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ducta, quitó el mando á Pignatelli, refundió la gente de Castilla en las otras divisiones, formando una de vanguardia á las órdenes del conde de Cartaojal con destino á maniobrar en las faldas de la sierra de Cameros, y dió el nombre de quinta division á los valencianos y murcianos regidos por don Pedro Roca y repartidos entre Alfaro y Tudela. Por parte de los franceses, el mariscal Ney que ocupó á Logroño, permaneció en esta ciudad con su cuerpo de ejército; la division Morlot fué destinada á Lodosa, y las de Merle y Bonnet volvieron al cuerpo de la derecha: de modo que los enemigos, á consecuencia de esta espedicion, quedaron dueños de los principales pasos del Ebro.

Tal era la situacion de los ejércitos cuando Napoleon determinó venir en persona á España. Lejos estaba el emperador de presumir cuando partió de Bayona á París, despues de la batalla de Rioseco, que á poco tiempo las derrotas de sus soldados en Cataluña, en Valencia y en Bailen le habian de obligar á pensar sériamente en venir él mismo de las apartadas regiones en que se encontraba á apagar el fuego que ardía en la península española que habia mirado ya como suya. Despues de conferenciar en Erfurt con el emperador de Rusia y con los representantes de los soberanos de Alemania, y de lograr que el autócrata reconociera como rey de España á su hermano José; despues de las notas que los dos emperadores Napoleon y Alejandro pasaron á Jorge III. de Inglaterra,

y de la respuesta definitiva del gabinete inglés anunciando al ministro de Francia que S. M. Británica estaba resuelto á no abandonar la causa de la nacion española y de su legitima monarquía, partió Napoleon de Alejandría para París (18 de octubre) con ánimo de trasladarse otra vez á Bayona y tomar el mando de los ejércitos de España. Antes de salir de París dijo en el mensaje al Cuerpo legislativo (25 de octubre): «Parto dentro de pocos dias para ponerme »yo mismo al frente de mi ejército, coronar con la ayuda de Dios en Madrid al rey de España, y plan>tar mis águilas sobre las fortalezas de Lisboa.» Con estos pensamientos llegó á Bayona el 3 de noviembre.

Sus órdenes y disposiciones para el refuerzo y reorganizacion de los ejércitos de España habian empezado ya á ejecutarse; habian sido traidos de Alemania los cuerpos del ejército grande, y todos los dias franqueaban el Pirineo tropas del Rhin, bátavas, holandesas y westfalianas. La organizacion que les habia dado por decreto imperial de setiembre solo se alteró después con el aumento de dos nuevos cuerpos, y quedó definitivamente hecha del modo siguiente: primer cuerpo, mariscal Victor, duque de Bellune; segundo cuerpo, mariscal Bessières, duque de Istria; tercero, mariscal Moncey, duque de Conegliano; cuarto, mariscal Lefebvre, duque de Dantzick; quinto, mariscal Mortier, duque de Treviso; sesto, mariscal Ney, duque de Elchingen; sétimo, general Saint Cyr; TOMO XXIV.

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octavo, general Junot, duque de Abrantes. Cada uno de estos cuerpos constaba de veinte y dos á treinta y cuatro mil hombres, distribuidos comunmente en tres divisiones de infantería y una de caballería, y todos juntos formaban una fuerza de doscientos mil infantes y cincuenta mil caballos, con que se proponia Napoleon sujetar y domeñar en poco tiempo la España.

Blake se habia mantenido desde el 25 de octubre en Zornoza, haciendo un gran servicio á la nacion con solo tener en respeto al ejército francés, sin dejarle un momento de reposo ni ganar un palmo de terreno, no obstante los refuerzos que de Francia diariamente recibia. Sintióse por lo tanto con razon y justicia de que á tal tiempo se le presentára el vocal de la Junta Central don Francisco de Palafox á anunciarle que era la voluntad de la Junta que atacara á los enemigos; mision que recordaba la presencia de los representantes de la Asamblea francesa en los ejércitos en el periodo de la revolucion. Blake por respeto y deferencia al gobierno central celebró un consejo de generales y gefes de los cuerpos facultativos, y consultada su opinion la mayoría fué de parecer de que no convenia tomar la ofensiva hasta que se diera principio al plan general de operaciones acordado. No fué este solo disgusto el que tuvo en aquellos dias aquel entendido y honrado gefe: el 30 recibió una órden de la Junta Central nombrando general en gefe del ejército de la izquierda al marqués de la Romana que á la sazon habia desembar

cado en la Coruña. Lejos de abatir al modesto general el inmerecido golpe de verse relevado del mando de un ejército que él habia creado y organizado, y cuando conservaba toda la confianza de la junta del reino de Galicia que se lo encomendó "); y lejos tambien de agradecer verse libre de la direccion de una campaña que se anunciaba terrible y con todos los síntomas de un éxito cuando menos muy dudoso, ya que no de seguro

