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principio que nos enlaza todavía. Del clima, de la condición de cada suelo y de la idea nacida en la mente de cada una de las castas provenientes de la fusión, ha surgido la diversidad de caracteres nacionales (1).»

Por manera que esta vida nacional que caracteriza á España, tuvo sus orígenes en la invasión de los bárbaros, fué el resultado de la elaboración lenta de razas diversas, entre las cuales, negando como niega el Sr. Valera, conforme en esto también con el Sr. Oliveira Martins, toda influencia á los berberiscos y á los árabes (2), hemos de contar necesariamente á los visigodos, pues no hay noticia de la llegada á España de nuevas razas después, á no contar en este concepto la venida de aventureros francos, lo cual, después de todo, sería también una influencia germánica; y si la diversidad de caracteres nacionales ha surgido de la idea nacida en la mente de cada una de las castas provenientes de la fusión, y ésta contaba como uno de sus elementos las razas germánicas ¿cómo negar á estas la condición de elemento positivo en nuestra Historia?

Corrobora estas afirmaciones el mismo Sr. Valera cuando dice: «<los defectos que después se habían de atribuir á los españoles, se muestran por entonces con mayor violencia y con resultados más deletéreos. El espíritu teocrático, la furia de intolerancia religiosa, nunca fué mayor que en tiempo de Sisebuto, extremándose la persecución de los judíos (3).» Si tenemos en cuenta que San Isidoro reprobó la conducta del monarca, y que la Iglesia española también la censuró con palabras hermosísimas, dignas de ella (4), podremos deducir lógicamente que la intolerancia estaba en el elemento visigodo, que la primera manifestación de esa nota que el señor Oliveira Martins nos atribuye, fué debida exclusivamente al elemento visigodo, lo cual sería más exacto que asegurar con Montesquieu por él citado que «los modernos no hicieron más que copiar contra los judíos las leyes que entonces hicieron los Obispos, y que al código visigótico se deben todos los principios y puntos de vista de la inquisición moderna (5).»

Ese espíritu religioso que en Sisebuto traspasaba los limites de lo justo, fué el que informó la época de los godos y siguió presidiendo después á toda nuestra Historia; que se deba á unas razas ó á otras razas, á éstas ó las otras condiciones de nuestra vida como pueblo, no hay para qué examinarlo ahora; basta con hacer constar que el grito de intolerancia partió de los conquistadores, y que la Iglesia consignó su protesta. Claro está que las circunstancias en que España se encontró después de la invasión

(1) Rev. de Esp., pág. 573.-No se explica bien cómo el Sr. Valera, después de esto afirma en la pág. 579 que el españolismo estaba ya hecho y con su virtud plasmante en el siglo V, y que ni suevos, ni alanos, ni vándalos, ni berberes, ni árabes, le trastornaron, torcieron ó bastardearon más tarde.>

(2) Rev. de Esp., pág. 577.--<Los berberiscos, dice, nada influyeron en nuestra civilización, y los árabes, que se educaron durante su expansión conquistadora, no influyeron más en ia civilización propia de España.›

(3) Revista de España, T. CXVIII, pág. 576.

(4) Non enim tales inviti salvandi sunt, sed volentes, ut integra sit forma justitia. Sicut enim homo proprii arbitrii voluntate serpenti obediens periit, sic vocante gratia Dei, proprie mentis conversione homo quisque credendo salvatur. Ergo non vi, sed liberi arbitrii facultate ut convertantur suadendi sunt, non potius impellendi.. Concil. IV, Tolet. can. 57.

(5) Hist. da civil. iber., pág. 53.

sarracena, habían de contribuir á avivarle, más bien que á extinguirle, no interrumpiéndose ya en muchos siglos la tradición del Estado visigodo, sin que sea preciso acudir, como el Sr. Oliveira Martins hace, al supuesto africanismo para explicar un fenómeno que tiene sin eso tan fácil explicación.

Si advertimos, pues, que en la monarquía de los godos estaba en germen ya todo lo que después constituyó la España de la Edad Media; que al lado del espíritu religioso encontramos la institución monárquica con carácter nacional; que entonces se manifiesta ya clara la lucha entre el sistema electivo y el hereditario, patrocinado aquél por los godos, mantenido éste por los vencidos, si tal nombre podemos dar á la población antigua; que la nación tenía en una ó en otra forma participación en el ejercicio del poder; que se diferenciaron perfectamente los tres brazos llamados á constituír las futuras cortes del reino; que tomó gran vuelo la abolición de la esclavitud, cuya extinción es uno de los gloriosos timbres de aquella edad; que en el Fuero Juzgado están contenidos principios y leyes de origen conocidamente germánico; que fuera de esto existían en las costuumbres hechos é ideas del mismo origen (1), que más tarde se manifestaron con mayor fuerza, será necesario admitir que la época visigoda, no solo es diferente esencialmente de las antiguas, sino que señala para nuestro modo de ser un nuevo rumbo que no consiguieron alterar, sino que confirmaron los ulteriores azares de la Historia, á pesar de la espantosa crisis en que nos sumió la malhadada invasión árabe.

