Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Era este último (que murió en New-York aún antes de constituirse el Instituto por él recomendado) un distinguidísimo filósofo y publicista americano, de origen alemán, pues que nació en Berlín en los primeros días de este siglo, que cursó en Alemania sus estudios de Medicina y Filosofía, peleó contra Napoleón en Waterloo y fué expulsado de las Escuelas prusianas por su activa participación en el movimiento democrático de aquellas Universidades de 1819.

Después de recorrer casi toda Europa, y de sufrir grandes persecuciones por sus ideas políticas, á pesar de la amistad y protección del célebre Niebuhr, se trasladó á América, donde fundó algunas escuelas, publicó muchos libros y obtuvo una cátedra de Filosofía política, mereciendo el alto honor de que Lincoln, ó mejor dicho, el Ministro de la Guerra de la República norteamericana, Mr. Stanton, le confiase la redacción del célebre Manual de los Ejércitos en campaña, obra de progreso, humanidad y justicia, que constituye uno de los mayores timbres de aquel prestigioso período de 1860 á 65, en que tanta sangre se derramo y tantas ruinas se produjeron para emancipar á cuatro millones de esclavos, y consolidar la unión de los Estados Unidos de América. Los libros de Lieber sobre el Gobierno constitucional, El Trabajo y La Propiedad, El Derecho Penal y La Moral Política, escritos y publicados unas veces en inglés y otras en alemán, constituyen la base firmísima de una representación científica indiscutible.

Mr. Moynier es un jurisconsulto suizo, que felizmente vive. Después de haber hecho sus estudios jurídicos en París, ha ejercido la profesión de abogado en Ginebra, dirigiendo por espacio de muchos años periódicos de gran importancia y carácter filantrópico, como el Boletín de la Sociedad ginebrina de utilidad pública, el Boletín internacional de la Cruz Roja y la Revista mensual que se publica desde 1879, y que el mismo Sr. Moynier ha fundado, con el título de El Africa explorada y civilizada. Mr. Moynier es hombre de vasta cultura y de una actividad y laboriosidad excepcional, de la pura raza de los propagandistas y los filántropos, y de una gran respetabilidad, que le han asegurado su intervención constante en casi todos los Congresos internacionales de beneficencia, su presidencia de la célebre Sociedad suiza de utilidad publica (muy análoga á nuestro Fomento de las Artes), de la Sociedad suiza de Estadística y del Comité internacional de la Cruz Roja. Pero su mayor importancia quizá estriba en haber sido uno de los fundadores y tal vez el sostenedor más activo y entusiasta de la obra de los socorros á los militares heridos, y uno de los iniciadores de la Conferencia internacional de Bruselas para la exploración y civilización del África Central.

Mr. Rolin Jacquemyns es un publicista eminente y un distinguido hombre político de Bélgica. Fundador y redactor en jefe de la famosísima Revista de Derecho internacional y de Legislación comparada (quizá la publicación jurídica de más renombre é influencia de nuestro tiempo), ha publicado en este periódico trabajos-en particular sobre la cuestión de Oriente-que tengo por insuperables como doctrina, como arte y como tendencia. Además, sus libros y folletos sobre la política belga le han dado una gran importancia dentro y fuera de su país. Diputado belga y perteneciendo al partido liberal, desempeñó

en 1878 el Ministerio de la Gobernación ó del Interior, y hoy figura entre las personalidades salientes del liberalismo templado, que, como Jefe, representa Mr. Frere Orban. Además, Mr. Rolin junta, á una cultura literaria y jurídica verdaderamente excepcional, á condiciones relevantes de trato y á un espíritu por todo extremo delicado, ciertas circunstancias que lo capacitaban muy particularmente para la empresa á que me refiero.

El ilustre publicista belga figura hace mucho tiempo al frente de una gran sociedad mercantil dedicada á la construcción de obras públicas en diversos países de Europa, de donde resulta una especie de carácter internacional de la empresa y la necesidad por parte de su digno presidente de visitar con frecuencia distintas comarcas, cuyas lenguas, cuyos intereses y cuyas costumbres es indispensable estudiar y conocer para el buen éxito de los grandes compromisos de aquella importantísima sociedad. A esta debemos en España algunas obras de cierto valor científico y económico, y por este motivo ha podido Mr. Rolin visitar nuestro país, de donde ha sacado materia abundante para importantísimos artículos, publicados en las Revistas belgas, sobre la literatura jurídica de la España contemporánea. De modo que el personaje que hablo tiene para nosotros méritos particulares, porque no solo ha sido nuestro huésped y se ha interesado por el desarrollo material de España, sino que ha contribuído á la rehabilitación y el enaltecimiento de nuestra patria en el extranjero por sus frecuentes y primorosos trabajos, saturados de una simpatía que no puede menos de obligarnos profundamente. Desde aquí le rindo el tributo debido á una gran autoridad científica y á un amigo entusiasta de la nueva España. Por tanto, difícilmente hubieran podido encontrarse personas más caracterizadas y mejor dispuestas para una empresa de indole científica y especialmente jurídica con sentido internacional y hasta cosmopolita; porque los tres hombres aludidos, por su historia, por sus trabajos habituales, por su nacionalidad, por su domicilio y hasta por su posición, debían ser considerados como la encarnación de los principios mismos á cuya defensa, propaganda y aplicación habían de consagrarse.

