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SAN RAMON DE PENAFORT AMONESTANDO A D. JAIME EL CONQUISTADOR YA TERESA VIDAURA.

tador, de que nos hablan las crónicas, en ciertas jornadas que llevó á cabo despues de 1251, época del fallecimiento de D.' Violante. Y muéveme á creerlo así lo mismo que dice Zurita de que por los años de 1255 «gobernaba el rey gran parte de sus negocios por el consejo de una dueña muy principal, que se decia D.a Teresa Gil de Vidaure, con la cual vivió mucho tiempo como con su mujer legítima; y así se declaró despues por sentencia, que lo fué (1).»

Rindense

Biar y todo lo demás del reino

1252-1253.

La gloria del monarca aragonés llegó á su apogeo en los dos años inmediatos, durante los cuales, hallándose en Valencia, se le rindieron el castillo y villa de Biar, despues de haber ocupado en el cerco de Valencia. los meses desde setiembre de 1252 á febrero de 1253, y sometiéronsele en seguida todas las poblaciones y tierras desde el Júcar hasta el reino de Murcia, salvas vidas y haciendas, «por manera que de aquel momento en adelante ya lo dominamos todo, » como dice el pio rey en su obra.

pro

Habia fallecido poco antes el rey de Castilla D. Fernando, subiendo al trono su hijo D. Alfonso, casado, conforme ya sabemos, con la hija de Jaime de Aragon D.' Violante. Poco leal siempre el castellano en sus relaciones con el aragonés, manifestó deseos de repudiar á D. Violante, en cuanto se vió rey, bajo pretesto de no tener en ella sucesion, y de aquí sobrevinieron nuevas discordias entre suegro y yerno, llegándose á romper la guerra por las fronteras de Murcia y de Castilla, segun asienta Zurita. Hubo sin embargo buenos mediadores entre ambos monarcas, y la cosa no pasó muy adelante, celebrándose entre ambos un convenio de paz mientras se hallaba D. Jaime en el cerco de Biar (2), á lo cual quizá contribuyó tambien el haberse declarado en cinta D. Violante por aquel mismo tiempo.

a

Discordia

entre D. Jaime y su yerno el rey de Castilla.

Toma D. Jaime bajo su proteccion el reino de Navarra, y

preparativos de guerra

Pronto sin embargo hubo entre ellos un nuevo y mas serio rompimiento. A mediados del 1253 murió el rey de Navarra Teobaldo, y su viuda y su hijo se ampararon de D. Jaime poniéndose bajo su proteccion, á cuyo fin pasó nuestro monarca á Tudela por el mes de agosto para avistarse con ambos y celebrar con ellos un tratado, se- con Castilla. gun el cual el jóven rey navarro y su madre prometieron al Conquistador ser amigos de sus amigos, enemigos de sus enemigos y valerle y ayudarle contra cualesquiera príncipe del mundo, menos el emperador de Alemania y el rey de Francia. En cambio, D. Jaime les

(1) Zurita, lib, III, cap. LI.
(2) Zurita, lib. III, cap. XLVIII.

El principe

Alfonso aprueba

en Barcelona

las donaciones

su padre

á sus hermanos.

prometió defenderles contra Castilla y dar una de sus hijas ́en matrimonio al jóven Teobaldo II. Esta alianza inspiró muy graves recelos al castellano, que guarneció en seguida de gente de armas las fronteras, pretendiendo que Navarra le pertenecia de derecho y disponiéndose á invadirla. El aragonés, por su parte, juntó tambien y movió sus huestes, pronto á defender aquel reino, y presidió con gentes de los consejos de Huesca, Jaca, Tahuste y Alagon las fronteras de Sos y de Uncastillo; pero por el pronto no vinieron las cosas á rompimiento de hostilidades.

