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VII.

risimil.

montes; quién que eran islas pequeñas próximas á ellos; algunos entendieron los cabos del Estrecho (1), i Posidonio creyó que eran columnas de metal altas de ocho codos, i colocadas en el templo Gaditano, donde estaban grabadas las sumas expendidas en la fábrica del edificio. Philostrato, en la vida de Apolonio, (2) parece que entiende dos columnas del mismo templo, fundidas de oro i plata, denotando, segun explicó el impostor Apolonio, la union i conformidad de la tierra con el oceano. Hesichio añade aun mas opiniones: que algunos afirmaban eran cabos ó montones de tierra; otros; promontorios que sobresalian del continente; i varios, que eran dos ciudades, otros que tres, quien que una, i no faltó quien aseguráse fueron quatro. Ni pararon en esto los ociosos Griegos: Eustatio, en la exposicion de las Periegesis de Dionisio (3), menciona otros tres dictamenes, que eran estatuas de Hércules ó ciudades Herculanas, esto es, distinguidas con el nombre de Hércules; ó al fin, collados consagrados á este mismo semi-dios (4).

Poco, á la verdad, nos importa la resolucion de La mas ve- duda tan confusa, que solo serviria, despues de examinada con largas investigaciones, para satisfacer una curiosidad infructuosa. En caso de determinarla parece lo mas verisimil, asi como es lo mas recibido, que los dos montes Calpe i Abila fueron los que se distinguieron con el nombre de columnas de Hércules, ya porque tienen alguna semejanza, principalmente Calpe, con la figura de la columna; ya porque estando en el fin del mediterraneo, unico mar conocido de los Griegos, las suponian como indicio ó termino que manifestaba los límites de los descubrimientos, á semejanza de los linderos ó pe

(1) Vid. Strab. I. 3. (2) Lib. 5. cap. 5. (3) Al vers. 65. (4) Vid. Strab. lib. 3.

peñones de deslinde, que señalan la extension de las posesiones. Los estrechos, i los promontorios que suele haber en ellos son mui propios para servir de señales, ó indicar los principios i fines de los rumbos. En fin, gravisimos autores Griegos (1) i aun Latinos, dan á los montes elevados el nombre de xiovas ó columnas; i ninguno pudo merecer esta denominacion con mayor fundamento que Calpe, no solo por su altura, sino por estar desi paprendido por todas partes de otros montes, recer á los que se acercan á él por el mediterraneo una columna verdadera. Pudo ser tambien, como Estrabon añade con su acostumbrada erudicion i juicio, que los primeros descubridores del Estrecho levantasen por trofeo de sus largos viages i descubrimientos inauditos, sublimes columnas en uno i otro monte, i que destruidas despues con el transcurso de los tiempos dexasen el nombre de columnas á los sitios donde estuvieron levantadas. La costumbre de los modernos descubridores de la America en levantar torres, ó poner cruces en las costas remotas á donde han llegado, es imitacion de lo que practicaron los antiguos; i los monumentos que estos erigieron en semejantes ocasiones, persuaden que sucedió lo mismo en el Estrecho. La comunicacion de los nombres de aquellos monumentos, trofeos ó señales á los sitios donde estuvieron, no solo es verisimil, sino un hecho verificado muchas veces. Las aras Philénicas, ó levantadas á los hermanos Philenos entre las Sirtes, no subsisten; pero el sitio conservó el mismo nombre muchos siglos, i lo conserva entre los escritores. Alexandro no halló en la India las columnas de Hércules ni Baco; mas sus tropas creyeron que eran los lugares que les indicaron. Lo mismo pudo su

(1) Eust. ad Odiss. A.

ce

VIII.

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ceder en nuestro Estrecho como Estrabon advierte (1).

Sería adivinacion asignar la época en que se Tomaron dió aquel nombre, asi como lo sería determinar á Egipcio. qual de los Hércules se debe atribuir el descubri

nombre del

miento del Estrecho, i la ereccion de las columnas. Hubo ó se fingen muchos personages de este nombre; i segun el dictamen de Marco Tulio, que suponemos el mas cierto (2), el primero entre los seis de mayor fama fue el hijo de Júpiter i Lisito; el segundo el Egipcio; siguese el de Creta i de los Idéos Digitos; el Tirio se menciona en quarto lugar; luego Hércules Indico, llamado tambien Belo; i el ultimo el Tebano, hijo de Júpiter i Alcmena. No se averigua qual de estos fuese el héroe de nuestra expedicion; i es mas facil oponer sólidos reparos contra la venida de qualquiera de ellos, i contra la causa de la imposicion del nombre, que dar pruebas seguras de su arribo á nuestras costas. Excluyamos al Hércules hijo de Lisito, i al Indico; excluyamos al Griego, por constar que sus nacionales le atribuyeron falsamente las expediciones de los otros; i excluyamos en fin al Hércules Cretense, aunque los Dactilos ó Curetes habitaron, segun Justino, este pais; aunque Saturno á quien siguen mui de cerca habia dado antes nombre al monte; i aunque el culto de este Dios se hallaba mui extendido, i radicado en nuestras costas occidentales. Queda la duda entre el Egipcio i el de Tiro. ¿Quál de ellos levantó estas columnas, ó las ennobleció con su nombre ?

