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por los Apóstoles en Galilea (Matth. 18. Luc. 24.). Declara ademas el santo Concilio, que la costumbre de celebrar con singular veneracion y solemnidad todos los años, en cierto dia señalado y festivo, este sublime y venerable Sacramento, y la de conducirlo en procesiones honorífica, y reverentemente por las calles y lugares públicos, se introdujo en la iglesia de Dios con mucha piedad y religion. Es sin duda muy justo que haya señalados algunos dias de fiesta en que todos los cristianos testifiquen con singulares y esquisitas demostraciones la gratitud y memoria de sus animos respecto del dueño y Redentor de todos, por tan inefable, y claramente divino beneficio (4. Corint. 15. Hebr. 2.), en que se representan sus triunfos, y la victoria que alcanzó de la muerte. Ha sido por cierto debido, que la verdad victoriosa triunfe de tal modo de la mentira y heregía, que sus enemigos á vista de tanto esplendor, y testigos del grande regocijo de la iglesia universal, ó de bilitados y quebrantados se consuman de envidia, ó avergonzados y confundidos vuelvan alguna vez sobre sí.

Cap. VI. Que se debe reservar el sacramento de la sagrada Eucaristia, y llevar á los enfermos.

Es tan antigua la costumbre de guardar en el sagrario la santa Eucaristía, que ya se conocia en el siglo en que se

Galilæa ab Apostolis adoratum fuisse, Scriptura testatur. Declarat prætereà sancta Synodus, piè, et religiose admodum in Dei Ecclesiam inductum fuisse hunc morem, ut singulis annis peculiari quodam et festo die præcelsum hoc, et venerabile Sacramentum singulari veneratione, ac solemnitate celebraretur, utque in processionibus reverenter, et honorifice illud per vias, et loca publica circumferretur. Æquissimum est enim sacros aliquos statutos esse dies cùm christiani omnes singulari, ac rara quadam significatione gratos, et memores testentur animos erga communem Dominum, et Redemptorem pro tam ineffabili, et planè divino beneficio, quo mortis ejus victoria, et triumphus repræsentatur. Ac sic quidem oportuit victricem veritatem de mendacio, et hæresi triumphum agere; ut ejus adversarii in conspectu tanti splendoris, et in tanta universæ ecclesiæ lætitia positi, vel debilitati, et fracti tabescant, vel pudore effecti, et confusi aliquando resipiscant.

Cap. VI. De asservando sacra Eucharistiæ sacramento, et ad infirmos deferendo.

Consuetudo asservandi in sacrario sanctam Eucharistiam adeò an

celebró el concilio Niceno. Es constante, que á mas de ser muy conforme á la equidad y razon, se halla mandado en muchos concilios, y observado por costumbre antiquísima de la iglesia católica, que se conduzca la misma sagrada Eucaristía para administrarla á los enfermos, y que con este fin se conserve cuidadosamente en las iglesias. Por este motivo establece el santo Concilio, que absolutamente debe mantenerse tan saludable y necesaria costumbre.

Cap. VII. De la preparacion que debe preceder para recibir dignamente la sagrada Eucaristia.

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Si no es decoroso que nadie se presente á ninguna de las demas funciones sagradas sino con pureza y santidad; cuanto mas notoria es á las personas cristianas la santidad y divinidad de este celeste Sacramento, con tanta mayor diligencia por cierto deben procurar presentarse á recibirle con grande respeto y santidad; principalmente constándonos aquellas tan terribles palabras del Apostol san Pablo: Quien come y bebe indignamente, come y bebe su condenacion; pues no hace diferencia entre el cuerpo del Señor y otros manjares (A. Corint. 16.). Por esta causa se ha de traer á la memoria del que quiera comulgar el precepto del mismo Apostol: Reconozcase el hombre á sí mismo (1. Corint. 1.). La costumbre de la Iglesia declara que es necesario este

tiqua est, ut eam sæculum etiam Nicæni concilii agnoverit. Porro deferri ipsam sacram Eucharistiam ad iufirmos, et in hunc usum diligenter in ecclesiis conservari, præterquam quod cum summa æquitate, et ratione conjuntum est, tum multis in conciliis præceptum invenitur, et vetustissimo catholicæ ecclesiæ more est observatum. Quare sancta hæc Synodus retinendum omninò salutarem hunc, et necessarium morem statuit.

