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CAPITULO II.

EL CONGRESO DE VIENA.

ESTADO DE ESPAÑA Y DE AMÉRICA.

CONSPIRACIONES: SUPLICIOS.

1915.-1816.

Tratado de Paris.-El Congreso de Viena. Su objeto.-Potencias que estuvieron en él representadas.-Titulos que España tenia á influir en sus resoluciones.-Pobre papel que hicieron la nacion y su plenipotenciario.-Ingratitud de las potencias.-Espíritu que en la asamblea dominaba.-Resultado de sus trabajos.—La célebre acta general.— La Santa Alianza.-Relaciones entre el rey de España y el emperador de Rusia.-Abdicacion definitiva de Cárlos IV.--Cómo fue obtenida.-Gobierno iuterior de España.Ministerio de Policía-Fernando presidiendo el tribunal de la Inquisicion. Decreto sobre imprenta.-Supresion total de periódicos.-Restablecimiento de la Compañía de Jesús.-Felicitaciones al rey.—Reaparicion de Napoleon en Francia.-Electos que produce.-Watterlóo.-Santa Elena.-Sistema de opresion en España.-Sociedades secretas.-Conspiraciones.-La de Porlier en Galicia.-Suplicio de aquel caudillo.-Destierros de ministros y de amigos privados del rêy.-Estado de la América.-Imprudente conducta del gobierno con aquellas provincias.-Resultados funestos que produce.Infructuosos esfuerzos de Morillo y de otros insignes capitanes -Preparacion de un ejército para Ultramar.-Cambio de ministerio en España.-Cevallos.-Nuevo, aunque pasajero giro, dado á la política.-Extraño y notable decreto.- Otras conspiraciones.La del triángulo.-Suplicio de Richard.-Algunas medidas de reorganizacion.-Estado lastimoso de la hacienda.-Gastos del rey.-Segundo matrimonio de Fernando.-Venida de la reina.-Regocijos públicos.-Prodigalidad de mercedes.-Esperanzas que se fundaban en el influjo de la nueva reina.-Salida de Cevallos del ministerio.-Nombramiento de Garay.

Cualquiera que fuese el sistema político que Fernando hubiera adoptado así para la gobernacion interior del reino, como para las relaciones esterio:es, España habia adquirido sobrados titulos para representar uno de los primeros papeles, ya que no fuese el primero, en los consejos de las naciones de

Europa, puesto que en la lucha gigantesca contra Napoleon ella habia sido la primera que habia quebrantado las alas y cortado el vuelo à las águilas francesas, la primera que habia llevado sus amas victoriosas al suelo francés, y sin cuyos esfuerzos la Europa dificilmente habria podido derribar al gigante. Pero á pesar de estos títulos y merecimientos, los mayores que entonces sc podian alegar ante el tribunal del mundo, Fernando, que en pocos meses habia tenido la triste habilidad de segar con la hoz del despotismo, al modo del célebre emperador romano, todo lo que en España habia de mas espigado y mas prominente en saber y en virtud, tuvo tambien el funesto don, para que todo en él guardára consonancia y armonía, de empequeñecer la España á los jos de Europa, en la ocasion mas propicia para haberla mantenido en la grandeza y á la altura que ella misma se habia conquistado.

El 30 de mayo de 1844 se celebró en París un tratado entre Francia, España, Inglaterra, Austria, Rusia, Prusia, Portugal y Suecia, en el cual se convino que las grandes cuestiones de que habian de ocuparse las potencias europeas se tratarian en un futuro congreso general. Señalóse para este congreso la capital de Austria, y se acordó que las potencias signatarias enviáran á Viena sus respectivos plenipotenciarios en el término de dos meses. Fué el congreso de Viena la asamblea mas importante de cuantas se habian conocido. Concurrieron á ella personalmente los emperadores de Austria y de Rusia, los reyes de Prusia, de Dinamarca, de Baviera y de Wurttenberg, varios electores y grandes duques de Alemania, y además los hombres de mas importancia y de mas fama politica en representacion de aquellos y de otros Estados (4). El príncipe de Metternich prestuia las conferencias; de Gentz era el secretario. En virtud del primer artículo secreto del tratado ue paz de París, este congreso no habia de hacer otra cosa que ejecutar aquetratado y las convenciones anteriormente ajustadas entre los aliados. El rey de España envió á Viena para que representára la nacion española á don Pedro Gomez Labrador, á quien hemos dado á conocer en nuestra historia como enviado por Carlos IV. para acompañar y consolar al papa Pio VI. en su destierro y en sus tribulaciones, después como ministro de Estado de la Regencia en tiempo de las Córtes de Cádiz, y ahora gran defensor del absolutismo de Fernando VII., como en otro tiempo habia felicitado à las Córtes por la

(1) Estaban, por el Papa, el cardenal Gonsalvi; por Austria, el príncipe de Metternich, y el baron de Wessenberg; por Rusia, los condes de Rassumouski, de Strackleberg; y de Nesselrode; por la Gran Bretaña, lord Castlereagh, I duque de We

llington, y los lores Cathcart, Clancarty y Stewart; por Prusia, el principe Hardenberg y el baron de Humboldt; por Francia, el príncipe de Talleyrand y el duque de Dalberg; por Baviera, el principe de Wiede y el conde Rechberg, etc., etc.

obra de la Constitucion, que consideraba como el cimiento de la felicidad futura del país.

