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tículas de cualquiera de las dos especies; sea escomulgado. CAN. IV. Si alguno dijere, que hecha la consagracion no está el cuerpo y la sangre de nuestro señor Jesucristo en el admirable sacramento de la Eucaristía, sino solo en el uso; mientras que se recibe, pero no ántes, ni despues; y que no permanece el verdadero cuerpo del Señor en las hostias ó partículas consagradas que se reservan, ó quedan despues de la comunion; sea escomulgado.

CAN. V. Si alguno dijere, ó que el principal fruto de la sacrosanta Eucaristía es el perdon de los pecados, ó que no provienen de ella otros efectos; sea escomulgado.

CAN. VI. Si alguno dijere, que en el santo sacramento de la Eucaristía no se debe adorar á Cristo hijo unigénito de Dios con el culto de latria, ni aun con el esterno; y que por lo mismo, ni se debe venerar con peculiar y festiva celebridad; ni ser conducido solemnemente en procesiones, segun el loable y universal rito y costumbre de la santa Iglesia, ó que no se debe esponer públicamente al pueblo para que le adore, y que los que le adoran son idolatras; sea escomulgado.

CAN. VII, Si alguno dijere, que no es lícito reservar la sagrada Eucaristía en el sagrario, sino que inmediatamente despues de la consagración se ha de distribuir de necesidad á los que estén presentes; ó dijere que no es lícito llevarla honoríficamente á los enfermos; sea escomulgado.

bus, separatione facta, totum Christum contineri; anathema sit. CAN. IV. Si quis dixerit, peracta consecratione, in admirabili Eucharistiæ sacramento non esse corpus, et sanguinem Domini nostri Jesu Christi, sed tantùm in usu, dum sumitur, non autem antè vel post; et in hostiis, seu particulis consecratis, quæ post communionem reservantur, vel supersunt, non remanere verum corpus Domini; anathema sit.

CAN. V. Si quis quis dixerit, vel præcipuum fructum sanctissimæ Eucharistiæ esse remissionem peccatorum, vel ex ea non alios effectus provenire; anathema sit.

CAN. VI. Si quis dixerit, in sancto Eucharistiæ sacramento Christum, unigenitum Dei Filium, non esse cultu latriæ, etiam externo, adorandum; atque ideò nec festiva peculiari celebritate venerandum; neque in processionibus, secundùm laudabilem, et universalem Ecclesiæ sanctæ ritum, et consuetudinem, solemniter circum gestandum, vel non publicè, ut adoretur, populo proponendum, et ejus adoratores esse idolatras; anathema sit.

CAN. VII. Si quis dixerit, non licere sacram Eucharistiam in sacrario reservari, sed statim post consecrationem adstantibus necessario distribuendam; aut non licere, ut illa ad infirmos honorificè deferatur; anathema sit.

CAN. VIII. Si alguno dijere, que Cristo, dado en la Eucaristía solo se recibe espiritualmente, y no tambien sacramental y realmente; sea escomulgado.

CAN. IX. Si alguno negare, que todos y cada uno de los fieles cristianos de ambos sexos, cuando hayan llegado al completo uso de la razon, están obligados á comulgar todos los años, á lo menos en Pascua florida, segun el precepto de nuestra santa madre la Iglesia; sea escomulgado. CAN. x. Si alguno dijere, que no es lícito al sacerdote que celebra comulgarse á sí mismo; sea escomulgado.

CAN. XI. Si alguno dijere, que sola la fe es preparacion suficiente para recibir el sacramento de la santísima Eucaristía; sea escomulgado. Y para que no se reciba indignamente tan grande Sacramento, y por consecuencia cause muerte y condenacion; establece y declara el mismo santo Concilio, que los que se sienten gravados con conciencia de pecado mortal, por contritos que se crean, deben para recibirlo, anticipar necesariamente la confesion sacramenlal habiendo confesor. Y si alguno presumiere enseñar, predicar ó afirmar con pertinacia lo contrario, ó tambien defenderlo en disputas públicas, quede por el mismo caso escomulgado.

CAN, VI. Si quis dixerit, Christum, in Eucharistia exhibitum, spiritualitèr tantùm manducari et non etiam sacramentaliter, et realitèr; anathema sit

CAN. IX. Si quis negaverit, omnes, et singulos Christi fideles utriusque sexus, cum ad annos discretionis pervenerint, teneri singulis annis, saltem in Paschate, ad communicandum, juxta præceptum sanctæ matris Ecclesiæ; anathema sit.