Cap. VH. De præparatione, quæ adhibenda est, ut dignè quis sa-` cram Eucharistiam percipiat.

Si non decet ad sacras ullas funntiones quempiam accedere, nisi sanctè, certè, quò magis sanctitas, et divinitas cælestis hujus Sacramenti viro Christiano comperta est, eo diligentius cavere ille debet, ne absque magna reverentia, et sanctitate ad id percipiendum accedat; præsertim cum illa plena formidinis verba apud ApostoJum legamus: Qui manducat; et bebit indignè, judicium sibi manducat, et bibit, non dijudicans corpus Domini. Quare comunicare volenti revocandum est in memoriam ejus præceptum: Probet autem se ipsum homo, Ecclesiastica autem consuetudo declarat, eam

examen, para que ninguno sabedor de que está en pecado mortal, se pueda acercar, por muy contrito que le parezca hallarse, á recibir la sagrada Eucaristía, sin disponerse ántes con la confesion sacramental; y esto mismo ha decretado este santo Concilio observen perpetuamente todos los cristianos, y tambien los sacerdotes, que por oficio estuviesen obligados á celebrar á no ser que les falte confesor. Y si el sacerdote por alguna urgente necesidad celebrare sin haberse confesado, confiese sin dilacion luego que pueda.

Cap. VIII. Del uso de este admirable Sacramento.

Con mucha razon y prudencia han distinguido nuestros Padres respecto del uso de este Sacramento tres modos de recibirlo. Enseñaron pues, que algunos lo reciben solo sacramentalmente, como son los pecadores; otros solo espiritualmente, es á saber aquellos que recibiendo con el deseo este celeste pan, perciben con la viveza de su fe, que obra por amor, su fruto y utilidades ; los terceros son los que le reciben sacramental y espiritualmente á un mismo tiempo; y tales son los que se preparan, y disponen antes de tal modo (Matth. 2.), qué se presentan á esta divina mesa adornados con vestiduras nupciales. Mas al recibirlo sacramentalmente siempre ha sido costumbre de la iglesia

probationem necessariam esse, ut nullus sibi conscius peccati mor talis, quantumvis sibi contritus videatur, absque præmissa sacra mentali confessione ad sacram Eucharistiam accedere debeat. Quod à Christianis omnibus, etiam ab iis sacerdotibus, quibus ex oficio incubuerit celebrare, hæc sancta Synodus perpetuo servandum esse decrevit; modo non desit illis copia confessoris. Quod si, necessitate urgente, sacerdos absque previa confessione celebraverit, quamprimum confiteatur.

Cap. VIII. De usu admirabilis hujus Sacramenti

Quoad usum autem, rectè et sapienter Patres nostri tres rationes hoc sanctum Sacramentum accipiendi distinxerunt. Quosdam enim docuerunt sacramentaliter dumtaxat id sumere, ut peccatores: alios tantùm spiritualiter, illos nimirum, qui voto propositum illum ealestem panem edentes, fide viva, quæ per dilectionem operatur, fructum ejus, et utilitatem sentiunt: tertios porrò sacramentalitèr simul, et spiritualitèr: hi autem sunt qui ita se priùs probant, et instruunt, ut vestem nuptialem induti, ad divinam hanc mensam accedant. In sacramentali autem sumptione semper in Ecclesia Dei

de Dios, que los legos tomen la comunion de mano de los sacerdotes, y que los sacerdotes cuando celebran, se comulguen á sí mismos: costumbre que con mucha razon se debe mante ner (Hebr. 5. et 7.), por provenir de tradicion apostólica. Finalmente el santo Concilio amonesta con paternal amor, exorta, ruega y suplica por las entrañas de misericordia de Dios nuestro señor á todos, y á cada uno de cuantos se hallan alistados bajo el nombre de cristianos, que lleguen finalmente á convenirse y conformarse en esta señal de unidad, en este vínculo de caridad, y en este símbolo de concordia; y acordándose de tan suprema magestad, y del amor tan estremado de Jesucristo nuestro señor (Joann. 6.), que dió su amada vida en precio de nuestra salvacion, y su carne para que nos sirviese de alimento; crean y veneren estos sagrados misterios de su cuerpo y sangre, con fe tan constante y firme, con tal devocion de ánimo, y con tal piedad y reverencia, que puedan recibir con frecuencia aquel pan sobresubstancial, de manera que sea verdaderamente vida de sus almas, y salud perpetua de sus entendimientos, para que confortados con el vigor que de él reciban, puedan llegar del camino de esta miserable peregrinacion á la patria celestial (Psalm. 77.), para comer en ella sin ningun disfraz ni velo el mismo pan de Angeles, que ahora comen bajo las sagradas especies. Y por cuanto no basta esponer las verdades, si no se descubren y refutan los errores; ha tenido á bien este santo Concilio añadir los

