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las cuales dichas provincias y conquistas nos servistes con vuestra persona, armas y caballo, ansí mismo á vuestra costa, en lo cual todo pasastes grandes trabajos, hambres y necesidades, y pusistes vuestra vida á gran peligro, como todo dijistes constaba y parescia por una informacion de que ante Nos en el nuestro Consejo de las Indias por vuestra parte fué hecha presentacion, y me fué suplicado que en remuneracion de los dichos vuestros servicios, y porque de vos y de ellos quedase memoria, vos mandásemos dar por armas un escudo hecho cuatro partes, que en la primera de la mano derecha alta haya una M hecha cifra, con una flor de lis encima, amarilla en campo azul, y en la otra parte alta de la mano izquierda un leon coronado, puesto en salto, sacada la lengua, en campo blanco; y en la otra parte baja de la mano derecha un brazo armado con una espada desnuda en la mano, que salga encima de un rio en campo colorado, y en la otra parte baja de la mano izquierda un castillo de plata con una bandera amarilla y colorada encima del homenaje, puesta sobre una roca en campo verde, y por orla seis emes con su flor de lis encima, como la que va dentro del dicho escudo, y por timble un yelmo cerrado, y por devisa un plumage con sus trascoles y dependencias á follages de azul y oro, ó como la nuestra merced fuese, etc.

Dada en Valladolid á 17 de Marzo de 1559.-La Prin

cesa.

ARMAS

PARA HERNANDO DE VILLANUEVA.

Don Carlos é Doña Juana, etc., Por cuanto por parte de vos Hernando de Villanueva, vecino de la cibdad de Tenustitlan, México, de la Nueva España, que es en las nuestras Indias del mar Occéano, nos fué fecha relacion dicien

do que podrá haber catorce años, poco mas o menos, que pasastes á la dicha Nueva España con Pánfilo de Narvaez en el armada que á ella llevó, y que despues fuistes con Don Hernando Cortés, Marqués del Valle, á la dicha tierra, y os hallastes en la guerra della que dieron al dicho Marqués estando dentro en la dicha cibdad de México, donde peleastes animosamente, y nos servistes en la conquista de la dicha cibdad en todas las cosas que se ofrecieron y os fueron encomendadas por el dicho Marqués, como nuestro Capitan general, de donde salistes con algunas heridas, é que en el Huichilobos, que era el mayor de los cues ó templos de ídolos que los dichos indios tenian, peleastes con los naturales de la dicha cibdad hasta los echar de la fuerza dél, y despues nos servistes en la conquista de la provincia y pueblos de Tepeacan y otras partes de la dicha Nueva España, con vuestras armas y caballo, segun todo dijistes que constaba y parecia por cierta informacion de que ante Nos en el nuestro Consejo de las Indias hecistes presentacion, y nos suplicastes é pedistes por merced que en remuneracion de los dichos vuestros servicios, y por que de vos é dellos quedase memoria, vos mandásemos dar por armas un escudo hecho dos partes en esta manera: en la primera parte de medio arriba, un leon de oro con una lanza en la mano, en campo colorado, y en la otra mitad de medio abajo, un tigre de seguida, en campo verde, y por orla del dicho escudo cuatro cabezas de sierpes que estaban al pie del dicho cue, que así decís que ayudastes á conquistar, en campo de oro, y un yelmo cerrado con su rollo torcido, y por devisa, encima del dicho yelmo, unos plumages azules y colorados con argentería, y unos follages y dependencias de azul y colorado, ó como la nuestra merced fuese, etc.

Dada en Madrid á 9 de Enero de 1535.-Yo el Rey.

ARMAS

PARA JUAN DE SALINAS.