CAN. X. Si quis dixerit, non licere sacerdoti, celebranti seipsum communicare; anathema sit.

CAN. XI. Si quis dixerit, solam fidem esse sufficientem præparationem ad sumendum sanctissimæ Eucharistiæ sacramentum; anathema șit. Et ne tantum Sacramentum indignè, atque ideò in mor→ tem, et condemnationem sumatur, statuit, atque declarat ipsa sancta Synodus, illis, quos conscientia peccati mortalis gravat, quantumcumque etiam se contritos existiment, habita copia confessoris, necessario præmittendam esse confessionem sacramentalem. Si quis autem contrarium docere, prædicare, vel pertinaciter asserere, seu etiam publicè disputando defendere præsumpserit, eo ipso excommunicatus existat.

DECRETO SOBRE LA REFORMA.

Cap. I. Velen los Obispos con prudencia en la reforma de costumbres de sus súbditos, y ninguno apele de su correccion.

Proponiéndose el mismo sacrosanto Concilio de Trento, congregado legítimamente en el Espíritu santo, y presidido de los mismos Legado y Nuncios de la santa sede Apostólica, promulgar algunos estatutos pertenecientes á la jurisdiccion de los Obispos, para que, segun el decreto de la próxima Sesion, con tanto mayor gusto residan en las Iglesías que les están encomendadas, cuanto con mayor facilidad y comodidad puedan gobernar sus súbditos, y contenerlos en la honestidad de vida y costumbres; cree ante todas cosas deber amonestarles (Tit. 1. 1. Tim. 5. 4. Petr. 5.) que se acuerden son pastores, y no verdugos; y que de tal modo conviene manden á sus súbditos, que procedan con ellos, no como señores, sino que los amen como á hijos y hermanos, trabajando con sus ecsortaciones y avisos, de modo que los aparten de cosas ilícitas, para que no se vean en la precision de sujetarlos con las penas correspondientes, en caso de que delincan. No obstante si aconteciere que por la humana fragilidad caigan en alguna culpa, ben observar aquel precepto del Apostol de redargüirles, de rogarles encarecidamente, y de reprenderles con toda bondad y paciencia (2. Timoth. 4.); pues en muchas ocasio

DECRETUM DE REFORMÁTIONE.

de

Cap. I. Episcopi prudentèr moribus subditorum reformandis invigilent: ab eorum correctione non appelletur.

Eadem sacrosancta Tridentina Synodus, in Spiritu sancto, legitimè congregata, præsidentibus in ea eisdem sanctæ sedis Apostolicæ, Legato, et Nuntiis, intendens nonnulla statuere, quæ ad jurisdictionem pertinent Episcoporum, ut, juxta proximæ Sessionis decretum, illi in commissis sibi ecclesiis éò libentiùs resideant, quò faciliùs, et commodiùs sibi subjectos regere, et in vitæ, ac morum honestate continere potuerint; illud primùm eos admonendos censet, ut se pastores, non percussores esse meminerint, atque ita præesse sibi subditis oportere, ut non in eis dominentur, sed illos, tamquam filios, et fratres diligant; elaborentque ut hortando, et monendo ab illicitis deterreant; ne, ubi deliquerint, debitis eos pœnis coërcere cogantur. Quos tamen si quid per humanam fragilitatem peccare contigerit, illa Apostoli est ab eis servanda præceptio, ut illos arguant, obsecrent, increpent in omni bonitate, et

nes es mas eficaz con los que se han de corregir, la benevolencia, que la austeridad; mas la ecsortacion que la amenaza; y mas la caridad, que el poder. Mas si por la gravedad del delito fuere necesario echar mano del castigo, entónces es cuando deben usar del rigor con mansedumbre, de la justicia con misericordia, y de la severidad con blandura para que procediendo sin aspereza, se conserve la diciplina necesaria y saludable á los pueblos, y se enmienden los que fueren corregidos; ó si no quisieren volver sobre sí, escarmienten los demas para no caer en los vicios, con el saludable ejemplar del castigo que se haya impuesto á los otros; pues es propio del pastor diligente y al mismo tiempo piadoso, aplicar primero fomentos suaves á las enfermedades de sus oyejas, y proceder despues, cuando lo requiera la gravedad de la enfermedad, á remedios mas fuertes, y violentos. Si aun no aprovecharen estos para desarraigarlas, servirán á lo menos para librar las ovejas restantes del contagio que les amenaza. Y constando que los reos aparentan en muchas ocasiones quejas, y gravámenes para evitar las penas, y declinar las sentencias de los Obispos, y que impiden el proceso del juez con el efugio de la apelacion; para que no abusen en defensa de su iniquidad del remedio establecido para amparo de la inocencia, y para ocurrir á semejantes artificios, y tergiversaciones de los reos; establece y decreta lo siguiente: No cabe apelacion ántes de la sentencia definitiva del Obispo, ó de su vicario

