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CONSOLACIONES DE LA VIDA HUMANA.

GLORIA IN EXCELSIS DEO.

AQUÍ COMIENZA EL PRÓLOGO DEL LIBRO DE LAS CONSOLACIONES DE LA VIDA HUMANA, EL CUAL COMPUSO EL PAPA BENEDITO TRESENO DÉCIMO, QUE FUÉ LLAMADO DON PEDRO DE LUNA, ANTES DEL SUMO PONTIFICADO EL CUAL LIBRO CONTIENE CONSOLACIONES É REMEDIOS PARA CONTRA CUALESQUIER TRIBULACIONES, TRISTEZAS, ANGUSTIAS É ADVERSIDADES QUE A LOS HOMMES POR CUALQUIER CAUSA Ó RAZON, PUEDAN VENIR EN TANTO QUE MORARAN EN AQUESTE MISERABLE VALLE DE MISERIAS É TRABAJOS.

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latorio para las tribulaciones que á los hommes mortales venir pueden. Et si por ventura en esta obra mezclamos algunos enxemplos é abtoridades de los antiguos filósofos é oradores gentiles, fecímoslo con aquella entencion que el glorioso doctor santo Agostin, tovo en sus obras donde dice: «Si algunas cosas los gentiles filósofos dijieron verdaderas é conformes á la católica verdat, debémoslas haber é recobrar é traer á nuestros usos commo de injustos poseedores.»> Et por diversas personas, por muchas é diversas capsas é ocasiones comunes é especiales son tristes é turbados, é ansí diversos remedios de consolacion les son necesarios. Por ende, en este libro cualquier persona turbada ó triste por cualquier causa ó ocasion fallará aparejada consolacion. Et porque en cierto lugar mas ligeramente la pueda fallar, queriendo proceder desde las cosas mas comunes fasta las cosas mas especiales, partimos é distinguimos este libro en quince particulares libros é trabtados, ansí commo quince son las causas é ocasiones de todas las turbaciones é tristezas que los hommes han. En los cuales quince libros se pornán remedios é consolaciones contra las dichas cosas turbativas é tristes, é cada un libro conterná sus particulares capítulos.

Por cuanto, segun la dotrina apostólica, todas las cosas que son escriptas son á nos dadas por dotrina é enseñamiento, porque por la consolacion de las Escrípturas tengamos esperanza, la cual mediante nos gocemos, et en cualquier tristeza é ocasion de casos tristes que venir ó contecer en nos puedan, non fallezcamos de continuar nuestro espiritual gozo en Dios nuesträ verdadera consolacion por ende, consideradas las tribulaciones, angustias é miserias deste nuestro destierro, que por comun nombre llamamos vida é acatados et por nos experimentadas, las muchas é diversas causas é ocasiones de mundanas tribulaciones, pensamos entre las infinitas consolaciones en lá sacre é divina Escriptura explícita é implícitamente contenidas, recolegir algunas por breve escriptura en este libro, á honor é gloria de nuestro señor Dios, su primero é perfecto consolador, et de la gloriosa Madre suya; la cual ansí amó que le plogo que della Dios de toda consolacion al mundo perdido é destroido, é desolado fuese engendrado. Et despues á honor del glorioso é bienaventurado san Juan Evangelista, el cual desterrado por la singular constancia é firmeza de evangelizar é predicar la verdat, meresció ser consolado, non solamente de fabla, mas de vision devinal. Et ansí mesmo á honor de todos los santos, á los cuales convenió é fué necesario entrar en el reino de los cielos por muchas tribulaciones. É otrosí á consolacion de todos los estados de los hommes, señaladamente de aquellos que desean piadosa é virtuosamente vevir en este destierro; et por esto, segun la Escriptura dice, padescen tribuFaciones, persecuciones é tentaciones. Onde bien ansí commo antiguamente el noble é costante baron Boecio fué enviado en perpétuo destierro é cárcel cruel, por no querer favorescer á la tiranía del rey Teodorico, ansí nos, lanzado de nuestra propia silla é mansion por los rebeldes á la fe apostólica, é impugnantes á la jus-duría de Dios, é dador de la salud, á la abtoridad re

ticia é obediencia de la Iglesia romana, sufriendo mas alegre que justamente esta especie de manera de destierro, pensamos de componer aquesta obra, la cual si ploguiere é los leyentes se ha llamado: Libro conso

