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la gran parleria, la gran porfía y la gran risa; conocida, pues aunque se le atribuye un may la Glosa de la cancion sobre la muerte. Es-nuscrito que trata de asuntos de esta especie, tas composiciones son por lo general mas in-bien examinado no puede menos de tenerse esgeniosas que brillantes, hay en ellas mas ame-te juicio por erróneo, siendo dicha obra indignidad que elegancia, y agradan mas por la novedad de las espresiones que de los pensamientos: abundan en donaires propios de nuestra nacion: el estilo es breve, sencillo y claro, pecando á veces por su demasiada familiaridad y por su incorreccion y desaliño.

na de un hombre de tanto mérito. Consérvase ademas una coleccion de cartas de este autor, producto de la estensa correspondencia que tuvo con los hombres mas célebres de su tiempo. Distinguese muy particularmente el estilo de Antonio Perez por la energía y viveza de Alejo de Venegas, natural de Toledo y de las pinturas; pero á veces degenera en oscuro familia noble, gozó en su tiempo de gran nom-y afectado, y sus relaciones, sobre todo, esbradia como escritor, y sin embargo, su for-tán recargadas de crudicion y de citas margituna no fué igual á su mérito, pues vivió siemnales, vicio muy comun en los escritores de pre atareado para sostener una familia nume- su tiempo. Sus cartas, escritas con naturalidad rosa, y aun parece que hubo de entrar en la y frauqueza, aunque no estén exentas de alservidumbre del primer conde de Melito. Sus gunos, son uno de los mejores modelos de obras son: La agonia de la muerte, en la que este género que tenemos en castellano. Osda consejo para prepararse el católico al últi-tentando elegancia, gallardia en el decir, enermo trance; un trata lo sobre la Diferencia de | gía en las ideas, calor en los sentimientos, se libros que hay en el universo, los cuales divi- acomoda su estilo á los asuntos de que trata de en originales, naturales, racionales y reve- y á las personas á quienes se dirigen. «Cortelados, es á saber, la ciencia de Dios, de la naturaleza, de las costumbres y del culto religioso; y una Plática de la ciudad de Toledo á sus vecinos afligidos. Convienen todos los contemporáneos de Venegas en que fué hom- | bre de grande erudicion sagrada y profana, y ademas lo prueban sus obras, que deben considerarse mas bien como fruto de un piadoso y docto compilador que de un escritor elegan-to te, pues en ellas se advierte que ponia su principal empeño en edificar y no en agradar. Don Francisco de Quevedo, célebre como Fuera de algunos trozos enérgicos y escritos poeta, merece a lemas un lugar distinguido con algun artificio retórico, casi nada se en- entre nuestros mas insignes prosistas. Hombre enentra de grandioso y elevado, siendo por el de vastos conocimientos, apenas hubo materia contrario muy desagradable la vulgaridad de en que no ejercitase su incansable pluma, y los similes, la pesadez de las glosas y la mul- en todos los géneros, desde el mas serio y eletitud de las repeticiones. La diccion es clara, vado hasta el mas festivo y bajo, dejó muespura, sencilla y natural como convenia al ob- tras de sus grandes cualidades y de sus lasjeto; pero rara vez se encuentra en estas obras timosos estravios. Escritor ascético, politico, la abundancia, cultura y magestad de que ya moralista, histórico, crítico, satirico, ostenta era capaz nuestra lengua. A pesar de esto, pue- unas veces su erudicion en las Sagradas Escride contarse á Venegas entre los prosistas no-turas, y otras procura unir la mas sana moral tables de aquel tiempo, aunque no sea mas que por el mérito de haber escrito en castellano en una época en que no era muy frecuente preferir este idioma al latino.

sano con los demas, dice de él un escritor contemporáneo, afectuoso con sus amigos, tierno con su esposa é hijos, reverente sin bajeza con los reyes, es ademas Antonio Perez, patético cuando habla de sus desgracias.» Encuéntrase tambien en su estilo gracia y donaire, y aunque a veces es duro y lacónico en demasia, nunca lleva la seriedad hasta el punde olvidar el chiste que sienta tan bien en este género de escritos.

