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na (4), sobre lo cual nos abstenemos de hacer reflexiones, propias para atormentar todo corazon sensible.

(1) En 31 de marzo de 1810 pasó el intendente Beramendi desde Tortosa al marqués de las Hormazas la comunicacion siguiente:

Excmo. señor.-Por el oficio de V. E. de 26 de febrero próximo pasado que acabo de recibir, veo ha hecho V. E. presente al Supremo Consejo de Regencia de España é Indi s el contenido de mi papel de 4 del mismo, relativo al fallecimiento del Excmo. señor don Mariano Alvarez, dig. no gobernador de la plaza de Gerona, y que en su vista se ha servido S. M. resolver procure apurar cuanto me sea posible ia certeza de la muerte de dicho general, avisando à V. E. lo que adelante, a cuya rea! ó den daré el cumplimiento debido, ton ando las nas eficaces disposiciones para descubrir el pormenor y la verdad de un hecho tan ho roroso; pudiendo asegurar entretanto à V. E. por declaracion de testigos oculares la efectiva muerte de este héroe en la plaza de Figueras, á donde fue trasladado desde Perpiñan, y donde eutró

sin grave daño en su salud, y compareció cadáver, tendido en una parihuela al siguiente dia, cubierto con una sabana, la que destapada por la curiosidad de varios vecinos, y del que me dió el parte de todo, puso de manifiesto un semblante cárdeuo é hinchado, denotando que su muerte habia side la obra de pocos momentos; à que se agrega que el mismo informante encontió poco ante- en una de las calles de Figueras à un llamado Rovireta, y por apodo el fraile de San Francis o, y ahora canonigo dignidad de Gerona nombrado por nuestros enemigos, quien marchaba apresuradamente hácia el castillo, á donde dijo «iba corri ndo á confesar al señor Alvarez porque debia en breve morir.»-Todo lo que pongo en noticia de V. E. para que baga de ello el uso que estime por conveniente. Dios guarde á V. E. muchos años. Tortosa 31 de marzo de 18 0.-Excmo. señor. Carlos de Beramendi.— Excmo. señor marqués de las Hor

mazas.»

CAPITULO VIII.

LAS GUERRILLAS.-OCAÑA.

MODIFICACION DE LA CENTRAL.

1809.

(De junio á diciembre.)

Reflexion sobre las victorias y las derrotas de nuestros ejércitos.Su influencia dentro y fuera de España.-Organizacion de las guerrillas. Decreto de la Central.-Tendencia de los españoles á este género de guerra.-Motivos que además los impulsaban á adoptarle.-Opuestos y apasionados juicios que se han hecho acerca de los guerrilleros.-Cómo deben ser imparcialmente juzgados. -Su valor é intrepidez.-Servicios que prestaban.—Su sistema de hacer la guerra.-Crueldad de los franceses con ellos.-Represalias horribles.-Partidas y partidarios célebres.—En Aragon y Navarra.-Renovales, Villacampa y otros.--Suceso de! Tremedal.-En la Alcarria y la Mancha.-El Empecinado, el Manco, Mir. -En Castilla la Viejɛ.-El Capuchino, Saornil, el cura Merino, don Julian Sanchez.-Servicios que hicieron á las provincias ocupadas por los franceses, y á las provincias libres.-Situacion de los ejércitos regulares.-Conducta del gobierno inglés como aliado de España.-Desamparo de nuestra nacion despues de la paz entre Austria y el imperio frances.-Operaciones entre Salamanca y Ciudad-Rodrigo.-Triunfo de los españoles en Tamames.-Ejér cito del centro de la Mancha.-Retírase á Sierra-Morena.-Sucede Areizaga en el mando á Eguía.-Plan funesto de venir nuestro ejército á Madrid.-Su marcha en direccion de la capital.

Reunion de fuerzas francesas en Aranjuez.-Pónese el rey José al frente de ellas.-Gefes y fuerzas respectivas de ambos ejércicitos.-Batalla de Ocaña.-Fatal y completa derrota del ejército español.-Desastre de Alba de Tormes.-Marcha política de nuestro gobierno. Descontento y conspiracion contra la Central.Ambiciones é intrigas en su mismo seno.-Desacuerdos entre la Central y las juntas provinciales.-Proyectos sobre Regencia.― Aspiraciones de Palafox y del marqués de la Romana.-Nombramiento de una comision ejecutiva, y acuerdo de convocar Córtes. -Decreto de 4 de noviembre.-Nuevas intrigas en la Junta -Arresto de Palafox y de Montijo.-No satisface la comision ejecutiva las esperanzas públicas.-Síntomas de próxima caida de la Comision y de la Junta general.-Determinan retirarse de Sevilla. -Deplorable conducta del rey Fernando en Valencey durante estos sucesos.