patientia: cum sæpe plus erga corrigendos agat benevolentia, quàm austeritas; plus exhortatio, quàm comminatio; plus caritas, quàm potestas. Sin autem ob delicti gravitatem virga opus fuerit; tunc cum mansuetudine rigor, cum misericordia judicium, cum lenitate severitas adhibenda est : ut sine asperitate disciplina populis salutaris, ac necessaria conservetur, et qui correpti fuerint, emendentur; aut, si resipiscere noluerint, cæteri salubri in eos animadversionis exemplo, à vitiis deterreantur: cùm sit diligentis, et pii simul pastoris officium morbis ovium levia primum adhibere fomenta, pòst, ubi morbi gravitas ita postulet, ad acriora, et graviora remedia descendere sin autem ne ea quidem proficiant illis submovendis, cæteras saltem oves à contagionis periculo liberare. Cùm igitur rei criminum plerumque ad evitandas pœnas, et Episcoporum subterfugienda judicia, querelas, et gravamina simulent, et appellationis diffugio judicis processum impediant; ne remedio ad innocentiæ præsidium instituto, ad iniquitatis defensionem abutantur, utque hujusmodi eorum calliditati, et tergiversationi occurratur, ita statuit, et decrevit: In causis visitationis, et correctionis, sive habilitatis, et inhabilitatis, necnon criminalibus, ab Episcopo, seu il

general en las cosas espirituales, de la sentencia interlocutoria, como tampoco de ningun otro gravámen, cualquiera que sea, en las causas de visita y correccion, ó de habilidad é ineptitud, así como ni en las criminales: ni el Obispo ni su vicario estén obligados á deferir á semejanle apelacion, por frívola; sino que puedan proceder adelante, sin que obste ninguna inhibicion emanada del Juez de la apelacion, ni tampoco le sea obstáculo ningun estilo ó costumbre contraria, aunque sea inmemorial; á no ser que el gravámen alegado sea irreparable por la sentencia definitiva ó que no se pueda apelar de esta; en cuyos casos deben subsistir en su vigor los antiguos estatutos de los sagrados cánones.

Cap. II. Cuando en las causas criminales se ha de cometer la apelacion de la sentencia del Obispo al Metropolitano,

ó á uno de los mas vecinos.

Si aconteciere que las apelaciones de la sentencia del Obispo, ó de su vicario general en lo espiritual, sobre materias criminales, se deleguen por autoridad Apostólica in partibus, ó fuera de la curia Romana; en caso que haya lugar la apelacion, se ha de cometer al Metropolitano, o á su vicario general en lo espiritual; ó en caso de ser aquel sospechoso por alguna causa, ó diste mas de dos dias legales de camino, o se haya apelado de el; cometase á uno

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lius in spiritualibus vicario generali, ante definitivam sententiam ab interlocutoria, vel alio quocumque gravamine, non appelletur; neque Episcopus, seu vicarius appellationi hujusmodi tamquam frivolæ, defferre teneatur: sed ea, ac quacumque inhibitione ab appellationis judice emanata, necnon omni stylo, et consuetudine, etiam immemorabili, contraria non obstante, ad ulteriora valeat procedere, nisi gravamen hujusmodi per definitivam sententiam reparari, vel ab ipsa definitiva appellari non possit. Quibus casibus sacrorum, et antiquorum canonum statuta illibata persistant.

Cap. II. In criminalibus appellatio ab Episcopo, quando Metropolitano, aut uni ex vicinioribus committenda sit.

A sententia Episcopi, vel ipsius in spiritualibus vicarii generalis, in criminalibus appellationis causa, ubi appellationi locus fuerit, si Apostolica auctoritate in partibus eam committi contigerit, Metropolitano, seu illius etiam vicario in spiritualibus generali, aut, si ille aliqua de causa suspectus foret, vel ultra duas legales dietas distet, seu ab ipso appellatum fuerit, uni ex vicinioribus

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