Imágenes de páginas
PDF
EPUB

pietario de su cuerpo, de sus brazos, de sus miembros, de su cabeza, como de las facultades de su alma; porque su alma y su cuerpo es él mismo. Por su libre albedrio, por su forma esterior, el hombre se distingue de la masa de sus semejantes, de la masa de las inteligencias. El cuerpo es el resúmen, el signo concreto de aquellas fuerzas fisicas y morales, el limite material que impide à la personalidad indivi

nos tenian la propiedad ó solamente el uso de lo que comian. Citemos al continuador de GuiHlermo de Nangis. «En aquel tiempo, dice, se suscitó en la corte de Roma una cuestion delicada, tocante al estado de los frailes menores. La regla de esta comunidad prescribe y los frailes hacen voto de no poseer cosa alguna en propiedad, sino limitarse al simple uso, en atencion á que el perfeccionamiento de la vida está en la verdadera vida evangélica que Jesu-dual confundirse en ese vago universo del pancristo y los apóstoles profesaron, y que el Señor nada tuvo en propiedad ni en comun. Grande era el embarazo que esto suscitaba respecto á las cosas que se destruyen por el uso como el pan y el queso, y cuya propiedad no puede separarse del uso.»>

teismo, donde los hechos del individuo y de la especie no son mas que los fenómenos mudables de una inmutable unidad. Asi, pnes, decir que el hombre es una individualidad distinta, que tiene la propiedad de sus brazos y de sus fuerzas, decir que puede querer y obrar En realidad la cuestion nada tenia de prác- por su cuenta, es como si se dijera que lo que tica, y á lo sumo servia solo para distraer las producirá no será mas que una dependencia, imaginaciones ávidas de santidad y á los que una prolongacion de su individualidad y debeejercian sus facultades sofisticas en determi-rá pertenecerie como su mismo cuerpo. Hay nar los modos mas seguros de ganar el ciclo. algo de nosotros en ese campo que hemos La vida monástica, en efecto, podia hacer san- sembrado con nuestro sudor, y en el cual hètos, pero no hubiera podido hacer hombres y mos hallado la huella del sudor de nuestros ciudadanos de una sociedad destinada á vivir padres; hay algo de nosotros en esa obra que y reproducirse sobre la tierra. Su renuncia á nuestra mano ha fabricado bajo la direccion la sociedad, consecuencia de la negacion de de nuestra inteligencia. Mr. Michelet en su lila propiedad, era la primera condicion de su bro Del pueblo, nos pinta con esmerado análiexistencia. Justo es decir, sin embargo, que sis el amor sencillo del labrador por su camlos publicistas echaron con frecuencia mano po, sus frecuentes visitas á sus trigos, á donde estas teorias místicas que quisieron aplicar | de va sin cesar desde cualquier punto donde á la sociedad civil en accion, á la sociedad tal se halle, aquellas vueltas á hurtadillas, y en como hoy la vemos, compuesta de trabajado-fin, todos aquellos manejos de un amante que res, labradores, comerciantes, letrados y clé- se ruboriza al considerar el ridículo que puerigos, y hacerlas penetrar en el gobierno de den acarrearle su asiduidad, y que sin embarla ciudad y aun fundar con arreglo á ellas un go no puede alejarse del objeto amado sin volgobierno civil y político que las aplicara, y ver al punto. ¿Será esto una pasion_facticia? como esas teorias, por no decir esos sueños, Comparad, pues, á este labrador con el mercebullen todavía en algunas cabezas y han me-nario que se encorva hácia la tierra haciendo recido los honores de la discusion en otros fisga para recoger de ella su salario, y decidpaises, creemos del caso probar que la propie- nos á cual de los dos querriais para ciudadadad no solo es legitima sino necesaria; que no de vuestra república. ella sola puede conservar al individuo, la fami- Veamos ahora si la propiedad es de derelia, la sociedad, la civilizacion y la nacionali-cho natural ó de derecho social. La cuestion dad; que ella es la ley de nuestra naturaleza, | ha sido controvertida. Montesquieu declara en y que sin ella el trabajo no tiene objeto ni re- su Espiritu de las leyes que á sus ojos la prosultado.

