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V

Escrupulosidad en el pago de las cuentas.--Poder otorgado a García de Paredes i a Jerónimo de Molina para representar en Lima al cabildo de Santiago.-El ayuntamiento nombra un administrador de la ermita dedicada a San Saturnino.El cabildo ordena que se entregue al mayordomo de dicha ermita el oro que se saque de las minas durante dos días, según autorización del obispo don frai Diego Medellín. Pobreza de la capilla mencionada.-Petición de Gabriel de Moya, profesor de gramática.

El cabildo de 1580 procuró establecer una grande estrictez en el manejo de sus fondos.

Solo mandaba cubrir las cuentas documentadas.

El 29 de julio, Agustín Briceño pidió que se le pagasen veinte i cuatro pesos gastados en reparaciones efectuadas en el acueducto del agua potable.

La corporación ordenó que se le espidiese libramiento por diez i nueve pesos cuya inversión estaba comprobada.

La cantidad restante se satisfaría una vez que se exhibiese el justificativo suficiente.

El ayuntamiento de Santiago tenía necesidad de acreditar apoderados en Lima para que jestionasen en asuntos civiles i eclesiásticos.

A cada momento se veía precisado a nombrar representantes que patrocinasen sus peticiones i que defendiesen sus pleitos.

En el cabildo celebrado el 29 de julio, «se acordó por los señores justicia i rejidores que, por cuanto esta ciudad tiene negocios en la ciudad de los Reyes que le importa seguir, así en la real audiencia de ella, como en la metropolitana del arzobispo de ella, i no se pueden seguir i esta ciudad alcanzar justicia, si no se envía poder a persona que lo haga, por tanto que acordaban e acordaron se envíe poder por esta ciudad a García de Paredes i a Jerónimo de Molina para todos sus pleitos, causas e negocios que tiene e tuviere de aquí adelante, así eclesiásticos, como seglares, i para cobrar de cualesquier personas cualesquier pesos de oro e otras cosas que tengan pertenecientes a esta dicha ciudad; i que sea mui amplio, i fecho se traiga a este cabildo para que sus mercedes lo otorguen, i con facultad de sostituír; i se envíe en este navío de la armada que al presente está de partida para la dicha ciudad de los Reyes. I así lo proveyeron. I con esto se ccrró este cabildo. I lo firmaron de sus nombres. I que se les envíe instrucción de lo que han de pedir, i se les escriba, i envíe treinta pesos de oro de los propios de esta ciudad rejistrados en este dicho navío. I así lo proveyeron i firmaron. Juan de Ahumada.-Tomás de Pastene.Francisco de Gálvez.-Alonso de Córdoba.-Pero Gómez.-Lorenzo Pérez.

«Pasó ante mí, Alonso Zapata, escribano públi co i del cabildo».

La organización dada a la colonia sin tribunal de alzada i sin arzobispado, hacía que la capitanía

jeneral de Chile marchara ligada al virreinato del Perú, como, en el sistema sideral, un satélite jira al rededor de un planeta, i ambos en torno del sol.

Los españoles fundaron en Santiago varias ermitas.

Levantóse una dedicada a Santa Lucía en el cerro a que dio su nombre.

Vino a reemplazar la choza de ramas i de totora en que se dijo la primera misa en la capital.

Erijióse otra en la cañada en cuyo altar fue colocada Nuestra Señora del Socorro.

Rodrigo de Quiroga i su mujer doña Inés de Juárez o Suarez construyeron la capilla de Monserrat en el cerro Blanco.

Carlos V había sido devotísimo de la virjen designada con esta advocación.

Nueve veces, según Sandoval, visitó esa abadía, una de ellas antes de la espedición a Túnez.

A pesar de tan poderosos valedores, un emperador i un capitán jeneral, Nuestra Señora de Monserrat fue en Chile menos popular que la del Tránsito, la del Rosario, la de Mercedes, la de la Concepción, la del Carmen.

