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CAPÍTULO XXIV

ARAGÓN. - NAVARRA. - CATALUÑA

RAMIRO. LOS SANCHOS.-RAMÓN BERENGUER

De 1035 á 1085

Ramiro I de Aragón-Estrechos límites de su reino.-Frustrada tentativa contra su hermano García de Navarra.-Hereda lo de Sobrarbe y Ribagorza por muerte de su hermano Gonzalo.-Toma algunas plazas á los sarracenos.-Concilio de San Juan de la Peña.-Idem de Jaca.-Testamento de Ramiro I.—Errores en que nuestros historiadores han incurrido acerca de su muerte, y cuéntase cómo fué ésta —Sancho Ramírez. -Conquista á Barbastro. — Relaciones entre los tres Sanchos, de Aragón, Navarra y Castilla.—El cardenal legado del papa, Hugo Cándido.—Cuándo se abolió en Aragón el rito gótico y se introdujo el romano.-Negociaciones con Roma. -Muere asesinado Sancho Garcés de Navarra, y se unen Navarra y Aragón en Sancho Ramírez.-Campañas de Sancho Ramírez con los árabes.--Condado de Barcelona.-Ramón Berenguer I el Viejo.-Resultados de su prudente y sabio gobierno. -Ensancha los límites de su Estado.-Reforma eclesiástica: concilio de Gerona.— Cortes de Barcelona: famosas leyes llamadas Usages.-Auxilia al rey musulmán de Sevilla. Extensión que en su tiempo adquiere el condado de uno y otro lado del Pirineo.-Muere asesinada su esposa la condesa Almodis.-Aflicción del conde y su muerte.-Heredan el condado pro indiviso sus hijos.-Hace asesinar Berenguer á su hermano Ramón, llamado Cabeza de Estopa.-Queda con la tutela de su sobrino y con el gobierno del Estado.-Causas por qué se suspende esta narración.

Diminuto y reducido era el territorio comprendido en el reino de Aragón, así llamado del río de este nombre, que en la parte central de los Pirineos entre los valles del Roncal y de Gistain constituía el Estado que en la distribución de reinos hecha por Sancho el Mayor de Navarra señaló á su hijo primogénito Ramiro. Apenas, según varios historiadores de aquel reino, abarcaba entonces una comarca como de veinticuatro leguas de largo sobre la mitad de ancho poco más ó menos. Nadie podía imaginar en aquella sazón que tan estrecho recinto se había de convertir andando el tiempo en Estado vasto y poderoso, y que había de ser uno de los reinos más extensos y respetables, no sólo de España, sino de Europa. Que Ramiro intentó muy desde el principio ensancharle á costa de los Estados de su hermano García de Navarra, dijímoslo ya en el capítulo XXII de este libro. Pero sorprendido y vencido en Tafalla, hubo de agradecer el poder regresar fugitivo á guarecerse en las montañas de su estrecho y exiguo Estado. Así permaneció hasta 1038, en que su hermano Gonzalo, señor de Sobrarbe y Ribagorza, fué asesinado á traición en el puente de Monclús por su vasallo Ramonet de Gascuña, al volver un día de caza. Entonces los de Sobrarbe y Ribagorza, viéndose sin señor, eligieron por rey á Ramiro, con lo que comenzaron á recibir los primeros. ensanches los límites de su reino.

Había casado Ramiro en 1036 con Gisberga, hija de Bernardo Roger, conde de Bigorra, á la cual mudó el nombre en el de Ermesinda. Tuvo de ella cuatro hijos, á saber: Sancho, que le sucedió en el reino; García, que

fué obispo de Jaca; Teresa y Sancha, que casaron con los condes de Provenza y Tolosa. Hijo natural de Ramiro fué también otro Sancho, á quien dió el señorío de Adbar, Javierre y Latre, con título de conde, y el de Ribagorza. Murió la reina Ermesinda en 1.o de setiembre de 1049, y fué enterrada en el monasterio de San Juan de la Peña.

Nótase gran falta de documentos y noticias respecto á los primeros años del reinado de Ramiro. Los escritores aragoneses suponen haber extendido su dominación al condado de Pallás, y afirman haber conquistado de los moros á Benabarre, lanzándolos de todos los términos de Ribagorza, y aun hecho tributarios á los emires de Lérida, Zaragoza y Huesca, en lo cual no están de acuerdo las crónicas arábigas. Más conocidos son sus hechos religiosos. Dos concilios se celebraron en el reinado de Ramiro I, en San Juan de la Peña el uno, en Jaca el otro. En el primero, que ha llegado mutilado á nosotros, se hizo un canon notable por lo singular: «Decretamos é instituímos, dijeron los padres, que los obispos de Aragón sean nombrados y elegidos de los monjes de este monasterio (1): testimonio inequívoco de la influencia y ascendiente que aquellos monjes ejercían. Pero más importante y célebre fué el de Jaca, congregado en 1053. Asistieron á él y le confirmaron, el rey don Ramiro, los dos Sanchos sus hijos, el legítimo y el bastardo, nueve obispos (2), tres abades, un conde y todos los próceres de la corte del rey. Era por lo tanto un concilio mixto, como la mayor parte de los de aquel tiempo. Después de tratar de la reforma de las costumbres y disciplina eclesiástica estragadas por las guerras y por el comercio con los infieles, se restauró en Jaca la antigua silla episcopal de Huesca, declarando que cuando esta ciudad se recobrara del poder de los mahometanos, la de Jaca le fuese súbdita y una misma cosa con ella y la obedeciese como hija á su matriz.» Asignó el rey á esta diócesis á título de perpetuidad diferentes tierras y monasterios con sus dependencias.