Humilde y pobre papel representó sin embargo Labrador en el congreso de Viena. Porque tan pronto como estuvieron reunidos los plenipotenciarios de las cuatro grandes potencias, Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia, acordaron en la conferencia de 22 de setiembre (1844), que ellas solas harian la distribucion de las provincias disponibles con arreglo al tratado de París, y que Francia y España solamente serian admitidas, á dar su parecer y á hacer sus objeciones. Primera ingratitud y solemne injusticia hecha á la nacion à cuyos esfuerzos principalmente debian aquellas mismas potencias el triunfo que allí las tenia reunidas. Talleyrand queria que se formára una asamblea general de todos los plenipotencfarios asistentes al Congreso; la proposicion fué rechazada. Lo que se formó fué un comité directivo, compuesto de las ocho potencias signatarias del tratado de París, en el cual al fin fué admitida España, como Suecia y Portugal, cuando se tratáran asuntos que interesáran respectivamente á cada una de estas naciones. Abrióse el Congreso el 4.0 de noviembre (1814). El carácter de nuestro representante Gomez Labrador, y sus maneras poco apropósito para atraerse las simpatías de los miembros mas influyentes de la asamblea, contribuyeron á empeorar nuestra posicion y á que fuese menos considerada España en aquel Congreso.

Habiendo preguntado los plenipotenciarios ingleses al español si el rey Fernando consentiria en la abolicion inmediata de la trata de negros, Labrador respondió que seria muy difícil, à no diferirse la medida por un plazo de ocho años á lo menos. En virtud de esta respuesta Inglaterra y las demás potencias se reservaron emplear vias de negociacion para que España minorase este plazo: y por último las ocho potencias acordaron en principio la abolicion de la trata (8 de febrero, 1815), dejando á cada una la facultad de señalar la época en que hubiera de cesar.-Otro de los asuntos mas particularmente concernientes á España fué la reclamacion que hizo Portugal para que se le devolviesen la plaza y distrito de Olivenza cedidos en 1801 por el tratado do Badajoz. El Congreso pareció reconocer la justicia de la reclamacion, puesto que se comprometió á emplear los mas eficaces esfuerzos (1), para que se hiciese la restitucion de aquel territorio á Portugal. Pero á la Córte de Madrid no parecieron admisibles las condiciones de la de Lisboa, y la resolucion no se ratificó: los portugueses en desquite de esta negativa vengáronse cuanto les fué posible en nuestras colonias de America.-Pero aquel mismo Congreso que acordó la restitucion de Olivenza á Portugal por parte de España,

(1) Articulo 105 de los estipulados en el Congreso de Viena. TOMO XIV.

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ni siquiera nos concedió el reintegro del ducado de Parma que Napoleon nos habia arrebatado. Tan escasa influencia ejercia y tan desatendido estuvo en aquella asamblea el plenipotenciario español.

Predominaba en ella, como era natural, el principio absolutista, y la aversion á las libertades do los pueblos. Acordes los representantes de las naciones en las cuestiones principales, y señaladamente en poner limites á la ambicion de la Francia, las únicas dificultades sérias que se ofrecian, que fueron las relativas à la suerte de la Polonia y algunos negocios interiores de Alemania, se allanaron en presencia del comun peligro en que los ponia la salida de Napoleon de la isla de Elba y su desembarco en Francia. Todas por unanimidad declararon á Napoleon fuera de la ley, declaracion que fué suscrita tambien por el plenipotenciario de España. Hizose entonces un nuevo tratado de alianza (26 de marzo, 1815), al cual se adhirió la Córte de Madrid, á condicion de ser considerada en él y en los subsiguientes como potencia de primer orden: justísima pretension, pero que fué rechazada con desdoro nuestro, y con ingratitud inconcebible de parte de las potencias aliadas.

