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de mares y de tierras, sea propicia al desenvolvimiento completo y armónico de la humanidad.

Tal es, en este órden, el sistema de la historia. Ella se resuelve en un gran movimiento, compuesto de tres momentos, que no solamente se suceden, sino que se engendran los unos á los otros. Este sistema no es un juego de imaginacion, ni un capricho de combinaciones quiméricas: se ha tomado del principio mismo y de la sola medida posible de la historia; á saber: la humanidad. El método que se ha seguido no es otra cosa, en último análisis, que el método de observacion y de induccion. En efecto, todo se ha tomado de la conciencia de la humanidad. Nos hemos puesto tambien sobre el terreno de los hechos, de hechos que, además de la ventaja de ser observables, como los hechos exteriores, tienen la de estar rodeados de una luz inmediata, y llevar su autoridad con ellos mismos; pues que no son más que la manifestacion, el desenvolvimiento de la razon en el círculo estrecho, pero luminoso, de la conciencia individual. Este es el punto fijo de que hemos partido; y sobre esta base, y con la única palanca, el único instrumento de induccion, hemos operado sobre la historia: base é instrumento, que son los mismos sobre que descansan y de que se valen las ciencias físicas.>>

SECCION UNDÉCIMA.

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Resúmen de las Secciones novena y décima. - Transicion del antiguo régimen al régimen moderno.-Nuevo carácter de la Industria.-Del Gobierno.— De lą Ley. Del Arte. - De la Música. - De la Escultura y la Pintura. - De la Arquitectura.- De la Literatura. — De la Filosofía. — De las Universidades.— De la Religion. — Cárlos III. —Los Jesuitas. - Abolicion de la Compañía.Modificacion de la forma externa religiosa. - Sus causales. Actitud del clero. El sacerdote no perece. - El episcopado español. El principio que modelaba la civilizacion española perdió su supremacía. — Ha sido reemplazado. - Época de transicion. - Principio cardinal que vivifica la moderna sociedad española. La nueva civilizacion. — Ojeada histórica. - Antagonismo regional. — Tendencias á la asimilacion. — Excepciones. - Portugal.— Las provincias vascas.— Aislamiento de las regiones montañosas. Edad antigua. Conversion al Cristianismo. - Su elemento esencial de vida.— Su espíritu estacionario. —Viven la época de la idea del infinito. - Caractéres de esta época. - Caractéres de los elementos esenciales de la vida interior del pueblo vasco. · La Industria y el Comercio. - Amor al suelo. - Cultura intelectual. El Estado.- La Provincia. — Las Artes. — La Religion.-La Filosofia. La Lengua. - Antagonismo entre el carácter de estos elementos y los que vivifican la moderna sociedad española. - Coexistencia imposible en un solo pueblo. — España y el país privilegiado no constituyen uno, sino dos pueblos. Caractéres propios de todo pueblo.- Imposibilidad física, social y política, de que España sea más de un pueblo. Ejemplos. - Duelo empeñado entre las provincias rebeldes, campeones de la teocracia, del absolutismo y del fuerismo, y toda la nacion, adalid de la idea liberal y de la civilizacion moderna. Su resultado inevitable.-Síntesis de la Seccion duodécima.

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Hemos dirigido una ojeada á las necesidades del espíritu humano, á las ideas fundamentales de la razon, y al hecho fundamental de conciencia; hemos visto que todos los hombres poséen este hecho, y que su identidad es la identidad de los tres ele

mentos en la conciencia del género humano; que sus diferencias provienen del predominio de uno de ellos sobre los otros, y que estas diferencias constituyen las diferentes épocas de la historia.

Hemos visto la condicion de todo desenvolvi-' miento; la condicion del tiempo, la sucesion; la condicion de la sucesion, la particularidad. Hemos visto el objetivo de la historia, y en qué consiste la verdadera perfectibilidad. Y hemos visto, en fin, que no hay, ni puede haber más que tres grandes épocas históricas; cual es el órden necesario de estas tres épocas en su generacion y en su sucesion, y su respectivo teatro en el mundo.

Es, pues, llegado el momento, retrasado por demás, de intentar hacer algunas aplicaciones de estas teorías que, por otra parte, no habrian podido intentarse con éxito, sin acudir primero, en alas de la metafísica, á la raíz del espíritu humano, y en seguida, haber pasado á la region de la filosofía de la historia, para observar en ella las leyes lógicas del desenvolvimiento de la humanidad.

Durante el largo período de la monarquía absoluta, ya hemos visto que España presentó un carácter uniforme y general, y que fué un verdadero pueblo, en el tecnicismo propio del lenguaje; pues que marchó unida y compacta, encarnando y desenvolviendo en grado eminente dos grandes ideas: la independencia patria y la exaltacion religioso-cristiana; é impulsada por esos dos potentes resortes,

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escribió su nombre en la historia, y en el mundo, con caractéres indelebles.

Surgieron causales que ya hemos apuntado; hicieron su camino y caducaron muchas de las ideas que inspiraban á la vieja sociedad española; cambiaron los tiempos y sobrevinieron sucesos que tambien señalamos oportunamente; y de la misma manera que otras naciones de Europa revistieron nueva fisonomía, que les hizo perder su modo de ser tradicional, España, asimismo, fué modificando, alterando, desnudando su forma antigua; y, por fin, variando, desechando, desarraigando principios, hábitos y preocupaciones originarias.

Entónces las nuevas ideas, pasando é infiltrándose en los diversos elementos de que se compone la vida interior del pueblo español, modificaron, alteraron, cambiaron profundamente tambien estos diversos elementos, y fueron, como no podian ménos de ser, su más genuina expresion.

La Industria ya no revistió el colorido religioso, ni se abrigaba al rededor de las catedrales, de las universidades pontificias, de los seminarios episcopales, ni áun de los conventos prelaciales. El enorme consumo que se hacía de batistas, rasos, terciopelos y brocados para los guarda-ropa de iglesia y el fausto sacerdotal, empezó á disminuir; mas la fabricacion y empleo de esas ricas telas, aumentó muy considerablemente para el decorado de mansiones particulares, y para el natural ornato del hombre: ornato que ya no se vinculó en las altas clases so-.

ciales, sino que alcanzó á las esferas más medianas. Los industriales en metales preciosos elaboraron ya ménos objetos ricos destinados al culto; pero en cambio, el vuelo que tomaron las necesidades de una sociedad más mundana, más expansiva, más acomodada y libre, les compensó con abundante usura. Los fabricantes de paños negros para trajes talares, y los de paños burdos y bayetas para hábitos de religioso y estudiantiles manteos, tuvieron que dar otra forma á la materia prima que empleaban; mas, con las nuevas propensiones, con el aumento de poblacion que la desamortizacion y la disminucion de célibes traia, los productos de las fábricas nacionales ya fueron insuficientes á satisfacer el uso y aspiraciones públicas, cuyo éco dejóse sentir en Sedán y Lyon, en París y Manchester, en Londres y Liverpool. Los campaneros, los boneteros, los bordadores de albas y roquetes, lamentaron sus cuitas y lloraron sus duelos; pero aclamaron con hosannas las nuevas corrientes de la industria, los introductores de máquinas de vapor, de locomotoras, de aparatos telegráficos, de prensas tipográficas, de instrumentos científicos, de armas ofensivas y defensivas; los constructores en hierro, que se hizo el elemento de aplicacion universal; los cosecheros de cereales, que con la supresion de privilegios pudieron fabricar; y en fin, todos los demás ramos que viven á la sombra de ese gran desenvolvimiento de la nueva civilizacion, una de cuyas fases es la exaltacion de la idea de lo útil.

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