Mas la deliberación trascendental que se tomó en este concilio, fué la donación que Ramiro y su hijo Sancho hicieron á Dios y á San Pedro (al bienaventurado pescador, beato piscatori) «de todo el diezmo de sus derechos, del oro, plata, trigo, vino y demás cosas que de grado ó por fuerza les pagaban así cristianos como sarracenos, de todas las villas y castillos, así en las montañas como en los llanos..... de todos los tributos que al presente ó de futuro percibieran ó pudieran percibir con la ayuda de Dios.» «Y donamos, añadieron, á dicha Iglesia y obispo, la tercera parte del diezmo que recibimos de Zaragoza y de Tudela.» «Y yo Sancho, hijo

(1) Hoc vero est nostræ institutionis decretum: ut episcopi aragonenses ex monachis præfuti canobii habeantur et eligantur. Collect. Max. Conc. Hispan., t. III.—Según Flórez (Esp. Sagr., t. III), este concilio debió celebrarse en 1062. Supónenle algunos celebrado en 1034: error manifiesto, puesto que asistió á él el rey don Ramiro, que no empezó á reinar hasta 1035. Por consecuencia todo lo que se le podría anticipar sería á

este año.

(2) Los de Aux, Urgel, Bigorra, Olorón, Calahorra, Leytora, Aragón (Jaca), Zaragoza y Roda. Los nombres de estas diócesis dan idea de la circunscripción de los límites que alcanzaba entonces el reino, si bien algunos de estos prelados estaban todavía inpartibus infidelium, como el de Zaragoza.

del precitado rey, encendido en amor divino, concedo á Dios y á San Pedro (beato clavigero) la casa que tengo en Jaca con todas sus pertenencias.>> Tal era la devoción y piedad del primer Ramiro de Aragón, á quien por lo mismo no extrañamos que el papa Gregorio VII llamara más adelante cristianísimo príncipe. Ofrece este concilio la notable singularidad de haber sido también confirmado por todos los moradores de Jaca, hombres y mujeres (cuncti habitatores aragonensis patrice, tam viri quam fæmina) que unánimemente exclamaron: «Demos gracias al Cristo Celestial, y á nuestro benignísimo y serenísimo príncipe Ramiro..... etcétera (1).»

Dos años antes de este concilio, hallándose el rey enfermo en San Juan de la Peña (1061), hizo su testamento, que se conserva y cita como pieza auténtica, en el cual, después de declarar sucesor de todas sus tierras y señoríos á su hijo Sancho, «hijo de Ermesinda, cuyo nombre bautismal fué Gisberga,» cede al otro Sancho, el ilegítimo, Aybar, Javierre y Latre con las villas de su pertenencia para que las posea en feudo por su hermano Sancho como si fuese por él Mas «si, lo que Dios no permita, hiciese la infamia de separarse de su obediencia, ó de querer levantarse contra los reyes de Pamplona, que sea echado de estas tierras y del señorío que le dejo, y que estas tierras y este señorío vengan á poder de mi hijo Sancho, hijo mío y de Ermesinda.» Curiosas son algunas de las cláusulas que siguen, así por la idea que dan de las costumbres, como de la modificación que estaba sufriendo la lengua en aquel tiempo (2). « Pero mis armas, que pertenecen á barones y caballeros, sillas, frenos de plata, espadas, escudos, adargas, cascos, cinturones y espuelas, los caballos, mulas, yeguas, vacas y ovejas, las doy á mi hijo Sancho, al mismo á quien dejo aquella mi tierra, para que lo posea todo; á excepción de mis vacas y ovejas que estuvieron en Santa Cruz y en San Cipriano, que las dejo por mi ánima, mitad á San Juan y mitad á Santa Cruz. En cuanto á mi mobiliario, oro, plata, vasos de estos metales, de alabastro, de cristal y de macano, mis vestidos y servicio de mesa, vaya todo con mi cuerpo á San Juan, y quede allí en manos de los señores de aquel monasterio; y lo que de este mobiliario quisiere comprar ó redimir mi hijo Sancho, cómprelo ó redímalo, y lo que no quisiere comprar, véndase allí á quien más diere; y aquellos vasos que mi hijo Sancho comprare ó redimiere, sea peso por peso de plata. Y el precio de lo que mi hijo comprare ó redimiere, y el precio de todo lo demás que fuere vendido, quede la mitad por mi ánima á San Juan, donde he de reposar, y la otra mitad distribúyase á voluntad de

(1) Aguirre, Collect. Conc. Hisp.

