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época. Quebrantando ese mismo decreto en favor de los hijos de su scgunda esposa, doña Leonor de Castilla, por complacer á una madre exigente, dió una prueba de su debilidad, disgustó y se enagenó los pueblos, y derramó la semilla de largas discordias. Los reyes, hemos dicho antes no pueden tener pasiones privadas: los reyes, añadimos ahora, pertenecen á sus pueblos antes que á su familia. Alfonso IV. repartiendo las ciudades de Valencia entre los hijos de un segundo matrimonio, pudo obrar como padre amoroso y como esposo condescendiente: pero desmembrando los dominios de la corona é infringiendo su propio decreto, faltó á sus deberes como monarca y ofendió al pueblo; y el pueblo aragonés era demasiado libre, demasiado altivo, y demasiado ilustrado yá para consentir en que asi se holláran leyes recientes, hechas en provecho y conveniencia del reino. Los valencianos, á quienes mas directamente aquella desmembracion perjudicaba, no menos celosos de sus privilegios que los aragoneses, se sublevan contra su soberano, y el infante don Pedro, hijo del primer matrimonio y heredero legitimo de la corona, concibe un odio mortal contra su madrastra, causa y móvil de las ilegales é injustifica las preferencias de su padre. De este modo la indiscreta y apasionada predileccion de un rey produce una guerra civil y una guerra doméstica; da ocasion á que se insurreccione el pueblo, mal que lamentarémos siempre, y lleva la discordia al seno de la familia real, mal de por sí harto deplorable. A la prudencia de los soberanos toca evitar estos males y prevenirlos. Lo peor era que la razon y la justicia estaban esta vez de parte del pueblo perjudicado y del infante ofendido.

Jamás se oyó lenguage mas rudo, mas enérgico, mas atrevido de boca de un hombre del pueblo hablando á su soberano, que el que usó Guillen de Vinatea cuando fué á exponer al monarca á la faz de toda la córte que el pueblo valenciano estaba resuelto á no consentir tales donaciones hechas en detrimento de la fuerza y de la integridad del reino. La protesta de que antes se dejarian todos segar las gargantas que acceder á que un rey de Aragon desmembrára y debilitára asi la monarquía, era ya un rasgo de enérgica y ruda independencia dificilmente tolerable por un monarca de parte de un súbdito: pero la amenaza de que si algun oficial de palacio se propasaba á atacar ú ofender á alguno de la confederacion popular estuviera cierto de que caerian rodando las cabezas de todos los de la córte, sin perdonar ó esceptuar sino al rey, la reina y los infantes, fué en verdad el colmo de la audacia. Desdichados los príncipes á quienes sus debilidades ponen en el caso y trance de sufrir tales desacatos. El rey se intimidó y las donaciones fueron por entonces revocadas á pesar de la oposicion varo

nil de la reina y de las conminaciones con la venganza de su hermano el rey de Castilla.

Lo que de estos hechos se deduce y hace mas á nuestro propósito es la tendencia á la unidad política y nacional que desde los principios del siglo XIV. se observa asi en Castilla como en Aragon. Las leyes hechas en córtes por los monarcas castellanos prohibiendo la enagenacion de los pueblos de realengo, poniendo coto al engrandecimiento de los señoríos y á la acumulacion de bienes en manos muertas: la prohibicion de repartir y fraccionar los dominios de la corona, consignada ya en la legislacion de Castil'a hecha por un monarca y mandada observar por otro: la privacion de dar en feudo las villas y lugares del reino á que se obligó un monarca aragonés: la sublevacion que produjo en el pueblo la imprudente infraccion de aquel estatuto, aun habiendo querido legitimarla con la dispensa y autorizacion de la Santa Sede, y la revocacion de las.donaciones á que aquel príncipe se vió forzado, todo revela que el instinto, y las ideas, y el espíritu público, asi en Aragon como en Castilla, se manifestaba y pronunciaba ya en el siglo XIV. en favor de la unidad nacional, de la centralizacion del poder, y de la integridad de cada monarquía. Este era ya un gran adelanto en la organizacion social de los estados; y bajo este aspecto, reinados ó escasos ó estériles en conquistas y en hechos ruidosos, son de gran importancia é interés en el órden político.

Las querellas que la predileccion apasionada y las donaciones imprudentes de Alfonso IV. de Aragon á los hijos de su segunda muger provocaron entre la reina y el infante don Pedro, dieron lugar y ocasion á que se descubriera el carácter enérgico y sagaz, la ambicion precoz, la inflexible firmeza, la indole artera y doble de aquel príncipe, que tan luego como empuñára el cetro habia de eclipsar y oscurecer los nombres y los reinados de sus predecesores.