presentando las acciones mas reprensibles con poco decente lenguaje. Las producciones en prosa mas conformes al ingenio de Quevedo son como en verso las festivas y burles

con la política mas sublime; ya reprende los vicios generales de la humanidad y los de su tiempo por medio de fábulas y alegorías ingeniosas, ya emplea la sátira hasta con precoz Antonio Perez, secretario del rey don Fe- mordacida 1, ya desciende á pintar costumbres lipe II, con quien tuvo gran privauza y vali-y truhanadas de las clases íntimas del pueblo, miento, estudió en las universidades de Alcalá, Pádua y Salamanca antes de comenzar su villa política. Su vida literaria empieza despues de haberse refugiado en Francia, huyendo del odio de aquel monarca que tanto aprecio ha-cas. «En esta clase de escritos, dice un crítico bia hecho de sus talentos y tanto le habia distinguido. Sus obras son: las Relaciones de su vida, en que habla de su prosperidad, de su caida, de sus prisiones y desgracias, y los Comentarios sobre este mismo libro. Anunció otra obra titulada Consejos de Estado, que sin duda debió ser la mas importante de las suyas, si es que llegó á escribirla; pero se duda que la escribiese, ó á lo menos es des

de nuestros dias, es en donde se encuentra como en su verdadero elemento: en ellos corre fácil su pluma, y cuanto de ella sale entonces es como un manantial abundante, inestinguible, aunque no puro, siendo hasta sus defectos tan naturales en él, que desapareceria el sello característico de su estilo, si ellos tambien desapareciesen. En sus obras serias se conoce siempre el estudio, el trabajo, el

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esfuerzo, y no parecen sino como una especie, tuosas, añadiéndose á esto la severidad, enerde expiacion que se imponia por la licencia y gia y concision, en que supo imitar á los mas obscenidad de sus escritos jocosos.» En las célebres escritores latinos. Mas á pesar de toobras serias es este escritor elevado y sen-do es forzoso convenir en que su estilo peca tencioso; pero su elevacion degenera con fre- por afectado y por llevar al estremo estas miscuencia en redundancia, y sus sentencias, por mas cualidades: no usa de los periodos largos aparentar concision, se hacen no pocas veces y de encadenados miembros que tan naturales enigmáticas: á fuerza de artificio pierde la fá-son á nuestra lengua, sino de frases cortas, cil elegancia que tanto valor da á los escritos: esmerándose en dar á cada una un giro notacansa su escesiva erudicion y el aglomera-ble y una espresion que raya en lo epigramá miento de citas y textos, y el estilo, aunque tico, de lo que resulta un laconismo no pocas corriente y propio, no pasa de comun, ofre- veces oscuro. Hay pensamientos repetidos y ciendo pocos rasgos en que campee la valen-amplificados en demasía, y los similes y las tía y hermosura de la lengua castellana.

Las principales obras en prosa de este aufor, son: ascéticas; la vida de San Pablo, la Politica de Dios y gobierno de Cristo, los Tratados de la providencia de Dios. Morales y politicas; La Virtud militante. La Fortuna con seso, el Epitecto español, el Focilides, la Vida de Marco Bruto. Alegóricas, El sueño de las calaveras, y Las Zahurdas de Pluton. Festivas; El Aluacil alguacilado, El Entremetido y la dueña, la Visita de los chistes, las Cartas del caballero de la Tenaza, el Libro de Todas las cosas y otras muchas mas, La Culta laliniparla, la Vida del Gran Tacaño.

comparaciones abundan tanto, que junto con esto lo acompasado y monótono del lenguaje produce languidez y cansancio su lectura.