piedad es obra de la sociedad y emanacion Los franciscanos discutian con calor sobre del derecho civil. Mirabeau proclama el mismo si tenian ó no la propiedad de los alimentos principio, «Una propiedad particular, dice, es que tomaban, y por lo tanto hubieran debido un bien adquirido en virtud de las leyes. La preguntarse tambien si tenian la propiedad de ley sola constituye la propiedad, porque solo su cuerpo; porque como todas las ideas se ha- la voluntad politica puede obrar la renuncia llan en la humanidad, hubo en los primeros de todos, y dar un titulo comun, una garantia siglos de nuestra era hereges para negarlo, al goce de uno solo.» La opinion de Touchet pudiendo deducirse como consecuencia natu- es tambien idéntica. Mr. Troplong trata estas ral que el cuerpo era un enemigo, la propie-doctrinas de preocupaciones y sofismas, y los dad del diablo, á quien era prec so vencer y destruir, y lo intentaron suiniéndole en el desórden de los sentidos, en los escesos de que apenas darian una idea las priapeas antiguas.

atribuye al Contrato social de Rousseau, que llama simplemente código de la barbarie. Las autoridades qus acabamos de citar son respetables y es preciso contar con ellas. La opinion contraria tuvo por defensor á Portalis en Alli estaba, en efecto, el último término, la el seno del Consejo de Estado, y fué la que conclusion estrema de la teoria de la propie-adoptaron los autores del código civil. dad, y aqui comienza para nosotros la demos- «El principio de este derecho está en nostracion de su legitimidad. Si, el hombre es pro- otros, decia Mr. Portalis delante del Cuerpo le

[ocr errors]

gislativo; no es el resultado de un convenio ó
de una ley positiva, sino que se halla en la
constitucion misma de nuestro ser y en nues-
tras diferentes relaciones con los objetos que
nos rodean.

Algunos filósofos se muestran asombrados
de que el hombre pueda llegar á ser propie-
tario del suelo que no es obra suya,que debe
durar mas que él y que está sometido á leyes
que él no ha hecho. ¿Pero no cesará este asom-
bro, si se consideran todos los prodigios de la
mano de obra, es decir, todo lo que la indus-
tria del hombre puede añadir á la obra de la
materia?

Desconfiemos de los sistemas en los cuales parece que no se hace à la tierra propiedad de todos, sino para buscar el pretesto de no dar el derecho á nadie.»>

constituia y sjaba, y le imponia sus modos de ser. Estos modos han sufrido muchas modificaciones, y la propiedad ha llegado en nuestros dias á no ser mas que un resultado del trabajo, único origen legitimo. Pero si la ley no existiese para mantenerla en la posesion de los que la ocupan y ofrecer á estos los medios de probar que les pertenece, ¿qué seria el derecho? Y sin embargo, negaremos que está en la naturaleza del hombre apropiarse los frutos de su trabajo y de su invencion? Lejos de eso. Hemos probado lo contrario, y citaremos aqui un pasage de Mr. Thiers, que une á la verdad del fondo la elegancia de la forma.

