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«E quando el Rey dixo aquellas palabras, que prendiesen á Garci Laso, estos tres Escuderos... travaron luego de Garci Laso muy denodadamente; é dixo estonce Garci Laso al Rey;— Señor, sea la vuestra merced de me mandar dar un Clérigo con quien me confiese»-«E dixo luego á Rui Ferrandez de Escobar;-Rui Ferran dez amigo, ruégovos que vayades á doña Leonor, mi mujer, é traedme una carta del Papa de absolución que ella tiene.-«E Rui Ferrandez se escusó dello, diciendo, que lo non podía fazer. «E estonce diéronle un Clérigo, que quando Garci Laso comenzó á fablar de penitencia, que él le catara, por ver si tenía algun cuchillo, é que non ge le falló» «E á aquella hora que Garci Laso fué preso, Rui Gonzalez de Castañeda, é Pero Ruiz Carrillo, é Gomez Carrillo, su fijo, é los que tenían la parte de Garci Laso, apartáronse à una parte del palacio é estovieron todos juntos » «E don Juan Alfonso de Alburquerque dixo al Rey-Señor, mandad lo que se ha de facer,-é estonce mandó el Rey á Vasco Alfonso de Portogal, é á Alvar González Morán, que eran dos Caballeros que guardaban á don Juan Alfonso, que dixesen á los Ballesteros que tenían preso a Garci Laso, que le matasen.» «E ellos fueron al portal do Garci Laso estaba, é mandáronlo a los Ballesteros, é ellos non lo osaban facer» hasta que uno, llamado Juan Ruiz de Оña, «salió al Rey é díxole;-Señor, que mandades facer de Garci Laso?»-«E dixo el Rey;-Mándoros que le matédes.»--E estonce entró el Ballestero, é dióle con una porra en la cabeza, é Juan Fernandez Chamorro dióle con una broncha, é le ficieron de muchas feridas fasta que morió. »

Dice la Crónica, que no satisfecho don Pedro aún, ordenó que arrojasen el cadáver á la calle; y como aquel día, en celebración de la entrada del rey, corrían toros en la referida plaza los burgaleses, delante los palacios del obispo al Sarmental, dó Garci Laso yacía» y nadie se atreviese à tocarlo, pasando sobre el cuerpo los toros,-mandole poner en un escaño, é así esto vo todo aquel día allí; é despues fué colocado en un ataud sobre el muro de la cibdad en Comparanda, é allí estovo grand tiempo.» (1) No de otra suerte-dice Amador de los Ríos-da el canciller Pero López de Ayala noticia de la muerte de aquel rico-home, señor de la Vega, mayordomo que había sido del bastardo príncipe don Fernando, protegido del rey don Alfonso XI, y que había tenido la escudilla de aquel monarca en su palacio; las relaciones que sin duda tuvieron con los hijos de doña Leonor de Guzman, él y sus parientes, entre quienes se encontraba su sobrino Pedro Ruiz de Villegas, señor de Villegas, casado con

(1) Crónica año 1351, cap. VI.

la hija de su hermano Gonzalo Ruiz, y Mayordomo del infante. don Tello; las que le unieron a don Juan Nuñez de Lara; la influencia y el prestigio que en la Montaña y en Castilla, como Adelantado de este reino, hubo de adquirir, y no en beneficio del monarca, y la enemiga del de Alburquerque,―hubieron de ser sobradas causas para que el joven don Pedro sospechase, quizás no sin motivo, de la lealtad de aquel magnate, cuya grandeza humilló delante de los burgaleses, a cuya viuda, doña Leonor Cornado o Cornago redujo también a prisión en la misma Burgos, y de cuyos estados hubo de apoderarse, confiscándolos primero, y distribuyendoles después entre el de Alburquerque, Garci Fernández Manrique (1) y algunos otros de sus favoritos, de quienes se hace mención en el Libro Becerro de las Behetrias. (2)

Para asegurar la vida del hijo del difunto señor de la Vega, llamado como el padre, Garci Laso, algunos criados suyos «leváronle para Asturias (las Asturias de Oviedo) donde estaba el conde don Enrique».

De su matrimonio con doña María de Cisneros tuvo una hija llamada doña Leonor de la Vega, que debió ser la primera de la familia que habitó en este pueblo cuyos restos descansan en el panteón que los Garcilasos tienen en la nave del evangelio de la antigua iglesia.

Anhelando vengar la afrentosa muerte de su padre, alistóse entre los enemigos de don Pedro, acreditándose de valeroso y esforzado, combatiendo por el Conde de Trastamara, muriendo, siendo muy joven, en la batalla de Nájera (1367), tan adversa para don Enrique, y en la que se hizo una gran matanza, cayendo prisioneros muchos grandes y ricos hombres de la nobleza de Castilla que acompañaban al monarca.