Baltasar Gracian, harto célebre en su tiempo y muy despreciado ahora, ni mereció aquella celebridad ni este desprecio. Fué religioso de la Compañia de Jesus, y aunque por esta razon publicó sus obras con el nombre de su hermano Lorenzo, siempre se supo quien era el autor verdadero. Baltasar Gracian trató de reducir á reglas el mal gusto literario y con este objeto escribió su Agudeza y arte de ingenio, donde clasificó en géneros, especies y diferencias el estilo remontado, altisonante Don Diego de Saavedra Fajardo, fué su-y enigmático que acreditó Gongora, que adop perior á Quevedo como escritor politico. Des- taron todos sus imitadores, y que llegó á dopues de haber estudiado en Salamanca y de minar en nuestra literatura. Era Gracian homhaber recibido el hábito de Santiago, pasó ábre dotado de talento, de gracia sin igual y de Roma en 1606 en calidad de familiar y secre-imaginacion risueña, pero de poco le podian tario de la cifra del cardenal de Borja, emba- servir estas cualidades, el mal gusto que le hajador de España, y vivió por espacio de cua- cia rellenar sus obras de metáforas violentas, renta años fuera de su patria, ocupado siem- de sutilezas tenebrosas y de antitesis y repre en asuntos diplomáticos, y siendo minis-truécanos tales, que, como ha dicho un escritro de España en varias córtes. Despues obtuvo el cargo de consejero de Indias, y por último, el de introductor de embajadores. Sus obras son: las Empresas politicas ó idea de un principe cristiano, La república literaria, y La corona gótica. La primera, que indudablemente constituye su mejor titulo á la celebridad, es una serie de alegorías representadas por medio de una empresa ó dibujo simbólico y seguidas cada cual de su correspondiente discurso acerca de las virtudes y cualidades que deben resplandecer en el principe perfecto. La república literaria es una obra pe- En una nacion eminentemente religiosa, queña en que bajo la alegoría de un sueño se como la nuestra, era natural que abundasen hace el juicio y la critica ingeniosa de varios los escritores sobre materias sagradas. Asi suescritos y de sus autores. La corona gótica, cedió y seria ciertamente muy dificil tijar el aunque debió ser la obra mas grande de su au- número de predicadores que hemos tenido y tor, es la que tiene menos crédito, porque ade-el de las obras religiosas que se han publimas de haberla escrito con precipitacion no cado, obras en que siempre se revela una pudo llevarla a cabo y fue continuada por otro. piedad fervorosa, pero que muchas veces no En cuanto al estilo de este escritor son va- han sido el fruto del talento y del buen gusto. rios los juicios de los criticos, pues unos lo De aqui proviene que en general sea poco alaban y otros lo critican con esceso. Lo que agradable su lectura, y que muchas de ellas no cabe duda es que conoció y manejo nues- no se lean sino por los que, prescindiendo de tra lengua con suma maestria, que sus pensa- los adornos de la elocuencia, buscan solo erumientos son grandes y no pocas veces pro-dicion y doctrina. Fue todavía mayor este fundos, que su diccion es pura y esmerada y mal, cuando el culteranismo tuvo crédito sus frases por lo general rotundas y mages-bastante para apoderarse del púlpito, pues en

tor moderno, se necesita ser un héroe para concluir su lectura. Escribió ademas el Oráculo, el Manuel y arte de prudencia donde cada frase es un enigma que hace sudar al lector; y el Criticon, obra que, á pesar de sus defectos, es digna de aprecio por lo ingenioso de la invencion, por el interés de los sucesos y aventuras que refiere y porque hay un tanto de amenidad en su estilo.

Escritores sagrados.

Amigo y discipulo suyo fué el venerable P. Fray Luis de Granada, principe de la elocuencia sagrada española. Habiendo quedado huérfano en la niñez, entró á los diez y nueve años en la órden de predicadores y fué á completar sus estudios á Valladolid, donde se hizo notar por su virtud y saber. Enseñó despues eu varias casas de su órden, y por último, se estableció en la de Santo Domingo de la capital, donde pasó el resto de sus dias en la composicion de varias obras y en ejercicios piadosos.