«En todos los pueblos, dice, por groseros que sean, se encuentra la propiedad, primeramente como un hecho, y despues como una idea mas o menos clara, segun el grado de ciLas dos opiniones que acabamos de espo- vilizacion à que han llegado, pero siempre inner testualmente y que se presentan como variablemente fija. Asi, por ejemplo, el cazacontradictorias, pueden conciliarse fácilmente dor salvage tiene á lo menos la propiedad de en nuestra opinion. Del instinto de la propie- su arco, de las flechas y de la caza que ha madad al derecho de la propiedad hay gran dis-tado. El nómada, que es pastor, tiene á lo metancia en efecto, y por eso los primeros pu- dos la propiedad de sus tiendas y de sus gablicistas discurrieron sobre el derecho, y los nados. Todavía no ha admitido la de la tierra, segundos sobre el instinto, que parecen con- porque no ha juzgado conveniente aplicar á tradecirse. Diremos, pues, que la propiedad ellas sus esfuerzos; pero el árabe, que ha criano existe en la sociedad salvage, á lo menos do numerosos rebaños, comprende que es él con garantías; porque la sociedad es la que su único propietario, y trata de cambiar sus da estas garantías, la que asegura el goce de productos con el trigo que otro árabe, que ya la propiedad y su trasmision, que la constitu- se ha fijado sobre el suelo, ha hecho nacer en ye tal como está en los diferentes paises y en otra parte. Calcula y compara escrupulosamenlas diferentes edades, donde la vemos cambiar te el valor del objeto que da con el valor de de naturaleza con tanta frecuencia. Para el sal-lo que le ceden; comprende que es propietario vage, que no hace mas que pasar sobre el sue-del uno antes del contrato, y despues propielo, que no posee mas que lo que ocupa, y que tario del segundo. La propiedad inmueble no se balla con fuerza para defender lo que tie-existe todavía para él. Algunas veces solamente ne, existe solamente la posesion. Nadie es pro-se le ve por espacio de dos ó tres meses al pietario sino en tanto que puede apoderarse de año fijarse en las tierras que no son de nadie, una cosa y alejarse sin perder sus derechos labrarlas, arrojar en ellas el grano, recogerlo sobre ella, defiuirla, circunscribirla y marcarla y marcharse en seguida á otros lugares. Pero con un signo propio que nos sirve para reco-durante el tiempo que ha empleado en labrar, nocerla y reclamarla, probada su identidad. Yen sembrar esa tierra y en hacer su cosecha, nosotros mismos, en nuestras sociedades or-el nómada cree que es su propietario y se langanizadas, nos hallamos á veces en la impo- zaria con las armas en la mano contra el que sibilidad de marcar ciertas cosas con ese sello le disputase sus frutos.» de nuestra personalidad, como sucede en los Todo lo que precede no invalida en nada muebles, y he aquí por qué los franceses se la doctrina de los que pretenden que el derehan visto obligados à introducir en su código cho de propiedad es de derecho social; pero la disposicion de que en materia de cosas hoy que la propiedad está desprendida de tomuebles la posesion es el titulo. Repetimos dos sus elementos politicos y teocráticos; que que hay cosas que no son nuestras sino por-la propiedad no pertenece ni al gefe del Estaque las tenemos, y tales son los objetos que do, como vicario de Dios, ni á los señores feuposeen los salvages. ¿llay aqui derecho, ni aun dales por derecho de conquista ó de usurpanocion del derecho de propiedad? Evidente-cion; que ha pasado á las manos de los que la mente no. En Turquía y en los estados despóticos, el sultan ó el rey son los únicos propietarios, y si dejan el disfrute de una parte de la tierra en manos de los súbditos, es por pura tolerancia. La propiedad feudal, que era una consecuencia de la conquista, de la ocupacion por la fuerza, que era inaccesible á cualquiera que no hubiese nacido propietario, ¿era de derecho natural? Tampoco. La ley sola la

cultivan ó la han comprado á costa de un trabajo anterior, ¿no es un desafio hecho á todas las opiniones recibidas, à todas nuestras ideas de justicia, venir diciendo que la propiedad es un robo? Pero tranquilicémonos. El autor de esta máxima no se ha propuesto otra cosa que llamar la atencion del publico por medio de una frase brutal, por la caricatura de su idea; esto es lo mismo que disparar un pistoletazo

