Romancero general ó colección de romances castellanos anteriores al siglo XVIII: (XCVI, 600 p.)

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Agustín Durán
Imprenta de la Publicidad, a cargo de D. M. Rivadeneyra, 1849 - 736 páginas
 

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Página 123 - Valiente eres, capitán, y cortés como valiente ; por tu espada y por tu trato me has cautivado dos veces. «Preguntado me has la causa de mis suspiros ardientes, y débote la respuesta por quien soy y por quien eres.
Página 514 - Ve, mi hijo amado, haz como buen caballero lo que tú eres obligado; pues sustentas la verdad, de Dios serás ayudado; venga las muertes sin culpa, que han pasado tus hermanos.
Página 263 - Si se le ene la lanza No tiene quien se la alce , Y si se le cae la espuela No tiene quien se la calce : Maldiciendo iba la mujer Que tan solo un hijo pare; si enemigos se lo matan No tiene quien lo vengar.
Página 524 - Por besar mano de Rey no me tengo por honrado, porque la besó mi padre me tengo por afrentado.
Página 122 - Bien podéis salir desnudo, pues mi llanto no os ablanda; que tenéis de acero el pecho, y no habéis menester armas." Viendo el español brioso cuánto le detiene y habla, le dice así: "Mi señora, tan dulce como enojada, "porque con honra y Amor yo me quede, cumpla y vaya, vaya a los moros el cuerpo, y quede con vos el alma. "Concededme, dueño mío, licencia para que salga al rebato en vuestro nombre, y en vuestro nombre combata.
Página 153 - Allí fabló el conde Arnaldos, bien oiréis lo que dirá: "Por Dios te ruego, marinero, dígasme ora ese cantar." Respondióle el marinero, "tal respuesta le fue a dar: "Yo no digo esta canción sino a quien conmigo va.
Página 197 - Caballero, estad parado : si fuese la mi ventura, cumplido fuese mi hado que yo casase con vos y vos conmigo de grado, y me diésedes en arras aquel ciervo del pie blanco.
Página 270 - Amor le ofrece su venda, mas ella sus velos rompe para ligar sus heridas : los rayos del sol perdonen.
Página 270 - Limpíale el rostro, y la mano siente al Amor que se esconde tras las rosas, que la muerte va violando sus colores.
Página 123 - Entre los sueltos caballos De los vencidos cenetes, Que por el campo buscaban Entre lo rojo lo verde. Aquel español de Oran Un suelto caballo prende, Por sus relinchos lozano Y por sus cernejas fuerte. Para que lo lleve a él, Y a un moro cautivo lleve, Que es uno que ha cautivado, Capitán de cien Cenetes.

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