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la mano y acompañando el ejemplo á las lecciones, se explica á la vez á todas la niñas que pertenecen á la misma leccion y se corrige el trabajo de cada una de las discípulas, y así se practica tambien el sistema individual.

La ocupacion en las labores es en cierto modo material: las manos obran y el espíritu reposa. La atencion necesaria para no equivocarse exige pocos esfuerzos, y mientras se mueven los dedos puede muy bien dirigirse á otra cosa el pensamiento. Nada se opone á que á la vez que se atiende á la costura, se presten los oidos á lecturas agradables y útiles, á narraciones provechosas y atractivas, à consejos relativos á las mismas labores y á la economía doméstica, con tal que no se abuse, sobre todo si las niñas se dedican ademas al estudio. Sin el aparato de las lecciones, antes bien adoptando el tono de conversacion familiar, prescindiendo del papel de maestra para ejercer el de madre que enseña con el consejo y el ejemplo y que habla por experiencia propia, puede la profesora dar excelentes instrucciones de aplicacion inmediata y constante en las ocupaciones domésticas.

A parte de las nociones y preceptos morales y religiosos, ¿qué cosa mas natural que explicar á las niñas la preparacion de la tela que tienen en las manos? ¿Qué mas oportuno que decirles cómo se lava, cómo se plancha y cómo se conserva la ropa? ¿Qué ocasion mas á propósito para hacerles comprender qué telas y colores son mas convenientes en cada estacion, al estado, á la edad y hasta á la fisonomía de las diversas personas, procurando que se persuadan de que esto manifiesta el buen ó mal gusto y que la principal elegancia en el vestir consiste en la naturalidad y la sencillez? ¿Ni qué cosa mas fácil que hacer recaer esta especie de conversacion sobre la importancia del aseo y limpieza en los vestidos, único lujo de la mayoría de las familias, y sobre la obligacion que tiene la muger de que las personas de su familia no se presenten con vestidos rotos y sucios, y que en el interior de su casa se descubra el órden y el aseo en todas partes?

AGUSTIN (San). Véase: CATECUMENOS (Escuela de los).

AIRE. (Educacion fisica.) Debemos considerar la exposicion de los niños al aire libre como un baño de agua. Por lo comun, cuando se trata de tomar el aire, no se piensa mas que en el placer del paseo; y como el niño de un año no conoce este placer, y no siempre

el tiempo es bueno, suele cometerse la imperdonable falta de tener encerrada en un aposento á esta pobre criatura semanas enteras. Pero desde que consideramos el goce del aire como debe considerarse, como alimento esencial, como medio de reanimar las fuerzas mas sutiles y mas nobles del hombre, conocemos que no es menos indispensable que el comer y el beber, y que no se trata tanto de disfru tar del buen tiempo como del aire mismo, con abstraccion de todas sus cualidades accesorias.

Debiera considerarse como ley sagrada é inviolable el no dejar. pasar un solo dia sin que disfrutase el niño de este goce, que es para él de tanta importancia. El hábito de exponerle asi regularmente al viento, es al propio tiempo uno de los medios mas seguros de habituarle á la intemperie atmosférica y de prevenirle contra su dañosa influencia. Esto solo debiera bastar para que no se descuidase el sacarle á paseo cuando menos una vez al dia, pues es increible la prontitud con que el cuerpo pierde el hábito de resistir á las impresiones. atmosféricas, y basta substraerle de ellas ocho dias para que sea preciso empezar de nuevo y á su costa á formar este hábito. Conviene sin embargo guardar cierta circunspeccion en los primeros meses de la vida.

Los niños que nacen en la primavera ó en el verano tienen la gran ventaja de que se les puede familiarizar desde luego con este elemento y estar expuestos á su accion por mas largo tiempo.

Recomiendo que se evite durante los dos primeros meses el tiempo húmedo así como el ventoso; pero, pasando este término, es preciso acostumbrar al niño cuanto sea posible al aire, sin hacer caso del tiempo, y exponerlo todos los dias, aunque solo sea media hora, al benéfico influjo del aire libre, que producirá en él igual efecto que un medicamento fortificante. Conviene escojer para esto un jardin, ó un sitio cubierto de árboles y verdura; porque el aire de estas localidades es verdaderamente balsámico para el niño, y es un grande error buscar estas ventajas paseándole en las calles sucias y llenas de emanaciones de las grandes ciudades.

