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cuanto más iba al Poniente, via la tierra más llana y más hermosa. Al salir de la boca, vido una isla, al Norte, que estaria de la boca 26 leguas, púsole nombre la isla de la Asuncion; vido otra isla y pusóle la Concepcion, y á otras tres isletas juntas llamó los Testigos, y estas, se llaman hoy así; á otra cabe ellas, llamó el Romero; á otras isletas pequeñas, nombró las Guardias. Despues llegó cerca de la isla Margarita, y llamóla Margarita, y á otra cerca della, puso nombre el Martinet. Esta Margarita es una isla que tiene de luengo 15 leguas, y de ancho cinco ó seis, y es muy verde y graciosa por de fuera, y por dentro es harto buena, por lo cual está poblada; tiene cabe sí, á la luenga, leste gueste, tres isletas, y dos detras dellas, Norte-Sur: el Almirante no vido más de las tres, como iba de la parte del Sur de la Margarita. Está seis ó siete leguas de la tierra firme, y por esto hace un golfete entre ella y la tierra firme, y en medio del golfete están dos isletas, leste gueste, que es de Levante á Poniente, junto la una á la otra; la una se llama Coche, que quiere decir venado, y la otra Cubagua, que es la que arriba en el cap. 136 dije, donde se han cogido infinitas perlas. De manera, que el Almirante, aunque no sabia que en aqueste golfete se criaban las perlas, parece que adivinó en llamarla Margarita; estuvo muy cerca della, puesto que no lo expresa, porque dice estaba nueve leguas de la isla Martinet, la cual estaba junto, dice él, á la Margarita, de la parte del Norte, y dice junto, porque como iba por la parte del Sur de la Margarita, parecia estar junto, aunque estaba ocho ó nueve leguas y esta es la isleta de la parte del Norte, cercana á la Margarita, que agora se llama isla Blanca, y dista las ocho ó nueve leguas de la Margarita, como dije; por aquí parece que debia estar junto ó cerca de la Margarita, el Almirante, y creo que, porque le faltó el viento, por allí surgió. Finalmente, de todos los nombres que puso á islas y cabos de la tierra firme que tenia por isla de Gracia, no han quedado ni se platican hoy sino la isla de la Trinidad, y la boca del Drago, y los Testigos, y la Margarita. Aquí andaba el Almirante muy malo

de los ojos, de no dormir, porque siempre, como andaba entre tantos peligros dentre islas, así lo tenia de costumbre, y lo debe de tener cualquiera que trae cargos de navío, por la maryor parte, como son pilotos, y dice, que más fatigado se vido aquí que cuando descubrió la otra tierra firme, que es la isla de Cuba (la cual áun pensaba que era tierra firme hasta agora), porque se le cubrieron los ojos de sangre, y así eran por la mar sus trabajos incomparables; por esta causa estuvo esta noche en la cama y luego se halló más fuera en la mar de lo que se hallara si él velara, por lo cual, no se descuidaba ni X fiaba de los marineros, ni debe fiarse de nadie el que es diligente y perfecto piloto, porque á su cuenta y sobre su cabeza están todos los que van en la nao, y lo más propio y necesario que al ejercicio de su oficio pertenece es velar y no dormir, todo el tiempo que navega.

CAPITULO CXXXIX.

Parece haber andado el Almirante la costa abajo desde que salió de la boca del Drago, ayer lúnes y hoy mártes, hasta 30 ó 40 leguas cuando más, puesto que no lo dice, porque (como él se queja que no escrebia todo lo que debia describir), no podia por andar por aquí tan malo; y como via que la tierra iba muy extendida para abajo al Poniente, y parecia más llana y más hermosa, y el golfo de las Perlas que quedaba en la culata del golfo ó mar dulce, donde salia el rio de Yuyaparí, en cuya busca iba, no tenia salida, la cual esperaba ver, creyendo que esta tierra firme era isla, vino ya en cognoscimiento que tierra tan grande no era isla, sino tierra firme, y, como hablando con los Reyes, dice así: «Yo estoy creido que esta es tierra firme, grandísima, de que hasta hoy no se ha sabido, y la razon me ayuda grandemente por esto deste tan grande rio y mar, que es dulce, y despues me ayuda el decir de Esdras en el libro IV, cap. 6.", que dice que las seis partes del mundo son de tierra enjuta, y la una de agua, el cual libro aprueba Sant Ambrosio en su Examenon, y Sant Agustin sobre aquel paso, Morietur filius meus Christus, como lo alega Francisco de Mayrones, y despues desto me ayuda el decir de muchos indios caníbales que yo he tomado otras veces, los cuales decian que al Austro dellos era tierra firme, y entóces estaba yo en la isla de Guadalupe, y tambien lo oí á otros de la isla de Sancta Cruz y la de Sant Juan, y decian que habia mucho oro, y, como Vuestras Altezas saben, muy poco ha que no se sabia otra tierra más de la que Ptolomeo escribió, y no habia en mi tiempo quien creyese que se podia navegar de España á las Indias, sobre lo cual anduve siete años en su corte, y no fueron pocos los que entendieron en ello; y en