(2) Hé aquí algunos trozos de latín castellanizado de este documento: «De meas autem armas qui ad varones et cavalleros pertinent, sellas de argento, et frenos, et brumias, et espatas et adarcas, et gelmos, et tertinias, et esutorios, et sporas et cavallos, et mulas, et equas, et vaccas, et oves, dimitto ad Sanctium meum filium, etc... et vassos de auro et de argento, et de girca, et cristalo, et macano, et meos vestitos, et acitaras, et collectras, et almuallas, et servitium de mea mensa, totum vadat, etc..... Et illos vassos quos Sanctius filius meus comparaverit, et redemerit, peso per peso de plata, aut de cazeni, illos prendat.... et in castellos de fronteras de Mauros qui sunt pro facere, etc.Publicado por Briz Martínez, en la Historia de San Juan de la Peña, pág. 438. TOMO III

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mis maestros. al arbitrio del abad de San Juan y del obispo que fuere de aquella tierra, y del señor Sancho Galíndez y el señor Lope Garcés y el señor Fortuño Sanz y de otros mis grandes barones, por la salud de mi ánima pártase entre los diversos monasterios del reino, y en construir puentes, redimir cautivos, levantar fortalezas ó terminar las que están construídas en fronteras de los moros para provecho y utilidad de los cristianos, etc. >>

Cuentan la mayor parte de nuestros historiadores, inclusos los particulares de Aragón, que teniendo Ramiro I puesto cerco al castillo de Graus, el Grado según otros, para arrancarle del poder de los sarracenos, fué contra él con poderoso ejército, y como aliado del rey moro de Zaragoza, su sobrino el rey Sancho el Fuerte de Castilla, y que acometido y envuelto por todas partes el de Aragón pereció allí con muchos de los suyos. Mas como Sancho de Castilla no comenzara á reinar hasta 1065, en que murió su padre Fernando el Magno, los escritores que le suponen en guerra con Ramiro I de Aragón han tenido que recurrir á prolongar la vida de este monarca hasta 1067 habiendo muerto en 1063, añadiendo así un error cronológico para poder sostener una inexactitud histórica (1). Siendo para nosotros cosa averiguada la muerte de Ramiro en 1063 (2), resulta no haber sido posible la ida del rey Sancho de Castilla contra él cuando tenía asediado el castillo de Graus, ni otra guerra alguna entre los dos monarcas. ¿Cómo fué, pues, la muerte de Ramiro I?

Un historiador arábigo (3), casi contemporáneo y que vivía en Zarago za, nos informa de este suceso de una manera que hasta ahora no conocíamos. «Cuando Al Moktadir Billah, dice, dejó á Zaragoza para ir con su hueste al encuentro del tirano Radmil (Ramiro), el príncipe de los cristianos, habiendo reunido los dos reyes el mayor ejército posible, diéronse vista musulmanes é infieles; cada uno de los dos ejércitos estableció su campo y se colocó en orden de batalla. Consternóse Al Moktadir; la lucha había sido tan encarnizada que los musulmanes se dispersaron acá y allá. Entonces Al Moktadir llamó á cierto musulmán que aventajaba á todos los demás guerreros en conocimientos militares. el cual se llamaba Sadadah. «¿Qué pensáis vos de este día? le preguntó Al Moktadir.—Desgraciado ha sido, le respondió Sadadah; pero aun me queda un recurso.» Y

(1) El erudito Romey ha incurrido en este punto en la misma equivocación de Mariana. Ambos, con otros muchos que nos dispensamos de citar, difieren la muerte de Ramiro hasta 1067, para dar lugar á la guerra con Sancho. El docto Zurita (Anales de Aragón, lib. I, cap. XVIII) cae en una contradicción todavía mayor. Conviniendo en que la muerte de Ramiro acaeció en 1063, cuenta sin embargo la guerra de éste con Sancho de Castilla que no reinó hasta 1065 y la ida de Sancho al castillo de Graus cercado por Ramiro.

(2) Anal. Toledan. primeros: «Murió el rey don Ramiro en Grados, era MCI.»— Epitafio de San Juan de la Peña. - Blancas, Comentarios. - Id. Inscripciones de los reyes de Aragón. — Moret, Annal. de Navarra, tomo I. - Id Investigac. históric. pág. 494. -Cron. de Ripoll, citada por Villanueva, Viaje literario, pág. 245. – España Sagr., t. III, página 293. – Id, tomo XLIV. Fragm histór, p. 327.

(3) Al Tortoschi, en su Sirádjo'l-moluc, cit. por Dozy en sus Investigaciones, página 435.

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