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antiguos, ú ochocientos setenta i cinco pasos. Es esta arena provechosa para la fábrica de los edificios que se hacen en la ciudad, pero incomodan demasiado á los que transitan por ellos. Entre los mismos pasaba un conducto de agua, por donde se metia una fuente en Gibraltar, obra del año 1571, que duró mui pocos años. Acabados los arenales, i comenzaban las huertas de arboles de muchas diferentes, i sabrosisimas frutas, i mui alabadas de los naturales i forasteros. Tenian por vallados las tunas, ó higueras de las Indias, á quien llamó Mathiolo, opuntia; nombre que dice le da Plinio; mas se engañó Mathiolo, porque la opuntia de Plinio es yerba, i esta otra es mata que arborece. Crianse tambien estas higueras en los dichos arenales, que sin cultivarlas crecen en grande abundancia.

XXIV.

mita.

Entre las huertas se hallaba una iglesia 6 hermita, llamada san Juan el Verde, que era de la en- S. Juan el comienda de los caballeros de san Juan del hospi. Verde, hertal, que decimos de Malta. Hubo algunas variedades sobre la causa de llamarse verde. La verdad es, dice el autor citado, que se llamó asi; porque el tejado con que estaba cubierta la iglesia, era de tejas verdes vidriadas, i aun hoi duran mas de una docena de estas tejas, y yo le conoci mas de cincuenta. Aqui estaba una imagen de nuestra señora de Consolacion, que casi avocó á sí el nombre de la hermita. Cerca de ella se hizo un calvario con muchas cruces, estaciones i pasos, en memoria de los que Jesu Cristo anduvo por la salvacion de los hombres; levantado por la devocion i limosna del almirante Roque Centeno, que lo fue de la armada del Estrecho, de que era general Don Francisco Faxardo; i fue esto por los años de 1623. Un poco mas adelante estaba edificada la hermita de nuestra señora de los Remedios, imagen mui celebre i fre

cuen

XXV.

cuentada, con quien tenta la ciudad mucha devocion.

Resta por decir de la antiquisima i mui devota Virgen de casa de nuestra señora de Europa, que estaba en el Europa. sitio ultimo de toda la Europa, » en la qual el Se»ñor, dice Portillo, por intercesion de su bendita » madre ha hecho muchos milagros, de que con » nuestros ojos habemos visto algunos. Tienese en "gran veneracion la imagen i hermita en la ciudad; i los vecinos de ella, de toda suerte de gente, ,, la han adornado con muchos dones; i los gene"rales de las galeras le han dado lamparas de plata, " con renta de aceite para que siempre estuviesen ,, encendidas delante de la santa imagen. El princi" pe Juan Andrea Doria dió una el año de 1568, por

que en el Estrecho tomó este año cinco galeras » de Turcos; i por su devocion otra una tia de Fa"bricio Colona, general de las galeras de Sicilia, " que murió en esta ciudad el año de 1580. Don " Martin de Padilla, conde de santa Gadea, Ade

lantado mayor de Castilla, i general de las galeras " de España, dió otra lampara ; i otra D. Pedro de » Toledo, duque de Fernandina i marques de Vi» llafranca. Ni será justo dexar de poner entre estos » caballeros á un vecino de la ciudad llamado Fran"cisco de Molina, que dió otra lampara de plata, "pues es razon que los nombres i hechos de los

buenos vivan para siempre en la memoria de los " hombres. Dió otra lampara de plata mui hermosa » un caballero natural de esta ciudad, llamado Bal❞ tasar Benitez Rendon; i otra Fernando de Biedma, " que pasó á las Indias, i ganando allá mucha ha"cienda la traxo á Gibraltar su patria, donde mu"rió mui devoto de esta santa imagen. Otra dió Pe

dro Machado, tambien natural de Gibraltar, año de 1625, que vino de las Indias; i el señor Don "Luis dió el cetro, i Miguel Bravo un rico manto. «

La

La hermita, á lo que parece, era obra de moioS, i lo mostraban bien las bovedas á la morisca que tenia. Llegó su iglesia á grande amplitud, i á engrandecimiento casi doble mayor del que primeramente tuvo. Habia dentro de la iglesia una buena torre, que si fue morisca, donde los alfaquiés se subian á hacer las ceremonias mahométicas i aclamar al Dios solo i á Mahoma su profeta, no lo parecia, antes estaba renovada á lo moderno. Gozaba grandes jubileos é indulgencias, particulares privilegios, i muchas i apreciables reliquias de santos reconocidos, las que conservó i aumentó hasta que el año de 1704 la saquearon i profanaron los Ingleses.

XXVI.

Los Tarfes.