En el invierno no debe interrumpirse esta práctica, á menos que los niños sean de uno o dos años, que el termómetro señale seis gra dos bajo cero (1), ó que sople el viento áspero del norte ó del nordeste. Por regla general, conviene evitar que el viento demasiado fuerte hiera el rostro de los niños de muy corta edad. Pero jamás

(1) El autor se refiere á Alemania, donde el frio es mas intenso que en nuestro clima.

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debe perderse de vista que, el mejor medio de evitar los efectos del resfriado, consiste en habituarse al frio.

Donde la naturaleza se engalana de plantas y flores, allí está el verdadero elemento del niño, el que favorece mas á su salud. El triste aspecto de las paredes de un aposento influye en los niños de una manera perniciosa, y los hace pálidos, frios, indolentes; asi como un paisaje risueño les comunica la animacion y el calor, é influye en que sus megillas se cubran de tintas sonrosadas. Por eso considero como de grande importancia, para criar niños sanos y vigorosos, que vivan en cuanto sea posible durante el verano en el campo ó en los jardines. Este es el mejor medio de curarse de las enfermedades que hubieran contraido, y de verificar una verdadera metamorfosis en su constitucion.

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No puedo dar mayor autoridad á mis palabras que haciendo notar la diferencia entre los niños de los pueblos y los de las ciudades, ó lo que es lo mismo, entre los que viven al aire libre y los que se erian encerrados en un aposento. ¿No depende del áire de que gozan los primeros en completa libertad, el tener color mas sonrosado, salud mas robusta, fuerzas mas desarrolladas, estar menos expuestos á enfermedades y resistir mejor á todo, hasta á los estravíos del régimen? i

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-El hábito de exponer el niño todos los dias al aire libre ejerce tambien grande influencia en los ojos, la cual es de la mayor importancia, sobre todo en la época presente, en la cual la especie humana degenera sensiblemente por lo que dice al órgano de la vista. No hay duda que los miopes, en tanto número en las ciudades, contraen principalmente esta enfermedad porque de niños pasan constante→ mente la vida entre cuatro paredes, de manera que los ojos, no percibiendo los objetos sino á corta distancia, se desarrollan únicamente para ver de cerca, y por fin se pierde enteramente la facultad de adaptarse á la vision de los objetos lejanos; ni duda nadie tampoco que el hábito de vivir desde muy pronto al aire libre, en medio de un vasto horizonte, fortifica lá vista desde un principio y la hace mas penetrante y de mayor alcance. He aquí, pues, seguramente otro motivo para sacar á los niños con frecuencia, y tan pronto como sea posible, de la estrecha prision en que se les tiene encerrados.

De esto se infierc cuán importante no será vigilar que el cuarto ó aposento de los niños esté bien ventilado, tanto en invierno como en verano. El aire encerrado es un veneno mortífero para estas criaturas; la experiencia demuestra que basta por si solo para producir

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pasmos violentos, y que es una de las causas principales de la gran mortandad de los primeros años de la vida por efecto de las convul siones. ¡Cuánto no convendria que se destinase para los niños la me jor habitación de la casa, y no la mas mala, como se hace de ordinario!....

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En los cuartos donde están los niños suele haber dos ó tres criados que duermen y transpiran, pañales, orinales, y en el invierno hasta ropa mojada para secarse. ¡Qué reunion de emanaciones desagradables y nocivas! ¡Qué atmósfera la de tales lugares! En vez de ser un principio vivificador, es un veneno lento qué corroe los mas bellos gérmenes de las fuerzas futuras, y que mina sordamente la vida. En vez de limpiar el cuerpo, como lo hace el aire puro, este aire fétido, impregnado de sustancias animales, le restituye sus pro→ pias exhalaciones, es decir, lo que habia expulsado como inútil y perjudicial, é introduce un verdadero foco de corrupccion en la masa de los humores. ¿Qué estraño ha de ser que en medio de tales influencias sobrevenga al niño desde el primer momento de su desarrollo la debilidad, las enfermedades nerviosas, la tisis pulmonar, las obstrucciones glandulares, las erupciones de la piel y las defor midades de toda clase? La primer causa es el aire corrompido que respira al venir al mundo.

