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Congreso Internacional de Ingeniería, de Barcelona

Discurso de clausura, pronunciado por el Sr. Presidente
D. Juan Navarro Reverter

SEÑORES: Hemos llegado al fin de nuestras tareas.

El Congreso de Ingeniería, surgido casi repentinamente, improvisado en pocos días, falto, por lo mismo, de aquella preparación y de aquella madurez del tiempo que es tan necesaria para la ejecución de las obras humanas como para la elaboración de las obras de la Naturaleza misma, ha tenido, sin embargo, un éxito muy superior á las esperanzas que, en sus posibles resultados, fundaron sus propios iniciadores. Éxito que á vosotros todos se debe, señores congresistas, pero es de justicia reconocer que se debe en primer término á nuestros ilustres compañeros del extranjero, que han acudido á nuestro llamamiento, abandonando casa y tareas, patria y familia con un entusiasmo que enaltece y abrillanta su valioso concurso y sus luminosos trabajos. A todos ellos, y á todos vosotros os debe gratitud la patria; á unos y á otros por los sacrificios hechos en su honor y por haber demostrado todos en vuestras serenas y fructíferas tareas tan grandes caudales de ilustración y de ciencia.

A todos, pues, en nombre de la Nación entera, enorgullecida hoy con el amor de sus hijos y con el afecto y consideración de cuantos con su presencia en este Congreso la han honrado, tengo el inmerecido honor de dirigiros un cariñoso y fraternal saludo.

Y cumplido este deber más que de cortesía caballeresca propia de españoles, de extricta justicia, tócame ahora cumplir con el mío de reasumir en un desaliñado discurso, á manera de índice, los trabajos á que habeis dedicado vuestras tareas en las sesiones que hoy terminamos. Deber que me imponen, de una parte, mi amor entrañable á la ciencia, que como aficionado cultivo, y de otra, el alto puesto á que me elevaron generosidades vuestras, más que méritos míos, de que me siento huérfano. Este índice, relatado con la falta de metódico estudio, que las angustias del tiempo me impiden hacer, demostrará por sí solo la importancia de vuestros trabajos y la trascendencia de vuestras tareas científieas, realizadas sin aquellos apasionamientos tempestuosos propios de las discusiones económicas y políticas; sino antes al contrario, elaboradas con aquella serena majestad de la ciencia, cuyos principios son fijos, son ciertos, son inquebrantables y se aplican á la vez en todos los pueblos, bajo todos los gobiernos, en todos los paralelos, en los parajes todos de nuestro planeta.

La existencia del hombre sobre la tierra está constantemente amenazada por enemigos sin cuento. No son los más grandes los más temibles, sino esas generaciones de pequeñísimos micro-organismos invisibles á la simple vista, que multiplicándose, con rapidez inaudita, en cantidades fabulosas, llevan á cuanto vive y crece, espanto y ruina, desolación y muerte. Parece que la Providencia, en su saber infinito, haya querido mortificar el orgullo del hombre que se titula á sí propio, sin contradicción de nadie, Rey de la Creación, ofreciéndole, en el seno inacabable de los cielos, ese espectáculo grandioso de lo infinitamente grande, con los colosales é inflamados globos

que en número inconcebible recorren la inmensidad de los espacios con la eternidad de los tiempos, y que recuerdan á esta obra de pobre barro la pequeñez del mezquino planeta que habitamos, nota insignificante que flota como perdida ó como olvidada en ese sublime pentágrama donde escribió el Hacedor Supremo la armonía universal de su Creación.

Contrastando con ese espectáculo imponente de lo infinitamente grande, apenas concebible por la estrecha y limitada inteligencia humana, le envía lo infinitamente pequeño para que, llenando cuanto le rodea y cuanto constituye las necesidades del organismo humano, traicioneramente escondido en la atmósfera que respira, en el agua que bebe y en el aliento que asimila, en ello mismo encuentre la ponzoña que lo ha de destruir, si su vigilancia y su trabajo no le libran y le salvan de tales peligros. A ese importante fin, á prolongar cuanto sea posible la vida del hombre sobre la tierra, á objeto tan humanitario, que constituye el primero de nuestros deberes, habéis dedicado, en primer término, vuestra atención, señores Ingenieros, en dos órdenes distintos de ideas, aunque ambos tienden al mismo fin. Os habéis ocupado, por una parte, del saneamiento de las viviendas humanas, de la higiene pública, de la Ingeniería sanitaria, como medio de evitar la producción y la propagación de los micro-organismos nocivos, y muy notables son ciertamente los estudios y las conclusiones á que, en este tema, habéis llegado.