Torre

de

Por la parte alta de las huertas i ácia el medio-dia hubo gran espacio de monte, que nombraban los Tar fes: denominaciou morisca, è indicio congruente de Ginoveses. que le dió el nombre Tarik, aquel capitan de los mo Huesos Ca ros que pasó la primera vez por aqui quando la pér- peñas. dida de España. Dividianse en dos: Tarfes baxos i Tarfes altos. Las viñas que corrian hasta la caleta del Laudero, el corral de Fez, i la virgen de Europa, estaban en los primeros; i los segundos ó los altos eran las partes mas baxas de la sierra, que se extendian, i daban vuelta á levante hasta emparejar con las rocas escarpadas (1). Estuvo en este sitio una torre antiquisima dicha de los Ginoveses; sin que se sepa por qué se le dió este nombre. A lo que se puede congeturar se habia levantado en correspondencia de otra que está fuera de la ciudad casi de la misma fábrica en lo alto de la sierra de la carbonera, i la hubieron de hicer Cartagineses ó Romanos para avisar à Carteya de las armadas que venian por el mar; porque de esta ciudad no se podia ver mas que parte de la bahía i del estrecho. Desde es

(1) braltar.

E

tas

Barrant. Maldonade. Dialogo del saco de Gi

XXVII.

tas torres, que descubren largo espacio, se hacia señal á los de Carteya, pues desde muchas partes de ella se podian registrar bien ambas torres. Esta es congetura verisimil, aunque no se puede afirmar como hecho cierto. Tenia la torre de los Ginoveses á su pie un algibe antiquisimo, i con serlo tanto conservaba agua. Una parte de la torre estaba caida por su antigüedad; i mas adelante, junto á la cueva dicha de los Abades, habia peñas que tenian pegados é incorporados huesos humanos, i tan asidos á ellas que causaba admiracion; porque con mucha dificultad se despegaban de la peña con una punta de daga. No estaban las piedras labradas en forma de sepulturas, sino mezclados los huesos i trabados irregularmente con ellas, confirmando la opinion de los Filosofos que aseguran se aumentan las piedras por agregacion; esto es, uniendose les otras materias, á las que con el discurso de los tiempos abrazan tanto en sí, que las hacen parte de sí mismas. Parecia tambien por la grandeza i proporcion de aquellos huesos, i por no hallarse en sepulturas, que estaban alli desde el tiempo del diluvio universal, ó de otra inundacion; pues habiendose cubierto en el primero este monte de agua como todos los demas, pudieron quedar aqui los cadáveres cuyos huesos se han conservado tantos siglos (1).

Al levante de la virgen de Europa se halla Admirable la admirable obra de la cisterna, algibe ó recoeisterna. gimiento de agua, tal i tan magnifica, i de tan Corral de grandiosa arquitectura, que no es facil adivinar si

Fez.

fue trabajo de moros ó mas antiguo que ellos. Es su forma irregular, de figura trapezoide; larga de setenta i ocho pies; lata ó ancha quarenta i ocho, i quarenta i dos; i la altura de ocho pies i medio. Para sostener el terrado que lo cubre tiene vein

(1) Portillo.

por

veinte i dos pilares de ladrillo, i se baxa á él
una escalera del mismo material. Obra, cierto, que
fue abierta i levantada por hombres de gran curiosi-
dad; porque está cavada en peña viva, i en todo
aquel sitio no se halla otro suelo con espacio tan
igual, ni tan profundo. Tiene labradas las paredes i
pavimento de ladrillo, con fortisima argamasa, qual
era menester para retener el agua que se desprende
desde las alturas, i se recoge en el depósito. Con-
servase en éste casi todo el año; pero son muchas
las quiebras con que el tiempo lo destruye. Al norte
de la virgen de Europa, i sobre la caleta del Lau-
dero, corria un murillo viejo, i en él una puerta á la
morisca, que introducia al sitio llamado corral de
Fez; ia lo que se puede entender hubo alli alguna
poblacion de moros de Fez, ó mercaderes que con-
ducian mercaderias de Africa á los moros Españoles.
Si ya el sitio no fue mas antiguo, i poblado por Ta-
rik, pues se veían muchas paredes de piedra seca
por aquellos contornos con los algibes del Tarfe,
cisternas para agua, mezquita con torre, las viñas
viejas, con otras mas particularidades, i la cueva.
de las palomas, que parecia por la antiquisima obra
que tenia, haber sido habitada, i donde se creía en
el vulgo de Gibraltar que hubo tesoro.

por

Flores.

¿Quién diria al ver este peñon tan esteril i xxvIII. descarnado, que primitivamente estuvo poblado de Monte en arboles? Pues si creemos á Euctemon, citado el peñon. Avieno (1), las selvas que le cubrian causaban á los que subian á él un miedo religioso; i constando por la historia que la sierra carbonera que está enfrente, no menos pelada en nuestro tiempo que el peñon, fue un espeso bosque no muchos siglos há, i aun era monte à principios del siglo pasado; no

E 2

ten

(1) Or. marit.

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