A su muerte quedó su hija doña Leonor, única heredera de los Garcilasos, y de la casa de la Vega, con todos sus estados » Viuda de don Juan de Castilla, hijo del Conde don Tello, contrajo doña Leonor segundas nupcias con el más acaudalado caballero de su tiempo,» don Diego Hurtado de Mendoza, Almirante mayor del reino, viudo de doña Maria de Castilla, hermana del rey don Juan I, habiendo nacido de aquella última unión don Garcia, don Iñigo López de Mendoza, que fué el primer Marqués de Santillana y conde del Real, uno de los personajes más

(1) En el Libro de las Behetrías se lee con efecto: Pando-Este logar es beetria, é an por naturales (señores naturales) los de lavega, é que non saben otro natural; é aquel dicho logar, que está agora por Garcia Fernandez manrique, que ge lo dió el rey.»

(2) Lasaga Larreta, Dos Memorias, påg 112,

ilustres que figuraron en el reinado del rey don Juan, por su elevada alcurnia, por su valor y su variado saber, de quien fué hijo el primer Duque del Infantado; doña Elvira, Teresa y don Gonzalo. Fallecido a los siete u ocho años de edad el primogénito don García en 1403, sucediale en el derecho a los mayorazgos fundados por sus abuelos aquel don Iñigo, que tanto había de distinguirse por su saber y que inmortalizó el recuerdo de la villa de Santillana, como bajaba al sepulcro prematuramente el Almirante en Julio de 1404, dejando por tutores de sus hijos y de sus bienes a doña Leonor su mujer «é á Pero Lopez de Ayala, mi tío-decía en el testamento-é á Juan Furtado de Mendoza mi tío prestamero mayor de Vizcaya.

La ambición de sus parientes, que no respetaron la autoridad de los tutores, alteraron la paz de la rica-hembra, poniéndola pleito doña Aldonza de Mendoza hija de las primeras nupcias del Almirante y don Iñigo López de Mendoza hermano de éste; y cuando esto sucedia, Garci Fernandez Manrique alteraba los estados de Santillana, poniendo en tela de juicio los derechos de doña Leonor de la Vega y sus mayores,» con fundar los suyos <«<al señorío de los valles de Liébana, Potes, etc» en el privilegio concedido por don Enrique II a su sobrino don Juan de Castilla, hijo del infante don Tello, por el cual le donaba la villa de Aguilar de Campóo, con las demás villas y lugares de tierra de Liébana, Pernía, Santa Agueda, Castañeda etc., alegando que estos bienes «se habían dado en arras á doña Leonor,» cuando contrajo matrimonio con el nieto bastardo de don Alfonso XI. «Incluidos en las mercedes enriqueñas que, por testamento del mismo rey, Enrique II, volvieron á la corona,» había hecho con efecto en 1395 Enrique III nueva donación de ellos al Almirante, y de derecho correspondían por tanto al linaje de los Mendoza al fallecimiento del insigne prócer; pero la muerte del monarca y «la del gran canciller Pero Lopez de Ayala, llorado en los primeros meses de 1407,» si fueron causa de contratiempo para la valerosa descendiente de los señores de la Vega, no le impidieron hacer valer sus derechos, y en lo que hace a los contradichos por Garci Fernández Manrique, a instancias suyas «en 17 de Marzo de aquel año declaraban..... los oidores Juan Gonzalez de Acebedo y Juan Alfonso de Toro, que los valles de Carriedo, Villaescusa, Cayón, Camargo, Cabezón y alfoz de Lloredo estaban comprendidos en los, privilegios de Gonzalo Ruiz de la Vega, y debían por tanto los moradores de ellos acudir á doña Leonor con todos sus pechos y contribuciones.» (1)

(1) Amador de los Rios, Obras del Marqués de Santillana, påg XV,

»

«Al morir el año 1404 don Diego Hurtado de Mendoza, legó aquellos bienes y señorios, de que le había sido hecha merced por don Enrique II en 1395, «á su hija legítima doña Elvira, nacida de su esposa doña Leonor de la Vega; pero esta señora dió a la doña Elvira, de acuerdo con el marido de la misma, quince mil florines de oro, y por tal juicio doña Elvira... renunció y traspasó a favor de su madre la propiedad de los enunciados bienes; todo lo cual fué aprobado y confirmado por Real cédula de privilegio, firmado por el Rey don Juan II en 20 de Noviembre de 1420. (1) De este modo, y quizá dando al antiguo lugar de Pando la denominación de Torrelavega, por radicar alli el lugar de sus antepasados-poseíale el insigne autor de los Proverbios, edificada

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RESTOS DE LA TORRE DE LA VEGA

(1) Llorente Fernández, loco laudato.

ya en los tiempos de don Juan II (1458) la Torre, (a la que está unida la antigua iglesia) de que recibió nombre la villa, y de la que sólo quedan, como restos gloriosos del pasado, los muros coronados de hiedra que aparecen reproducidos en el grabado de este artículo.

Los duques del Infantado por vanidad é interés procuraron el engrandecimiento de la villa centralizando en ella el personal de la Administración antigua y la escribanía; pero con esto prosperó poco Torrelavega, según consta por el padrón de vecinos correspondiente al año 1746, creciendo la población con gran lentitud, pues en 1753 no había más que 89 vecinos.

Cree el señor Lasaga y Larreta que «su movimiento ascensional parte desde el día en que arrancó de la villa de Cartes la administración de correos,» pero dada la importancia de los mercados en Torrelavega, como veremos al tratar esta materia en el capítulo VIII, a su implantación debe atribuirse el engrandecimiento de la ciudad.

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