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AL

EXMO. SR. VENEGAS,

AL REGIMIENTO

Y DEMAS TROPAS

QUE CON SUS COMANDANTES
TRUJILLO, MENDIVIL Y BRINGAS,
SOSTUVIERON

LA GLORIOSA ACCION

DEL MONTE DE LAS CRUCES.
VERACRUZ.

1810.

En medio de la mayoría que opinaba en el puerto porque continuara la dependencia de México, no faltaron individuos amantes de su patria que trabajaran por la independencia desde Enero de este año. En aquel puerto fué donde se sacrificaron de una manera atroz las primeras víctimas que ofreció la provincia veracruzana á la libertad de México, cuyos nombres permanecen agrabados en los corazones de los veracruzanos. Aquellos ilustres mártires de la patria se apellidaban Perez, Molina, Murillo, Flores, Arismendi y Silva; de sus trabajos y sacrificios en favor de la independencia, hablaremos á su tiempo.

Despues de tomar á Valladolid, se dirigió Hidalgo sobre México por Maravatío é Ixtlahuaca.

El virey destacó en observacion desde la capital al coronel Trujillo, que habia venido con él de España, poniendo á sus órdenes el regimiento provincial de Tres Villas, que como hemos dicho, era compuesto de cordoveses, orizaveños y jalapeños, y de individuos de los pueblos de las respectivas jurisdicciones de las tres villas al mando del mayor D. José Mendivil, natural de Veracruz, y algunos dragones de España, yendo

tambien D. Agustin de Iturbide segun lo solicitó.

Trujillo avanzó hasta Toluca y dejó algunas fuerzas en el puente de Don Bernabé, cerca de Lerma, sobre el rio de este nombre, en cuya orilla izquierda tomó posesion, despues de haber salido de Toluca con objeto de atacar á Hidalgo y de haber contramarchado, temiendo ser cortado é incomunicado con México: con todas esas disposiciones dió pruebas de poseer talento militar.

El 29 de Octubre, viéndose flanqueado por haber forzado los insurgentes el puente de Atengo despues de un reñido combate, se retiró al monte de las Cruces, primero con un batallon del Tres-Villas y despues con todas las fuerzas que llevaba, replegándose en la noche el mayor Mendivil con el otro batallon del mismo regimiento.

El camino que de México conduce a Toluca, pasa entre alturas cubiertas de pinos, presentándose de trecho en trecho algunos valles: en uno de estos se ve una enorme piedra, sobre la cual se asegura que dijo el cura Hidalgo una misa delante de su ejército en la mañana del 30, dia de la memorable batalla que puso a México en peligro de ser tomada por los insurgentes.

A las ocho de la mañana de este dia, comenzaron á batirse las guerillas, y por un disperso tuvo aviso Trujillo de que dentro de pocas horas seria atacado por todo el grueso del ejército de Hidalgo.

El gefe español ordenó sus tropas para recibir al enemigo. y las arengó entusiasmándolas con la esperanza del premio á que se harian acreedores; soldados y oficiales contestaron que no quieran otra recompensa que pelear como soldados fieles á su rey y á su patria.

Un pequeño refuerzo llegó á Trujillo poco antes del combate,con algo mas de trescientos sirvientes de las haciendas

de D. Gabriel Yermo y D. José María Manzano y dos cañones de á cuatro servidos por cincuenta voluntarios.

El combate comenzó á las once, atacando á la cabeza de las columnas insurgentes mandadas por Allende, el regimiento provincial de Valladolid, parte del de Celaya y del de Guanajuato, y los regimientos de la Reina, Príncipe y Pátzcuaro, que habian estado en el canton de Jalapa; llevaban cuatro malos cañones, de los cuales dos eran de madera. A esos soldados seguia una muchedumbre de indígenas, que no bajaban de ochenta mil, armados con lanzas, piedras y palos, dando gritos destemplados con los cuales trataban de aterrorizar á las tropas vireinales. Extensas líneas de fuego marcaban la posicion de las tropas, envueltas las realistas en espesas nubes de humo y polvo, oprimidas por la considerable masa de las que las atacaban.