Su capilla fue poco concurrida i cayó arruinada.
Todavía se perciben sus vestijios.

Se construyó también en la cañada arriba una ermita a San Saturnino, santo i mártir de la iglesia galicana.

Había sido el primer obispo de Tolosa, i pereció hacia el año 250.

Los sacerdotes jentiles le amarraron de los pies a la cola de un toro feroz, que le arrastró por las gradas del capitolio, rompiéndole el cráneo.

Estaba destinado a ser el segundo patrono de Santiago.

En el acta correspondiente al 17 de marzo de 1578, se habla de su ermita.

Se da cuenta en ella de un contrato ajustado con el cantero Juan de Lezana que debía construír una pila «junto a San Saturnino a la entrada de la ciudad» mediante la suma de setenta i cinco pesos, debiendo suministrársele los ladrillos.

El edificio estaba aun inconcluso.

La municipalidad quiso promover el culto del santo i activar la terminación de su pequeño templo.

«En la ciudad de Santiago, en 16 días del mes de agosto de 1580 años, se juntaron en su cabildo e ayuntamiento, según lo han de uso i costumbre, los ilustres señores justicia i rejimiento de esta dicha ciudad, para tratar i proveer cosas tocantes i pertenecientes al servicio de Dios, nuestro señor, i de Su Majestad, i bien de esta república, es a saber, los señores capitanes Juan de Ahumada e Tomás de Pastene, alcaldes en ella este presente año por Su Majestad, i Pedro Hernández de Valenzuela, alguacil mayor de esta gobernación e rejidor perpetuo en ella por Su Majestad, i Pero Gómez i Lorenzo Pérez i Pedro del Hoyo, alguacil mayor de esta ciudad, rejidores en ella este presente año por Su Majestad, por ante mí, Alonso Zapata, escribano público i del cabildo de ella por Su Majestad. I lo que trataron i proveyeron fue del tenor siguiente:

«En este dicho dia i cabildo, proveyeron que, para que las limosnas que se dieren para la ermita del bienaventurado señor San Saturnino se guar den i tenga cuenta con ellas, i se gasten i distribuyan en lo que perteneciere para el culto de la dicha ermita i obra de ella, i haya persona que tenga

cuidado de hacer todo lo que conviniere al pro i aumento de la dicha santa casa, sus mercedes nombraban e nombraron a Alonso del Castillo, escribano público del número de esta ciudad, por mayordomo de la dicha casa i ermita. I le dieron poder por sí, i en nombre de toda esta dicha ciudad, vecinos i moradores de ella, para que como tal mayordomo pueda cobrar i cobre de cualesquier personas que sean cualesquier limosnas e mandas pertenecientes a la dicha santa casa, i distribuír i gastar lo que así se allegare en lo que conviniere al culto divino, ornato i obra de la dicha santa casa, teniendo cuenta i razón, i libro para ello, con tanto que en las cosas importantes no disponga sin voluntad de este dicho cabildo. I para todo lo que dicho es le dieron poder i facultad, cual de derecho en tal caso se requiere, i para que pueda dar cartas de pago si se le pidieren de lo que así cobrare. El cual poder le dieron con sus incidencias e dependencias, anexidades i conexidades. I lo firmaron de sus nombres. I con esto se cerró este cabildo. Juan de Ahumada.-Tomás de Pastene.-Pedro Hernández de Valenzuela.-Pero Gómez.-Lorenzo Pérez.-Pedro del Hoyo.

«Pasó ante mí, Alonso Zapata, escribano público i del cabildo».

Los achaques i las ocupaciones de Alonso del Castillo fueron causa de que se nombrase a Antonio Cardoso mayordomo-adjunto con las mismas facultades.

El obispo don frai Diego Medellín quiso coope rar a la buena disposición del cabildo en favor del culto tributado a San Saturnino.

Con este objeto, obtuvo que los mineros cedie

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