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y mandar á un mismo tiempo, de ser súbdito, y soberano á la vez, exige demasiadas luces y combinaciones para que pueda ser, ni bien manejada, ni bien percibida sin una prévia y larga educacion de los pueblos. Además, las virtudes mismas tienen necesidad de medida, y deben temer el exceso de su práctica. En especulacion podemos ir tan lejos como nos agrade .... elevarnos hasta lo infinito; pero en la práctica, en la realidad hay un término, en que es oportuno detenerse.

TERCERA PARTE.

La ley sola, Señor, es la que debe arreglar el uso de la autoridad. Quando así se verifica, ésta no es un yugo para los Pueblos: es únicamente una regla indispensable, que los conduce gustosos en el cumplimiento de sus obligaciones. El abuso de la autoridad, lejos de extenderla, la enerva, y por último la destruye por el todo y no puede menos de haber abuso siempre que la autoridad no sëa dimanada de leyes fixas, y establecidas por la Nacion misma ó sus Representantes. Supuesto este principio, y con arreglo á lo que V. M. tiene ofrecido en gran parte á la Nacion entera, á la faz de la Europa, las medidas que contemplo que V. M. está precisado á adoptar, para hacer la felicidad de sus Pueblos, se reducen á las siete siguientes resoluciones.

1o. Declarar nulo todo lo obrado en tan ilegal persecucion, ofreciendo reparar (del modo posible) todos los daños y perjuicios irrogados á tanta víctima inocente.

2o. Convocar inmediatamente las Cortes ó Representantes de la Nacion, elegidos (por ahora) con arreglo á lo prevenido por las últimas, sin perjuicio de que en lo succesivo se nombre una Cámara-alta, compuesta de Grandes, Nobles, y Alto-Clero, elegidos temporal ó perpetuamente por V. M. pero cuya Institucion se determine por las nuevas leyes-fundamentales.

8°. Despachar Comisionados á todas las Provincias-levantadas de las Américas, con ámplios poderes para tratar

con sus Gobiernos ó Congresos, sin exigir de parte de V. M. otra condicion, que el que formen una misma Nacion con la España, reconociendo á V. M. por rey, y dexando enteramente á su arbitrio todas las demas condiciones.

4o. Declarar inmediatamente permitida la libertad de la imprenta, hasta la determinacion de las nuevas Córtes, sometida a las leyes establecidas por las últimas.

5°. La abolicion del tribunal de la Inquisicion.

6. Declarar desde el momento, como ley irrevocable, baxo la aprobacion de las futuras Córtes, la libertad absoluta y general de Comercio á todas las Américas, para que puedan traficar con todas las Naciones del mundo, recibiendo en sus Puertos los buques de estas, y pudiendo llevar sus produciones y géneros de industria al mercado extrangero, que les acomode, siéndoles igualmente permitido cultivar las cosechas que tengan por conveniente, y establecer las fábricas que les acomode, sin necesidad de ulteriores permisos.*

7. Una amnistia general á todos los llamados Afrancesados, con restitucion de sus propiedades secuestradas.

Tales son, Señor, las medidas que juzgo indispensables para hacer la felicidad de la Nacion y de V M. Ellas solas, ó con muy pocas modificaciones, pueden asegurar la tranquilidad pública, aplacar el general descontento, tranquilizar las Américas, conciliar los intereses de todas las Naciones, como igualmente de los otros reyes, y de inspirar á los súbditos de V. M. aquel amor, que es el único apoyo sólido de los tronos, y aquel patriotismo que produce el valor invencible, sin el qual ninguna Nacion puede dexar de sufrir las mayores degradaciones é insultos de las demás, y con el qual jamas la España será insultada, ni sufrirá que otra la ataque impunemente.

* En mi obra del Exâmen imparcial sobre las disensiones de la América, (impresa en Cadiz en 1812), creo haber demostrado hasta la evidencia, que la decadencia de la agricultura, industria y comercio de la España, es debida á no haberse permitido esta libertad á todas las Naciones, y que quanto mas se disminuyan los impuestos de Aduanas en las importaciones y exportaciones así de géneros extrangeros como naturales, tanto mas progresarjan los tres ramos en la Península y en las Américas. Por último, prescindiendo de la política equivocada de todas las demas Naciones, creo haber tambien demostrado en dicha obra que la España progresarïa aun mas rápidamente, si aboliese por entero todas sus Aduanas, aun-quando las otras Naciones conserven las suyas.

¡Qué gloria, Señor, podrá compararse con la que proporcione á V. M. la facil resolucion de lo que acabo de proponer! Ella os ganará el corazon de todos vuestros súbditos, porque ella sola puede hacerlos felices. Sì, Señor, es forzoso ser útil á los hombres para ser amado de los hombres. Además de que, un principe no puede ser justo sino quando usa de su autoridad para beneficio de los que se la han confiado. Esto solo es lo que constituye la verdadera magestad de un principe, y todo lo demas es una magestad imaginária ó puramente nominal, y tan pasagera como el viento. No olvide V. M. la sabia leccion, que Bonaparte dió á todos los monarcas, quando en su caida hace la confesion mas ingénua, que hizo talvez en su vida: Yo pequé contra las ideas, liberales, y todo lo hé perdido.

El Cielo prospere la vida de V. M. para realizar los grandes objetos que se exponen en esta Representacion. Londres y Septiembre 21 de 1818.-Señor.-A. L. R. P. de V. M.-ALVARO FLOREZ ESTRADA.