Por otra parte, os habéis ocupado de los medios de destruir esos microorganismos, que una vez creados, una vez reproducidos en sus interminables miríadas, siendo casi invisibles al ojo humano, siendo infinitamente pequeños, son tantos en número, se multiplican de tal modo, que acabarían con todos los organismos superiores, si acudiendo á salvar nuestra vida no acabáramos antes con ellos. Por eso habéis estudiado, con singular atención, los procedimientos industriales y prácticos para la destrucción de esos temibles microbios, que trasmiten las enfermedades contagiosas, ya sean epidémicas ó ya se conviertan en endémicas, usurpando una carta de naturaleza que jamás se les otorgaría de buen grado. Ambas fases del problema han hallado entre vosotros importantes paladines, así franceses como compatricios nuestros.

El primero de los problemas para el hombre, es el de vivir: resuelto éste, es su primer deber velar por la seguridad de la hacienda y del hogar, y así como el Ingeniero se preocupa de librar al hombre de sus enemigos infinitamente pequeños, asimismo procura asegurar su riqueza y defenderla contra los peligros que surgen de la naturaleza misma.-Desde remotos tiempos, se producen, en irregulares períodos, las inundaciones en todos los pueblos. -Desde remotos tiempos, las aguas embravecidas y desbordadas que desde las alturas inaccesibles de las montañas arrastra la gravedad, se despeñan sobre los valles en forma de impetuosos torrentes, que llevan en el seno de sus bramadoras espumas la ruina de los pueblos. En un país de orografía tan accidentada como es España, en donde la funestísima despoblación de los montes reproduce con triste y amarga frecuencia los desastres de las inundaciones, era natural que vosotros os preocupárais de la manera y de los medios de evitarlas, ó de contenerlas. En este ancho campo abierto al estudio, en el cual pueden tomar parte muy lucida todas las especialidades de nuestra carrera, habéis oido discusiones muy interesantes, de las cuales hemos sacado gran fruto y gran provecho.

Las necesidades de la vida cosmopolita se revelan á medida que el hombre descubre ó inventa los medios de satisfacerla. El viajar es hoy casi una necesidad orgánica. El hombre no se resigna ya á vivir, crecer y morir en el estrecho recinto donde vió la luz primera; las producciones no pueden ya quedar encerradas en los menguados límites de la región donde brotan. Aquel busca nuevos horizontes donde desarrollar sus aptitudes, educar su inteligencia ó aplicar su trabajo, y tiende las alas de su fantasía, y arrastrado por las ansias de ver más, de conocer más, de saber más, envuelto en nubes de vapor, traspasa mares y fronteras, y lleva el espíritu civilizador del siglo á los más recónditos lugares de la tierra.

Las producciones buscan y encuentran remuneración y recompensa para el trabajo en nuevos y remotos mercados; y estos prodigios se realizan por medio del transporte barato, de la locomoción rápida, del vapor, en fin, que reduce la distancia y multiplica el tiempo, en los mares con sus buques y en la tierra con sus ferrocarriles. De ambas formas del transporte os habéis ocupado vosotros, señores Ingenieros, proponiendo medios y sistemas económicos para aumentar nuestra red de comunicaciones, para mejorar sus condiciones técnicas, para acomodarlas mejor á nuestro país, para aprovechar más el tiempo y el dinero, para dotar con esos nuevos elementos de riqueza nuestra necesitada Nación.

