneciendo en Méjico sin ninguno, habiéndosele dado en arrendamiento por el gobierno la hacienda llamada de la Compañía en las inmediaciones de Chalco, que perteneció á los jesuitas, sin haberse vendido con las temporalidades de éstos, por estar destinada al fomento

9 Véase tomo 2 fol. 387.

30 Pueden verse en los tomos 2

3 y 4 los diversos lugares en que se
habla de Iturbide.

1820 Noviembre.

.820 Noviembre.

de las misiones de Californias.

que

Esta finca ha servido desde entonces para favorecer á los el gobierno ha querido tener contentos, hasta que acabó en estos últimos años por darse en pago de contratos celebrados con el mismo gobierno. Iturbide, en la flor de la edad, de aventajada presencia, modales cultos y agradables, hablar grato é insinuante, bien recibido en la sociedad, se entregó sin templanza á las disipaciones de la capital, que acabaron por causar graves disensiones en el interior de su familia, y le dieron ocasion de ejercer su carácter imperioso, exigiendo, como se refiere de Federico el Grande, recibo de los azotes que se supuso haber dado á un individuo que lo habia ofendido de palabra. En tales pasatiempos, menoscabó en gran manera el caudal que habia formado con sus comercios en el Bajío, hallándose en muy triste estado de fortuna, cuando el restablecimiento de la -constitucion y las consecuencias que produjo, vinieron á abrir un nuevo campo á su ambicion de gloria, honores y riqueza.

Aunque Iturbide hacia con tanto encarnizamiento la guerra á los insurgentes, no por esto era ménos inclinado á la independencia, como casi todos los americanos. El dia del ataque de Cóporo, sentado al abrigo de una peña con el general Filisola (e), entónces capitan de granaderos del Fijo de Méjico, mientras se reunia la tropa que habia asaltado con tanta valentia los parapetos enemigos, lamentaba tan inútil derramamiento de sangre, llamando la atencion de Filisola á la facilidad con que la independencia se lograria, poniéndose de acuerdo con los insurgentes las tropas mejicanas que militaban bajo las banderas

reales; pero considerando el completo desórden de los primeros y el sistema atroz que se habian propuesto, concluyó diciendo, que era menester acabar con ellos ántes de pensar en poner en planta ningun plan regular: Filisola se manifestó conforme con las opiniones de Iturbide, y éste le dijo: "quizá llegará el dia en que le recuerde á V. esta conversacion, y cuento con V. para lo que se ofrezca," lo que Filisola le prometió. En el mismo concepto habló repetidas veces en Méjico con el Lic. D. Manuel Bermudez Zozaya, á quien trataba con intimidad, por ser su abogado en algunos de sus negocios personales, no habiendo contribuido poco las conversaciones que con él mismo tuvo, para decidirlo á trabajar por la independencia de su patria luego que se presentase una ocasion oportuna.

Diósela la propuesta que le hicieron Monteagudo y los que con él intentaban impedir el restablecimiento de la constitucion para cooperar á estas miras, y por medio de los mismos tuvo una conferencia con el virey Apodaca, quien con las mas doloridas expresiones, á la vista de un retrato del rey, le expuso la opresion que este sufria, y la violencia con que se le habia arrancado el juramento que se pretendia haber prestado con libertad. Iturbide ofreció sus servicios, pero conociendo muy bien

que

la causa que iba á defender no podia sostenerse, solo trataba de asegurarse de un mando, y de dar el primer impulso á una revolucion, que podria despues dirijir segun sus intentos. 12 Sin embargo, todo este plan quedó

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El mismo Filisola me lo refirió. Este general cra italiano y habia comenzado á servir en España.

12 Todo esto me lo ha comunicado al Sr Zozaya, y él mismo lo publicó en

el discurso que hizo en la Alameda de
Méjico el 27 de Octubre de 1841, para
eclebrar la funcion del 27 de Septiem-
bre, que se imprimió en la oficina de
Cumplido..

1820 Noviembre:

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