Don Carlos é Doña Juana, etc. Por cuanto por parte de vos, Juan de Salinas, nos ha sido hecha relacion que podrá haber veinte años, poco más ó menos, que, con deseo de nos servir, pasastes á las nuestras Indias, islas é tierra firme del mar océano, é os hallastes en la conquista y poblacion de la ciudad de Tenustitan, México, de la Nueva España, é que de allí fuistes con el Gobernador D. Hernando Cortés á la provincia de Higueras é cabo de Honduras, é que así mismo la ayudastes á conquistar é pacificar, y que despues de haber estado allí mucho tiempo, fuistes á la provincia de Nicaragua, la cual ansí mesmo ayudastes á conquistar y á pacificar, y que despues de haberla pacificado, fuistes en compañía del capitan Benalcázar á la provincia del Perú con vuestras armas y caballo en socorro del Gobernador D. Francisco Pizarro, al cual hallastes en Puerto Viejo con mucha necesidad de gente, é le ayudastes á conquistar la dicha provincia hasta llegar á la punta de Santa Elena é isla de la Puna, é que llegados á la dicha isla, ovistes ciertos recuentros con los indios naturales della y los sojuzgastes y pusistes de paz, y fuistes la tierra adentro conquistándola é pacificándola, é os hallastes en la prision de Atabaliba, Señor de la dicha tierra; é que preso el dicho Atabaliba, y hecha la fundicion del oro y plata que habia dado por su rescate, de lo que á nos vino de quinto, el dicho Gobernador Francisco Pizarro envió con cierta parte dello á estos reinos al capitan Hernando Pizarro, é que porque viniese más seguro, envió con él cierta gente de caballo hasta la ciudad de Sant Miguel, que es en la dicha provincia, é que vos fuistes uno de los

que vinieron con el dicho Hernando Pizarro hasta la dicha ciudad; é que vuelto la tierra adentro, al tiempo que el dicho Gobernador quiso ir desde la ciudad de Xauxa al Cuzco, dejó en la dicha cibdad cierta gente para que guardasen el oro y plata que en ella estaba, así nuestro como de los conquistadores, é que vos fuistes uno de los que allí quedaron hasta que el dicho Gobernador volvió, donde pasastes muchos trabajos, por andar como andábades en la comarca del dicho pueblo á vista de los enemigos, con los cuales tovistes muchos rebatos; en lo cual todo pasastes grandes trabajos, hambres é necesidades, é nos servistes á vuestra costa é mision, como dijistes constaba é parecia por una informacion que ante Nos, en el nuestro consejo de las Indias, hicistes presentacion, é nos suplicastes que en remuneracion de los dichos vuestros servicios, y porque de vos y dellos quedase memoria, vos mandásemos dar por armas un escudo hecho tres partes, que en la parte de abajo, que es la parte principal del dicho escudo, esté un tigre de su color, puesto en salto, con una F de oro en la mano derecha, y la otra mano izquierda asentada sobre un cofre de oro en campo azul; y en la otra parte alta de la mano derecha, unas aguas de mar entre medias de un campo de oro y verde; y en la otra parte, en la mano izquierda, un árbol verde con unas frutas de oro en él, y el tronco de plata, asentado sobre un campo verde y oro, y por orla ocho vasos de oro y plata en campo colorado, y un yelmo cerrado con un rollo torcido, y por devisa el dicho tigre con la F en la mano, con sus trescoles y dependencias de azul y oro, ó como la nuestra merced fueetc.

se,

Dada en Valladolid á 20 de Noviembre de 1537.-Yo la Reina.

ARMAS

PARA MIGUEL DÍAZ.

Don Carlos, etc. Por cuanto por parte de vos, Miguel Diaz, vecino de la villa de San Salvador, que es en la provincia de Guatimala, nos ha sido hecha relacion que po-drá haber veinte años, poco más ó menos, que, con deseo de nos servir, pasastes á las nuestras Indias, donde nos habeis servido en lo que se ha ofrecido, especialmente en la dicha provincia de Guatimala, que os habeis hallado en la conquista é pacificacion de toda ella, é habeis sido é sois uno de los primeros conquistadores della, é que habiéndose rebelado de nuestro servicio ciertas provincias, fuistes vos uno de los que las fueron á pacificar; é que teniendo los enemigos el gran rio de Llupia en medio, por fuerza os pusistes á lo pasar, é fué tan grande la resistencia de los contrarios, que no se pudo ganar, antes vos y los otros españoles estovistes en términos de os perder, porque muchos dellos estaban heridos; é que vos, viendo en los términos en que la cosa estaba, saltastes en el agua entre los enemigos, é pusistes tanta resistencia en ellos, que fuistes gran parte para que fuesen desbaratados y la tierra se pacificase; é que andando conquistando en los términos de la dicha villa de Sant Salvador, llegastes á un peñol muy fuerte donde estaban ciertos indios, é que en la pelea que con ellos hubo, donde vos os señalastes, salistes herido, é que con vuestras heridas, con otros seis compañeros, subistes al dicho peñol, por donde fué causa que se ganase; é que en todo lo susodicho nos habeis servido con vuestras armas y caballo, pasando muchos trabajos, hambres y necesidades, como dixistes constaba y parescia por una informacion de que ante Nos, en el nuestro Consejo de las Indias, por

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