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Por leve instruccion que se tenga de las antigüedades, claman estas costas á favor del Fenicio. Carteya, Belon i Gades son nombres propios del idioma Fenicio; i la primera i ultima consta que

(1) V. Strab. cit. (2) Lib. 3. de nat. Deor.

fue

fueron emporios famosisimos de sus animosos navegantes. Aun en tiempo del dominio Romano continuaban este comercio habiendose internado muchos siglos antes por el oceano hasta descubrir la gran Bretaña, i aun la America (1). Ellos, segun Mela (2), edificaron el templo de Cadiz consagrado á Hércules; i segun Appiano Alexandrino en I'ẞnposen, el culto que alli se daba era Fenicio, propio del Hércules Tirio i no del Tebano. Esto mismo testifica Arriano (3), i añade que Tartesos fue fundacion de Tirios, i que el templo era de estructura Fenicia. Veleyo Patérculo (4) está por el arribo de los Fenicios á la isla de Gades en tiempos mui antiguos, i por la fundacion que hicieron de la ciudad de Cadiz. Strabon tambien en su libro tercero cuenta con extension las repetidas tentativas que hicieron los de Tiro hasta lograr el sólido establecimiento que procuraban en Cadiz i sus costas. Son igualmente pruebas irrefragables de estos hechos la multitud de monedas que se encuentran solo en estos paises, ó mas que en ninguno otro, con caractéres desconocidos. Muchos sabios antiquarios, i en especial uno que al presente investiga profundamente este arcano con todos los auxilios, luces, i erudicion necesaria, deciden que sin duda son caractéres Fenicios. Todos estos son apoyos solidisimos para creer que los montes Calpe y Abila se ennoblecieron con el nombre del Hércules de Tiro, i no de otro.

Siempre quedará en una probabilidad mui tenue qualquiera opinion que se promueva; i estas narraciones, se hallan tan mezcladas con fabulas que no se pueden separar los hechos verdaderos de los falsos. Si cupiera prudente asenso en materia tan obs

B

(1) V. Chanaan Bochart. lib. 1. cap. 38. (2) Lib. 3. C. 4. (3) Περ Αναβασεων lib. 2. (4) Lib. 1. init.

obscura, diria resueltamente que el Hércules Egipcio i no el Tirio fue el personage de esta scena. En toda combinacion se anticipa el tiempo del Egipcio, i se hace verisimil que sus expediciones se atribuyeron despues al de Tiro, asi como las de éste se imputaron al Griego. Ademas de la precedencia en tiempo, afirma expresamente Pomponio Mela que el templo de Hércules en Cadiz fue fundacion de Fenices, , pero el Hércules à quien se daba culto era el Egipcio, cuyos huesos estaban alli enterrados (1). Filostrato (2) describiendo la religion de Cadiz dice que el Hércules Egipcio tenia dos aras en el templo, i el Tebano una, sin que del Tirio hable palabra; i es inverisimil que los Fenicios levantasen aras á dioses extraños, sino hubiesen encontrado establecido el culto i veneracion del héroe Egipcio. Añade Filostrato, que este fue el que vino á Cadiz. Muchas de las ceremonias, que describe Silio Itálico en su libro tercero observadas en el templo Ga ditano eran Egipcias; como el vestirse los sacerdotes de lino, cubrirse la cabeza con tela Egipcia de la misma especie, y sobre todo el supersticioso cuidado de apartar del templo los cerdos, animales tan inmundos entre los Egipcios, que se creian obligados á purificarse inmediatamente, si les tocaba por casualidad alguno de aquellos animales (3). Consta ademas de otros escritores que el Hércules Egipcio vino á España, que murió en ella, y que levantó la columna del Estrecho llamada Abila, asi como erigió en otras partes monumentos de sus victorias. Si se tiene presente que muchos forman solo un personage de Osiris, de Hércules Egipcio, i de

Se

(1) Templum Egyptij Herculis.... Tyrij constituere: cur sanctum sit, ossa ejus ibi sita efficiunt. lib. 3. c. 6. (2) In vit. Apollon. lib. 5. cap. 4. (3) Vease á Salazar Antiguedad. Gaditan. lib. 3.

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