Primeramente non seas turbado de aquellas cosas que son contrarias á la bienaventuranza deste mundo, mas ante mayormente debes haber de ellas gozo. Et estudia que acaten los ojos de tu ánima la reverenda imágen de nuestro señor Jesucristo, en la cual mucho podrás aprender é aprovechar; ca los fechos considerados del muy noble enxemplo de Jesucristo te podrán consolar sobre todos los remedios de las consolaciones: et non es maravilla; ca él es ángel de grand consejo, el cual es maestro de todos, é es otrosí virtud é sabi

verenda del cual verdaderamente toda razon debe dar lugar. Et si á él con grand entencion acatares, sabrás sin ninguna dubda non ser cuidadoso de aquellas cosas, en las cuales está la bienaventuranza deste mundo,

por cuanto Jesucristo por el su enxemplo amonesta mucho á todo cristiano, así commo á su servidor, que non debe querer bienaventuranza en los bienes de este mundo nin debe temer la desaventuranza en los de este mundo. Onde el bienaventurado sant Agustin dice: «Que nuestro señor Jesucristo menospreció todos los bienes temporales, aunque era homme, porque los debia menospreciar, é mandó padescer todos los males terrenales, sufriéndolos él, porque en los bienes deste mundo non fuese querida bienaventuranza, nin en los males fuese temida la adversidad. Et aun otrosi es de añadir á la consideracion en aquesta parte, que mas podrá dar á los atribulados consolacion que tener consigo en las miserias; que los tristes é míseros non tienen pocos nin viles compañeros, mas muy muchos é muy excelentísimos compañeros tienen en las cuitas de aqueste mundo; ca aquellos que tales compañeros en la vida non tovieron, de los cuales es la bienaventuranza del reino celestial, que es contraria á la de aqueste mundo, demostraron por aquellas cosas que padescieron, á los que el título de la miseria é tribulacion es puesto, en cuanto fueron judgados é atormentados en este mundo; mas por el solaz é remedio de la ausencia ó carencia de tales santos aflegidos en este mundo deberia abastar tener por compañero solo á Jesucristo en las sus cuitas; ca el Señor en tanto que estaba en aqueste mundo sobrepujó de todo en todo toda estimacion é pensamiento de corazon en la paciencia de muy muchas cuitas voluntariamente rescebidas. El cual fué de tanta degnidat é excelencia que la su sola compañía é devocion en aquesta parte mas podrá dar á los tribulados consolacion que tener consigo cien mil otros santos compañeros. Et aun por otra razon : que la presente bienaventuranza es de poco precio é valor, la cual non es de contar entre las grandes cosas. Oí (1) tú de aquesto á san Anton, el grand menospreciador del mundo, el cual commo un dia fuese rogado de los hermanos que les diese alguna dotrina, díjoles: «Non piense alguno haber desamparado grandes cosas commo al mundo menospreciare, nin sea á los hermanos alguna cosa de cuidado de aquellas cosas que consigo non puede llevar.»> ¡Oh qué maravillosa señal de corazon muy puro i de aqueste varon, ca enseña á los varones celestiales á catar á la poquedad de aqueste mundo! ; Oh consejo de toda religion! ¡Oh enxemplo claro de toda perfecta grandeza, que entendimiento es á tí de toda devocion! Maravillosa cosa es, si cosa alguna señaladamente de las cosas muy pequeñas é perescederas te podrán conturbar, cuando mayormente debieras juzgar tú ser ordenado el criado para cosas mas excelentes. Semejable de aquesto seria si un grand emperador é muy grand señor bastante en querellarse de la perdicion de un dinero. Oye tú eso mesmo que dice san Gerónimo, así commo comprendiente todas las partecillas de la bienaventuranza mundanal. Si tuvieses la sabiduría de Salomon, é la fortaleza de Sauson, é vivieses tanto tiempo como Enoch, é tovieses las riquezas de Creso é el poderío de Octaviano, ¿qué aprovecha commo en tí la carne sea dada á los gusanos é el ánima á los diablos para sin fin

