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LA REAL ACADEMIA HISPANO-AMERICANA

DE CÁDIZ

Con gran solemnidad se han celebrado últimamente los actos conmemorativos del X aniversario de la fundación de la Real Academia Hispano-Americana de Cádiz é inauguración de cursos de enseñanza, Biblioteca americana y Exposición de objetos de arte y productos de América.

Con la asistencia de autoridades, delegados, numeroso público y valiosas adhesiones de Centros y personalidades americanistas españoles, tuvieron lugar diversas ceremonias y actos conmemorativos de tan simpático aniversario.

De ello, con sumo gusto, reproducimès en nuestras columnas los discursos expresados por D. Pelayo Quintero, Director de la Real Academia y alma de este meritorio alarde cultural, y por D. Manuel Ugarte, ilustre argentino e hispanófilo de corazón.

Por dichos discursos y las fotografías que al texto acompañan, podrán apreciar mejor los lectores del BOLETIN el interés que han tenido las pasadas fiestas.

El Director de la Academia Ilmo. Sr. D. Pelayo Quintero leyó el siguiente e interesante discurso:

Señores:

En el espléndido salón de sesiones de la Diputación provincial de Cádiz, ante escogida concurrencia, tuvo efecto el día 3 de Enero de 1910, la solemne inauguración de esta Acade

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BOLETÍN DEL CENTRO DE ESTUDIOS AMERICANISTAS

mia Hispano-Americana, presidiendo aquel acto el académico de número, entonces gobernador civil, Excmo. Sr. D. Martin Rosales.

Diez años han trascurrido, y por aquel entonces muchos gaditanos y algunos que no lo eran, basados en el aspecto pesimista que caracterizó a la España de fines del siglo XIX, profetizaron que esta Corporación sería una sociedad más, de las muchas, que sólo de nombre existen; y no solamente así lo anunciaron, sino que dominados por el espíritu demoledor que siempre se oculta tras el cuerpo de todo pesimista, trataron de hacernos caer en el ridículo, para más fácilmente acabar con

nosotros.

No obstante esta atmósfera un poco hostil, contra la que hubo de lucharse, como muy bien saben mis queridos compañeros, poco a poco, paso a paso, se fué haciendo ambiente y del mismo modo que las bíblicas caravanas al atravesar largos desiertos y áridos arenales, llevando la vida con el comercio a retirados poblados, no paran mientes en los extemporáneos ladridos de famélicos canes... así esta Academia, luchando contra la indiferencia y sin temor al extenso camino que ha de recorrer para lograr sus patrióticos y humanos propósitos, te niendo siempre presente el proverbio árabe que dice los perros ladran, la caravana pasa», deja a un lado las molestias y segura de que lo útil se impone, sigue su camino y es considerada no solamente en Cádiz, sino en toda Hispano-América, y cuando menos, se ha logrado que se tenga en esta capital una idea más aproximada de lo que es América, que la que muchos tenían hace años, conocimiento que procuramos completar con la creación de los estudios americanistas que hoy se inauguran y con la fundación de un salón permanente de arte y de productos americanos.

Para todo ello, bastó con nuestro propio esfuerzo; mas desde hoy, si hemos de marchar progresivamente, nos es necesario el auxilio de los de allá y yo estoy seguro que los americanos que me escuchan así lo han de comprender y no nos negarán ese auxilio que demando.

Lamentable es solamente, que la dirección de la Academia recayera en mí, sin más causa tal vez, que el ser, de los fuadadores, el que firmó y presentó los estatutos por que nos regimos,

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Sesión solemne de la Real Academia Hispano-Americana de Cádiz

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BOLETÍN DEL CENTRO DE ESTUDIOS AMERICANISTAS

Hice cuanto pude, sin otro mérito que la buena voluntad, y cuanto hicimos tiene su premio en la satisfacción que todo hombre honrado siente cuando ejecuta una buena obra, y hoy sería un día feliz para mí, si la enfermedad reinante y las circunstancias políticas no hubieran impedido el que en este acto estuvieran presentes distinguidas personalidades con cuyo concurso y presencia contábamos.