De estas inteligencias del malogrado Lieber, el respetable monsieur Moyner y el por tantos conceptos ilustre Mr. Rolin Jacquemyns (inteligencias fortalecidas después por calurosas comunicaciones de hombres tan caracterizados como Bluntschi, Holtzendorff, Carlos Calvo, de Parieu y otras autoridades en la ciencia del Derecho internacional), fueron resultado: primero, la Nota Confidencial que en Marzo de 1873 pasó Mr. Rolin (verdadero promotor de la empresa, ya en el terreno de la práctica), á un cierto número de personas competentes, exponiendo la idea del Instituto; después, las reuniones celebradas en Gante desde el 11 al 15 de Septiembre de 1873, para votar los Estatutos del nuevo centro jurídico y, por último, el manifiesto redactado en aquellos mismos días por el conocido publicista belga Mr. Lavelelle y que suscribieron como Miembros fundadores del Instituto las siguientes honorables personas: el Doctor Asser, Abogado holandés, profesor de la Universidad de Amsterdán, Consejero del Ministerio de Negocios Extranjeros de su país y una autoridad indiscutible,

quizá la mayor autoridad en Derecho Mercantil-Mr. Besobrasoff, ilustre economista ruso, profesor del Liceo Imperial y autor de numerosas obras de Economía y Hacienda pública-el sabio Dr. Bluntschli, profesor de varias Universidades y Colegios alemanes y suizos, sobre todo de Heidelberg y Munich, Diputado y Senador de Baden, Presiden te del Colegio de jurisconsultos alemanes y de la Asociación protestante de Alemania, y autor del célebre libro titulado Derecho Internacional Codificado, de universal renombre y de varias obras sobre política y derecho público traducidas recientemente en España y que nuestra juventud estudiosa conoce perfectamente-el Sr. D. Carlos Calvo, americano de Buenos-Aires, representante de los Gobiernos de la Plata en diferentes Estados de Europa, autor de los Anales históricos de la Revolución de la América latina y de numerosas obras de Derecho Internacional, señaladamente de un Diccionario en español que anda en todas las manos-el insigne Dudley-Field, el codificador de New-York, político caluroso, filántropo infatigable, Presidente de numerosas Asociaciones jurídicas y políticas de su país y fundador de la Asociación para el progreso y la Codificación del Derecho de gentes-Mr. Laveleye, el gran publicista belga, quizá el más conocido y justamente apreciado de todos los escritores extranjeros contemporáneos, el infatigable director de la Revista de Bélgica, de la Revista de Ambos Mundos y de la Revista quincenal inglesa-Mr. Lourimer, el Catedrático de Derecho público de la Universidad de Edimburgoel eminente Mr. Mancini, cuyo nombre no puedo menos de pronunciar con emoción. El gran propagandista de la abolición de la pena de muerte, el Ministro de Justicia y de Instrucción pública de Italia, profesor de las Universidades de Roma, Turín, Nápoles y Heidelberg; decano de los Abogados romanos y Presidente de la Conferencia de Gante, que fundó el Instituto-el concienzudo historiador del Derecho Internacional en el siglo XIX-el Sr. Pierantoni, deudo del anterior, Catedrático de Módena, Nápoles y Roma, Diputado italiano, autor de innumerables trabajos sobre Derecho penal y Derecho de gentes; y, en fin, los ya anteriormente citados Mr. Moynier y Mr. Rolín Jacquemyns.

De los once fundadores del Instituto, han fallecido dos; Blunstchli en 1882 y Mancini en los últimos días de 1888. Cosa singular, ambos fueron los dos primeros Presidente y Vicepresidente del Instituto de 1873 y Blunstchi subió á la Presidencia (cargo anual), en la segunda sesión del Instituto celebrada en Ginebra.

