Imágenes de páginas
PDF
EPUB

en tierras de labor, y protejer y propagar las letras. En la época del concilio de Constanza tenia la órden quince mil ciento siete conventos con seis religiosos por lo menos cada uno, y segun ha demostrado Juan XXII en el siglo XIV, entre los hombres ilustres que vistieron el hábito de san Benito, se cuentan veinte y cuatro papas, ciento ochenta y tres cardenales, mil cuatrocientos ochenta y cuatro arzobispos, mil quinientos dos obispos, quince mil setenta abades, y cinco mil quinientos cincuenta y cinco santos. (Mabillon, Yepes.)

BENEFICENCIA. La benevolencia consiste en el deseo de hacer el bien; la beneficencia en el cumplimiento de este deseo, ó en la accion misma. Estas dos virtudes, que provienen del amor á la humanidad, debieran ser inseparables, pero desgraciadamente no suele ser asi: el deseo cuesta menos que el ponerlo en ejecucion.

Nada prepara mejor á estas virtudes que el considerar á la naturaleza humana por el lado mas favorable, el interpretar la conducta de los hombres de la manera mas ventajosa, y en fin, el mirar las faltas como efecto de los errores mas bien que de los vicios.

Madama Monmarsan aconseja á las madres que procuren fomentar en sus hijos la beneficencia, y se espresa en estos términos:

>>El niño que comprende la miseria de los demas, se compadece naturalmente. Foméntese este acto de su sensibilidad, porque todos los sentimientos afectuosos se encadenan entre sí, y promoviendo los unos se contribuye al desarrollo de los otros. Mi madre, decia Marco Aurelio, me ha acostumbrado á la piedad y me ha enseñado á ser caritativo.

Recomendamos como premio que se encomiende al niño algunos actos de beneficencia, y que se hagan pasar por su mano algunas limosnas secretas de la casa, cuidando de que no se envanezca y enseñándole á practicar el bien por el bien mismo.....

La compasion y la benéficencia se utilizan en provecho de la educacion. Saca el bien que hace, dice Rousseau, de su corazon y no de su bolsa; consagra á los desgraciados su tiempo, sus desvelos, sus afecciones y su persona; y en la estimacion de sus beneficios, apenas da importancia al dinero que distribuye entre los indigentes.

Rousseau no solo considera la beneficencia como un acto voluntario, como una virtud, si no como una obligacion de los ricos, y la eleva á la altura de un deber. El niño, á su juicio, no es digno de semejante acto; debe temerse inspirar la idea de que solo el niño da y no hacen limosna los grandes.

[ocr errors]

No discutiremos con Rousseau, limitándonos á decir que, siendo la cosa buena en si misma, precisamente porque es un deber del hombre conviene habituar al niño á practicarlo. Añadiremos, sin embargo, que para que la limosna sea meritoria, es preciso que haya privacion, y que conviene habituar al niño á que dé lo que quiere para sí; porque hacerle dar pan cuando no tiene hambre y no quiere mas, es lo mismo que hacerle dar una cosa de que se iba á desprender. Por eso aconsejamos que se acostumbre insensiblemente. al niño á que compre el placer de la beneficencia.

Que comprenda el niño que el que da tiene mas satisfaccion que el que recibe, y en esto tendrá ya una recompensa. divina.»

El doctor don Manuel Rosell dice acerca del mismo asunto: «No menos útil y necesaria que la mansedumbre es la beneficencia; y si los hombres de suave condicion convidan á llegárseles con el buen trato, los benéficos ligan fuertemente los ánimos con el favor y los beneficios. En los niños se procurará el ejercicio de esta virtud, no permitiendo que de obra ó de palabra injurien á los demás; no preslando oidos gratos á sus chismes; ó lo que vienc á ser lo mismo, mostrando desabrimiento cuando vayan á contar faltas agenas; y poniendo buen rostro cuando se interesen á favor de otro ; y aplau diendo cuando se compadecen, y procuran remediar los males agenos. A los que son de nacimiento distinguido, se les deben inspirar afectos de humanidad, haciéndoles ver que todos los hombres son de una misma naturaleza, y semejantes en el nacer y en el morir. Que la superior condicion no dá derecho para injuriar á los otros, antes bien impone la obligacion de ayudarles y socorrerles con el amor que dictan un Dios á quien sirven, una religion que profesan, y un mismo padre que les ha engendrado por la gracia. Que cuanto mas fueren elevados y opulentos, tanto mas se ban de distinguir por la dulzura en el trato, y en ser atentos y cariñosos con aquellos sus hermanos, que son de inferior clase, y se hallan menos asistidos de los bienes que llaman de fortuna. Y finalmente, que para ellos está escrito con especialidad lo que encarga el eclesiásti+ co, diciendo: «muéstrate afable á la concurrencia de los pobres. >> Tambien se ha de procurar que ejerzan algunas liberalidades; porque si los nobles han de ser magníficos y dadivosos, siendo la avaricia un vicio muy feo en los caballeros, se les ha de imponer en el uso y práctica de estas calidades desde la niñez. Cuidese pues que den á proporcion de lo que tengan, segun encargó Tobias a su hijo: que den con gusto para ser amados de Dios, conforme al dicho de

