Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[ocr errors]

torres, sus arcadas y sus ventanales... Debida es en gran parte la grandeza de la fábrica «al actual Marqués de Comillas, Excmo. Sr. D. Claudio López y Brú, que con desprendimiento no imaginado continuó la obra de su ilustre padre, ensanchándola y engrandeciéndola (1) hasta adquirir las proporciones que tiene.

Dignos son de ser visitados el palacio del Marqués de CasaRiera, nominado La Coteruca, por llamarse así el sitio donde está edificado. La finca del Duque de Almódovar, la del General Piélagos, el Hospital fundado por don Tomás Ruiz, sin olvidar la iglesia parroquial, que en 1675 erigió, según la tradición, el gremio de marineros de Comillas, «ofendido de que los linajes

[graphic][merged small]

de la villa se hubiesen repartido los mejores lugares de la iglesia antigua»; apuraron aquellos «al efecto su peculio, y para ayudar la construcción con una renta, diputaron dos lanchas cuya renta anual se vendía en provecho de la fábrica». (2)

ficado, en la segunda quincena de Julio, las bodas de plata de la fundación de esta Universidad Pontificia. El Nuncio de su Santidad celebró, el dia 12, misa de Pontifical, pronunciando el señor obispo de Apolonia una hermosa oración sagrada. Con motivo de tan fausto acontecimiento se recibieron telegramas de su Santidad y de don Alfonso XIII.

Más de 200 antiguos alumnos asistieron a esas fiestas a las cuales dieron esplendor con su presencia el Señor Obispo de Santander, los marqueses de Comillas, la baronesa de Güell, y otras ilustres personalidades.

(1) El Seminario de Comillas, art. publicado, en el album De Cantabria, por don José Diaz de Quijano.

(2) Juan García. (Ob cit.)

Corte veraniega fué, el 1882, esta villa de D. Alfonso XII y su real familia.

Expuesto cuanto el turista debe conocer en Comillas, no abandonaremos este lugar sin rendir un sincero aunque humildísimo, homenaje al preclaro hijo de Comillas D. Antonio López y López que no sólo embelleció su pueblo con soberbias construcciones e hizo importantísimas mejoras en la villa, sino que colocó el nombre de su patria a gran altura, siguiendo los ilustres herederos de aquel título el camino trazado por ese prócer.

SAN VICENTE DE LA BARQUERA.-Distante de Comillas 17 kilómetros se encuentra el puerto de San Vicente de la Barquera. «Partido el mar en dos brazos, ciñe un peñasc cuyo arcnoso asiento ocupa la población, cuya cima corona la igle-ia, y rodearon los muros de su fuerte castillo.» Para entrar en la villa yendo de Torrelavega hay que pasar la ría sobre un puente que la tradición equivocada bautizó romano, pero que es más reciente, pues mandóse construir por despacho de los reyes Católicos fechado en Burgos a 25 de Agost de 1495, demostrando tan notable obra «el interés que la villa les inspiraba, quizás por mediación y à instancias del licenciado Antonio del Corro, natural de San Vicente de la Barquera, cuyo Ayuntamiento conserva como reliquia el sel'o del antiguo Concejo del siglo XIV.»

El 1517, a los diez y siete años de edad llegaba a esta villa el emperador Carlos I. «Había desembarcado en un puerto de Asturias, más por no poder estar la armada en Villaviciosa-escribia el historiador Sandoval - pasó a Santander y el rey fué por tierra a San Vicente de la Barquera, donde estuvo a'gunos dias. (1)

[ocr errors]

Al llegar a esta villa el viajero encaramas a buscar la iglesia, «guía elocuente en los pueblos viejos, abierto libro que de ellos cuenta la edad en su arquitectura, los linajes en sus sepulcros, las costumbres en sus ex-votos, la piedad en su conservación y aseo, las grandezas en su ornato, los dolores en su aparato fúnebre, en la llama perenne de sus lámparas y cirios. La de San Vicente ocupa el cabo meridional del peñasco al que yacen agarradas las viviendas como una generación de crus'áceos alimentados de marinos jugos y aire salado» (2)

El templo de Santa María de los Angeles mandaron construir en 1208 el rey de Castilla don Alfonso VIII y la reina doña Leonor. No es de su época toda la fábrica, lo serán sus cabeceras y

(1) «Algunos historiadores y el mismo Sandoval en otro lugar de su historia aseguran que el Emperador hizo su travesia por el mar»

(2) Amós Escalante-Ob. cit.

crugías principales, el resto parece más bien obra de fines del siglo XV cuando decaía el gusto ojival; nervios y aristas brotan del zócalo y corren sin solución á encontrarse en las claves; á veces livianas vegetaciones de poco relieve vienen á reemplazar el capitel, pero sin prestar majestad ni realce á la obra» (1). Esta iglesia, con casi todas las de la provincia, no escapó-dice el señor Escalante-á pesar de la gerarquía del lugar, á la necesidad y pobreza de los tiempos; su edificación fué como la de otras muchas, lenta y progresiva» y por eso, mientras hay «ojivas anchas del siglo XIII» y el ábside es del XIV ó XV» hay también en la nave del Evangelio arcaturas que hacen semblante de autorizar el supuesto de haber sido erigidas ya en el XVI.o (2) época en que fué completado definitivamente el templo.