(1) Está por «oye, imperativo de «oir».

ser atormentada? Oye tú otrosí á Inocencio fablarte de la amargura de la bienaventuranza mundanal que coc muchas amarguras es mezclada. Bien conoció aquesto aquel que dijo: «La risa será mezclada al dolor, él llanto ocupa los fines del gozo; súpilamente antes que sea pensada acaesce la desaventura, é la cuita viene corriendo; la enfermedat viene con fuerza, é la muerte entra, la cual ninguno non puede escapar. Onde dice san Agostin: «Dios mezcló amarguras á las bienaventuranzas de aqueste mundo, porque busquemos la otra bienaventuranza que es en el otro mundo, la dulcedumbre de la cual non puede engañar.» Esto dijo; por tanto consentió la bienaventuranza de aqueste mundo ser engañosa. Et el mesmo en otro lugar da testimonio del mundo, é dice que este mundo es deleitoso, mas es peligroso é enojoso. Et non es maravilla porque la miseria acompaña é sigue al prosperado é bienaventurado de aquesta presente vida. Onde dice Séneca: «Yo te juzgo ser malaventurado de aquesta presente vida; porque non fuiste desaventurado é pasaste la carrera é non fallaste contrario, mucho fueste cuitado; yo juzgo malandantes los que con grand bienandanza son torpes, é aun haber prosperidat trae al homme grand dapno é empecimiento; ca face al bien fortunado llanamente menospreciar la verdat é la alta bondad, segund que la experiencia lo demuestra. Por ventura de tales commo aquestos es que son vistos gozar. De la bienaventuranza mundanal se acuerda baber dicho el Apóstol : «Deseo morir é con Jesucristo vevir.» Ciertamente son pocos é por el contrario, commo dice san Gregorio en una homelia: «Los males que nos aquí comprimen, á Dios ir nos costriñen; et los males que aquí padescemos, á Dios nos facen que tornemos, é toda adversidat deste mundo nos face dejar é buscar otra vida verdaderamente bienaventurada á todas cuitas te acaban.» Por ende de las semejantes cosas non te duelas, mas gózate mayormente por cuanto son cierta señal para te guiar á la bienaventuranza, é esquivar aquella tierra tenebrosa é cobierta de escuridat de muerte, é venir á la tierra de la claridat eternal. Así commo Job ordenadamente concluye de algunos mundanales é de la su prosperidat, que gastan en vicios los sus dias, é en un instante á los infiernos descienden. É así por el contrario de las adversidades de aqueste mundo podemos afirmar despienden en cuitas los sus dias é en un instante á los cielos vuelan. Por ende los buenos cristianos por la su adversidat é carencia de la mundana prosperidat tienen en la vida presente cierta señal é esperanza de la que es bienaventuranza del otro mundo; ansí commo los honrados é bienaventurados en este mundo tienen cierta señal de la condepnacion eternal en el otro mundo. Et aquellos que fueron desaventurados en este mundo serán bienaventurados en el cielo. Et aqueste departimiento demostra una glosa sobre aquello que dice Santiago: «Todo gozo pensad hermanos cuando cayerdes en diversas tentaciones que aquesto declara la experiencia de los buenos cristianos, aunque fueron en la presente vida desaventurados; et non vos turbedes si los malos en el mundo florescen é vos padescedes; ca non pertenesce á la cristiana dignidat ser ensalzada en las cosas

