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sostenia nueve arcos, finamente hechos, ocupando el centro el retrato de Fernando VII, bajo un dosel de terciopelo carmesí adornado con galones y flecos de oro finísimo, estando colocadas en un cogin, la corona imperial y las armas reales.

En una alegoría estaba representada la union de dos mundos bajo el cetro español, poniendo á los pies del monarca ahí retratado esta expresion:

Reine feliz el leal amor español-americano;

De donde sacó el siguiente anagrama:

El enseña como leal, firme alianza por el rey.

Debajo del balcon se colocó un gran cuadro, en el que estaban estrechamente enlazadas las Españas antigua y nueva, presentando un corazon á Fernando.

Hay que advertir que en la casa de Leño fué donde únicamente se expresó la diferencia entre españoles europeos y americanos, que se empeñó en expresar en todas las pinturas y poesías, con que adornaron su casa.

Cuatro cuadros estaban ocupados con igual número de sonetos, en los que se hacia un bonito juego de palabras con el apellido del procurador Leño.

Esta casa, así como la del alférez real, ostentaba en las noches una bella y costosa iluminacion de mas de mil quinientas luces.

La casa del regidor alguacil mayor jubilado, D. Cárlos Diaz y Herrero, estaba adornada con un solo lienzo que cubria el balcon, pintado al oleo y orlado con rosas de mano, llevando la inscripcion de "Viva Fernando VII," iluminado dicho balcon con muchos cirios.

La del diputado D. Juan Pardo, tenia sobre el barandal del balcon un letrero que decia: "Viva Fernando VII," y puso en las tres puertas de dicho balcon tres arcos que se iluminaban en las noches.

Ahí se veia un cuadro expresando la union del pueblo de la villa y del ejército acantonado, que en cuatro años que llevaba este de estar en Jalapa, se habia hecho cada vez mas íntima; en este cuadro, colocado en un extremo del balcon, estaban un militar y un paisano dándose la mano, y al pie se leia la siguiente cuarteta que compuso el mismo Sr. Pardo:

El ejército y el pueblo
Forman una sola grey,
Y defienden animosos

La religion, patria y rey.

En el otro extremo habia otro cuadro en el que se pintaron con igual perfeccion un español y un americano en el mismo amistoso ademan, y debajo se leia lo siguiente:

El europeo generoso
Abraza al americano,

Y del pecho de los dos

Resulta un solo entusiasmo.

Ademas, se vian cortinas de diversos colores adornando el frente de la casa, y el escudo de armas de la villa en un óvalo. Las casas del diputado D. Miguel de Arrieta y del síndico D. Juan Estéban de Elías, tenian cortinas de riquísimo damasco en las ventanas y puertas, y se hacian notables en las noches por las luces de diversos colores puestas en pequeños vasos.

Multitud de otras casas fueron adornadas, entre las cuales se hizo notar la "Escuela Académica" de D. José Ignacio Paz, en cuya fachada se colocó un telon de ocho varas de alto y cinco de ancho, y en su frente estaban pintados los escudos de armas de España, México y Jalapa, ocupando el centro la

imágen del católico rey con inscripciones llenas de las palabras sin sentido que se acostumbraban. Abajo del retrato se leia:

"A Fernando VII, rey de Españas é Indias, la Escuela Académica de este ilustre Ayuntamiento."

Ademas, se veian ahí representados en las noches muchos geroglíficos con las luces que servian para formar la iluminacion.

La academia de pintura, á cargo de D. Aniceto Serrano, llamaba tambien la atencion: en un cuadro se veia el retrato de Fernando conducido por la Fama al suelo mexicano, en donde la misma Fama lo hacia reconocer por el estudio provechoso á que se entregaba en las tres nobles artes, pintura, arquitectura y escultura, finamente representadas.

En otro cuadro se veia al "ejemplo español," que conducia al genio americano á tributar al monarca su corazon; ceñia dicho genio una espada, demostrando que en esta arma debia confiar el monarca su honor y su defensa, teniendo por despojo á sus pies las macanas y flechas de la gentilidad, sobre cuyas antiguas armas descansaba. La explicacion de este cuadro estaba hecha en una oda plagada de palabras retumbantes, vacías de sentido y llenas de humillacion.