al aire delante de una tienda nueva à fin de, so de accion y de poder justifica el interés. reunir mucha gente à la puerta. Él mismo ha Hemos concedido que el labrador no crea venido casi á declararlo despues en su diario la tierra que cultiva, y esto no es del todo exacEl Representante del pueblo: «Yo no vengo, to. El labrador crea, por decirlo asi, la forma, dice, à repetir aqui con necia y cobarde imper-la manera de ser bajo la cual produce la tiertinencia la fórmula demasiado conocida y poco ra frutos; queda, pues, propietario de esta macomprendida: la propiedad es un robo; esto nera de ser sin la cual nada seria el fundo. Los se dice una vez y no se repite. Dejemos esta romanos tenian un modo de adquirir la promáquina de guerra, buena para la insurrec-piedad que se llamaba la especificacion, es cion; pero que hoy no puede servir ya sino decir, la aplicacion de una forma á un objeto. para contristar á las pobres gentes.» ¿Quiere, Esto hacia que el escultor que trabajaba un peen efecto, Mr. Proudhon destruir la propiedad? dazo de mármol y lo trasformaba en una obra Guardaos bien de suponerle semejantes pensa- de arte, que el pintor que cubria un lienzo de mientos. Él es enemigo del comunismo, y na- colores y lo convertia en cuadro, aunque la die ha refutado con mas vigor é indignacion materia no les perteneciera, siempre que no la esas doctrinas misticas, que bajo pretesto de hubiesen robado, llegaban á hacerse propietacrear para todos los hombres una felicidad rios del cuadro y de la estátua; en tanto que uniforme, destruyen el libre albedrío y engen- el propietario primitivo no tenia derecho mas dran la religion de la miseria. Mr. Proudhon que al valor intrinseco del mármol ó del lienno ha querido mas que proporcionarse el fácil zo. Pues bien; la tierra puede ser considerada placer de sustituir dos palabras á otras dos; á en su origen como res nullius, la cosa de nala palabra propiedad la de posesion, y á la de die, del mismo modo que el aire y el agua. El propietario la de usufructuario. Hecho esto, individuo que la barbecha, la siembra y la no tiene inconveniente en admitir la propie- convierte en campo, en prado ó bosque, le da dad de los frutos por el trabajo, el derecho de una forma de que se hace propietario, y esta es venta y cambio, la herencia en línea recta y la forma que trasmite en seguida por venta ó colateral, el matrimonio y la familia. Su ardid por cambio. descansa sobre una sutileza de doctrinario y sobre una definicion. He aqui el razonamiento con el cual pretende derribar el derecho de propiedad. «El principio de la propiedad, dice, es la apropiacion de la tierra por el trabajo; asi, pues, un hombre que con su trabajo ha hecho producir una tierra inculta, es propietario de los productos, y no de la tierra misma; porque ha creado los productos y no la tierra. Es cierto; el hombre no crea la tierra; pero tampoco es la tierra la que él reclama, sino el derecho de sacar de ella el producto del trabajo que ha empleado, trabajo que no se limita á la primera cosecha, y que por consiguiente no está del todo recompensado con esta cosecha, y que unido al de los años sucesivos, aumentará cada vez mas el derecho de llegar á ser usufructuario. ¿En qué época se podria limitar el derecho de coger la fruta del árbol que yo he plantado? Los enemigos de la propiedad anuncian igualmente la pretension de destruir el interés del capital, porque, segun dicen, el capital economizado es sin contradiccion el resultado del trabajo; pero podeis cambiar ese producto por otro que os haga falta; asi, pues, con este titulo es legitima la propiedad del capital; pero no seria legitimo hacer producir á este capital una renta que no emanara esta vez del trabajo; mas esta es una falsa aritmética: el interés, unido al capital, no constituiria dos veces el producto del trabajo, sino el producto total, que no representarian completamente las producciones que podria yo proporcionarme con el capital solo. En efecto, el capital es un instrumento de trabajo, y comunica á mis manos una fuerza mayor que la que tendrian mis brazos solos; este esce

Cierto que la materia primera no es obra suya, asi como la lluvia y el sol que la vivican, porque estos son dones gratuitos de la Divinidad, dones concedidos no á un hombre aislado, al propietario privado de un campo ó de una viña, sino al conjunto de los hombres, á la sociedad; pero esta, por medio de las contribuciones reclama al labrador esos beneficios del cielo para hacer que gocen de ellos todos sus miembros. El impuesto proporcionado á la estension de los bienes y à la calidad del terreno, no es, por decirlo asi, mas que una restitucion hecha por el propietario á la sociedad, el precio de una especie de arrendamiento. Ademas, si en tiempos lejanos de nosotros el derecho de propiedad implicaba el derecho de usar y de abusar, este último carácter de una propiedad salvage, feudal ó teocrática, ha desaparecido poco a poco ante el progreso de las luces, como aquella propiedad injusta del hombre sobre el hombre, lo que prueba una vez mas que el derecho de propiedad es resultado de la civilizacion, si el hecho brutal de la ocupacion lo es del instinto. En nuestros dias la sociedad vela sobre el uso de las riquezas; asi como prohibe la prodigalidad á fin de garantir los intereses de aquellos que podrian sufrir con sus locuras, del mismo modo impone al goce de la riqueza condiciones que no reducen á la masa de los ciudadanos á la miseria ó á la rnina. Ella se reserva tambien el derecho, cuando el interés público lo exige, de espropiar á un ciudadano de su campo ó de su casa, pagándole, sin embargo, una indemnizacion.