Los problemas referentes á la máquina de vapor fija ó semifija no acaban nunca. Por el contrario, nuevas modificaciones ensanchan cada día el ya dilatado campo de su aplicación á la grande y á la pequeña industria. Las evoluciones contínuas y las transformaciones incesantes que desde su afortunada invención ha recibido, demuestran que el Ingeniero persigue constantemente un ideal en los progresos que lleva á la máquina de vapor. Este ideal tan tenazmente perseguido lo reduzco yo á esta fórmula: «mayor aprovechamiento posible del trabajo desarrollado por el calórico, y menor gasto de combustible á igualdad de trabajo útil.» También ha sido objeto de vuestras deliberaciones muy concienzudas este interesante problema que habéis estudiado bajo fases por todo extremo diversas.-En unas sesiones os habéis remontado á esferas muy elevadas, penetrando en la difícil investigación de las causas, muchas veces vedadas al hombre, y lo habéis hecho con motivo de una atrevida concepción; de una tentativa (modestamente llamada así), de reforma de la máquina de vapor, la cual abarca problemas de gran interés científico, que solamente la práctica, con su voto decisivo, podrá sancionar y honrar con el éxito. Hasta que este momento llegue, muy dignos de encomio son los generosos esfuerzos de entendimiento que informan la tentativa, y á nosotros cumple, suspendiendo el juicio definitivo, concederles el aplauso que les dedicamos.

En otro terreno más modesto, aunque más práctico, se os han presentado experiencias grandemente notables acerca del trabajo de las máquinas de vapor; experiencias tan nuevas y tan curiosas, que ellas solas bastarían para dar un sello de interés muy decisivo á este Congreso, si otras materias de importancia que habéis tratado no justificaran su transcendencia. Todos conocéis la lucha empeñada, en el terreno científico y en el terreno práctico, entre los partidarios de Hirn, el profeta de las leyes del calórico, que sostiene la influencia decisiva de las envolventes exteriores de los cilindros sobre el trabajo de las máquinas de vapor, y las escuelas alemana y americana que niegan esta influencia. Pues bien; deseando el arte del

Ingeniero resolver esta cuestión en el terreno de la práctica, ha inventado un cilindro de cristal, á través del cual el ojo humano ha podido seguir el trabajo misterioso de las expansiones y de las condensaciones del vapor, y allí, dentro de aquella cárcel de trasparentes muros, ha perseguido la molécula en sus accidentados movimientos, ha marcado los puntos de inflexión, ha determinado las leyes de su compleja trayectoria. Es decir, que el Ingeniero que ya había conseguido fotografiar en un diagrama de escuetas líneas, la marcha del vapor en cada máquina y en cada embolada, ha llevado el noble empeño de sus investigaciones hasta lo inverosímil. Como la marcha de los astros, seguida paso a paso y momento por momento, allá en el silencio de la noche, nos hizo dueños de las leyes de la gravitación universal, así la marcha de la molécula en ese misterio dinámico del trabajo de expansiones y condensaciones, ahora seguida paso á paso y momento por momento, en el reposo del gabinete, nos hará dueños de las leyes del calórico. Nos complace, pues, y debemos experimentar gran satisfacción, por el hecho significativo de que se haya dado cuenta aquí de estos recientes é importantes experimentos científicos hechos en Inglaterra, y cuyo estudio, hecho por vosotros, confirma la doctrina y afirma las deducciones del sabio Hirn.

En las corrientes de la vida moderna, en estas corrientes irresistibles del trato y del comercio de los hombres que nos llevan y nos conducen, por ventura nuestra, á la fraternidad universal; que requieren, para realizarse bien, auxilios y enlaces entre todos los elementos sociales, nosotros los obreros de la inteligencia, no podíamos olvidar á nuestros hermanos los obreros del trabajo. Con ellos estamos en contínuo roce, ellos nos auxilian y á ellos favorecemos; sus habilidades, casi siempre bueaas, sólo por excepción malas, las podemos apreciar nosotros mejor que nadie; sus alegrías y sus padecimientos, nuestros son. También del bienestar de los obreros nos hemos ocupado, pero no en el sentido de ese romanticismo utópico que tan de moda está, sino para mejorar la suerte del honrado trabajador y mejorar las condiciones de su trabajo, facilitándole elementos para desenvolver su actividad, protegiendo su vida, estudiando los medios de impedir los accidentes que pueden dañarle en su existencia, en su fortuna, en su familia y en su porvenir, y estas tareas de seguro os han sido muy gratas, como nos es grato todo auxilio que alcanzamos como fruto de nuestros estudios, para favorecer al obrero.