La casa del comisario de guerra de las tropas acantonadas D. Francisco del Cristo y Conde, tenia cubierto el balcon con muselina blanca bordada, adornada simétricamente con ramos y flores artificiales. De las mismas flores entretejidas estaban formados un castillo, un leon, el águila mexicana y la corona real, con explicaciones en letras formadas con las mismas flores; ademas, se veian cuatro lienzos con diversas pinturas, y bajo un dosel el retrato de Fernando VII; en una mesa un cojin con la corona, multitud de banderas colgadas del techo, y en la noche alumbraban aquellos adornos 104 luces.

Todas las casas de la villa habian sido blanqueadas, arreglados los empedrados de las calles en donde era necesaria la recomposicion, y adornadas estas con arcos de flores.

A las tres y media de la tarde del 29 salió la comitiva de las casas del Ayuntamiento y se dirigió á la del alférez real. Con anticipacion y se situaron en el gran tablado, formado en la plaza del Rey, hoy de la Constitucion, el subdelegado D. Ramos de Villalva, el alguacil mayor D. Francisco Saenz de Santa María, y el escribano de cabildo D. Juan Francisco Cardeña, con el fin de esperar en ella el estandarte real para los actos de la proclamacion.

Las repúblicas de indios, con sus alcaldes y gobernadores, presididos de los de Jalapa, formaban parte de la comitiva; sus trajes eran semejantes á los que usaron sus antepasados en tiempos de la gentilidad.

Ordenaba la procesion un portero de cabildo con espada en mano, en traje de caballero. Rompian la marcha á caballo los comisarios de la Acordada, mandados por su teniente provincial D. Pedro Farfan de los Godos, que portaba el estandarte de la Santa Hermandad: venian á continuacion los maceros, las repúblicas de indígenas, el Ayuntamiento, los nobles de la villa y los gefes y oficiales del ejército acantonado, cerrando la marcha el alcalde ordinario en turno D. José Fernandez de Castañeda, llevando á sus lados al alcalde de primera eleccion, capitan retirado de milicia D. José de Arias, y al procurador general D. Diego Leño, todos á caballo.

Llegados á la casa del alférez real D. José Antonio de la Peña, se detuvieron, y saliendo este señor, ocupó el lugar preferente que le correspondia, tomando las borlas del estandarte los dos alcaldes ordinarios, escoltados por los cuatro reyes de armas; estos llevaban escudos y mazas, sombreros con plumas, y sus trajes eran de rico tisú.

El alférez real llevaba ademas consigo lacayos y negros primorosamente vestidos; montaba un magnífico caballo cubierto con preciosos arneses, y vestia un costosísimo uniforme. Una compañía de dragones de España escoltaba el estandarte, seguida de una música compuesta de profesores en su mayor parte.

Se dirigió el paseo á la plaza del Rey por las calles de Belen. En dicha plaza se encontraron con el subdelegado, el alguacil mayor y el escribano, á quienes acompañaban el Br. D. Francisco Pablo Berenguier, teniente de cura, el vicario foráneo, el juez eclesiástico, el teniente de vicario general del ejército, y los reverendos prelados, guardian de San Francisco, Fr. Francisco Elías, y prior de la órden de "Caridad," Fr. Gerardo Zavaleta.

Ya los batallones de los regimientos de infantería de la Corona y provincial de Valladolid habian tomado sus lugares correspondientes en aquella plaza, mandados por los sargentos mayores D. Manuel de la Sota Riva y D. Cristóbal Dominguez; estaban en formacion ademas ocho cañones de campaña al mando del capitan D. José Puig.

En el perímetro de la plaza habia hecho construir el Ayuntamiento grandes balcones, ademas de otros que algunos particulares levantaron á sus expensas, con el fin de proporcionar comodidad á las señoras y á la numerosa concurrencia que asistió llena de admiracion y curiosidad á contemplar aquel nuevo acto. En los tres asientos principales del tablado se colocaron el alférez real, el subdelegado á su derecha y el alguacil mayor á su izquierda; los demas, en los asientos que les correspondian, y los cuatro reyes de armas en los ángulos con las caras vueltas al centro.

El acto de la proclamacion se hizo de la manera siguiente: "á caballo el alférez real, con su comitiva tambien á caballo,

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