Gracias a todos os doy; sigamos trabajando sin desmayo, que en estos tiempos de egoísmos conveniente es para el bien general, que de vez en cuando, se reunan los hombres de buena voluntad, y en cuanto a los que sois gaditanos yo os profetizo, que si grande y proverbial fué la cultura de este pueblo entre la antigua Roma, señora del mundo conocido, proverbial lo será también entre los hispano-americanos, cuando al cumplirse los 20 siglos de la cristiandad la moderna América sea la señora del Mundo. (Aplausos prolongados y entusiastas).

El ilustre argentino Sr. D. Manuel Ugarte, se expresó en los siguientes términos:

Señoras, señores:

Séame permitido ante todo expresar la profunda satisfacción que me embarga al hallarme de nuevo en esta histórica y gloriosa ciudad, ante un público tan selecto como el que llena esta sala, en una fecha memorable y bajo los auspicios de una institución como la Academia Hispano-Americana que tan bien ganado tiene su prestigio de este y del otro lado del mar.

Es la humilde voz de un escritor argentino la que se levanta ahora y esta indulgente asamblea sólo debe tener en cuenta al escucharme, mi sinceridad y mi entusiasmo por la causa hispano-americana. Estaba invitado a venir a Cádiz y no ha podi do desgraciadamente hacerlo el Ministro de la Argentina en Madrid, D. Roberto Levillier, que por su situación oficial y sus altas cualidades de diplomático y de escritor tiene la autoridad y el prestigio necesarios para hablar en nombre de nuestro país y de América. (Bien, bien).

Los recuerdos se arremolinan en el alma al llegar a la he

ACADEMIA HISPANO-AMERICANA DE CĂDIZ

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roica Cádiz y al evocar fechas, nombres y acontecimientos que abren en los sigios para el grupo de que formamos parte un vasto panorama que se extiende de gloria en gloria, escalo nando cúspides por las montañas infinitas hasta la hoguera misma del sol, origen sagrado de la bandera gualda y roja de España ante la cual nos inclinamos todos.

A medida que el tiempo pasa y se serenan los espíritus, sacudidos hasta hace poco por el oleaje o la repercusión de las luchas de 1810, se destacan y se sitúan las perspectivas verdaderas y hasta los más reacios se dan cuenta ahora de que la América española pudo, por circunstancias especiales que no es este el momento de examinar, separarse políticamente de España, pero que en su realidad durable, en su esencia; en las supremas direcciones que mantienen en las épocas la continuidad de una dirección histórica, ha seguido y sigue estrechamente unida a la nación que le dió vida, supremamente ligada a los antecedentes y a la estirpe, como parte integrante del gran conjunto formado por más de cien millones de hombres que se expresan en la lengua de Cervantes y que después de haber levantado y absorbido a enormes muchedumbres de otras razas, desarrollan su actividad en los más diversos puntos del planeta, constituyendo hoy como ayer en el mundo una de las más formidables corrientes de civilización que ha conocido la humanidad. (Aplausos entusiastas).

El defecto del español y del hispano-americano, reside en que uno y otro no llegan a comprender a veces su verdadera grandeza, porque aspiran a una grandeza mayor. La crítica y el descontento que nacen de un ansia de perfección, nos lleva de un lado y otro del Oceano, a considerar a menudo con des dén lo que otros pueblos admiran en nosotros mismos.

Así se ha llegado a desfigurar en América la acción de España, que realizó durante la conquista y la época colonial, una obra superior a la que desarrollaron los romanos, cubriendo con su bandera los territorios más extensos que llegó a poseer jamás pueblo alguno; que fué después del separatismo, apesar de la distancia y de los resquemores nacidos de la lucha, la fuerza vivificadora que se desangró en emigración, para seguir nutriendo a las nuevas patrias nacidas de sus entrañas; y que en los momentos actuales en que los imperialismos invasores arrollan todos los derechos, se enlaza de nuevo con los que pa

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