Toyol.

21

san Pablo, y que den sin esperar retribucion á todos indiferentemente; solo si, atendida la proporcion de la necesidad, porque esto es propio de ánimos cuerdos y generosos. »

BENEKE. (Historia de la educacion.) El hombre de ingénio, el filósofo profundo, el pedagogo distinguido, cuyas originales y claras ideas sirven de base al sistema de educacion generalmente adoptado en Alemania, merece un lugar honroso en nuestro Diccionario.

Federico Eduardo Beneke nació en Berlin el 17 de febrero de 1798. Despues de los estudios de primera y segunda enseñanza, y de haber hecho la campaña de 1815 como cazador voluntario, se consagró á la teología en la universidad de Halle. Durante el año que pasó en aquella universidad, estudió tambien árabe y hebreo, ganó dos premios, uno por su disertacion acerca del uso de la Biblia, y otro por un escrito sobre la edad de Job, y tomó parte muy activa en los ejercicios de la Sociedad exegética y del seminario teológico. Desde entonces empezó á interesarse por la filosofia, á cuyo estudio manifestó decidida inclinacion el año siguiente, 1817, sin descuidar por eso el de la teología. Nombrado pasante de esta ciencia en la universidad de Halle por el Gobierno, habia preparado varios trabajos para desempeñar con fruto su cometido; mas el proyecto de establecer pasantes en todas las universidades de Prusia fracasó por falta de recursos. Esto, y un accidente casual, hizo variar de carrera á Beneke. Entró este con su hermano en una iglesia en ocasion en que se predicaba acerca de las aberraciones y errores de la filosofia y de la importancia de desvanecerlos, y salió del templo decidido1 á consagrar su inteligencia á tan importante tarea. Puso manos á la 'obra desde el dia siguiente, y al cabo de dos meses, el 9 de agosto de 1820, estaba habilitado como profesor particular (Privatdocent).

Al lado de Hegel, único profesor de filosofia en Berlin, atrajo desde luego Beneke un escogido auditorio en el invierno de 4821 á 1822; pero, sin que se sepa el motivo, le prohibió el Gobierno dar lecciones públicas en el semestre de verano. Estrañóse esta prohibicion, porque ni se hablaba una palabra de política en las obras publicadas por el nuevo profesor, ni era este hombre que hubiera tomado parto jamás en sociedad alguna. Inútiles fueron sus representaciones dirigidas con este motivó al Gobierno, lo propio que la de la universidad. Despues de rehusar el nombramiento de profesor de Jena, hecho por el Gobierno de Weimar, y despues de dos años de inútiles reclamaciones, en cuyo tiempo publicó otra obra de filo

[ocr errors]

sofia, fué destinado á la universidad de Gottinga en 1824. Tavo en esta universidad la mas satisfactoria acogida, y alli publicó sus Bosquejos sicológicos (Psychologischen Skizzen) y las Relaciones entre el alma y el cuerpo (Verhältnisse von Seele nud Leib); obras con las cuales abrió el camino que debia seguir despues. Entonces empezó á conocerse la injusticia que con él se habia cometido, se le admitió la justificacion qué habia solicitado, se le llamó á Berlín y se le permitió dar lecciones públicas. Volvió pues á ocupar despues de cinco años su antigua posición, pero en circunstancias en que habia aumentado mucho el número de profesores y en que crecia sin cesar con los discípulos de Hegel. Atrajo, sin embargo, de dia en dia nuevos discípulos á su cátedra, y á la muerte de Hegel fue nom brado para reemplazarle en 1832.

