Biblioteca selecta de literatura española, o, Modelos de elocuencia y poesia, tomados de los escritores mas célebres por P. Mendibil y M. Silvela, Volumen4

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Pablo de Mendíbil
1819

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Página 119 - ... lejos! Ni estoy bien ni mal conmigo, mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo un ignorante soberbio.
Página 120 - El dirá que yo lo soy, pero con falso argumento: que humildad y necedad no caben en un sujeto. La diferencia conozco porque en él y en mí contemplo su locura en su arrogancia, mi humildad en mi desprecio. O sabe naturaleza más que supo, en este tiempo, o tantos que nacen sabios es porque lo dicen ellos. •Sólo sé que no sé nada», dijo un filósofo, haciendo la cuenta con su humildad, adonde lo más es menos.
Página 293 - ¿Qué? ¿Podencos dices? Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos, bien vistos los tengo. » — Son podencos: vaya, que no entiendes de eso. —Son galgos te digo. —Digo que podencos.
Página 317 - El ánimo plebeyo y abatido Elija, en sus intentos temeroso, Primero estar suspenso que caído; Que el corazón entero y generoso Al caso adverso inclinará la frente Antes que la rodilla al poderoso.
Página 122 - Sin libros y sin papeles, sin tratos, cuentas ni cuentos, cuando quieren escribir piden prestado el tintero. Sin ser pobres ni ser ricos tienen chimenea y huerto; no los despiertan cuidados, ni pretensiones, ni pleitos; ni murmuraron del grande ni ofendieron al pequeño; nunca, como yo, firmaron parabién ni pascuas dieron. Con esta envidia que digo y lo que paso en silencio, a mis soledades voy, de mis soledades vengo. ¡Pobre barquilla mía entre peñascos rota, sin velas desvelada y entre las...
Página 321 - Dios que imite estos varones que moran nuestras plazas macilentos, de la virtud infames histriones; esos inmundos trágicos, atentos al aplauso común, cuyas entrañas son infaustos y oscuros monumentos.
Página 102 - Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente; Y ríase la gente.
Página 9 - Un soneto me manda hacer Violante, Que en mi vida me he visto en tal aprieto: Catorce versos dicen que es soneto: Burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, Y estoy a la mitad de otro cuarteto; Mas si me veo en el primer terceto No hay cosa en los cuartetos que me espante. Por el primer terceto voy entrando.
Página 121 - Oigo tañer las campanas y no me espanto, aunque puedo, que en lugar de tantas cruces haya tantos hombres muertos. Mirando estoy los sepulcros, cuyos mármoles eternos están diciendo sin lengua que no lo fueron sus dueños.
Página 320 - Mas no podrás negarme cuan forzoso este camino sea al alto asiento, morada de la paz y del reposo. No sazona la fruta en un momento aquella inteligencia que mensura la duración de todo a su talento.

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