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CAPÍTULO X.

Vacila el Duque de Alburquerque en continuar al servicio de los reyes Don Fernando y Doña Isabel, viendo que no le cumplen lo estipulado.-Reconocen éstos su falta y se apresuran á cumplirle lo ofrecido.-Continúa resuelta y definitivamente Don Beltran al servicio de estos Monarcas.-Segundo matrimonio del Duque.-Merced del lugar de Portillejo que el rey Don Fernando hizo á su segunda mujer Doña Mencía Enriquez.-Le autoriza este Monarca para fundar el mayorazgo de Mombeltran.-Otras concesiones que le hacen.-Su tercer matrimonio con Doña Maria de Velasco.-Decae la importancia histórica de Don Beltran.-Acompaña al rey Don Fernando á varias expediciones contra los moros Su muerte.-Descripcion de su sepultura.-Hijos que dejó.-Mercedes que los Reyes Católicos les dispensaron.—Juicio crítico.

Habia seguido hasta aquí el Duque de Alburquerque resuelta y abiertamente el partido de los reyes Don Fernando y Doña Isabel, con la esperanza siempre de que éstos le cumpliesen las promesas que solemnemente le habian hecho en su cédula de 18 de Enero de 1475; pero como pasase más de un año y aquéllas no se realizasen, comenzó á sospechar de la buena fe de dichos Monarcas y á no mostrar por su servicio el interes que hasta entónces habia acreditado. Llamado por el rey Don Fernando en II de Diciembre del 75 para que le auxiliase con sus gentes contra el Rey de Portugal, no acudió ni asistió á la batalla de Toro, dada el 1.° de Marzo de 1476, por más que el Bachiller Palma asegure lo contrario en su obra titulada Divina retribucion (1).

(1) Publicada por primera vez á fines de 1879 por la Sociedad de bibliófilos españoles. En la pág. 35, enumerando este autor los nobles capitanes que acudieron al servicio del rey Don Fernando, que tenía puesto su real bajo de Tordesillas, dice: «E despues llegó otro dia el Marqués de Santillana é el duque de Alburquer

Así lo asegura terminantemente una carta real, de 22 de Marzo de 1476, disculpando hasta cierto punto, «por no se aver complido con vos algunas cosas que vos aseguramos de facer é complir,» la conducta del Duque así en no acudir el llamamiento del Rey como en mantener tratos con el Rey de Portugal y sus partidarios, y en haberlos dado paso sus vasallos de Ledesma por el puente de la villa.

Mucho debian pesar en el ánimo de Don Fernando y Doña Isabel el poder y la influencia del Duque de Alburquerque, cuando á pesar de todo esto, le remiten y perdonan espontáneamente todas las cosas antedichas, «<aunque lo tal sea contra nuestro Estado Real y en gran daño de nuestros reinos... del caso menor fasta el mayor inclusive,»> dándole su palabra de que ni entónces ni en tiempo alguno procederian contra él ni contra sus parientes y vasallos, ofreciéndole como fiadores al Cardenal de España, al Duque del Infantado, al Duque de Alba, al Conde de Saldaña y al Condestable y al Almirante de Castilla, jurando á Dios y á Santa María cumplirlo así (1).

Y como urgia desvanecer toda duda sobre este punto al Duque de Alburquerque, en el mismo dia 22 firmaron el prócer y los magnates ántes citados la escritura de fianza, extendida en la siguiente forma: <<Conoscida cosa sea á quantos la presente vieren cómo nos don Pedro Gonçalez de Mendoça, cardenal despaña, arzobispo de Seuilla, é don Diego Furtado de Mendoça, duque del Infantado, marqués de Santillana, é don Pedro Fernandes de Velasco, condestable de Castilla, é don Yñigo de Mendoça, conde de Saldaña, otorgamos é conoscemos que por cuanto los muy altos é muy esclarecidos Reyes é señores, nuestros señores, el rey Don Fernando é la reyna doña Ysabel, reyes de Castilla é de Leon, nos rogaron é mandaron que por quanto vos el dicho Duque de Alburquerque vcs temíades é reçeláuades que sus señorías procederian contra vuestra persona é bienes de fecho ó por justicia ó en otra qualquier manera, asy por informaciones que les avian seydo fechas de algunas fablas é trabtos é maneras que avíades tenido é teníades con su aduersario de Portogal

que é despues el Conde de Benavente, con ellos dos mill lanças...» El cronista Pulgar, que menciona detalladamente (cap. XLV de la segunda parte de la Crónica) los grandes y caudillos que formaban la hueste del rey Don Fernando al dar la batalla de Toro, no cita al Duque de Alburquerque; y seguramente, dada la significacion de éste, no le hubiera omitido á haber tomado parte en la batalla.

(1) Véase el documento núm. 37.