CAPITULO XIV.

PEDRO IV. (el Ceremonioso) EN ARAGON.

De 1335 á 1397.

Cuestion entre catalanes y aragoneses sobre el punto en que habia de ser coronado.-Es jurado en Zaragoza.-Enojo de los catalanes.-Odio profundo del rey á doña Leonor de Castilla, su madrastra, y á los infantes don Fernando y don Juan, sus hermanos: persecucion que les mueve: guerra civil: parte que toma el de Castilla en este negocio: mediacion para la paz: juicio y sentencia de árbitros.-Conducta del aragonés en las espediciones de Algeciras y Gibraltar.-Casa con la infanta doña María de Navarra: estrañas condiciones de este enlace.-Ruidoso proceso que movió contra su cuñado don Jaime II. de Mallorca.-Artificiosa conducta de don Pedro para arruinar al mallorquin.-Mañosas negociaciones con el de Francia y con el de Mallorca: grave acusacion que hace á éste: malicia de don Pedro, y falta de discrecion de don Jaime.-Sentencia de privacion del reino contra el de Mallorca.-Apodérase el aragonés de esta isla.-Despójale del Rosellon y la Cerdaña.-Ultimos esfuerzos y desgraciada muerte de don Jaime : el reino de Mallorca queda incorporado á la corona de Aragon.-Proceso contra su hermano don Jaime: prívale de la gobernacion general y de la sucesion al trono. -Levantamiento en Valencia y Aragon en favor del infante.-Proclámase otra vez la Union.-Guerra civil en Aragon y Valencia, la mas sangrienta de todas.-Apuros, conflictos y situaciones críticas y humillantes en que se vió el rey.-Célebres cortes de Zaragoza: jura el Privilegio de la Union.-Astuta, pero poco noble politica de don Pedro.-Muere el infante don Jaime, con sospechas de haber sido envenenado por su hermano.-Disidencias entre los de la Union partido realista.-Enciéndese mas la guerra: combates.-Cautiverio del rey en Valencia: cómo salió de él.-Ejércitos unionistas y realistas: angustiosa y lamentable situacion del reino.-Memorable batalla de Epila, en que quedó definitivamente derrotada la bandera de la Union.-Cortes de Zaragoza: rasga el rey en ellas elPrivilegio de la Union con su puñal: llámanle don Pedro el del Puñal.-Confirma las antiguas libertades del reino.-Indulto general: horribles suplicios parciales.-Resistencia de los valencianos.-Acábase tambien con la Union en Valencia: perdon y castigos.-Matrimonios del rey.-Asuntos de Cerdeña y de Sicilia.-Revoluciones y guerras en aquellas islas: combates navales: alianzas, paces, rompimientos, tratados.-Célebre batalla naval entre catalanes, genoveses, venecianos y griegos en las aguas de Constantinopla.—Sa~ crificios que costaba á Aragon la precaria posesion de Cerdeña.-Grandes novedades en TOMO IV. 3

Sicilia: aflictiva situacion de aquel reino.-Intervencion del monarca aragonés: envío do armadas: enlaces de príncipes.-Reclama para sí el de Aragon la corona de Sicilia y con qué derecho.-Oposicion del papa: insistencia del aragonés: cede el trono de Sicilia á su hijo don Martin, y con qué condiciones.-Cuarto y último matrimonio del rey don Pedro: discordias que trajo al seno de la familia real.-Persiguen el rey y la reina á los infantes don Juan y don Martin.-Amarguras y sinsabores que acibararon los últimos momentos del monarca: fuga de la reina: situacion notable.-Muerte de don Pedro IV.-Por qué es llamado el Ceremonioso.