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(4) Tan pronto como la junta de Galicia supo el nombramiento del marqués de la Romana para general del ejército de la izquierda, dirigió a la Central la esposicion siguiente.-«El reino de »Galicia ha leido con sorpresa en »la Gaceta de alencia n.o 41, un Doficio comunicado aquella jun»ta gubernativa por sus diputados »en esta Central, dándole parte »de haber nombrado V. M. gene»ral del ejercito de la izquierda, »mandado interinamente por el excelentís mo señor don Joaquin >>Blake, al excelentísimo señor »marqués de la Romana.- ste reino hace el justo aprecio del » mérito de este general que aca»ba de darle pruebas en cuanto le fue posible de la alta estimacion oque le merece; pro no puede >>desentenderse al mismo tiempo »de que el privar al general Bla»ke del mando de un ejercito or»ga nizado á costa de sus constan»tes desvelos, y que le entregó weste reino por un voto unanime de las tropas que le forman y »aplauso general de sus pueblo, Dufende la reputacion que se ad»quirió y gozó siempre tan jus»tamente entre todos los milita»res y el honor del reino de Gaicia, y puede producir fatales

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»consecuencias.-Este reino cree »probar hasta la evidencia estos »tres puntos que indica, y se pro»mete que V. M. suspendera, si es

cierta, esta exoneracion de ge»neral Bloke en su mando, mien>>tras no ciga las sólidas razones y »poderosos motivos que le obligan »á reclamarla.

»Este reino prescindirá en ellos »de qu para una resolucion tan intimaniente unida con su decoro »no se hayan esperado sus diputados; de que habiendo sido nom»brado general en gefe cuando por las circunstancias ejercía las fun»ciones de soberanía este reino, »se le llamó interino, sin haber »precedido orden que revocase su »nombramiento; y que ni aun se tuviese la consideracion de in»sinárselo, como parecia justo, »tratando de un general que ba»bia escogido para contribuir á sal»var la patria. La salud de esta ha »sido y será siempre su deseo. »Presta gustoso su obediencia á »S. M. y hará siempre compatible »es a con su derecho de reclamar lo que juzgue conveniente para llenar el sagrado deber que han contraido y jurado á sus respec»tivas ciud des los individuos que le componen.-Reino de Galicia, »23 de octubre de 1808.»> :

desgraciado, no titubeó en hacer el sacrificio de su reputacion militar reteniendo el mando del ejército hasta la presentacion de la Romana, persuadido de que en ello hacía un gran servicio á su nacion.

Las órdenes que por su parte tenian los generales franceses eran de estar á la defensiva hasta que llegara el emperador, que habia de dirigir por sí mismo las operaciones. Pero el mariscal Lefebvre, duque de Dantzick, que habia sucedido á Merlin, y se hallaba en Durango, viéndose considerablemente reforzado con las tropas venidas de Francia, y afanoso de ofrecer al emperador una victoria por sí solo ganada, so pretesto de haberle atacado Blake y de hacerle arrepentir de su temeridad, fué él quien en la mañana del 31 de octubre atacó al general español en sus posiciones de Zornoza. Tomaron parte en esta accion varias divisiones de uno y otro lado; era evidente la superioridad numérica de los franceses, nada dejaba que desear la calidad de sus tropas, y no fué poco mérito el de Blake en retirarse á Bilbao con insignificante pérdida, y tan ordenadamente que de esta circunstancia hacen mencion honrosa las historias escritas por los que eran entonces enemigos. No le pareció punto apropósito para resistir á un ejército poderoso, y deteniéndose solo el tiempo necesario para tomar vituallas, prosiguió en su retirada hasta Balmaseda. El rey José, aunque incomodado con Lefebvre como lo estaba el emperador (")

(4) En 4 de noviembre escribia desde Bayona el mariscal Berthier

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