Es el conocimiento del subsuelo necesario para todas las aplicaciones científicas é industriales de la ciencia del Ingeniero. Sus elementos forman el suelo de donde saca el hombre sus alimentos, y sobre el que vive y muere, como todos los seres vivientes del planeta. Leer en las pétreas páginas de la Tierra su historia, sus génesis, sus transformaciones, adivinar y reconstruir edades remotas con sus Faunas colosales y sus asombrosas Floras, no es tan sólo una aspiración purísima del espíritu, es más bien una necesidad esencial de las artes y de las industrias. Prueba brillante de ello nos han dado las notables comunicaciones de la Comisión del mapa Geológico de España; la importante Memoria leida aquí, y las reseñas y consideraciones acerca de la importancia de las explotaciones mineras, elementos firmísimos, y hoy desgraciadamente desdeñados, de gran riqueza para nuestra patria. También es muy satisfactorio consignar que las últimas hojas del mapa geológico, no publicadas aún, se hayan presentado á vos

otros antes que en parte alguna, porque además de la atención muy estimable que esta comunicación revela hacia el Congreso de Ingeniería, ha contribuído á realzarle, dándole un aspecto de novedad muy apreciable en los tiempos que corremos.

Son tantos, señores congresistas, los temas que han ocupado vuestra atención, que es muy difícil ordenarlos metódicamente y agrupar todos aquellos que aquí se han tratado. Por eso habréis de permitirme que, en mis deseos de sobriedad, haga de ellos solamente rápida mención. Modificaciones y descripciones de aparatos muy notables y todos de gran aplicación y utilidad; métodos y procedimientos técnicos; reformas diversas de la enseñanza de las ciencias, estudios de indiscutible oportunidad acerca de los aprovechamientos de aguas como fuerza motriz para recoger todas las energías perdidas de la Naturaleza, aplicándolas á la producción; propuestas de mejoras de obras locales de tanta importancia como el Puerto de Barcelona; aplicaciones de tanta utilidad práctica como la muy notable de los puentes portátiles ó volantes reducidos á una sencilla combinación de las figuras más elementales de la Geometría, el triángulo y el rectángulo, desarmables en barras de fácil transporte á lomo, que así pueden servir para la guerra como para la paz; nuevas investigaciones de mucho interés científico, pero aun mucho mayor de aplicación, para deducir, por métodos novísimos la forma razonada de los cuchillos y de las armaduras que han de abrigar así las modestas viviendas, como los grandes almacenes y los improvisados edificios, problema muchas veces harto difícil que ha de resolver el Ingeniero en cada caso; sistemas especiales para utilizar en los hogares, con ventaja positiva, los carbones españoles, como medio de reducir el pesado tributo que hoy pagamos al extranjero, fomentando esta riqueza de nuestro propio suelo; examen y derivaciones de los problemas económicos, administrativos y técnicos que encierran las maravillosas aplicaciones de la electricidad, desde el para-rayos de Franklin, hasta el teléfono de Bell; de todo esto y de algo más se ha ocupado el Congreso de Ingeniería, y en todos los trabajos ha brillado vuestro saber, revelado por gran caudal de ciencia, y también el espíritu práctico que es la característica de las ciencias de aplicación en los presentes tiempos.

Pero aun con todo esto, señores Ingenieros, aun siendo tan vasto y tan extenso el horizonte de vuestra laboriosidad y tan fecundo el campo de vuestras investigaciones, no se ha agotado, ni con mucho, la materia de especulación científica y de aplicación práctica que es propia y peculiar de la profesión del Ingeniero. No un solo congreso, una serie de congresos podrían ocuparse de estas materias, sin darles término, que tantas y tan complejas son, y tanto abarcan, que alcanzan á todo cuanto es transformación, adelanto y novedad en el orden de la vida material. Allí donde se presenta un nuevo invento, allí donde la materia transformada revela un adelanto, allí está siempre, vigilante y diligente, el espíritu del Ingeniero de nuestros días.

Educado en las serenas regiones de la ciencia abstracta; empuñando con entusiasmo la bandera del progreso racional, soldado valeroso del ejército de la paz, allí le encontraréis donde haya peligros que correr para mejorar la vida del hombre sobre la tierra; allí lo veréis donde haya gloria. que ganar para la causa sagrada de la civilización moderna; allí le sor

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