He aqui, pues, arregladas poco mas ó menos las cuentas de la propiedad respecto á las diferentes escuelas. Queda establecido que el

hombre, arrojado desnudo por la naturaleza | munismo le faltaria esta propiedad misma de sobre la tierra desnuda, no ha debido mas que la gloria. En vez de trabajar para todos y perá su trabajo y á sus facultades, primeramente der asi su accion y sus facultades en la obra su alimento, despues sus ropas y su cabaña, y anónima de las masas, el hombre no trabajaria por último, ese superfluo sobre sus necesida- para nadie, ni aun para sí mismo. La regla des que le ha permitido mejorar su vida, per- del claustro puede hacer santos, pero no puede feccionar sus inclinaciones y sus placeres, y hacer hombres, ni ciudadanos. «El comunissobre todo, criar en torno suyo una familia que mo dice muy bien Mr. Thiers, es la negacion continuará su obra. Sus facultades y sus órga- absoluta de la libertad humana. El comunismo nos son esclusivamente suyos y por consiguien-destruye el trabajo, porque alejando el objeto te el empleo que hace de ellos, le asegura la apaga el entusiasmo por obtenerlo y aun supropiedad de sus creaciones. ¿Tendrá él la li-prime la libertad. ¿Cómo puede definirse, en bre disposicion de los frutos de su trabajo? efecto, esa sociedad quimérica, en la cual, Nadie lo disputa. Puede consumirlos, cambiar- por temor de que el hombre se engañe, se los y darlos. ¿Luego el padre puede darlos a estravie, no gane ó gane demasiado, quede sus bijos durante su vida y aun despues de su pobre ó se haga rico, se le obliga á trabajar muerte? Pero apenas separa un instante la vi- | para la comunidad, y se dispone que esta misda de la muerte; dando por testamento, se da ma sociedad le alimente, vista y mantenga, tambien en vida. Por lo demas la ley ha consi- en la cual se le determina su vocacion y se le derado los bienes de una familia como perte-declara, en virtud de una órden, agricultor, necientes proindiviso á todos sus miembros; el herrero, sastre, letrado, matemático, poeta y padre no es, por decirlo asi, mas que el gefe guerrero; en la cual, tambien por una órden, de la comunidad. La ley no ha establecido al se le llama á participar de los goces delicados, parecer la herencia ab intestato sino para tran-ó se le relega á los goces vulgares, á menos quilizar la solicitud paternal, pues si hubiera que para evitar la dificultad de estas clasificaimpedido al padre dar despues de su muerte, ciones se le mantenga en la grosera igualdad se habria despojado en vida, y habria él mis-del pastor? ¿Cómo se definirá esta sociedad? mo provocado y fomentado un fraude legal, solo de un modo: diciendo que es una colmeuna violacion ostensible y declarada, que, sinna ó un hormiguero. En efecto, en la naturaembargo, no hubiera podido alcanzar. Por otro leza de los animales que viven en comunidad lado, obligando al padre à despojarse, habria se observan todas las apariencias de la sociepuesto sus últimos dias á merced del capricho dad humana. Mirad, por ejemplo, las abejas, de un hijo que hubiera podido mostrarse in-miradlas como trabajan con una actividad congrato impunemente, y le habria asi colocado tinua, como revolotean sobre el arbusto de las en la alternativa ó de privar á sus hijos de su cercanías; nunca se engañan en su eleccion, fortuna, si preferia su seguridad á la dicha de y siempre vuelven con su pequeña provision sus hijos, ó correr el riesgo de verse privado de jugos estraidos del cáliz de las flores. Cuande pan al fin de su vida si sus beneficios se di-do entran en la colmena, trabajan como interigian mal. La ley ha sido mas sabia: ha esta-ligentes arquitectos, sin cometer errores en la blecido la herencia directa. La sociedad, como dimension de las celdas; con la cera hacen en la constitucion del derecho de propiedad, las paredes, depositan la miel, crian la nueva ha venido tambien aqui en auxilio del instinto familia y luego la lanzan al aire, o al mundo, de la naturaleza. como diríamos nosotros hablando humanamente, para que vaya á fundar otra colonia; es decir, otra colmena.

