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estuvieran ya instruidos, por lo menos en lectura y escritura. Recurrió por fin á los dominicos, y tambien sin fruto, porque las reglas del instituto no lo permitian. Penetrado de dolor al ver que pedian los párvulos el pan de la doctrina cristiana y no habia quien se lo partiese, atravesaba un dia una plaza y vió ante sus ojos una multitud de muchachos que con sus juegos y palabras revelaban la mayor disolucion de costumbres. Aquel lastimoso espectáculo le decidió á realizar por sí mismo su pensamiento, y tuvo la satisfaccion de abrir la primera escuela pública y gratuita de Roma.

Resuelto á llevar á ejecucion su empresa, buscó el barrio mas pobre de la ciudad y donde era mas necesaria la instruccion. Se fijó en el de Trastiberino por reunir las circunstancias expresadas, y puesto de acuerdo con el digno párroco de Santa Dorotea, D. Antonio Brendani, le ofreció este su cooperacion y dos piezas contiguas á la sacristía para aulas. Encontró dos virtuosos sacerdotes dispuestos á auxiliarle en su caritativa tarea, obtuvo del papa para si y para otros sacerdotes la facultad de enseñar á los niños pobres sin estipendió alguno, habilitó los locales con los enseres necesarios, y anunció en la parroquia la apertura de las escuelas, la cual se verificó en noviembre de 1597. Considerando la instruccion de los pobres como una de las mas elevadas obras de piedad, puso á sus escuelas el nombre de Escuelas Pias. En la primera semana pasaban ya de ciento los alumnos á quienes instruia con ferviente zelo en el catecismo, la lectura, la escritura y la aritmética, proveyéndoles ademas de papel, plumas y otros objetos necesarios que por falta de recursos no podian proporcionarse. Los sacerdotes auxiliares, al cabo de algun tiempo, no se hallaron con fuerzas para resistir el trabajo á causa del número creciente de discípulos; murió el párroco de Santa Dorotea, y en esta situacion tuvo que recurrir José á sacerdotes pobres que, mediante algun estipendio, le ayudasen á continuar la obra santa que habia emprendido.

El crédito de las escuelas atraia cada dia nuevos alumnos, y no bastando ya las salas contíguas á la sacristía, ni otra casa que habia tomado en arrendamiento, para contenerlos todos, trasladó las escuelas al campo de Flora. Allí, con aprobacion del papa, formó una congregacion de eclesiásticos destinados á la enseñanza, los cuales le eligieron por prelado con el título de Prefecto de las Escuelas Pias. Así empezó en el año 1600 el instituto de las Escuelas Pias, cuya fama crecia en términos que era necesario ensanchar las aulas cada momento, y muy pronto fue preciso alquilar el palacio Vestri, inme

diato á San Andrés del Valle, para no despedir á los pobres que demandaban instruccion. En este palacio se reunieron hasta mil alumnos, entre los cuales se contaban veinte judíos (1), á quienes, lejos de cerrarles la entrada, los acogia el santo con sumo gusto.

Los progresos del instituto promovieron la emulacion y la envidia y suscitaron á José infinitas asechanzas, sin que nada fuese capaz, de apartar á este hombre piadoso de su santa ocupacion. Las quejas y calumnias promovieron algunas visitas por órden de los papas, pero no solo sirvieron para la justificacion del instituto, sino para su mayor elogio. Cada vez era mayor la concurrencia de los alumnos. Por esta causa se trasladaron las escuelas, buscando un local mas estenso, á principios de 1605, á una casa frente á San Pantaleon, y en 1.o de octubre de 1612 al palacio Cenci, que se compró al efecto, y donde por un Breve de 6 de marzo de 1617 se instituyó la Congregacion paulina de pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pias, ordenándose que la profesion fuese de votos simples y quitándose la restriccion de que no se pudiese enseñar sino á los niños pobres. El 25 del mismo mes tomó el hábito José, llamándose José de la Madre de Dios, adoptó por escudo del instituto el nombre de María, Madre de Dios, escrito con caractéres griegos, y vistió el hábito con facultad del papa á catorce compañeros, distinguidos por su ciencia y virtud. En 18 de setiembre de 1621 fue erigida en religion la Congregacion paulina, dejando este nombre y tomando el de Religion de clérigos regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pias, y fueron aprobadas sus constituciones en 31 de enero de 4622.