Cuidese, pues, con esmero de la pureza del aire en la primera educacion de los niños, He aquí las reglas que conviene observar, Elijase para los niños un cuarto espacioso y elevado, que no de á los patios interiores, y bañado por el sol, pues los rayos solares influyen en la salubridad, no solo templando el aire, sino secándolo y purificándolo, Evítése que permanezcan mucho en él, y sobre todo que duerman hombres y animales en este cuarto, porque nada altera tanto el aire como la respiracion y la vida. Lo mejor es que no pasen los niños el dia en el cuarto que duermen. Debe cuidarse de abrir las ventanas todos los dias. En fin, se separa con cuidado todo lo que produce emanaciones, la ropa sucia, los escrementos, las flores, los carbones encendidos. Es también nocivo tener muchas luces, porque vician muy pronto el aire.-C. F. Hufeland, primer médico y con+ sejero de Estado del rey de Prusia.) (pr

La influencia del aire en la salud de los niños reunidos en las salas de clases es de tal importancia, que puede decirse que toda la higiene de las escuelas está reducida á reconocer las condiciones del aïre, ar modificarlas, procurando o evitando con oportunidad las buenas ó malas influencias.

nooLas escuelas son por lo comun tan reducidas, que parece que se mide el aire á los alumnosty no se les da mas que el absolutamente preciso para que no perezcan asfixiados. Verdad es que no ha muerto niño alguno por esta causa en la clase; pero ¿cuántos no languidecen y sufren toda la vida por efecto de la escasez de aire de la escuela! Calculan los arquitectos el sitio que ocupa cada niño en el banco, У el que necesita para pasar de un banco á otro, como calculan las dimensiones de un parque; pero ¿en qué datos se fundan para determi¬ nar las dimensiones de la sala de escuela, contándo un cuadrado de ocho decimetros de lado por niño, como aconsejan los que tratan de la construccion de escuelas? ¿Ha de medirse el aire de los alumnos como se mide el pan y el agua de los presos? ¿Se ha calculado el tiempo que necesita el niño para consumir los pocos metros cúbi cos de aire que se le conceden?

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En los tiempos de Grecia y Roma, la juventud se instruia al aire libre, bajo los pórticos; en el dia la escuela no es en Oriente (4), sino un patio ó un jardin, y á Neces un ligero cobertizo que la preserva de los ardores, del sol. Nosotros estamos obligados por el clima y por otras causas á tener las clases en una sala; pero no por eso hay necesidad, como se hace comunmente, de estrechar los niños en local reducido.

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Elaire es, un alimento que no puede faltar ni un instante sin que perezcamos, como se ve en los que mueren por asfixia. Consumido por la respiracion y por la combustion, se vicia ademas en la escuela por el ácido carbónico que expelemos en cada expiracion, por las emanaciones de nuestro cuerpo y de nuestros vestidos, y por otras muchas causas. Monsieur Leblanc, que ha hecho el análisis del aire de diferentes departamentos en que se reunen muchas personas, como hospitales, teatros, etc., ha estudiado tambien el de las escuelas, y ha obtenido resultados que no dejan género alguno de duda acerca de lo expuesto. Monsieur Leblanc analizó el aire de una escuela en que ha bian estado por espacio de cuatro horas 180 niños de la edad de 7 á 10 años. Hizo sus observaciones en tres distintas circunstancias: 4 despues de una sesion, durante la cual se habia ventilado bien la sala; 2. despues de una sesion, en que se habia ventilado poco; 3. despues de una sesion, en que la sala habia estado siempre cerrada. En el primer caso se respiraba bien y no se notaba olor alguno; en el segundo

(1) En los establecimientos de educacion conocidos en Alemania con el nombre de Jardines de la infancia, se reunen los niños al aire libre siempre que el tiempo lo permite.

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