|

«Entre estos industriosos insectos nunca se ven diligentes ó perezosos, ricos ó pobres, virtuosos ó culpables. Todo es bueno, todo es como debe ser; ¿sabeis por qué? Porque todo está gobernado por un principio infalible: el instinto. ¿Sabeis lo que seria vuestra comunidad? Uua colmena. El hombre tal y como quereis hacerlo ¿sabeis lo que seria? Un animal rebajado hasta el rango de animal esclavo del destino. En una palabra, la libertad faltaria y la libertad consiste en poder engañarse, en poder sufrir. Error y verdad, sufrimiento y goce; esta es el alma humana.

Nos falta examinar el último punto, á saber, si la propiedad es favorable al desarrollo del individuo, de la familia y de la civilizacion. Nuestra respuesta no puede ser dudosa. No solamente la propiedad es favorable á este triple desarrollo, sino que es indispensable para él. Los ingleses tienen una fórmula célebre: Property and liberty. «Propiedad y libertad.» La una en efecto es consecuencia de la otra, pues ya hemos visto que por medio de la libertad, por el ejercicio de la personalidad, se crea el hombre una propiedad, y que por la propiedad conserva tambien su libertad. En el comunismo no hay individualidad, no hay accion propia á un miembro de la comunidad, sino igualdad delante de la nada, delante de la miseria; por- «La abeja no se engaña; va directamente que nadie tiene móvil propio, emulacion ni á un arbusto, y de uno á otro se agita en el recompensa. Noble es, sin duda el principio de aire y en la luz: goza sin duda, pero sin las la fraternidad; pero el que se siente animado vivas emociones propias de nuestra naturaleza; del deseo de hacer el bien, quiere á lo menos y al volver à la colmena, esta máquina infalitener la gloria de haberlo hecho, y en el co-ble trabaja con sus delicadas patas sin enga2008 BIBLIOTECA POPULAR.

T. XXX. 43

ñarse, como la de Vaucauson, porque su Vaucauson es el mismo Dios. El hombre es muy diferente, su colmena es Atenas, Roma, Florencia, Venecia, Londres ó Paris. Los movimientos que tiene que hacer son muy distintos. No tiene que correr de un arbusto á otro, casi sin riesgo de equivocarse. Necesita juzgar las relaciones mas vastas y complicadas; necesita crear por medio de las artes mas refinadas los alimentos con que se mantiene; necesita reunir de todas las partes del mundo los productos mas diversos, no engañarse sobre su valor; hacerlos llegar á tiempo y con condiciones ventajosas. Para ir á buscarlos es preciso que estudie la marcha de los astros, de los vientos y de las estaciones y que los resguarde en el camino con el genio de los Ruyter de los Juan Bart y de los Nelson.

«En todas estas operaciones, podrá acertar ó equivocarse en sus cálculos. Si no pudiese engañarse, si viese la verdad necesaria é infaliblemente con una sola mirada de su espíritu, no por esto seria libre. O seria esa abeja que, limitada á pequeños actos que ejecuta sin error, es una máquina viviente gobernada por esos resortes infalibles de la naturaleza animada que se llaman instintos; seria ese insecto laborioso, ó Dios, el mismo Dios, tal como nos esforzamos en concebirlo, el cual, en piesencia de la verdad eterna, la ve directamente y sin interrupcion, porque él es esta misma verdad. El ser que no se engaña, ó seria máquina ó seria Dios. El hombre puede elegir lo verdadero, ó no elegirlo, y esto es lo que constituye su libertad; este objeto lo consigue por medio de una atencion sostenida por medio del trabajo. »