Sus principales producciones son:

La Guia de pecadores, obra llena de su

tonces se oyó en la catedra del Señor un len- | no obstante que casi siempre es desaliñado, y guaje que nunca debió oirse, un lenguaje en á veces familiar y sencillo hasta rayar en lo estremo indigno de las sublimes verdades de bajo. Estos defectos, asi como lo frecuente de nuestra religion, un lenguaje, en fin, lleno de sus repeticiones y la dureza de las cláusulas, conceptillos, de equívocos, de retruécanos gro- son indudablemente hijos de la precipitacion seros y hasta de insolencias y espresiones ba- con que escribió; mas á pesar de ellos, fray jas. En este género nadie descolló tanto, se-Juan de Avila merece ser considerado como el gun la opinion comun de nuestros críticos, co- creador del lenguaje místico castellano. mo el padre Hortensio Paravicino, llegando á tal punto la depravacion del gusto en el siglo pasado, que el padre Isla juzgó necesario armarse del azote de la sátira para corregir tan lamentable estravio. Mas no se crea por esto que entre nosotros no ha tenido la oratoria sagrada varones doctos y elocuentes; y si bien es verdad que sus obras, sobre todo, las destinadas al púlpito, no ofrecen en su conjunto, la belleza de las formas y la esmerada composicion que se nota en las de los grandes predicadores de Francia, tambien es de tener presente que aquellos no tuvieron empeño como estos en dar á luz dechados perfectos, siendo su principal desco el de sembrar buena doc-blimidad en los pensamientos, de nervio y trina y difundir la palabra de Dios, y buscan- fuego en la espresion. do los rasgos de elocuencia, no tanto en el estudio como en el fervor de sus sentimientos religiosos. Por lo general los defectos de las obras de nuestros oradores sagrados se hallan en la composicion. Sus discursos eran improvisados en la catedra ó escritos sin mas tiempo que el suficiente para dar un tanto de correccion á la frase, pero no para poner mucho cuidado en la perfeccion del conjunto. Hombres de no escasa erudicion, muy conocelores de la lengua acostumbrados á manejarla con maestria y por naturaleza elocuentes, der-mani: «Como los escritos de este venerable ramaban en sus discursos muchísimos belle- padre son tan diversos, su estilo tambien se zas, que sin esfuerzo alguno salian de su boca resiente de la materia que trata. De aqui vieá la manera que las aguas de abundante ma- ne que en unas partes se remonta, en otras nantial que van sin tropiezo á la corriente. Sin se abate; en unas se inflama, en otras se enembargo de tales defectos son indudable- fria; en unas es vehemente, en otras tranquilo; mente estas obras dignas de estudio, no solo en unas cerrado y nervioso, en otras difuso y por lo que vale la doctrina en ellas contenida, lánguido; pero en todo fluido, numeroso, fácil sino por que en algunas se ostenta toda la ga-y natural. Como el autor escribió sus obras pallardía, sonoridad y belleza del habla castellana, y muchas de ellas son dechados perfectos del lenguaje.

Meditaciones para los siete dias y siele noches de la semana.

La Introduccion al Simbolo de la fé, obra llena de erudicion y doctrina, y en que resplandece el habla castellana.

Trece sermones, sobre las principales festividades de Jesucristo y de Nuestra Señora.

El Memorial de la vida cristiana, una Retórica cristiana, y otras muchas obras y sermones en latin.

Hablando de este ilustre escritor, dice Cap

ra el provecho espiritual de todas las clases y condiciones de personas, dispuso, asi el estilo como la materia, de modo que siendo uno, se acomodase á la capacidad y luces de todos.» He aqui en resúmen el juicio sobre las obras del venerable fray Luis de Granada, tenido con harta razon por uno de nuestros mejores prosistas.