temporales, mas ser deprimida é homillada; ca los ma

los ciertamente non tienen cosa en el cielo nin vos en el mundo; mas debedes gozar por esperanza de aquel bien, al cual a lreza cualquier cosa en el mundo acaezca, é desto non debe ser dubdanza alguna.»> Pues que ansi es, los buenos cristianos non deben haber tristura por adversidat alguna, que consiste en cosas pequeñas é defectuosas. Et por aquesto non conviene á la su digni lat de haber pesar; ca la condicion de los buenos á manera de dignidat angelical sobrepuja en infinito á las adversidades de aqueste mundo. Et por ende débense mayormente gozar de la señal tan manifiesta de la su salvacion, segund el dicho del Apóstol: «Gozad vos por esperanza.» Seguramente en esta parte conformadvos á la justa ordenacion divinal; ca segund san Gerónimo da testimonio, cosa difícile é aun imposible es que alguno goce de los bienes deste mundo é del otro, é que aquí tenga el vientre lleno de viandas é acullá el ánima de gracias, é faga su viaje de los deleites deste mundo á los deleites del otro para que sea bienaventurado en este mundo é en el otro, é parezca glorioso en la tierra é en el cielo. Onde Hugo escribiendo del don de la misericordia dice: «Cosa muy probada en aquesta manera de la consolacion es en la dispensacion de la sentencia divinal. >>

De la adversidat.

Non debes querellar de la adversidat; ca grand consolacion es á las grandes é nobles personas semejar á las condiciones de los nobles en la cosa honesta, aunque las condiciones sean graves é difíciles, mas non se conformar en la cosa deshonesta. Por tanto aquel que es habido diguo de vevir con grand rey é vestirse de vestiduras reales, si por alguna causa honesta le conviene de traer vestidura dolorosa, non se le debe facer grave nin áspero; ca el homine sábio mas quiere con los nobles confirmarse en todas sus condiciones que con los bellacos carescientes de toda dignidat. Ciertamente el rey de los reyes Jesucristo, fijo de Dios, vestidura sangrienta traia commo san Juan dice: «Et todos los escogidos de Dios con semejable aspereza de adversidat fueron vestidos, et andudieron por la carrera angosta é áspera, por la cual podiesen á los ciclos penetrar, é non por la via ancha guiante á la perdicion.» Onde san Agustin dice: «Leemos Jesucristo haber habido dolor é haber llorado é haber sofrido baldones é deshonras, é haber seido cansado del camino é haber seido escopido, et eso mesmo azotes é cruz haber recebido; empero nunca leemos él haber reido, nin en la presente vida haber seido bienaventurado.»> Et aquesta es la razon que todos los escogidos se gocen en esperanza commo encomenzaren ser fatigados por las adversidades de aqueste mund›, é non ser engañados falsamente por las sus prosperidades, sabiendo sin dubda alguna que non es otra via por la cual podicsen á los cielos penetrar. Fasta aquí san Agostin dice, por la sentencia del cuál sé enseñado : que si quisieres ser del número de los escogidos, que non te duelas de alguna adversidat. Pues que ansi es, guardate que non te engañe tu propio juicio, por razon de muchos que se gozan en las prosperidades é han tristura en las