A pesar de todas las contrariedades se difundió el crédito y la reputacion de la Orden y se estableció esta en Italia, Alemania, España y otros puntos, donde tuvo la mejor acogida. El director y el alma del instituto rehusó constantemente honores, distinciones y dignidades, y aunque aceptó la de General de la Orden, no por eso dejó de instruir á los niños mas pobres, cortar las plumas, hacer muestras, barrer las escuelas y limpiar la inmundicia. Por fin, despues de largos años consagrados á su meritoria obra, al socorro de los menesterosos y á las prácticas y meditaciones piadosas, murió José el 25 de agosto de 1648 á los 92 años de edad.

Fue beatificado por Breve de 7 de agosto de 1728 de Benedicto XIV y canonizado por decreto de 12 de octubre de 1766 expedido por el papa Clemente XIII. (Véase el artículo ESCUELAS PIAS.) (1) Morichini.

CÁLCULO (Enseñanza del). (1) El cálculo debe enseñarse en las escuelas populares, como medio de formar la atencion y el juicio, y como instrumento necesario en las relaciones de la vida social.

Dos escollos hay que evitar por lo que hace á esta enseñanza en las escuelas elementales: ni debe limitarse el profesor á la enseñanza del mecanismo del cálculo, ni pretender demostrarlo todo minuciosamente como en las escuelas científicas. Cuando se reduce á puro mecanismo, no aprenden los discípulos á calcular sino de memoria y olvidan fácilmente lo que han aprendido, ó bien recuerdan los procedimientos sin saber hacer aplicacion de ellos. Por el contrario, si se ocupa mucho tiempo en demostraciones rigorosas, no queda bastante para la práctica, para el cálculo usual. Entre estos dos estremos hay un medio: no entrar en otras demostraciones que las necesarias para comprender el mecanismo y las reglas. Este método se recomienda y adopta en muchos manuales, y se practica con gran provecho por los buenos maestros.

Por lo comun se comete la falta de marchar muy de prisa en los principios, sin insistir bastante en los primeros elementos. Cuando se pregunta á un profesor en que están sus discípulos con respecto al cálculo, suele contestar que en la regla de tres, y al proceder al exámen, muchos de ellos, no solo están muy lejos de comprender la razon de esta regla, sino que ni aun saben explicar la mas elemental de las operaciones que ejecutan. En esta enseñanza especialmente todo depende de los mas sencillos elementos. Lo esencial es, cuando se ha familiarizado un poco á los niños con los números por medio de los ejercicios del tablero contador y del cálculo mental, inculcarles bien la numeracion. Bien comprendida la numeracion, todo lo demas es fácil. Las operaciones fundamentales, adicion y sustraccion, no son mas que consecuencia de la numeracion. El conocimiento de la tabla pitagórica, que es el instrumento de la multiplicacion y division, debiera adquirirse por el cálculo mental y no de memoria. Para esto es un excelente ejercicio el que los mismos discípulos formen la tabla, y cuantas veces sea necesario. En los principios, cuando se ejercitan en la multiplicacion, se puede consentir que dirijan la vista á una de las tablas trazadas por ellos

mismos.

El sistema de fracciones decimales, que es la base del sistema métrico, no es otra cosa que una consecuencia de la numeracion ordinaria, y puede enseñarse al propio tiempo que esta.

(1) Véase ARITMETICA.

Otra falta muy comun consiste en emplear en las primeras operaciones cantidades muy grandes y números abstractos, mientras que lo conveniente es ocupar largo tiempo á los niños en el cálculo de números concretos y de pocas cifras. Los ejemplos deben tomarse en lo posible de los usos de la vida, de la industría, de la historia natural, de la astronomía etc., pues de este modo se facilita el cálculo y se hace interesante, atractivo y útil.