A fines del reinado de Cárlos V, floreció en España el venerable maestro fray Juan de Avila, predicador escelente que llenó toda la nacion con lo fama de su elocuencia y fué llamado el apóstol de la Andalucía; mas á pesar de haber consagrado á la predicacion no pe- Escritores sagrados fueron tambien, y de queña parte de su vida, como nunca escribia no poca ni inmerecida fama, fray Luis de Leon, sus sermones, ninguno de ellos ha llegado Malon de Chaide, San Juan de la Cruz y Santa hasta nosotros. Las obras escritas que de él Teresa de Jesus. Al primero debemos entre han quedado son: el tratado de Audi, filia, et otras obras: Los nombres de Cristo, La Pervide, etc., las Cartas espirituales, veinte y fecta casada y la Esposicion del libro de Job. siete tratados del Santisimo Sacramento y dos En ellas se encuentra un rico caudal de filosopláticas á los sacerdotes. En la primera de di- fía, profundidad en los pensamientos, nervio y chas obras resplandece mas que en ninguna originalidad. El estilo es muchas veces pintootra la gravedad del habla castellana, y la elo-resco y florido: la frase tiene número y cadencuencia patética del autor. Sus cartas son no- cia, pero a veces le falta armonía y fuidez, tables por la solidez y energía de su estilo, siendo los períodos demasiado largos, y ha

ciéndolos un tanto ásperos el encadenamiento de algun mal traductor; y fué ciertamente una de sus miembros. dicha para las letras españolas que aquel ilustre El segundo, aunque dotado de muchas pren-jesuita pensase asi, porque nadie la hubiera das de buen escritor, no igualó á fray Luis de traducido mejor que él, siendo como era su auLeon; porque abusó con frecuencia de ellas y tor, y conociendo harto bien la riqueza del se dejó arrastrar por el mal gusto. Su estilo, habla castellana. Sobre esta obra, que es una por lo general, es brillante, pintoresco y gala de las bellas de nuestra literatura, se han forno, abundando en rasgos sublimes, pero á ve-mado diferentes juicios, porque ha sido conces degenera en hinchado é hiperbólico. Susiderada con respecto á diferentes sistemas diccion suele ser desigual, mezclándose lo no-históricos; unos la han calificado como obra ble con lo familiar, lo sublime con lo bajo.

maestra y de un mérito incomparable, y otros han encontrado en ella muchos defectos. Mas aunque algunos tenga indudablemente, porque ninguna obra del entendimiento humano puede dejar de tenerlos, bien puede asegurarse que en cuanto á estilo y lenguaje es uno de nuestros mejores modelos. El estilo es grave, terso y grandioso, sin lunares de afectacion ni vanos adornos. Sus locuciones no tienen mucha originalidad, pero su diccion es muy propia y enérgica. Sus imágenes y metáforas, si no son nuevas, están revestidas de un lengua

San Juan de la Cruz, llamado el Doctor estatico, escribió ademas de sus obras poéticas Lu subida al monte Carmelo, La noche oscura del alma y la Llama de amor viva. Lo que descuella en este escritor, es lo ferviente de su devocion. Sus escritos no se comprenden sin alguna dificultad, porque en su comtemplacion altera el lenguaje comun y en el las voces y frases vulgares tienen un sentido mistico, que no se entiende sin conocer antes su intencion. Su estilo aparece algunas veces descuidado, sin número oratorio y hasta sinje magestuoso. En las descripciones no es hicorreccion gramatical; pero en cambio hay en él, á pesar de estos defectos, sublimidad y vehemencia.

Del mismo espiritu de exaltacion y de amor divino, están animadas las obras de Santa resa de Jesus. Su estilo es castizo, propio, y aunque por lo general sencillo, tiene a veces soblimidad. En sus obras resalta la inspiracion pero falta la correccion.

perbólico, ni pródigo de flores ó agudezas. La concision da muchas veces notable vigory valentia á las frases; pero en algunas suele ser áspero y duro. Su narracion tiene por lo geTe-nerai el verdadero carácter que conviene à la historia: se sostiene con gravedad, y marcha con admirable sencillez. Algunas veces se nota inexactitud en las descripciones, que por lo general son brillantes. En la pintura de los caractères suele ser difuso. En las arengas campean altas y nobles ideas; pero algunas son demasiado estensas y prohijas. En su len

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Fray Diego de Estella, fray Fernando de Zirate, fray Juan Marquez y el P. Eusebio Nieremberg, fueron tambien notables en su tiempo como escritores sagrados; pero no merecenguaje, que por lo general puede servir de moque se les cite como modelos.