En la capilla de Corro llama la atención la estátua yacente de este inquisidor de los reyes Católicos; la figura está bien ejecutada, opinando alguien que es italiana, pudiendo enorgullecerse la villa con una obra que acredita la suntuosidad y fama del dífunto. No tiene tanto mérito la urna sepulcral, aunque sea esmerada su ejecución; obedece al gusto del renacimiento leyéndose en sus cartelas, partida, esta inscripción: el que aquí está sepulta· do no murió que fué partida su muerte para la vida. Al lado hay otro sepulcro más antiguo de labor más modesta-dice don Agabio-sobre una tumba común dos bultos, el uno de un caballero armado de todas armas; el otro de una señora con toca y brial; el mal estado en que están, hace se pierdan muchos detalles del cincel en el plegado y partido de paños.

De gracioso perfil es el exterior del templo, con salientes pináculos y crestería que decoran el cuerpo de las campanas, haciendo desaparecer la monotonia horizontal de la línea de sus tejados y vertientes.

San Vicente, cabeza de partido judicial, fué una de las Cuatro Villas de la Costa, «cuna de grandes hombres, floreciente en los siglos pasados, armadora de escuadrillas balleneras, cuna de algunos de los bajeles guiados por Bonifaz en la conquista de Sevilla, es hoy estación veraniega donde acuden gran número de forasteros, muchos de los cuales van en busca de memorias del Emperador Carlos V, de memorias de la hermana de Almanzor y a conocer los recuerdos históricos y monumentos artísticos que conserva la villa, para estudio y recreo de eruditos, pintores y arquitectos. >>

(1) Art. El espolique artista, publicado por D. Agabio Escalante en el album «De Cantabria»

(2) Leguina, ob. cit. pág.. 215 nota.

CALDAS DE BESAYA.-La visita a este afamado balneario, es sumamente cómoda y distraida, por lo corto del viaje y pintoresco del paisaje; marcha el coche por la carretera de Santander a Valladolid, que «se encuentra en una hoz sombría, en cuyo fondo duerme el río dentro de blancas cuencas de roca, cuyos bordes afilan el sol, el viento y la lluvia»; detiénese el vehículo en las renombradas Caldas de Besaya, situadas en una de las más cerradas hoces de la provincia y al abrigo a Levante y Ocaso por grandes montañas que le dan aspecto imponente.

Emprende el turista agria pendiente para visitar el convento de Dominicos, edificado en la mitad de la falda de elevada peña, presentándose al viajero desde la puerta de la iglesia, magnífico panorama de singular belleza.

Construido el convento en la segunda mitad del siglo XVII y terminado en 1683, aunque de época decadente, es de excelente fábrica de piedra de silleria. La iglesia es greco romana, «sencilla y severa, no exenta de cierta majestad propia y del mejor efecto; bien merece, siquiera por mostrarse en él la tradición herreriana libre de apostillas y de exajeraciones, ser vi- . sitado el templo.»>

Montados estos baños con todos los adelantos y dotado el magnífico edificio del Gran Hotel, de todo género de comodidades, con un servicio esmerado, puedes, lector, entrar a reparar tus fuerzas, pues la acentuada pendiente para subir al convento, te habrá abierto el apetito y satisfecha esa necesidad fisiológica, emprenderás en el coche el regreso a Torrelavega, satisfecho de haber efectuado excursión tan pintoresca y animada, ya que si es en verano encontrarás en el balneario gran número de bañistas, de los que quizá te sea alguno conocido.

SANTA MARÍA DE YERMO.-Cerca de las Caldas y a nueve kilómetros de Torrelavega, pudiendo ir en auto o coche hasta Riocorvo, encuéntrase este templo, digno de ser visitado por los amantes de las obras de arte. Fundaron dicha iglesia dos obispos andaluces, después de la pérdida de España; dieron su fundación a la de San Salvador de Oviedo en 853, empero de aquella primitiva iglesia queda sólo la advocación, y acaso la planta, la cual es parecida a la de otras que se conservan de tan remotos tiempos. Parece hermana de la de Santiago, extramuros de la ciudad de Zamora, obra según su traza, de fines del siglo XII, en opinión de don Agabio Escalante, aunque Amador de los Ríos cree pertenezca a la XIII. centuria, correspondiendo este templo, por tanto, con otros muchos, al momento de transición ojival que tuvo principio en esa época. El que levantó la iglesia, sirvióse de materiales de la cons

[graphic][merged small]
« AnteriorContinuar »