Los hijos de la provincia de Veracruz no se arredraron ante el peligro, y aunque defendieron una causa contraria á la patria, mostraron tanto valor, que desde aquella época dejaron destruida la errónea opinion de que los habitantes de las tierras calientes y de las templadas carecian del valor de los de la tierra fria, y en esa ocasion dieron pruebas tambien de que eran susceptibles de disciplina y moralizados por carácter.

Trujillo emboscó los dos cañones que á última hora recibió, dejando que se acercasen los insurgentes con la confianza de que no los tenia, y cuando estuvieron á una corta distancia, mandó hacer fuego, obligando á retroceder á la cabeza de la columna; entonces tomó la ofensiva, siendo eficazmente secundado por D. Agustin de Iturbide, por el mayor Mendivil y el capitan Bringas.

Los insurgentes llegaron á estar tan cerca de las fuerzas de Trujillo, que este pudo oir algunas proposiciones que aquellos le hacian, con cuyo motivo cometió un acto de felonía,

enga

ñando á los insurgentes, que creyéndolo de buena fe se acercaron, y mandando hacer fuego sobre ellos, resultaron un gran número de muertos. El padre Mier asegura que para engañar á los insurgentes, les llegó á presentar un estandarte de la Vírgen de Guadalupe. Esa accion de Trujillo deshonró el hecho de armas que hasta ese momento habia sostenido con tanto valor como inteligencia y dignidad.

A las cinco y media de la tarde emprendió una desastrosa retirada hácia México con una tercera parte de sus fuerzas, teniendo que abrirse paso en columna cerrada por enmedio de las tropas insurrectas que cubrian el camino, habiendo sacado Iturbide en su caballo á Mendivil, gravemente herido, entrando al dia siguiente á México, perdiendo los dos cañones.

La simple descripcion de la batalla es bastante para comprender que los laureles de la victoria coronaron las frentes de los soldados insurgentes, y que los realistas mostraron un valor en grado heróico .

Venegas, imitando el estilo de Napoleon, habia escrito á Trujillo:

"Trescientos años de triunfos y conquistas de las armas españolas os contemplan; la Europa tiene sus ojos fijos en nosotros; el mundo entero va á juzgarnos. La España, esa cara patria por la que tanto suspiramos, tiene pendiente su destino de nuestros esfuerzos, y espera todo de nuestro celo y decisión;" y agregaba: “que no podria sobrevivir á la mengua de ser vencido por gente vil y fementida."

El capitan Bringas murió poco despues de la accion, á consecuencia de una herida que recibió en el vientre.1

El virey concedió un escudo á los soldados que habian dado aquella accion, y les dirigió una proclama, en la cual, refiriéndose al escudo decia:

1 Alaman.

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"En ese distintivo vereis grabados los blasones de vuestra fidelidad, de vuestro valor y vuestra gloria. Tened siempre presente el gran precio de esta adquisicion; que el "monte de las Cruces" sea el grito de guerra en el momento de vuestros combates y la voz que os conduzca á la victoria; temed oscusecer por un porte menos digno la fama que conquistastéis á tanta costa."

D. José Mendivil ascendió á teniente coronel y comandante del cuerpo, y á nombre de este dió las gracias al virey, protestando su firme adhesion á la causa real, y que sus soldados estaban dispuestos á sacrificarse por ella y por defender la capital, sin pretender mas recompensa que el ser llamados fieles vasallos del rey.

Despues de esta batalla, la descuidada y tranquila México, tras largos años de profundo sosiego, se veia amenazada por las triunfantes masas con las que iba Hidalgo.

El regimiento del comercio se encargó de cuidar el interior de la ciudad, así como los cuerpos de patriotas que se habian levantado prontamente. La tropa de línea ascendia apenas á dos mil hombres, teniendo necesidad el virey de mandar violentamente á Veracruz al capitan de navío D. Rosendo Pulier para que reuniendo las tripulaciones de los buques allí anclados, las hiciese subir á México, mandando tambien á Calleja que apresurara su marcha hácia la capital, y llamó de Puebla al regimiento de Toluca.

Fué trasladada á México la Vírgen de los Remedios, declarándola generala de las tropas españolas, y á imitacion de Doña Ana Iraeta, se alistaron las señoras que pertenecian al partido realista, para velar la imágen, con el nombre de "patriotas mexiranas."

En las provincias tambien fueron proclamadas generalas las imágenes de mas especial culto en cada una de ellas.

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