El Manifiesto redactado por Mr. Laveleye, se inspira en la nota confidencial de Mr. Rolín y en un artículo publicado por este mismo en la Revista de Derecho Internacional con el título siguiente: De la necesidad de organizar una institución cientifica permanente para favorecer el estudio y los progresos del Derecho internacional. En el Manifiesto se hace constar de qué modo los conflictos de la época, y en particular el franco-alemán, habían demostrado «una deplorable incertidumbre del derecho en las cuestiones más graves y una completa ignorancia del mismo en los encargados de aplicarlo. La manera brusca é inesperada con que estalló aquella guerra, había despertado el ardiente deseo de ver de reforzar los medios, si no para hacer imposible tales

colisiones, al menos para imponer á las partes el tiempo de la reflexión y para obligarlas á aceptar una mediación pacífica.»>

Por otra parte, «á medida que las relaciones de los pueblos entre sí se hacen más frecuentes, más íntimas y más fraternales, la imperfección del Derecho internacional, sentida profundamente, turba y alarma cada vez más los intereses y provoca entre las naciones civilizadas una aspiración cada vez más viva hacia una situación mejor en armonía con los progresos realizados en las otras ramas de las ciencias jurídicas»> (1).

Hasta entonces el programa del Derecho de gentes se había realizado de dos modos; primero, por la acción diplomática; es decir, por las gestiones, la correspondencia ó los Congresos de los representantes oficiales de ciertos Gobiernos. Después, por la acción científica individual; es decir, por escritos que tienen por fin formular las reglas que el autor considera que rigen ó deben regir en las relaciones de pueblo á pueblo. Ambos modos son de efectos muy lentos y en la práctica encuentran con frecuencia obstáculos insuperables. Los diplomáticos, obligados á las instrucciones de sus Gobiernos y al interés particular de sus naciones, difícilmente disciernen y formulan las reglas absolutas del derecho. Y los trabajos individuales de los jurisconsultos no se imponen á los Estados con una autoridad suficiente para dominar las pasiones y triunfar de los prejuicios.

<<Pero al lado de la acción de la diplomacia y de la de los sabios aislados, hay sitio para una influencia nueva, la acción científica colectiva. Constituir un Cuerpo permanente sin carácter alguno oficial, compuesto de hombres especiales que pertenezcan, en cuanto sea posible, á los diferentes Estados, y se esfuercen por descubrir y precisar las reglas de justicia, de moral y de fraternidad que reconocen como la base de vida de las relaciones de los pueblos entre sí, es el medio de hacer contribuir la ciencia colectiva al progreso del Derecho de gentes.

Y este es el fin del Instituto, que no podía pedir ni aceptar el apoyo de los Gobiernos, ni ser constituido más que por un cierto número de personas caracterizadas por sus trabajos jurídicos, ni apelar á los medios brillantes y ruidosos, propios de otras sociedades políticas y propagandistas.

La aspiración final de los fundadores del Instituto se formuló de esta suerte: «Si nuestra institución llegase un día á obtener la adhesión de la opinión pública y de los Gobiernos, quizá se encontrara en esta simple emanación de la iniciativa privada una imagen anticipada del areópago internacional, cuya creación entreven grandes espiritus y corazones generosos, como el último término del progreso en la organización judicial del mundo. >>

(Concluirá)

(1) Textual. Véase el Annuaire de l'Institut de Droit Internattional. Premiere année. -1 vol 8.o Gaud. 1877.

[merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small]

Abierta la sesión, el Sr. Iglesias (D. Manuel), dió lectura del dictámen de la Comisión de efemérides, en que se hace una sucinta relación de las vicisitudes atmosféricas y enfermedades reinantes en Madrid durante los últimos meses, estableciendo algunas conclusiones, fruto de las observaciones practicadas y de los datos recogidos.

En ellas se hace constar que el pasado otoño fué bastante lluvioso; que la notable tensión elétrica de la atmósfera dió lugar á la producción de repetidas tronadas y turbonadas de verdadera consideración. La temperatura media del mes de Diciembre fué en extremo templada, con frecuentes nieblas y con exceso de humedad en el aire atmosférico.

Estas influencias, empero, no llegaron á ejercer gran influencia en la salud pública, no habiendo sido excesivas en este período, ni las enfermedades, ni las defunciones.

Los padecimientos reinantes en el mencionado mes fueron: afectos catarrales con localización en los aparatos respiratorio y digestivo; afecciones reumáticas, localizadas en los músculos, nervios y vísceras, de forma periódica, de tipo intermitente, febril y larvada. También se registraron algunas erupciones y cierto número de casos de difteria, que determinaron 58 defunciones.

Observóse también notable exacerbación y recrudescencia en los padecimientos crónicos de pecho.

« AnteriorContinuar »