Nota.-No podemos menos de testificar nuestro puro reconocimiento_al sábio autor de esta Representacion, por haberse dignado honrar el Español Constitucional con una produccion tan sublime por todos títulos: y esperamos que continuará ilustrando nuestra Pátria con otros artículos, que versen sobre puntos no menos delicados, é interesantes, y que solo su prudencia, su profundo saber, su respetable probidad y su acendrado patriotismo serian capaces de desenvolver y demostrar con aquél estilo filosófico (claro, sencillo y enérgico) que caracteriza sus obras.

Si alguna persona tubiese que objetar, ó impugnar cualquiera de los hechos y razones, que contiene el escrito de Don Alvaro Florez Estrada, puede dirigirnos sus artículos; que se insertarán puntualmente en el Español-Constitu cional, con tal que no sean incompatibles con la ley de imprenta, vigente en este pais; y sean los que fueren los sentimientos de sus autores, ora serviles, ora constitucionales

Así mismo confiamos en que todos los sabios Españoles, cualquiera que sea el païs que habiten, 6 el partido á que hayan pertenecido, (pues todos los partidos se confunden ya en uno solo, que es el de la libertad de la Pátria), nos barán el favor de comunicar sus luces, para la perfeccion de este perió. dico, que puede considerarse como el estandarte-pátrio para reunir los ánimos de todos los verdaderos Españoles diseminados en la cuatro partes del mundo.

CUADRO POLITICO DE LA EUROPA.

AUGUSTO CONGRESO DE AIX-LA-CHAPELLE.

¡ Quod te, Hesperiam, falum immane gubernat :
Nil paris in bello; omnia pace perdis ! ! ! !

Ergone gratitudine, et justitiâ, et Politicæ ratione, et sæculi quoque culture, à tyrannicæ sævitiæ furore vexatum Hispaniam tueri licebit? (Ep. m. m. ad Europ. Nat. Auth. P. F. S.)

Eripe nos de his, invicte, malis. (Virg. Æneid.)

Es incontestable que desde veinte y cinco años á esta parte los Europeös son otros hombres distintos, tanto por las nuevas necesidades que se han forjado, y que creen deber satisfacer, como por el rápido vuelo que ha tomado el espíritu humano á causa de los progresos de las Ciencias y Artes, y de la guerra misma, que ha dado lugar á escenas muy instructivas, á discusiones profundas, y al trato y comercio contínuo de individuos, que no se conocian anteriormente, y aun ignorando en parte los conquistadores hasta los nombres de los païses que invadian. El Español ha pisado los paises de Francia, Alemania, Rusia, &c.: el Ruso ha estado en Madrid y en París: el Francés ha atravesado el Vistula, el Danubio, el Rhin, el Tiber, el Ebro, y ha viajado casi por todas las capitales de Europa, aun despues de haber pasëádose por el Egipto. La imprenta tambien ha influido, mas que todo, en las luces y civilizacion de la Europa. Desde San-Petersburgo hasta Madrid y Lisboa los hombres por ella han sacudido el

yugo de muchas preocupaciones civiles y religiosas, que creïan poco ha tan evidentes, como los Matemáticos las proposiciones de Euclides.

¿Pero los Europëos son por ventura mas felices al presente? ૐ Reina en sus corazones aquel dulce reposo y serenidad que constituyen la felicidad verdadera? Un melancólico No resuena aun en muchos pueblos de la Europa. La carga, creciente siempre, de los impuestos hace que prorrumpan frecuentemente en los ayes mas lastimeros. Se resienten de la exôrbitante mole de tropas innecesarias en un estado de paz. Hasta el orgullo-nacional y la pasion de los zelos-políticos se han desenvuelto en sus pechos; y no pueden tolerar, unos, que se les haya privado de una Representacion Nacional, quando sus vecinos (un poco turbulentos, y no tan acreedores) la tienen baxo un pié relativamente muy respetable otros, que han conseguido una Gran-Carta, con su buena Representacion Nucional, no pueden llevar en paciencia que sus rivales conserven una completa libertad-de-imprenta, siendo la suya mezquina ó nula: otros claman por Constituciones, ofrecidas por sus monarcas con la mas sagrada formalidad... En una palabra, todos conocen que el peso de los Gobiernos sobre los súbditos es mas grande de lo que estos se habien figurado que seria en un estado de pacificacion general, en que cada uno esperaba recoger el fruto de su trabajo, y la recompensa de la sangre vertida por la independencia de la Europa, derrocado Napoleon.

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Mientras la Europa entera no se uniforme en sus Gobiernos, es-decir, mientras todos estos ne sean monarquias representativas, el equilíbrio de la Europa es una quimera, y la pacificacion permanente una paradoxa. Será acaso este el verdaderamente grandioso objeto del Congreso de Soberanos, que va á reunirse en Aix-la-Chapelle, como se ha insinuado en uno de los periódicos Alemanes ? Sería hacer un ultrage á tan ilustres príncipes el creer ageno de sus sensibles y augustos corazones el deseo de la felicidad de la familia-Europea; y que dexarán de realizarlo, sobre todo, estando ya fixada la opinion general de que sin una buena Constitucion-política es imposible que exista un buen-Gobierno, ni felicidad en los Pueblos. En vano decretarïan la evacuacion de las tropas extrangeras, que residen en Francia; en vano las llevarian para apaciguar otros paises; no por eso los males generales se desvanece

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