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Quesada (JUAN FRANCISCO DE): pintor desconocido de Cean Bermudez. Nació en Córdoba en 1632, y se cree que fué discípulo de alguno de los que lo fueron de Céspedes. Informó en 1677 en el expediente de canonizacion de San Alvaro, á lo que debemos las escasas noticias que nos quedan de él. Sus obras conocidas son, á más de veinte tablas que estaban en la bóveda de la incendiada iglesia de San Juan de Dios, y que se perdieron en aquella catástrofe, una Santa Elena de hermosa manera, buen dibujo y arrogante composicion, que está en el retablo de la capilla de esta santa, en la Catedral, sirviondo la capilla en la actualidad de sacristía del Sagrario, y tres cuadros grandes en la capilla llamada del Jubileo en la iglesia de San Francisco, hoy parroquia de la Ajerquia.

(Ramirez de Arellano, don Teodomiro).

R

Ramos (DON ANTONIO): arquitecto. En 1683, por encargo del corregidor don Francisco Ronquillo y Briceño, hizo los planos para la actual plaza de la Corredera de Córdoba, caya obra dirigió en union de los maestros de la ciudad, Antonio Garcia y Francisco Beltran.

Ramirez de Arellano, don Teodomiro).

Repiso (DON MANUEL): platero cordobés, discípulo de don José de Góngora, en cuyo taller estuvo los seis años que marcan las ordenanzas de la congregacion de San Eloy de plateros de Córdoba, é hizo un sol de Custodia que le sir vió como prueba de su suficiencia en el exámen que sufrió el dia 3 de Mayo de 1768.

(Archivo del Colegio de plateros).

Reyes (BALTASAR DE LOS): arquitecto. Vivió en Córdoba de donde acaso sería natural, y dejó como única obra conocida, la iglesia del convento de San Pedro Alcántara, que no hizo con modelos propios sino por las trazas de Luis de Rojas, arquitecto de la ciudad. La primera piedra de esta obra fué puesta por el canónigo don Gabriel Duarte el 9 de Marzo de 1690, y se acabó la iglesia el 14 de Noviembre de 1696. El costo de toda ella, incluso los mármoles para el retablo, fué de 31.000 ducados.

(Ramirez de Arellano, don Teodomiro).

Reyes (GERÓNIMO DE LOS): grabador. En 1748, don Juan

Galindo y Morales, hermano mayor de la congregacion de San Eloy, le pagó doce reales por la lámina que abrió á buril de las armas de la ciudad para las ordenanzas de la congregacion que se estaban imprimiendo.

(Archivo del Colegio de plateros).

Rios (DON DEMETRIO DE LOS): arquitecto. Nació en Baena en el primer tercio del siglo actual, y fué hijo del escultor don José y de doña Cármen Serrano. Dirigió las obras de las catedrales de Sevilla y Leon, y murió en Sevilla en 1891.

Rios y Serrano (DON JOSÉ DE LOS): escultor. Nació en Baena el año 1792 en donde recibió su primera educacion que abandonó jóven, por alistarse de voluntario al servicio de las armas y combatir á los enemigos de la patria en la famosa guerra de la Independencia. En este concepto asistió å varios hechos de armas, entre ellos la batalla de Bailen, en donde recibió, digámoslo así, su bautismo para otras luchas más azarosas en que tuvo que intervenir más tarde. Vuelto al hogar paterno reanudó sus estudios en las clases que la Sociedad Económica de Amigos del Pais de Baena, tenia establecidas, y estudió matemáticas y dibujo, distinguiéndose siempre con honrosas calificaciones de sus profesores, y sobresaliendo en la escultura á la que desde luego mostró decidida aficion.