Entrado el mes de setiembre, y dando tregua las desavenencias con Castilla, vínose D. Jaime á Barcelona, donde el príncipe D. Alfonso, ante él y su consejo, aprobó y confirmó las donaciones hechas hechas por por su padre á sus hermanos D. Pedro y D. Jaime. Formaban el consejo real el arzobispo de Tarragona, el obispo de Barcelona, el conde de Ampurias, el vizconde de Cardona, Guillermo y Berenguer de Anglesola, Bernardo de Santa Eugenia, Jimeno Pérez de Arenós, Galceran y Ramon de Urg, Guillermo y Berenguer de Cardona У Bernardo de Centellas. Fué el público juramento y homenaje de D. Alfonso en manos del rey á 23 de setiembre de 1253, y así quedaron por el momento definitivamente transigidas las dolorosas cuestiones que se habian suscitado entre los hijos de D. Jaime y que amagaban destrozar el reino con una guerra civil.

Nuevos tratos con

el rey de Navarra y tregua con Castilla. 1254.

El Conquistador debió permanecer todo aquel invierno en Barcelona, pasando en seguida á las fronteras de Navarra, donde ya amenazaba la guerra con el castellano, y donde se vió con el jóven rey Teobaldo II en Monteagudo á principios del abril de 1254. Firmáronse entonces nuevos pactos y convenios entre ambos, siendo muy de notar, como ya reparó Zurita (1), que el rey D. Jaime prometió valer al de Navarra contra todos los príncipes del mundo que pudiesen declararle guerra, menos contra Carlos, conde de la Provenza á la sazon, hermano del rey de Francia, que hubo de ser luego el mas capital enemigo que habian de tener su hijo D. Pedro y la casa de Aragon. Todo estaba ya dispuesto é iba á comenzar la guerra con visos de ser sangrienta y empeñada, cuando tuvo noticia D. Jaime de un levantamiento que acababan de efectuar los moros de Valencia. Pactó, pues, apresuradamente treguas con el rey de Castilla, y par

(1) Cap. XLIX del tercer libro.

tió para aquel reino con intencion de sujetar á los moros rebelados, acompañándole á esta espedicion, segun parece, su amada Teresa Gil de Vidaure, ganosa de dar á su vez las pruebas que diera un dia doña Violante de buena heroína y buena consejera, compartiendo los peligros y las amarguras del monarca en las militares campañas.

TOM. 11.

51

CAPITULO X.

LEVANTAMIENTO DE LOS MOROS DE VALENCIA.

DESA VENENCIAS Y PACES CON EL REY DE CASTILLA. SUBLEVACION DE MONTPELLER Y QUERELLAS CON EL REY DE FRANCIA.

(De 1254 á 1256 ).

Azedrach

el moro.

PRECISO se hace ahora poner en ciertos antecedentes á los lectores. Despues de la conquista de Valencia vivia en la córte del rey y le seguia á todas partes un moro llamado Alazarach, Alarzach ó Azedrach, que de esta manera le nombran indistintamente nuestros historiadores, y del cual un moderno cronista traza el bello retrato siguiente: «Hijo de padre africano y de madre española, dice, unia al carácter de hierro del primero, la noble altivez de la segunda. Jóven, bien apuesto, moreno de color, de mirada viva y penetrante, de fácil produccion, ora se esplicase en lemosin, ora usase el idioma de sus mayores, y dotado de una imaginacion brillante, como el cielo andaluz que vió nacer á su madre, y de una sagacidad semejante á la de la pantera de los desiertos, donde se meció la cuna de su padre, Azedrach, desterrado de Granada su patria, encontró grata acogida en la córte del rey D. Jaime, de quien recibió una proteccion muy distinguida. Astuto el moro se dedicó á asegurar mas y mas esta confianza, portándose como valiente en las guerras contra sus propios hermanos, y fingiendo que se preparaba á abrazar la fé de su augusto protector, para alucinar de un modo mas seductor á un monarca altamente religioso. Ofreciendo sus obsequios galantes á una linda jóven, parienta de Jimeno Car

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