mos fuit, ut laïci à sacerdotibus communionem acciperent; sacerdotes autem celebrantes seipsos communicarent. Qui mos, tamquam ex traditione Apostolica descendens, jure, ac meritò retineri debet. Demùm verò paterno affectu admonet sancta Synodus, hortatur, rogat, et obsecrat per viscera misericordiæ Dei nostri, ut omnes, et singuli, qui christiano nomine censentur, in hoc unitatis signo, in hoc vinculo caritatis, in hoc concordiæ symbolo jam tandem aliquando conveniant, et concordent; memoresque tantæ majestatis, et tam eximii amoris Jesu Christi, Domini nostri, qui dilectam animam suam in nostræ salutis pretium, et carnem suam nobis dedit ad mandncandum; hæ sacra mysteria corporis, et sanguinis ejus ea fidei constantia, et firmitate, eâ animi devotione, eâ pietate, et cultu credant, et venerentur, ut panem illum supersubsantialem frequentèr suscipere possint, et is verè eis sit animæ vita, et perpetua sanitas mentis, cujus vigore confortati, ex hujus miseræ peregrinationis itinere ad cælestem patriam pervenire valeant, eundem panem Angelorum, quem modò sub sacris velaminibus edunt, absque ullo velamine manducaturi. Quoniam autem non est satis veritatem dicere, nisi detegantur, et rofellantur

cánones siguientes, para que conocida ya la doctrina católica, entiendan tambien todos, cuales son las heregías de que deben guardarse, y deben evitar.

Del sacrosanto sacramento de la Eucaristía.

CAN. 1. Si alguno negare, que en el santísimo sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y substancialmente el cuerpo y la sangre juntamente con el alma y divinidad de nuestro señor Jesucristo, y por consecuencia todo Cristo; sino por el contrario dijere, que solamente está en él como en señal ó en figura, ó virtualmente; sea escomulgado.

CAN. II. Si alguno dijere, que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía queda substancia de pan y de vino juntamente con el cuerpo y sangre de nuestro señor Jesucristo; y negare aquella admirable y singular conversion de toda la substancia del pan en el cuerpo, y de toda la substancia del vino en la sangre, permaneciendo solamente las especies de pan y vino; conversion que la Iglesia católica propíisimamente llama Transubstanciacion; sea escomulgado.

CAN. III. Si alguno negare, que en el venerable sacra'mento de la Eucaristía se contiene todo Cristo en cada una de las especies, y divididas estas, en cada una de las par

errores; placuit santæ Synodo hos canones subjungere, ut omnes jam, agnita doctrina catholica, intelligant quoque, quæ illis hæreses caveri, vitarique debeant.

De sacrosancto Eucharistiæ sacramento

CAN. I. Si quis negaverit, in sanctissimæ Eucharistiæ sacramento contineri veré, realitèr, et substantialitèr corpus, et sanguinem unà cùm anima, et divinitate Domini nostri Jesu Christi, ac proindè totum Christum; sed dixerit tantummodò esse in eo, ut in signo, vel figura, aut virtute; anathema sit.

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CAN. II. Si quis dixerit, in sacrosancto Eucharistiæ sacramento remanere substantiam panis, et vini, una cum corpore, et sanguine Domini nostri Jesu Christi; negaveritque mirabilem illam, et singularem conversionem totius substantiæ panis in corpus, et totius substantiæ vini in sanguinem, manentibus dumtaxat speciebus panis, et vini; quam quidem conversionem catholica Ecclesia - aptissimè Transubstantiationem appellat; anathema sit.

CAN. III. Si quis negaverit, in venerabili sacramento Eucharistiæ sub unaquaque specie, et sub singulis cujusque especici parti

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