«Fué la condicion del rey don Pedro (dice el juicioso Gerónimo de Zu<rita hablando de este monarca), y su naturaleza tan perversa y inclinada á mal, que en ninguna cosa se señaló tanto, ni puso mayor fuerza, como en perseguir su propia sangre. El comienzo de su reinado tuvo principio en adesheredar á los infantes don Fernando y don Juan, sus hermanos, y á la reina doña Leonor, su madre, por una causa ni muy legitima ni tampoco hoenesta, y procuró cuanto pudo destruirlos: y cuando aquello no se pudo «acabar por irle á la mano el rey de Castilla, que tomó á su cargo la defensa de la reina su hermana, y de sus sobrinos, y de sus estados, revolvió de tal manera contra el rey de Mallorca, que no paró, con serle tan deudo y su «cuñado, hasta que aquel príncipe se perdió; y él incorporó el reino de Maallorca, y los condados de Rosellon y Cerdaña en su corona. Apenas avia cacabado de echar de Rosellon el rey de Mallorca, y ya trataba como puediese volver á su antigua contienda de deshacer las donaciones que el rey <su padre hizo á sus hermanos: y porque era peligroso negocio intentar lo «comenzado contra los infantes don Fernando y don Juan, y era romper de «nuevo guerra con el rey de Castilla, determinó de haberlas con el infante don «Jaime, su hermano, y contra él se indignó, cuanto yo conjeturo por particudar odio que contra él concibió, sospechando que se inclinaba á favorecer al rey de Mallorca: porque es cierto que ninguno creyó, ni aun de los que «eran sus enemigos, que el rey usára de tanto rigor en desheredarle de su patrimonio tan inhumanamente; y finalmente, muertos sus hermanos, el uno con veneno y los otros á cuchillo, cuando se vió libre de otras guerras <en lo postrero de su reinado, entendió en perseguir al conde de Urgel, su sobrino, al conde de Ampurias, su primo: y acabó la vida persiguiendo y «procurando la muerte de su propio hijo, que era el primogénito (1).D

Asi compendia el cronista aragonés algunos de los principales hechos que caracterizan mas la indole y carácter de don Pedro IV. de Aragon, uno de los

(1) Zurita, Anal. de Arag. libro VIII., cap. 5.

mas célebres monarcas de este reino. Nosotros daremos cuenta del órden con que se fueron desarrollando los importantes sucesos de un reinado, que puede contarse en el número de aquellos en que se decide y fija casi definitivamente la suerte y el destino de una monarquía.

Empeñábanse los condes y barones catalanes, y entre ellos los infantes don Pedro y don Ramon Berenguer, tios del principe heredero, en que antes de coronarse en Aragon habia de ir personalmente à Barcelona á jurar los Usages de Cataluña, pretendiendo ser esta la costumbre observada por sus antecesores. Noticiosos de ello los ricos-hombres aragoneses, y entre ellos el infante don Jaime, hermano del príncipe, requirléronle para que ante todo jurase en córtes los fueros de Aragon, asi como el estatuto del rey don Jaime su abuelo, sobre la union de los reinos de Aragon y Valencia y condado de Barcelona. Movióse sobre esto gran contienda: don Pedro se decidió en favor de los aragoneses, y en su virtud, jurados los fueros y privilegios del reino en Zaragoza, se celebró con gran pompa la fiesta de su coronacion, que fué además solemnizada con un suntuoso banquete en la Aljafería, á que asistieron hasta diez mil convidados. Notóse, no obstante, en esta fastuosa ceremonia la falta de los infantes, prelados y barones catalanes, que no quisieron concurrir, y se retiraron sentidos de la preferencia dada á los de Aragon. Asi, cuando el nuevo monarca procedió á pro veer los oficios de Cataluña, sus provisiones no fueron al pronto obedecidas en algunos pueblos. Suscitóse luego igual disputa entre valencianos y catalanes sobre la misma pretension de preferencia. El rey atendió primero á los de Cataluña; mas como para jurarles y confirmarles sus usages y privilegios convocase córtes para Lérida en lugar de Barcelona, cabeza del condado y donde se habian verificado siempre, tuviéronse de nuevo por ofendidos los catalanes, y comenzó el rey á ser generalmente malquisto y odiado de ellos. Seguidamente pasó á Valencia, no tanto en verdad por el afan de confirmar los fueros de este reino, como por atender y proceder contra los partidarios de su madrastra doña Leonor, asunto que tanto le habia preocupado siendo principe, y para prevenir un rompimiento con Alfonso XI. de Castilla, que estaba dispuesto á sostener con las armas los derechos de su hermana. A este efecto procuró tambien don Pedro de Aragon confirmar con el rey Yussuf de Granada una tregua de cinco años.

La aversion que siendo príncipe habia mostrado siempre hacia la segunda csposa de su padre prosiguió y aun creció siendo rey, y la cuestion de las donaciones de Alfonso IV. á doña Leonor y á sus dos hijos los infantes don Fernando y don Juan continuó siendo causa de sérias negociaciones y graves disturbios. Diversas veces le requirió el rey Alfonso XI. de Castilla y le envió diferentes embajadas, para que respetando el testamento de su padre con

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