Historiadores.

delo, abundan los arcaismos y hay cláusulas de construccion ingrata al oido, ya porque están embarazadas con particulas superfluas, ya porque están como desatadas, no habiéndose cuidado el autor de redondear los periodos. Tales son en suma los principales defectos y bellezas que se notan en esta grande obra que, como ya hemos dicho, es una de las mas es

Grande ha sido el número de los escritores españoles que se han dedicado á este dificil gén ro literario; pero es mucho menor el de los que se han distinguido por su mérito. Aqui no hablaremos sino de aquellos que han alcan-timables de nuestra literatura. zado celebridad y son considerados como modelos de elocuencia ó de lenguaje.

Ciertamente no debe ser olvidado al tratar de nuestros prosistas don Diego Hurtado de El principe de nuestros historiadores es Mendoza, á cuya pluma debemos la Historia sin duda el P. Juan de Mariana. Ninguno ha de la guerra contralos moriscos del reino de sabido pintar mejor que él los varios sucesos Granada, obra que no se publicó sino cuade la nacion española De pocos libros se ha- renta y siete años despues de la muerte de su brán hecho tantas ediciones como de su histo-autor, proponiéndose en ella por modelo á los ria, obra tan estimada que ha dado motivo á historiadores latinos, y sobre todo á Tácito y Saque se diga, hablando de su autor, que Roma | lustio, procuró reproducir su manera y estilo. tenia medio historiador, España uno, y las Estos debieron ser los autores favoritos de didemas naciones ninguno.

cho escritor, quien, á decir verdad, logró igualarlos en la precision y la energia. El corte de la frase es constantemente latino, unido no obstante, à la grandiosidad castellana. Es muy de notar que Mendoza cuida de ser armonioso sin dejar de ser profundo, y que une de un modo admirable la politica á

Ademas de su Historia general de España, escribió Mariana un tratado que se titula De las enfermedades de la Compañia y de sus remedios, otro sobre La alteracion de la moneda y el libro De rege et regis institucione. La primera escrita primero en latin, fué vertida por el mismo autor al castellano, movién-la dole á ello el temor de que cayese en manos

elocuencia, en la cual supera á todos nuestros historiadores. Es, en fin, el único escritor

como Cervantes toda la riqueza y variedad de la lengua castallana, pocos la han manejado con una maestría igual á la suya, no obstante, que la critica, considerándole solo como hablista, no ha dejado de encontrar en él algu

nuestro tal vez en que se leen mas cosas que palabras, y no se sacrifica el pensamiento á la armonia. La concision, la elevacion de los pensamientos, la magestad del lenguaje, en la pintura de los caractéres, en la narracion de los hechos y en las arengas, son las cuali-nos defectos. Y no diremos que no los tiene, dades sobresalientes de su estilo; pero en su obra hay algunas digresiones inútiles, su concision suele ser afectada, su elocuencia no siempre es fácil y natural y en su estilo se notan tambien algunas incorrecciones.

sino que en comparacion de las grandes y numerosas bellezas de su estilo son aquellos tan pocos y tan pequeños, que cuesta trabajo el percibirlos. Es un axioma literario que el estilo es la piedra de toque en toda obra de imaginacion; porque cuando este no les presta su mágia poderosa, leidas una vez son fácilmente olvidadas, á pesar de lo interesante de los sucesos y lo de raro y complicado de las aventuras. El Ingenioso hidalgo, obra maestra do Cervantes, es de aquellas, que no se leen una sola vez, sino muchas, porque siempre parece nueva su lectura, encontrando en ellas el lector nuevo deleite; y esto no es debido á otra cosa que á la perfeccion del estilo. Fácil y na

La Historia de los movimientos, separacion y guerra de Cataluña en tiempo de Felipe IV, escrita por don Francisco Manuel de Melo, es obra que, aunque de escasa importancia como monumento histórico, tiene mucha como monumento literario. Este escritor realizó lo que Mendoza habia procurado en vano; y es el hermanar las formas latinas con la indole de la lengua castellana. Se puede considerar como el Tácito español. Su estilo es conciso, animado y pintoresco: sutural siempre, no escluye, sin embargo, la valenguaje siempre claro, fluido y sonoro. Pinta con maravillosa verdad, en los discursos es elocuente y en las reflexiones oportuno. Su estilo y su lenguaje le colocan al lado de nuestros mejores hablistas.