Por regla general, la estension de la enseñanza del cálculo en las escuelas primarias, debe determinarse por las necesidades de la vida práctica. Sucede con frecuencia que hasta los niños que pasan por mas hábiles en el cálculo dentro de la escuela, al salir de alli no saben hacer aplicacion cuando se ofrece en los negocios de la vida. Conviene sin duda enseñar á los niños algo mas de lo estrictamente necesario, pero no debe perderse de vista jamás las necesidades á que el cálculo debe satisfacer principalmente. El cálculo debe aplicarse á otros problemas y á otros objetos en las escuelas de los pueblos que en las de las ciudades; pero tanto el que ha de dedicarse á la agricultura, como el que ha de ser artesano, necesita conocer las reglas principales de contabilidad y saber resolver fácilmente las cuestiones que pueden ofrecerse todos los dias.

El uso esclusivo del sistema decimal en el cálculo de pesas y medidas, no dispensa al maestro de familiarizar á los discípulos con las fracciones ordinarias, pues hay muchos casos, aun en la vida práctica, en que este conocimiento es indispensable.

Pero lo que importa recomendar á los maestros es la práctica del cálculo mental ó verbal. Estos ejercicios, de gran sencillez en los principios, y que pueden llevarse muy adelante y variarse hasta el infinito, sirven para dos fines. En primer lugar son un excelente medio de educacion lógica, y ademas el mejor modo de enseñar á los niños el cálculo usual, que consiste en resolver con facilidad y con el auxilio de la pluma problemas que se ofrecen á todas horas. Bien dirigidos dan grande interés á una enseñanza árida en sí misma, y son mas bien una distraccion que un trabajo. Creemos que no tardará en introducirse el cálculo mental en todas las escuelas populares. (J. Willm.)

CALIGRAFÍA. Es imposible fijar con exactitud la época de la invencion de la escritura, ni dar á conocer su origen.

Parece probable que la pintura fuese el primer medio de representar el pensamiento y ponerlo á la vista de los demas; pero esta

pintura debió ser muy grosera y convertirse luego en simbólica, porque de otro modo era imposible expresar por su medio un pensamiento algo complicado.

Los geroglíficos de los egipcios eran una pintura abreviada, dependiente de convenciones arbitrarias, fuera del alcance de la generalidad, é incomprensibles á veces para los iniciados, porque teniendo en ella gran parte la imaginacion nò era raro quedar desfigurada la verdad.

Reflexionando acerca de la palabra articulada, se echó de ver que eran muchas las palabras para expresar los objetos y sus relaciones y pocos los sonidos articulados. Esta observacion condujo á la idea de imaginar signos arbitrarios para representar palabras y no para representar objetos.

De la representacion de los sonidos por un signo, á la de los caractéres alfabéticos, era menos difícil el tránsito, y se llegó por fin á representar los sonidos simples por medio de las vocales, y las modificaciones de los sonidos por medio de las consonantes, cuyos signos constituyen los caractéres alfabéticos, que son puramente convencionales.

La falta de documentos auténticos que comprueben la época de la invencion de estos caractéres es causa de que no pueda asegurarse con exactitud cual fuese su orígen; pero se cree generalmente que los fenicios los inventaron, y que trasmitieron este conocimiento á lós egipcios. Las colonias egipcias de Cecrops y Cadmo introdu jeron en Grecia la escritura alfabética y los griegos la trasmitieron á los romanos.

Los antiguos empleaban para escribir planchas de madera cubiertas de cera, y se servian de punzones ó buriles, llamados estilos, de oro, de plata, de cobre, de hierro, de hueso ó de marfil, , para trazar las letras. Una de las estremidades del estilo estaba aplastada, para frotar la cera y borrar, cuando fuese necesario, lo escrito.

Mas tarde la vitela y el pergamino reemplazaron á las planchas de madera cubiertas de cera, se sustituyó á los estilos los juncos ó cañas y las plumas empapadas en tinta ó en un líquido de color.

Aun se usan en el dia en Egipto, en Turquía y en algunos puntos de Oriente, cañas delgaditas que se cortan con mucha facilidad.

El uso de las plumas de escribir se remonta en Europa á los primeros siglos de la era cristiana; sin embargo, la escritura fue por largo tiempo un arte reservado á los copistas y á los sábios,

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