Hemos visto los resultados de la campaña de 1809 en diferentes provincias y comarcas de la península; campaña sostenida principalmente, como habrán observado nuestros lectores, por ejércitos españoles ya organizados, obrando, unas veces solos y sin estraño auxilio, como en Cataluña y Aragon, otras con el ароyo de auxiliares estrangeros, como en Extremadura, siempre y en todas partes protegidos cuanto era dable por las partidas mas o menos numerosas de voluntarios á que se daba el nombre de guerrillas. Que nuestros ejércitos, en su mayor parte improvisados, no pudiesen tener ni la organizacion, ni la disciplina, ni la práctica de batallar que tenian y habian traido ya los franceses, ni nuestros generales la táctica y la pericia de los suyos, cosa es que ni ahora ni entonces ha podido nadie desconocer. Por lo mismo á nadie tam

poco podia causar maravilla que nuestros ejércitos fueran vencidos en Medellin y en Almonacid, en María y en Belchite; siendo lo verdaderamente admirable que quedáran vencedores en batallas como las de Alcañiz y Talavera, y que sostuvieran sitios como el de Gerona. No podemos por tanto convenir con un historiador moderno, que encuentra censurable á la Junta Central por haber gastado una gran parte de su actividad y de las fuerzas del pais en crear ejércitos y en entregarlos á los generales, pidiéndoles victorias. Necesidad de crear ejércitos habia; á generales tenian que ser encomendados, y era natural desear victorias, y por consecuencia pedirlas, de la manera que las victorias pueden pedirse. Ni podemos tampoco convenir en que las que consiguieron nuestros ejércitos fuesen estériles, pues si de algunas de ellas no se recogió inmediatamente todo el fruto que hubieran debido producir y habria sido de apetecer, estuvieron lejos de ser infructuosas, reanimaban el espíritu del ejército y del pueblo, hacian en Europa un eco favorable á nuestra nacion, acreditábase que las legiones de Napoleon habian dejado de ser invencibles en España, reconocíalo el emperador mismo, y no es justo que nosotros démos á nuestros triunfos menos mérito del que les daba la Europa, y del que confesaban nuestros mismos enemigos.

Pero indica el propio escritor español á quien hacemos referencia, que habria sido mejor que la Central, en vez de gastar las fuerzas de la nacion

y su

propia vitalidad en crear y organizar ejércitos regulares, las hubiera empleado en fomentar las partidas sueltas ó guerrillas, que á su juicio eran el terrible enemigo de los franceses, la última esperanza y la salvacion del país. Tampoco es exacto que la Central descuidára de fomentar, alentar y proteger estas que podriamos llamar las fuerzas sutiles de aquella guerra: puesto que ademas de los emisarios y gefes que con tal objeto vimos haber enviado á Galicia, en 28 de diciembre de 1808 expidió un decreto, en muchos artículos, sobre el alistamiento y organizacion de esta milicia móvil, llegando á prescribir en sus últimas disposiciones la formacion de cuadrillas en que se diera entrada hasta á los que se habian ejercitado anteriormente en el contrabando, bajo las mismas reglas que las partidas, y señalándoles los mismos sueldos emolumentos (). Y aun se nombraron y destinaron comisarios á todas las provincias del reino para que al tenor de lo ordenado y decretado se levantase y organizase dicha clase de milicia.

y

(4) Atendiendo (decia el artículo 29 de aquel reglamento) á que muchos sugetos de distinguido valor é intrepidez, por falta de un objeto en que desplegar dignamente los talentos militares con que los dotó la naturaleza, á fin de proporcionarles la carrera gloriosa y utilisima al Estado que les presenta las circunstancias actuales, se les indultará para emplearlos en otra especie de Partidas, que se denominarán Cuadrillas, bajo las condiciones

TOMO XXIV.

que se establecen en los cuatro artículos siguientes.>>

Uno de los artículos que seguian era: «A todo contrabandista de mar y tierra que en el termino de ocho dias se presente para servir en alguna cuadrilla ante cualquiera juez militar ó político de partido, ó gefe del ejér cito, se le perdonará el delito cometido contra las reales rentas; y si se presenta con caballo y armas, se le pagará uno y otro por su justo valor.»

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