fin, sólo el grandísimo corazon de Vuestras Altezas lo hizo experimentar contra el parecer de cuantos lo contradecian, y agora parece la verdad, y parecerá ántes de mucho tiempo más larga: y, si esta es tierra firme, es cosa de admiracion, y será entre todos los sabios, pues tan grande rio sale que haga una mar dulce de 48 leguas.» Estas son sus palabras. Por manera, que la primera razon que le persuadia ser tierra firme, la que llamó Sancta cuando entró en el golfo por la boca de la Sierpe, cuando vido la Trinidad, y la que despues llamó isla de Gracia, fué salir tanta agua dulce que endulzaba tan grande golfo, y argüia muy bien, porque gran golpe de agua ó rio muy grande no se puede congregar, si no es de muchas fuentes, las muchas fuentes causan muchas quebradas, son causa de muchos arroyos, hacen muchos rios chicos y despues se ayuntan grandes; todo lo cual presupone necesariamente, grandísimo discurso y longura de tierra. Esta parece que no puede ser isla por grande que sea, luego parece que debe ser tierra firme; y era bonísima la conjetura por este argumento. La segunda razon tomaba de la autoridad de Esdras, que dice que las seis partes de la tierra quedaron enjutas, mandando Dios que todas las aguas se encerrasen en un lugar, que es la mar, y aquel testo dice así: Et tertia die imperasti aquis congregari in septima parte terræ, sex vero partes siccasti et conservasti, etc. Arguye, pues, así: la auctoridad de Esdras afirma ser las seis partes del mundo tierra, y la una de agua; toda la tierra que sabemos parece ser poca, segun la mar vemos tan grande; luego esta tierra debe ser grande, más que isla, que llamamos firme para que concuerde con la autoridad de Esdras, que tenga seis partes la tierra, respectivamente comparadas á una que ha de tener el agua, y por esto no es mucho ni difícil creer que esta sea tierra firme. No solamente el Almirante por la autoridad de Esdras se movia y argüia ser la tierra seis veces más grande que el agua, pero tambien doctísimos varones en todas ciencias hacian lo mismo, y della argüian ser la mayor parte del mundo tierra y habitable, contra Ptolomeo, que tuvo que solamente la sexta

parte del mundo era habitable, y las otras cinco partes estaban cubiertas de agua, como parece en el libro de Ptolomeo, «De la disposicion de la esfera,» y en el «Almagesto, » libro II; y de ellos es Pedro de Aliaco, doctísimo varon en todas ciencias, el cual, en el libro De imagine mundi, cap. 8.o, alega la dicha autoridad de Esdras, diciendo que aquel libro los Santos tuvieron en reverencia, y por él las verdades sagradas confirmaron. Estas son sus palabras. Desto dijimos en el capítulo 6. Lo mismo de Esdras alega Jacobo de Valencia, no poco docto en cosmografía, en el Salmo CIII, sobre el verso Hoc mare magnum et spatiosum, etc., probando que la tierra es seis veces mayor que la mar. Puede alguno decir á la autoridad de Esdras, que aquel libro IV es apócrifo y de ninguna autoridad, y á lo que dice Pedro de Aliaco, que los Santos lo tuvieron en reverencia, no lo probara con San Jerónimo, el cual, en la «Epístola contra Vigilancio,» dice que nunca aquel libro leyó, porque no conviene tomar en las manos lo que la Iglesia no recibe; estas son sus palabras. Sant Agustin, libro XVIII, cap. 36 De Civitate, no aprueba aquel lib. IV de Esdras, sino el III, cap. 3.o, diciendo que, por aventura, Esdras fué profeta en aquello que dijo, «que la verdad es más fuerte y poderosa que el Rey é las mujeres é el vino,» profetizando de Cristo, Nuestro Señor y Redentor, que es la verdadera verdad. Esto es lo que dice Sant Agustin; que escribiendo sobre aquellas palabras, morietur filius meus Christus, tratase de Esdras y lo aprobase, no sé donde Francisco Mairones lo halló. Y aquel lib. III tambien se pone por apócrifo, aunque no tanto como el IV, por no tenerse por cierto que Esdras lo escribió; Sant Ambrosio, no en el Examenon, como el Almirante dice, sino en el libro de Bono mortis, cap. 10, contra los gentiles que creian morir las ánimas juntamente con los cuerpos, parece aprobar tambien el IV, aunque da á entender' con alguna condicion, sobre aquel artículo de nuestra fé, que en el tiempo del universal juicio, los muertos han, en sus cuerpos, propios, de resucitar; el cual toca allí en el cap. 7.o, Esdras, hablando del juicio, y que la tierra los ha de resti

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