adversidades, los cuales si fuesen regidos por sano jnicio, por el contrario sintirian. Ca los santos é los apurados, é por conseguiente los del buen juicio, mas se gozan en las adversidades que en las prosperidades; et las adversidades non lievan á la tierra celestial, onde es la bienaventuranza, et por ende las prosperidades de querer son. Por ende dice san Gerónino: «Los deseos de la mi ánima que me crió nunca vengan á mí, la cual me desca prosperidades que traen á grand trabajo.» Onde san Gregorio dice: «Mas agravia la alteza de la prosperidat que la humildat de la pobreza.»> Onde san Agostin dice: «Non lisonje alguno al homme que es en este mundo prosperado, á los pecados del cual algunos alaban é otros reprehenden. Ca el pecador provocó á ira al Señor, porque le place la locura de sus pecados, é le desplace la correpcion dellos porque non sea corregido.» Onde san Crisóstomo dice: «La madrasta de la virtud es la riqucza, la cual aplace á los que la tienen, porque los condepne en la vida desaventurada, é así sigue á los prosperados eu este mundo, porque en fin los traiga á condepnacion. Ca la prosperidat de aqueste mundo escancia en el comienzo á los sus convidados vinos dulces, porque commo fueren embriagados les dé á beber con pozoña mortal, ó lo que peor es, la riqueza, que piensa que le dará mayor claridat á los sus ojos, le da mayor tenebregura é oscuridat. Et si tú quisieres acatar é creer á los dichos deste glorioso doctor san Crisóstomo, es maravilla si tú hayas dolor de la pobreza é adversidat. Et mucho. mayor maravilla será si non temes la bienandauza é prosperidat, la cual conociste ser destruidora de las virtudes que en tí están, é ser aparejada so la fermosura del vino dulce, administrarte pozoña, é traerte o curidat á los tus ojos. Por ende, homme, nou te quieras mostrar desagradecido de los denes de Dios, de los cuales él provee á los sus fijos muy amados; mas con los mayores é mas privados amigos, é sobre todos con el su unigénito fijo nuestro Señor Jesucristo grandes adversidades ama; é si las rescebiste del padre tuyo, que es padre de todos, mas tuyo por singular profijamiento, el cual te ama muy entrañalmente; ó si en algund tiempo estas adversidades dél rescibieres, non te parezca que debes haber tristura de tan buenas cosas. Ca la via de la presente adversidat es una calle angosta que lieva á la vida perdurable. Et por ende con Grand gozo debemos andar por ella, por razon de tanta alegría que esperamos haber en el fin della para siempre. Onde san Gregorio dice: «Dios camino áspero aparejó á los sus escogidos, porque en tanto que se gozan en la via non olviden los bienes que son en paraíso.» Et segund este mesmo san Gregorio dice: «Los varones santos, commo veen que las prosperidades deste mundo crescen, han temor é turbacion; ca temen que rescibirán el gualardon de sus trabajos, é temen que la justicia de Dios ascondida acate en ellos alguna llaga procediente de los bienes deste mundo, é que los alance de la gracia é de los bienes del otro. Et por ende dijo nuestro Señor: ¿Qué aprovecha al homme si gaua todo el mundo para ochenta ó cien años, et padece dapnacion de la su ánima para siempre? Et ciertamente dos cosas el Señor ayunta aquí en uno, conviene á saber,

el mundo é la perdicion del ánima. Por aquesto dando á entender que es imposible que el homme gane este mundo é non pierda el ánima. Et verdaderamente es cierto; ca si el home continuamente ha la mundana prosperidat, es señal magnifiesta de la dapnacion eternal. Onde san Gregorio dice: «El continuo provecho de las cosas temporales es señal manifiesta de la perdicion del otro mundo.» Aun en la vida presente las prosperidades tienea en sí muchos engaños é mezquindades, de las cuales dice san Agostin: «Las prosperidades de aqueste mundo tienen aspereza verdadera é falsa alegría, ó tienen cierto dolor é dubdosa delectacion, é tienen duro trabajo é folganza temerosa, é tienen casa llena de miseria é esperanza vana de vevir. >> Por ende porque las adversidades non te empezcan, guarda diligentemente que non te saquen de entendimiento las prosperidades. Onde dice san Gregorio: «Non es adversidat que pueda derribar aquel al cual la prosperidat non puede engañar.» Aquel que se llega á la virtud non cae en la falsedat; ca en tanto que por fuerte puede su pensamiento es firme, dentro en la entencion toda cosa mudable de aqueste mundo non puede perturbar en su corazon, segund lo que en otro lugar dice san Gregorio: «Non podrá empescer alguna adversidat en el corazon.» Et ciertamente si reina alguna maldat, conviene que sea corregida por alguna adversidat; empero non serás perturbado por la fortuna adversa, mas antes te gozarás; ca la fortuna contraria trae mas bien, é la fortuna próspera trae mas mal. Onde dice Boecio: «Mas piensa la fortuna adversa aprovechar á los hommes que la próspera; ca aquella fortuna que es dicha próspera por esperanza de la prosperidat commo es vista falagar mente; et aquesta, conviene á saber, la que es dicha adversa, siempre es verdadera, commo se demuestra ser mudable por mudanza; la prosperidat engaña, é esta dice verdat: la prosperidat acarrea atamiento á los corazones que se gozan por esperanza de los bienes temporales, et la adversidat los desata dándoles á conoscer la flaca prosperidat mundanal; por lo cual conosce tú la prosperidat ser ventosa, non estable é dubdosa, é la adversidat ser templada, cierta é sábia; et por ende el sábio non se debe turbar de las fortunas adversas; ca non pierde lo suyo. Onde dice Séneca: «La fortuna non quita cosa alguna sinon lo que Dios non dió virtud, nin la puede quitar. Por ende el sábio non pierde cosa cuando es en posesion de alguna virtud, de la cual non puede ser derribado.»>