Este acontecimiento modificó necesariamente nuestra vida nacional, que es sin embargo en sus líneas generales, y can las atenuaciones y modificaciones por él causadas, la misma que en el resto de Europa, viniendo así á demostrarse la inutilidad de ese africanismo que el Sr. Oliveira Martins eleva á la categoría de causa determinante, y la verdad por tantos admitida de que comenzaron con las invasiones los nuevos tiempos, á cuya integración concurrieron tres factores; el romano, el germánico y el cristiano.

En qué proporción contribuyó cada uno de ellos no es fácil determinar

(1) Este Código (el Fuero Juzgo) no es, con todo, en mi opinión, el representante fiel de todo el derecho germánico español en aquella época, pues había costumbres, leyes y prácticas de que no se hace en él mención y que, sin embargo, existían ya y existieron en lo sucesivo. Marqués de Pidal-Hist. del gob. y leg. de Esp. pág. 232.

El Sr. Oliveira Martins reconoce esto mismo cuando dice:

<Varias veces y por distintos escritores se ha negado la realidad efectiva de este sistema de disposiciones legales (Fuero Juzgo) citándose ejemplos verdaderos de la práctica de procedimientos juridicos tradicionales de los pueblos germánicos en el seno de las sociedades neo-góticas, formadas por la reacción contra los sarracenos. Tales argumentos solo tendrían valor si entre esas sociedades y la anterior monarquía visigoda no existiese el hecho de la invasión de los árabes, cuyo alcance es tan grande para la historia de España..... Solo cuando, con la invasión árabe, la disolución 1 egó á ser hecho consumado, fué cuando las tradiciones é instintos del pueblo pudieron prevalecer. Natural es, pues, que solo entonces viesen también la luz de la historia tradiciones de origen germánico, anteriores ciertamente en los usos de una parte de la población; el combate judicial y las otras formas del juicio de Dios, el wergheld ó remisión de las penas por dinero, etc.>Hist. da civil. iber., pág. 52.

No veo qué valor pueda quitar al hecho la invasión de los árabes, sobre todo, desde que se reconocen esos usos como existentes anteriormente en la práctica.

lo con exactitud, y debió variar en las diversas comarcas; pero sin que en ninguna de ellas dejara de marcar huella profunda ese elemento con justicia ensalzado por los escritores de la época; ese elemento que realizó en la Historia una de las más grandes revoluciones de que tenemos noticia, y cuyos efectos se dejaron sentir en todas partes con mayor ó menor intensidad, á la manera que las grandes revoluciones del globo dieron origen en unos puntos á elevadas cordilleras y en otros á meras ondulaciones del

terreno.

Que predominase en definitiva el elemento romano, no obsta para admitir la importancia que al germánico de derecho corresponde; por eso nadie niega que España sea una nación latina, como lo son Francia é Italia: pero no llevamos el apasionamiento por el romanismo hasta el extremo de afirmar con el Sr. Oliveira Martins que el elemento étnico primitivo y Roma, constituyen los extremos del eje sobre que gira nuestra Historia, ni con el Sr. Valera que son los restos de la civilización romana y la Iglesia romana también. Incurre con esto en el mismo error que censura en Green, cuando supone el carácter inglés hijo de la combinación del anglosajón con el celta; y si este historiador omite sin justicia el romano y el católico, la misma injusticia hay en omitir el germánico en nuestra patria; pues si bien aquí predominaron en definitiva aquellos, también es cierto que las corrientes germánicas se acentuaron más en Inglaterra, donde la romanización no fué ni pudo ser tan completa como en España.

No, para comprender nuestra Historia, para explicarla tal como fué, no es posible prescindir de ninguno de los tres elementos que durante la Edad Media la informan; civilización romana, cristianismo, influencia germánica, sin desconocer que ciertos rasgos del primitivo carácter quedaron como nota indeleble. El cristianismo se apoderó de la sociedad al comenzar la Edad Media, y la dirigió unas veces, otras, cuando menos, intervino eficazmente en los negocios públicos; la civilización romana echó aquí tan profundas raíces, que no hubiera sido fácil extirparlas, aunque en ello se hubiera puesto empeño, que no se puso; la influencia germánica es evidente también, desde que la llegada de los bárbaros nos hizo á los españoles dueños de nuestros destinos. La historia de la Península suministra pruebas en abundancia, y, Dios mediante, procuraré demostrarlo en trabajos sucesivos, siquiera éstos no tendrán seguramente ni el brillo de esas estrellas fugaces, que resplandecen un momento, perdiéndose luego para siempre en el espacio.

HE DICHO.