[ocr errors]

El sistema filosófico de Beneke no se apoya en nuevos funda→ mentos, sino en los mas antiguos que pueden darse: en la naturaleza del espíritu humano. Los esfuerzos del filósofo se encaminaron á escudriñar esta naturaleza, á inquirir la accion del espíritu y á estudiar las facultades naturales y las leyes de su desarrollo, sometiendo á la vez á un exámen detenido y profundo los anteriores sistemas. Por este camino llegó al descubrimiento de un nuevo mundo. Asi como en astronomía, en que por lo comun nos engaña el testimonio de los sentidos, se esplican satisfactoriamente todos los fenómenos celestes por la hipótesis de Copérnico, que fija el sol como centro del sistema planetario; de la misma manera, por lo que hace al alma humana, todo es claro y sencillo desde el descubrimiento sicológico de Beneke. Segun este sistema, aparece el alma á primera vista como un mundo nuevo, en que reina en alto grado el órden y armonía, y lleno de mayores y mas admirables riquezas en cosas y sucesos que el mundo material. Grandes y casi increibles son los progresos hechos en las ciencias físicas, pero no es menos grande el poco que se ha dado en el estudio del espiritu humano con la filosofia, no de Beneke; sino de la naturaleza, pues que Beneke no ha hecho mas que inter pretar la naturaleza.'

[ocr errors]

Entre las muchas obras que ha dado á luz el fecundo ingénio de Beneke, escritas todas con claridad y precision admirable, y encaminadas al desarrollo gradual y lógico de su sistema, deberemos mencionar las que tienen relacion mas inmediata con nuestro objeto. Entre estas merece lugar preferente el Tratado de educacion é ins truccion (Erziehungs und Unterrichtslehere) (1), publicado en los (1) Esta obra consta de dos tomos. El primero, de 526 páginas, en 8.o, trata

años 1835 y 1836. Esta obra dejó muy atras cuanto Niemeyer, Schwarz y otros habian hecho en el terreno de la pedagogia. Señala reglas fijas, apoyadas en firmes fundamentos, con cuyo auxilio el poder de la educacion en el espíritu no es menos eficaz que el de la física y la química en la materia. Podrá dudarse de esta verdad mientras no se conozca por completo la nueva sicologia ó no se apliquen fielmente sus principios; mas serán patentes los resultados cuando se llenen estas dos condiciones. Fundado el sistema de Beneke en las leyes de la naturaleza, se considera por algunos como peligroso, y por este motivo ha tenido impugnadores. El autor contesta que la medicina se funda tambien en las leyes de la naturaleza y no se le ha ocurrido á nadie acusarla de antireligiosa. Ademas, las leyes naturales del espíritu deducidas de la nueva teoría, están en un todo de acuerdo con los libros sagrados, y, asi como las leyes de la astronomía, solo pueden servir para glorificar al Criador. A consecuencia de estos ataques dió á luz otra obra con el título de Esplicaciones sobre la naturaleza y sentido de mi hipótesis sicológica (Erlauterungen über die Natur und Bedeutung meiner psychologischen Grundhypothesen). Poco despues dió á luz unas cartas, bajo el título de Nuestras universidades y sus necesidades (Unsere Universitaten und was ihnen Noth thut), cartas sumamente instructivas, sobre todo en lo tocante á métodos para la enseñanza elemental y superior.

En estas obras no entra el autor en detalles, trata del asunto en general y sienta los fundamentos, dejando el cuidado de desenvolverlos á los hombres consagrados al magisterio. Beneke no es un hombre práctico, en el sentido comun de la palabra; mas sin embargo ha tenido ocasion de hacer observaciones en el terreno de la aplicacion. Durante sus estudios elementales y secundarios sirvió mas de una vez de auxiliar á sus profesores; vivió muchos años y estuvo en estrechas relaciones con el hermano de su madre, Wilmsen, autor del Amigo de los niños (Kinderfreund), libro de educacion que halló grande acogida en el público, y asimismo tuvo ocasion de ensayarse en la educacion y enseñanza al lado de otro tio con quien se ensayó á la vez en la predicacion, Frosch, director de un seminario de maestros fundado por él mismo.

Publicó Beneke despues otras obras, que aunque no tratan directamente de pedagogía, pueden serle de mucha utilidad. Enemigo de que se discutiesen las ciencias en latin, se le acusó de poco conocedor

de la educacion; y el segundo, de 595 páginas, de la instruccion. Véndese la obra en Alemania á 75 rs. vn. ejemplar.

« AnteriorContinuar »