Et Séneca deciendo aquesto, da á entender que el sábio non debe reputar perder cosa alguna suya, aunque le contezca perder algo. Onde Valerio cuenta de un homme glorioso un exemplo é dice: que commo los enemigos le robasen su tierra é fuesen cargados de muy grande é precioso despojo, preguntándole por qué non traia consigo alguna cosa de los sus bienes, respondió: «Ciertamente los mis bienes conmigo los trayo.» Ca él los traia en el su corazon é non en los hombros, non cosas de ver por los ojos, mas de preciar por el entendimiento, cerradas en la casa de su corazon, las cuales los hommes mortales non pueden furtar, mas siempre son presentes con sus señores, é aunque ellos fuyan

non les desamparan semejables cosas. E fallamos escriptos de otros muchos hommes los bienes de los cuales perescieron por fuego ó por mar, ó por otra manera alguną. Por ende non puede haber fortuna alguna que sea adversa en el buen homme virtuoso, salvando si es nombrada fortuna mala por la mala costumbre; ca non puede ser llamado á los hommes ser contrario lo que les ayuda á bien obrar, mas á todos los buenos hommes es los que por ende son buenos é de Dios son amigos, é aman á Dios, todas las cosas ayudan á bien obrar segund que el Apóstol dice. Et por ende, si tú eres bueno, á sin razon te querellas de la fortuna contraria; mas cata que en querellando á tí mismo acusas é te juzgas non ser bueno. Item, dice Boecio: «Si la conciencia es bien sábia en esta cárcel terrenal que es el cuerpo, é francamente demanda al cielo, ¿por ventura non menospreciará todo negocio terrenal?» La cual conciencia usando, del cielo se goza ser expedido de las cosas terrenales. Et ausi verdaderamente es de aquellos que non son húespedes nin avenedizos, mas cibdadanos de los santos é caseros de Dios, la conversacion de los cuales toda cosa terrenal es sin sabor despues que han gustado las cosas celestiales. Et por ende aquello que es sin sabor non causa tristura en aquel que non la tiene, é sin tristura son desamparadas tales cosas del que las perdió. Et ansí, segun dice Boecio, de toda buena fortuna non es de esperar cosa alguna ; ca naturalmente non es del su propio bien lo que pierde, pues que siempre non es á ella ayuntado. Et la buena fortuna non face buenos á aquellos con quien es ayuntada, los bienes de la cual son á los muy malos, commo se ha visto á algund homme muy malo grandes bienes le

acacscer.

De luenga vida.

Non es de doler de la luenga vida en este valle de miseria por el acrescentamiento de las obras meritorias, ca cuanto la morada del homme bueno es alongada, tanto es fecho mas bienaventurado en el galardon del otro mundo. Et anşi este valle de miseria es fecho valle en la esperanza de la bienaventuranza eterna. Onde de la fortuna, de los buenos frutos deste mundo, es fecho campo de pelea virtuosa, é es fecho monte de atalaya muy alta, et aun es fecho valle muy grueso del dulzor del Espíritu Santo; et aun es fecho valle florescido é muy grueso, é muy gracioso de alegría, de flores, de honor é honestidad. Por ende non se querelle alguno de aquesta vida miserable, commo merezca mas ser dicha lugar de lucha de las riquezas de gloria. Et al presente es de plenaria é copiosa perdonanza contra las penas infernales. Por ende san Pablo el apóstol fuyó á la muerte colgándose en una espuerta por el muro, ó escapó del que lo perseguia en el nombre del Señor. Et por aquesto ciertamente, aunque él dijo Deseo morir é con Jesucristo vevir; et empero léese él haber dicho, que deseaba ser maldito de Jesucristo por los sus hermanos bautizados consigo en Jesucristo, et aun por los fijuelos, á los cuales otra vez parió por luenga predicacion en este valle miserable para criarlos á Jesucristo y ganarlos. Onde dice san

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