SECCION DE BELLAS ARTES

Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Sesión del 4 de Enero último

Por indisposición del Director D. Federico Madrazo, presidió el Académico más antiguo de los presentes, Sr. D. Francisco Bellver, actuando de Secretario general el Sr. Barbieri, por continuar enfermo el Sr. Avalos.

Leída y aprobada el acta de la anterior, el Secretario accidental dió cuenta de haber fallecido el Académico numerario de la Sección de música, D. Antonio Arnao y Espinosa de los Monteros.

Con tan infausto motivo y después de haber hecho un cumplido elogio del finado, y de dedicar sentidas frases á su memoria los Sres. Fernandez y Gonzalez, Rada y Delgado, y Barbieri, se acordó que una comisión, compuesta de los Sres. Vazquez, Zubiaurre, y Fernandez y Gonzalez, representase á la Academia en el entierro del Sr. Arnao.

Levantándose la sesión como homenaje de duelo al finado Académico, encargándose de escribir su necrología el Sr. D. Manuel Cañete.

Sesión del 14 de Febrero

Presidencia de D. Federico Madrazo.

Después del despacho ordinario, el Secretario general dió cuenta de una Real orden del Ministerio de Estado, remitiendo á la Academia para su examen y calificación, las tres solicitudes presentadas aspirando á la plaza de pensionado de mérito por la Pintura, vacante en la Academia española de Bellas Artes, en Roma, acordándose pasaran á la sección de Pintura, para que esta formule la oportuna propuesta.

De dos órdenes de la Dirección general de Obras públicas, con una de las cuales se remiten las comunicaciones que han mediado entre el gobernador civil de Sevilla y el arquitecto director de las obras de la insigne catedral hispalense, y con la otra se remite á informe de la sección de Arquitectura, el proyecto de obras de acodalamiento, y reparos preliminares de dicha santa iglesia catedral, formado por el arquitecto director Sr. Fernandez Casanova, y que pasaron á la sección de Arquitectura.

De otras dos órdenes de la misma Dirección de Obras públicas, enviando

EL ATENEO-TOMO II

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á informe el proyecto de obras de reparación del pavimento, coro, trascoro, verjas y sepulcros, y demás necesarias, para la pronta apertura al culto de la santa iglesia catedral de León, del arquitecto director D. Demetrio de los Ríos, y el proyecto formado por el arquitecto D. Antonio Ruiz de Salces, para la reparación de la fachada principal del edificio que ocupa el archivo general central de Alcalá de Henares, y que pasaron también á la sección de Arquitectura.

De un oficio de la Dirección general de Instrucción pública, trasladando otro del gobernador civil de Zaragoza, en solicitud de que se le devuelvan los documentos dirigidos á la Academia, relativos á la edificación del monumento que ha de erigirse en dicha capital al Justicia aragonés, acordándose su devolución.

Y de otro oficio del Ministerio de la Gobernación, remitiendo á informe el proyecto de construcción de un hospital civil en Cádiz, que pasó igualmente á la sección de Arquitectura.

De acuerdo esta con el informe que había dado una numerosa comisión nombrada de su seno, fué aprobado el modelo de estatua que se ha de elevar á D. Francisco Piquer, fundador del Monte de Piedad de Madrid, y que lleva por lema, Y Dios la oyó, y el que lleva también por lema Misericordia et veritas obiaverunt, para el modelo de la estatua del fundador de la Caja de Ahorros, Marqués viudo de Pontejos.

Se aprobó la designación hecha por las secciones de Pintura, Escultura y Música, de los indivíduos que han de constituir los jurados artísticos para el examen y calificación de los envíos de pensionados de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, Sres. D. Francisco Maura, (Pintura); D. Aquilino Cuervo, (Grabado en hueco); D. Emilio Serrano y D. Antonio Santa María, (Música).

Lecturas en el Círculo de Bellas Artes

Segunda lectura

Ideal que debe perseguir nuestra Pintura (1)

Importancia que dan los pintores españoles á la pintura histórica y religiosa. -Falso concepto acerca de la pintura de género y costumbres.-Significación de la pintura antedicha, en la filosofía, en la historia y en la sociedad.-Su importancia en los antiguos pueblos paganos.-Ideales estéticos de este tercio del siglo XIX.-Influencia de Roma en los pensionados españoles.-Perversión del buen gusto.-Causas de esta perversión.-Deficiencia de la ilustración artística en España.-Insignificancia de nuestra pintura de paisaje y marina.-Qué rumbo debe seguir la pintura española.

(Conclusión)

La pintura de género y costumbres, tiene, además del valor histórico, que he apuntado, el valor social y filosófico que distingue á cada pueblo, raza y civilización: que si las ciencias facilitan la vida práctica, las artes bellas, teniendo como puntos de apoyo la filosofía y psicología social, digá

(1) Véase el núm. 3.o de esta Revista.-15 de Enero de 1889.

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