Obras escogidas de frey Lope Félix de Vega Carpio, Volumen4

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Garnier hermanos, 1886
 

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Página 175 - No sé qué tiene la aldea Donde vivo y donde muero, 'Que con venir de mí mismo No puedo venir más lejos ! Ni estoy bien ni mal conmigo ; Mas dice mi entendimiento, Que un hombre que todo es alma Está cautivo en su cuerpo.
Página 176 - O sabe naturaleza más que supo, en este tiempo, o tantos que nacen sabios es porque lo dicen ellos. •Sólo sé que no sé nada», dijo un filósofo, haciendo la cuenta con su humildad, adonde lo más es menos. No me precio de entendido, de desdichado me precio, que los que no son dichosos ¡cómo pueden ser discretos...
Página 172 - Acomode los versos con prudencia A los sujetos de que va tratando. Las décimas son buenas para quejas; El soneto está bien en los que aguardan; Las relaciones piden los romances, Aunque en octavas lucen por extremo. Son los tercetos para cosas graves, Y para las de amor las redondillas...
Página 179 - Verdad es que en la patria no es la virtud dichosa, ni se estimó la perla hasta dejar la concha. Dirás que muchas barcas con el favor en popa, saliendo desdichadas, volvieron venturosas. No mires los ejemplos de las que van y tornan; que a muchas ha perdido la dicha de las otras. Para los altos mares no llevas cautelosa, ni velas de mentiras, ni remos de lisonjas.
Página 178 - Adonde vas perdida, adonde, di, te engolfas, que no hay deseos cuerdos con esperanzas locas? Como las altas naves te apartas animosa de la vecina tierra y al fiero mar te arrojas.
Página 180 - Pasaron ya los tiempos cuando lamiendo rosas el céfiro bullía y suspiraba aromas. Ya fieros huracanes tan arrogantes soplan que, salpicando estrellas, del sol la frente mojan ; ya los valientes rayos de la vulcana forja, en vez de torres altas, abrasan pobres chozas.
Página 202 - Daba sustento a un pajarillo un día Lucinda, y por los hierros del portillo fuésele de la jaula el pajarillo al libre viento en que vivir solía. Con un suspiro a la ocasión tardía tendió la mano y no pudiendo asillo, dijo (y de las mejillas amarillo volvió el clavel que entre su nieve ardía) : "¿Adónde vas, por despreciar el nido, al peligro de ligas y de balas, y el dueño huyes que tu pico adora?
Página 186 - Primero que me alegre Será posible unirse Este mar al de Italia, Y el Tajo con el Tibre. Con los corderos mansos Retozarán los tigres , Y faltará á la ciencia La envidia que la sigue.
Página 197 - Ven, muerte, tan escondida, que no te sienta venir, porque el placer de morir no me torne a dar la vida.
Página 174 - Pero ¿qué puedo hacer, si tengo escritas. Con una que he acabado esta semana, Cuatrocientas y ochenta y tres comedias? Porque, fuera de seis, las demás todas Pecaron contra el arte gravemente.

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