Muy jóven aún contrajo matrimonio en su patria con su paisana la bella y virtuosa doña Cármen Serrano y Padilla, de la que le nacieron siete hijos, todos naturales de Baena, y de los que han llegado á figurar tres, ó sean don Diego Manuel, doctor, académico y catedrático del Instituto de se gunda enseñanza de Granada. Don José Amador, notabilisimo escritor de quien en su día nos ocuparemos extensamenTOMO CVII. 15

te, y don Demetrio, como sus hermanos, catedrático, académico y ademas arquitecto que en estos momentos dirige las obras de la magnifica catedral de Leon, y á cuya galantería debemos muchos de estos datos biográficos.

En este periodo de su vida hizo muchas obras notables y entre ellas la estátua de la beata Juana de Aza, que se venera en Hinojosa. Tambien entonces figuró en política en el partido liberal llamado negro, por lo que fué perseguido hasta el extremo de que diariamente se le apedreara la casa, y de que un dia en el año 1828 le incendiaran su vivienda y lo arcabucearan hiriéndolo gravemente. Una de las balas se le implantó en el brazo derecho, sin que fuera posible la extraccion; pero cicatrizando la herida y quedando el plomo dentro hasta que la muerte destruyó los testigos que lo guardaban.

Huyendo de esta persecucion incesante, en el referido año 28 se trasladó á Córdoba con su familia, donde creyó encontrar reposo y trabajo; pero la fatalidad perseguía á nuestro artista, y lejos de hallar paz y sosiego, dió con su cuerpo en una prision, y sólo le aprovechó su estancia en Córdoba para que sus referidos tres hijos cursaran la filosofía en el colegio de San Pelaglo, hoy seminario conciliar.

Ignoramos cómo salió de la cárcel. Sólo sabemos que fugitivo siempre se trasladó á Madrid, y allí halló acogida en Fernando VII, que le dió trabajo en los sitios reales y le distinguió personalmente, gustando de hablar con él cuando alguna vez visitaba las obras en que Rios se ocupaba. En Madrid trató nuestro escultor de perfeccionar sus conocimientos artísticos, trabajando de dia en los talleres de don Francisco Elias y don José Tomás, y de noche asistiendo á las cátedras de la Academia de San Fernando, y dejó recuerdos suyos en muchos frontones y banquillos de edificios y funciones nacionales, y en las esculturillas del plano de

Madrid. Tambien ayudó á la restauracion de las fuentes de la Granja, y á la escultura de la bonita fuente que estuvo en la Red de San Luis, y que hace pocos años ha sido trasladada á otro sitio.

Mientras esto ocurría había estallado la guerra civil; sus hijos acudieron á los campos de batalla, y él no teniendo trabajo, tuvo que aceptar un destino en Sevilla, donde duró muy poco. Entonces pensó en emprender la carrera de ayudante de caminos, y poniendo por obra su idea, despues de exámenes bastante rigorosos obtuvo plaza que desempeñó en Andújar, Vinaroz, Castellon y Madrid, en donde fué director de los talleres de la Escuela especial de Ingenieros de caminos, canales y puertos.

Al suprimirse estos talleres, no creyéndose por sus muchos años en condiciones de continuar la carrera de obras públicas, volvió á ser escultor en absoluto, por más que nunca habia abandonado por completo la predilecta arte de la que habia dado muestras en Castellon y Madrid, esculpiendo Cristos, género á que era muy dado. Entonces pensó en hacer oposiciones á una cátedra en que ya sus tres hijos figuraban, y efectivamente, á los 62 años de su edad ganó la de escultura de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid, no tomando posesion de ella, porque víctima de cruel enfermedad, y cuando se preparaba para ir á Valladolid, se lo atajó la muerte en 1855, mientras estaba ocupado en esculpir el niño de un San Antonio que dedicaba como recuerdo de su amistad, al ministro don Antonio Benavides, á la sazon director de la Real Academia de la Historia.

Don José de los Rios, que nunca pasó de ser un escultor mediano, pudo llegar á ser una notabilidad; pero ni en Baena ni en Córdoba tuvo maestros notables ni grandes mode. los que imitar, y aun en Madrid mismo los escultores que entonces figuraban y fueron sus maestros, no estaban á esa

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