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No hallaré dificultad en proferir, que la mayor parte de los libros, que se han escrito de historia, lo que menos contienen, es lo que debiera ser el objeto principal de ella. Si tomo unlíbro de historia en la mano, no tropiezo con otra cosa, sino con un tejido continuado de guerras, con una fastidiosa repeticion de oraciones, que jamás han dicho los capitanes, y cuando mas, con tal ó cual nacimiento y muerte de príncipes, co mo si solo las acciones de estos fuesen el único objeto de la historia. Esta, debe instruir á los hombres, presentándoles los sucesos mas memorables, no solo belicosos, sino tambien físicos, cosmográficos, politicos, morales, teolójicos y literarios, (págs. 6.a y 7.a, de las memorias para la historia de la la poesía y poetas españoles de Fr. Martin Sarmiento. - Edicion de Madrid de 1775.)

SUMARIO.

REFLECSIONES SOBRE LA HISTORIA. ESTADO DE

LOS ESTUDIOS HISTÓRICOS EN EUROPA Y EN
ESPAÑA. BOSQUEJO Y APRECIACION DE LOS
HISTORIADORES FILOSÓFICOS. -MISION SOCIAL
DE LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA.

SEÑORES:

Al considerar la indiferencia y profundo desdén, que los filósofos del siglo XVIII con mui lijeras escepciones afectaron hacia los estudios históricos; y al ver que las mas elevadas intelijencias del presente, no satisfechas con el conocimiento de la antigüedad Griega, y Romana, ni con el de los hechos generales de las sociedades modernas, se empeñan con el mas noble esfuerzo por buscar el orijen y los principios constitutivos de estas últimas y por comprender la sociabilidad oriental, oculta hasta poco há, bajo símbolos y misteriosos emblemas, una idea preocupa fuertemente el ánimo del pensador y del filósofo, y le conduce irresistiblemente á investigar, qué debe ser la historia; qué ha sido hasta ahora; y qué influencia tiene en la enseñanza y organizacion social del mundoą: cuestion de la mas vasta importancia y de resultados fecundísimos; porque ella debe esplicar y resolver, como la humanidad ha sabido hasta el dia representar sus hechos, y como debe escribirlos en lo sucesivo, para instruirse para gobernarse á sí propia y para caminar sin notables desvíos hácia el progreso y hacia la Loup

verdad.

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Destinada la historia á servir al hombre de luminoso faro para marchar al traves de la obscuridad y del error hacia el completo desarrollo y mejora de su ecsistencia individual y política; ni debe ser un cuento destinado al recreo y placer de los lectores, ni la descripción monótona y cansada de las dinastías del mundo y de los hechos mas célebres de armas, que la han commovido ó ajitado. Las instituciones políticas, las leyes, los actos oficiales del gobierno, la administracion, el comercio, las artes, los establecimientos y progresos literarios y morales, y todo cuanto conduzca á dar á conocer la vida material intelectualy moral de las naciones, la descripcion viva y animada de sus costumbres de sus hábitos, de lo que constituye el caracter y la vida de un pueblo; he aqui los verdaderos y principales elementos de la historia. Mas al paso que esta ofrezca al entendimiento del lector, y al juicio é instruccion de la posteridad los hechos sociales que se han referido; incompleto y manco sería su trabajo, si de estos hechos jenerales no pasase á los individuales, si del ecsámen de la sociedad no descendiese al individuo, si al dar cuenta de lo que el gobierno ejecutaba, omitiese escribir lo que el hombre pensaba. El historiador debe pues hacer marchar de frénte los hechos sociales y los individuales, los ac

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tos de la voluntad de los gobiernos y los de la intelijencia de los pensadores y filósofos; mostrar en una palabra el desarrollo social y el desarrollo individual. Empero no bastará tampoco una narracion seca y descarnada de la diverse série de hechos, que son los materiales de la historia: el historiador contará y concluirá despues, referirá los acontecimientos, estudiará su relación y presentará en todo las causas y los efectos; porque si hay una parte providencial que escapa en la historia á las tentativas indagadoras del filósofo, hay otra que puede ser juzgada y dominada por el juicio del hombre pensador; y cualquiera que sea el abuso de las generalizaciones y de los sistemas, abuso producido por la necesidad urgente y perentoria de apelar al conocimiento de lo pasado, para reconstruir la sociedad actualmente commovida, no puede arrancarse del historiador, sin injusticia y sin grave daño para la historia, el derecho de esponer sus conceptos y sus pensamientos sobre lo que ha sido objeto de sus estudios y meditaciones. La historia, entendida y desempeñada de

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