riedad de los tonos, ni deja de ser brillante y florido, cuando conviene, á la par que agrada por lo elegante y armonioso. Pocos escritores han sabido pintar á sus personages tan bien como Cervantes, pocos han acertado á descriDon Antonio de Solis, autor de la Historia bir con tanta gracia y naturalidad, pocos que de la conquista de Méjico, fué uno de nues-hayan escrito en nuestra lengua con tanta soltros prosistas mas distinguidos en el género tura, elegancia y pureza. Se le censura que histórico. En su tiempo estaba muy decadente empleó algunas locuciones afectadas, cedienla literatura española y se habia estendido mu-do al prurito que reinaba en su época de imicho el contagio del mal gusto, del cual, no tar la frase latina, se notan en él algunas inse dejó dominar como otros, ya que no tuvo correcciones y basta faltas gramaticales, de la fortuna de preservarse del todo. En su es- las que acaso la mayor parte no deben ser tilo jamás se encuentra incorreccion ni des- atribuidas al autor, sino al descuido de los lialiño, ni se nota el empeño de imitar servil-breros, que no era poco en aquel tiempo; mas mente á los escritores latinos. Sus periodos á pesar de todo, el leuguaje es siempre fluison llenos y armoniosos; pero sus cláusulas pecan á veces por lo escesivo del artificio. Su narracion es animada, sus pinturas vivas, sus arengas bellas, si bien algunas parecen mal por la inverosimilitud y por la abundancia de los conceptos y adornos. El lenguage es muy puro, muy correcto y muy castizo.

do, claro, puro y armonioso, inimitable, lleno de agradable variedad, acomodado á todos los tonos, á todos los caractéres y á todas las situaciones. Cervantes, en fin, con todos sus defectos, y aunque ninguno de ellos tenga disculpa, merece ser considerado y estudiado como uno de nuestros mas escelentes prosistas.

Para terminar este artículo diremos algo PROSODIA. (Gramática.) Parte integrante de Miguel Cervantes de Saavedra, gloria de la del arte gramatical que trata de la pronuncialiteratura española, y en cuyas obras se os-cion acentuada de las sílabas, ó bien la que ententa nuestra prosa con toda la armonía, con seña la pronunciacion, la acentuacion y la cantoda la elegancia y variedad propias del habla tidad de las sílabas. El sustantivo prosodia trae castellana. Siendo tan populares las produc- su etimologia de la sinerisis ó fusion griega ciones de este insigne escritor, y tan conoci-para-to-adein (la accion de cantar.) El idioma das y estimadas no solo en España sino en otras naciones, se han hecho de ellas muchos y diferentes juicios, pudiendo decirse que no hay belleza que no haya sido apreciada, ni defecto que no se haya conocido. Pero como aqui no tratamos de juzgar las obras ni de este ni de ningun otro autor, segun los preceptos de cada género literario, solo fijamos nuestra atencion en que fueron escritas en prosa, lo cual nos basta para dar una ligera idea de su lenguaje y estilo.

Pocos escritores habrán conocido tan bien 2010 BIBLIOTECA POPULAR.

que tiene mas determinada y fija su prosodia, es el de los griegos y latinos, asi que es tambien el mas melodioso, magnifico y rico, por lo que, no sin razon, se ha dicho, que una sacerdotisa de Apolo, una pitonisa, fué su inventora. La prosa tiene tambien su prosodia, aunque libre, del mismo modo que el recitado en la música. Algunos autores, sobre todo Ciceron, afectaban ritmar sus discursos, á fin de seducir el oido, al mismo tiempo que el ánimo. Los medios de que se vale la prosodia para conseguir su objeto son dos: la esplicacion de la T. XXX. 45

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