Dios ha puesto el órden en el universo; pero tambien ha puesto la diversidad, y nosotros no podemos comprender lo que seria una armonía que no diese mas que un sonido. Las familias a su vez constituyen las individualidades colectivas en un estado. Lejos de nosotros el pensamiento de querer atenuar la injusticia de los castas; pero no podemos ser in diferentes á esas tradiciones de honor, de inteligencia y de ciencia que se conservan en ciertas familias por el ejercicio constante de las mismas profesiones. La naturaleza débil del hombre, sus necesidades en la edad primera, le ligan forzosamente á la constitucion de la familia, y la familia á su vez es ligada á la existencia de la propiedad. Si la propiedad es egoista, como se pretende, fuerza es convenir que ese deseo de poscerla llega á ser un egoismo de dos cuando el hombre se casa con la muger que ha elegido, y un egoismo de tres, cuatro y cinco á medida que esta muger le da á amar nuevos seres salidos de su sangre. El hombre trabaja entonces, no ya para sí solo, sino para toda esa pequeña sociedad de que es gefe; despues de haber trabajado para sus necesidades, trabaja tambien para sus placeres. Se complace en satisfacer los

gustos de su compañera y rodearla de los objetos á que se muestra aficionada; despues de haber provisto al alimento material de sus hijos, goza en proporcionarles la instruccion, alimento de la inteligencia, en favorecer su entrada en una profesion y empujarlos en su carrera, á fin de que hallen á su vez los medios de formar y educar una nueva familia. Por medio del amor, por medio de su apego á tantos vastagos de sí mismo, prolonga su existencia mas allá del momento en que se estinguen sus fuerzas y facultades.

Entre los animales no existen estos cuidados de la afiliacion y de la familia; la naturaleza ha provisto á su aislamiento y les ha dado la ignorancia que autoriza entre ellos la promiscuidad y la lucha. Invariables en sus instintos improgresivos, no tienen que recibir de los antepasados el depósito de las mejoras hechas en lo pasado, ni tienen que aumentarlo para entregarlo á las que vengan detrás. Asi, pues, si á este ideal quisiéramos someternos, y debemos decir francamente que hasta ahora no lo ha intentado ningun reformador socialista, seria preciso destruir la propiedad y la familia. Si partiendo de un sentimentalismo mistico, se quiere que cada ciudadano sea para los miembros de la sociedad un hermano, un hijo, un padre, y que para evitar toda preferencia ignore cada uno cual es el individuo de su sangre, ¡oh! entonces la herencia es inútil, injusta, porque nadie podria ser objeto de una predileccion culpable de parte de un moribundo; pero si Dios hizo al hombre débil y desnudo para que tuviera necesidad de los cuidados y del trabajo de los que le han dado la vida; si el amor paterno y el amor filial son sentimientos naturales al corazon del hombre; si el bombre es perfectible y progresivo, y si las luces de la inteligencia y las tradiciones del arte son un depósito sagrado que las generaciones se trasmiten unas á otras, se necesitan depositarios, guardianes de esa ciencia sagrada; se necesitan familias, moleculas elementales de un Estado, solidarias de las facultades, de las virtudes y de los vicios de los miembros. Se necesita la familia para mostrar á los hijos el ejemplo del gefe, como estímulo, como escitacion para sostenerlos en el camino del bien y de la ciencia cuando el gefe es ilustre, para empujarlos á mayor altura cuando á pesar de su trabajo se ha quedado en las últimas filas; necesitan, sobre todo, de la familia para proporcionarles los medios de desarrollar sus facultades. Asi, pues, por medio de la elevacion gradual de las familias y por el acrecentamiento de sus luces y de su fortuna es como crecen los pueblos.

Troplong: De la propietè d'apres le Code civil.
Thiers: De la propilé.

Proudhon: Qu'est-ce que la propisté?
Buchez: Histoire parlamentaire de la revolution.

PROPIEDAD LITERARIA. En la ley de 10 de

« AnteriorContinuar »