é con otras personas sus secuaces é parciales, como por no haber resistido al dicho adversario de Portogal é á sus gentes en los tiempos que pasaron por vuestras villas é logares, é asy mismo por no haber fecho registencia á su fijo é á las gentes que con él venian del reyno de Portogal, é aquellos que de los suyos se les dió paso por la puente de la vuestra villa de Ledesma, dando á ello logar el alcayde é vesinos de la dicha vuestra villa é vuestros vasallos, non embargante que vos non fuérades sabidor al tiempo que la dicha gente del dicho adversario de Portogal pasara por la dicha villa; é otrosy por no haber venido á su seruicio luego que por su Alteza fuestes llamado, porque todavia vos receláuades que á los dichos señores Reyes seria fecho dello tal relacion de que á vos seria dello cargada é ymputada culpa é cargo; é porque la voluntad de los dichos señores Reyes era é es queriéndose aver bien con vos el dicho Duque de Alburquerque é por vos faser bien é merced en qualquier manera que en las cosas susodichas vos ayades avido fasta aquí en lo que toca á su seruicio, aunque lo tal fuese contra el su estado Real é en graue daño destos sus reynos é señorios, de lo remitir é perdonar todo á vos el dicho Duque de Alburquerque é á todos los vuestros, del caso mayor fasta el menor inclusive...» (Siguen las fórmulas de la fianza.)

El mismo dia tambien el Cardenal de España, el Duque del Infantado, el Condestable de Castilla y el Conde de Saldaña salieron por fiadores de que los Reyes Don Fernando y Doña Isabel cumplirian al Duque de Alburquerque la palabra que le habian dado de hacerle ciertas y sanas las villas de Alburquerque y Ledesma contra cualquier derecho que á ellas pudiera alegar el infante Don Enrique, hijo de otro del mismo nombre que fué maestre de Santiago, y de la infanta Doña Beatriz (1).

Idénticas seguridad y fianza dieron el mismo dia 22 de Marzo el Cardenal Don Pedro Gonzalez de Mendoza, el Duque del Infantado Don Diego Hurtado de Mendoza, el Condestable de Castilla, el Conde de Saldaña, el Duque de Alba y el Almirante, de que los Reyes le devolverian dentro de dos años los bienes y oficios que tanto Don Beltran como sus padres, hermano, parientes y amigos tenian en la ciudad de Ubeda y les fueron usurpados por Don Pedro Giron, maestre de Calatrava, cuando se apoderó de aquella ciudad.

(1) Véase el doc. núm. 38.

Hé aquí la parte más importante de este documento:

«Por cuanto los reyes D. Fernando y D." Isabel nos rogaron y mandaron que por cuanto al tiempo que D. Pedro Giron maestre de Calatraba entró y tomó la ciudad de Ubeda y sus secuaces tomaron y ocuparon á vos D. Beltran de la Cueva y á vuestros padres y á D. Juan de la Cueva vuestro herm.° y á otros vros. parientes y amigos, todos vuestros bienes y oficios, é vos los ha estado ocupando contra toda razon y justicia, os dieron su palabra Real de que dentro de dos años primeros siguientes á la fecha de la carta en que os lo prometieron, os volverian en la posesion de la dicha ciudad y bienes, así como á vros. parientes y amigos, obteniendo del maestre D. Rodrigo Manrique dejasen libre la ciudad de Ubeda para la Corona Real, y prometieron de hacerlo en los dos años dejando en rehenes la torre de Aranda en poder de Diego del Aguila, y si no cumpliese aquello, todos sus bienes pasasen á poder de vos D. Beltran: nos mandaron los Reyes saliésemos por sus seguradores, y fiadores, y en este concepto os lo prometemos...»

El Duque de Alba y el Almirante lo hicieron en carta aparte, sin duda por estar ausentes, cuyo contenido, por diferir en algun detalle del anterior, le transcribo tambien á continuacion:

<«<Conoscida cosa sea á cuantos la presente vieren cómo nos Don García Alvarez de Toledo, duque de Alba, Marqués de Coria, é Don Alfonso Enriquez, almirante de Castilla, otorgamos é conoscemos que por cuanto los muy altos é muy poderosos e esclarecidos Reyes. é Señores, nuestros señores el Rey D. Fernando é la Reina Doña Isabel, reyes de Castilla é de Leon, nos rogaron é mandaron que por cuanto al tiempo que Don Pedro Giron, Maestre de Calatrava, entró é tomó la cibdad de Ubeda, é sus secaces tomaron é ocuparon á vos Don Beltran de la Cueva, Duque de Alburquerque, conde de Huelma é al Visconde vuestro padre é á la Viscondesa vuestra madre, é á Don Juan de la Cueva vuestro hermano, é á otros vuestros parientes é amigos é criados todos vuestros bienes é suyos é oficios é alguaciladgo mayor que vos el dicho Duque de Alburquerque teníades de merced de muchos tiempos acá, é mrs. de juro é otras cosas que fue averiguado é probado que en la dicha ciudad teníades é poseiades é tenian é poseian por suyos al tiempo que por el dicho. Maestre D. Pedro Giron é sus secazes fue ocupada la dicha cibdad, lo qual vos ha estado é está tomado é ocupado contra toda razon é

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