Habiendo el Congreso de Viena reanudado sus trabajos despues de vencido Napoleon, la córte de España renovó tambien sus negociaciones relativas á los derechos del infante don Carlos Luis sobre Toscana. Rudo por demás fué ol desaire que en esta ocasion sufrió nuestro plenipotenciario con aquellas palabras de Metternich que cortaron toda discusion. «El negocio de Toscana no es asunto de negociacion, es solo objeto de guerra.» España se sometió, porque á tanto se habia dejado descender su influencia en aquel Congreso; y el príncipe Cárlos Luis, en lugar de los ducados de Parma, Plasencia y Guastala, á que alegaba derechos valederos, tuvo que aceptar el principado de Luca, con una indemnizacion de 500,000 libras de renta en tanto que tomára posesion del ducado de Parma.

Terminó el Congreso de Viena sus trabajos con la célebre acta general do 9 de julio de 1815, compuesta de 424 artículos, en que se estableció el sistema general de los estados europeos sobre la base de la legitimidad (1). Esta

(1) Las principales reparticiones de Estados que se hicieron por aquella acta famosa fueron las siguientes:-Se devolvió al Austria el reino lombardo veneto, con la Valtelina y la Dalmacia veneciana:-Toscana, Módena y Parma se dieron á los miem bros de la familia imperial:-la Baviera cedió al Austria el Tirol, el Voralberg y el Salzbourg hasta Salzac:-la Rusia, la parto de la Galitzia oriental que habia adquirido en 1809:-Rusia recibió en cambio el gran

ducado de Varsovia, que fué erigido en reino, y al cual se dió una constitucion garantida por todas las potencias:-Cracovia se bizo un estado libre:-Prusia recibió como indemnizacion una parte de la Polonia, el gran ducado de Posen, la mitad de la Sajonia, la Pomerania sueca, el Cleves-Berg, y una gran parte de la orilla izquierda del Rhin basta el Saar:-Dinamarca, cediendo la Noruega á la Suecia, obtuvo la SajoniaLounenbourg, y se hizo miembro de la Con

misma asamblea de reyes y de ministros fue la que dió orígen á la que por una lamentable profanacion se llamó la Santa Alianza, que mas que por otra razon alguna se hizo conocer por el nombre y por el ódio que ha inspirado á los pueblos. El plenipotenciario español, en vez de firmar el acta, siquiera fuese protestando en lo que á España se referia, para no dejar de formar parte del Congreso, se negó á suscribirla, é hízolo de una manera brusca y ofensiva en la forma, poniendo así el sello á su desacertada conducta, la cual, juntamente con la injusticia de las potencias alli representadas, produjo la exclusion de España de toda participacion en las negociaciones que establecieron el nuevo derecho público de Europa.

Si á la nacion no le valieron sus sacrificios para ser tan atendida y considerada como le correspondia en el Congreso de Viena, tampoco le sirvió mucho á Fernando VII. su amistad con el emperador de Rusia, amistad debida á las gestiones del conde Tattischeff: lo que estas relaciones entre los dos soberanos trajeron á España fué la influencia preponderante del autócrata, que despues de haber reconocide como legítimas las Córtes y la Constitucion de Cádiz, se adhirió al absolutismo de Fernando, y le protegió y fomentó durante todo su reinado.

Faltaba á Fernando para consolidar legalmente su poder á los ojos de Europa cortar de una vez el cabo que había dejado pendiente la protesta que su padre Carlos IV. habia hecho en Aranjuez sobre la nulidad de la abdicacion de la corona en su hijo, como arrancada violentamente y por la fuerza. Sobre ello habia escrito el nuevo rey de Francia Luis XVIII. á Cárlos IV. que se hallaba en Roma con la reina y el príncipe de la Paz, consumiendo una existencia trabajada por los padecimientos de la vejez y por las amarguras del ostracismo. La respuesta que sobre esto dió el buen anciano al monarca francés enfureció, lejos de satisfacer, á los consejeros de Fernando, y principalmente á aquellos que mas parte habian tenido en los lamentables acontecimientos del Real sitio. Pusieron pues en juego todos los recursos diplomáticos de que entonces podian disponer, y consiguieron que el mismo Pontífice, presentándose personalmente en la vivienda de los reyes padres, les intimára la necesidad de que se separára de su lado el príncipe de la Paz, á cuyo in

federacion:-la Baviera adquirió á Wurtzbourg, Aschaffenbourg, y el círculo del Khin sobre su márgen izquierda:-el Honnover, erigido en reino, se aumentó con el país de Hildeseim y la Frisia:--la Holanda y la Bélgica reunidas formaron el reino de los Paises Bajos: -Inglaterra conservó à Malta, Helgoland, algunas colonias, y el protecto

rado de las Islas Jónicas, que fué restablecido:-á la Confederacion suiza se agregaron tres cantones, y se reconoció su perpétua neutralidad:-la Cerdeña, á la cual se agregó Génova, fué restablecida en reino, y se fijó su herencia en la familia de Carignan, etc.

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