Imágenes de páginas
PDF
EPUB

España, deteniéndose algunos dias para que informasen al Licenciado Figueroa del estado de las cosas de las Indias.

La proposicion que habia hecho el padre Casas para conducir labradores á la Española no tuvo otro resultado mas que la reunion de doscientos individuos que reclutó en Castilla y Andalucía un tal J. Berrio, con grandes dificultades; pero al fin estos hombres nuevos, labradores de profesion, fueron de grande utilidad en la Española, porque aumentaron el número de los establecidos hasta entonces y la aplicacion general secundada por brazos indígenas y de negros, que diariamente se introducian, dieron creces á las empresas agrícolas, mineras y comerciales. El informe que en aquellos dias recibió el Rey dirigido por los Oidores que componian la Real Audiencia es la prueba mas convincente de esta verdad. "Que la colonia de Santo Domingo no solo era la primera de todas las que teníamos en Indias, sino el apoyo y la madre que las alimentaba á todas: que la Capital de Santo Domingo se veia de dia en dia mas poblada, mas rica y floreciente; que su puerto estaba siempre lleno de bajeles de todas partes de la India, que iban allí á cargar de cueros, cañafístola, sebo, azúcares y otras mercancías de igual precio, víveres, cerdos y caballos. Que la Villa de Buenaventura y la Mejorada del Cotuy estaban en el centro de unas abundantísimas minas de oro, las cuales no podian explotarse por falta de esclavos: que el Bonao abundaba en casabe y otras vituallas: que Azua daba mucha azúcar y que su territorio era tan fértil que las cañas plantadas de seis años estaban tau frescas como si acabasen de sembrarse, y que ademas de eso tenia minas de oro en su vecindad: que en San Juan de la Maguana tambien se trabajaba azúcar de superior calidad al resto de la isla, y habia diferentes minas en todos sus rededores, y proveia de mucha copia de víveres: que una palma de dátil que se habia sembrado en su distrito empezaba ya á dar fruto: que la Maguana ó Santa María de la Paz tenia un buen puerto, minas y todo lo necesario para hacer gran comercio: que en Puerto Real se preparaban á sacar otra vez oro de las minas de su jurisdiccion: que Puerto Plata estaba muy floreciente, al cual concurrian las naves españolas en gran número y todas encontraban sus cargamentos de azúcar; y en fin que Salvaleon de Higüey comenzaba á fabricar estas mercancías y nutria en sus pastos una cantidad prodigiosa de ganados."

Mientras que en la Corte se recibian tan prósperas noticias y se determinaban las providencias que hemos referido, permanecia el Almirante Virey en ella, activando el despacho de su pleito y envejecidas pretensiones, que se hacian mas dilatadas, porque no habian llegado las pruebas ultramarinas promovidas por el Fiscal de su Majestad, y como observaba el nuevo órden que se iba estableciendo en la Española por medio de los gobernadores que ejercian interinamente las funciones de su cargo, y que por otra parte no se exigia su regreso, creyó oportuno esperar la definitiva resolucion de todas ellas.

CAPITULO X.

LOS PADRES GERÓNIMOS Y EL LICENCIADO RODRIGO DE FIGUEROA.

Desde 1516 á 1518.

Administracion de los Padres Priores Gerónimos.-Descubrimientos y progresos de los españoles en el continente americano.-En Cuba arma Diego Velazquez la expedicion de Méjico.-Historia de esta expedicion y de los inconvenientes que se suscitaron.—Ocurre el gran Cortés á la Audiencia de Santo Domingo pidiendo socorros de armas, gentes y municiones de guerra para venir á Méjico.-Epidemia de viruelas en la isla Española. - Plaga horrorosa de hormigas que destruye los árboles frutales.—Sublevacion del Cacique Enrique en las montañas del Bahoruco.- Varias providencias y expediciones contra el Cacique sublevado.—El Licenciado Figueroa toma posesion del gobierno y declara la libertad absoluta de los indios, despues de comprobar su capacidad.-Establece por punto general los que deben ser esclavos.-Prosiguen los sucesos de Méjico hasta que se emancipa aquel país de la jurisdiccion del Almirantazgo.

os Priores Gerónimos que quedaron en Santo Domingo, no desmayaron en la ausencia de su compañero el Padre Manzanedo. Con mayor constancia y aplicacion se dedicaron entonces al cumplimiento de las reales disposiciones sobre la Española y demás lugares de las islas y provincias descubiertas hasta entonces. La autoridad ilimitada de su comision en los diferentes ramos de gobierno les proporcionaba medios de proveer sobre todos los fueros y en su consecuencia enviaron religiosos domínicos y franciscanos de la Española á la Costa-firme, para que en union de los descubridores y pobladores adelantasen la empresa, estableciendo por su parte misiones para la cristianizacion de los indios: nombraron defensores que ejerciesen con ellos las funciones de tutores como se hacia en Santo Domingo: eligieron recaudadores administradores del quinto de oro y perlas que correspondian al Rey Católico; proveyeron jueces que residenciasen á los Gobernadores de Cuba, Jamaica y Puerto Rico: arreglaron las poblaciones de los naturales, su régimen de vida, jornal diario que pudieran devengar y la manera y forma de su educacion religiosa, oyendo y reparando las quejas que establecian los indios contra quienes los

injuriaban y oprimian: se apoderaron y tomaron cuenta de todos los bienes que pertenecian al Fisco; levantaron la prohibicion vigente del rescate y pesca de las perlas, y armaron dos carabelas por cuenta del Estado que se entretuvieran en hacer rescates y otras adquisiciones; de modo que llenaron á satisfaccion del gobierno y de los particulares su complicado encargo.

A estas mejoras y progresos se unian en aquellos dias sucesos portentosos y admirables fuera de los límites de la Española. Pedrarias, 6 mejor dicho, Pedro Arias Dávila, siguiendo las incursiones y descubrimientos de Ojeda, Enciso y Balboa, secundado por capitanes activos, valerosos y diligentes, habia penetrado por las provincias del Darien, Santa Marta, Chagres, Bogotá, Panamá y el Perú, Gabriel de Rojas, Gonzalo Badajoz, Alcalde Mayor Espinosa, Diego de Albite, Hernan Ponce, Bartolomé Hurtal y el célebre Francisco Pizarro por rumbos diversos dilatando las conquistas, encontraron inmensas riquezas de oro, perlas y piedras preciosas, una naturaleza mas sorprendente y magnífica en árboles, frutos, plantas y flores, y por último diferentes castas y naciones de indios distintos en inclinaciones, trajes, costumbres y religion, de los que se conocian hasta entonces.

A los extraordinarios acontecimientos referidos no solo concurrian los antiguos españoles de las islas y del Darien, sino tambien los de España, de donde venian hombres esforzados é ilustres por su saber á coadyuvar á las empresas y á prestarles importancia, dando á los descubrimientos el brillo de sus nombres y el auxilio de sus luces. Entre otros mencionaremos á Gonzalez Fernandez de Oviedo, por haber sido uno de los mas distinguidos y el primero que con sus apuntaciones pudo informar verbalmente al Emperador Carlos V del verdadero estado, riqueza y poblacion de lo descubierto, y por haberse establecido en Santo Domingo, formando allí su familia y descendencia, que ha alcanzado hasta nuestros dias en sus últimos nietos los Caros de Oviedo y Torquemada.

Al oeste de la Española y Cuba se obraban portentosos bechos. Desde 1517 habia salido una expedicion capitaneada por un vecino rico de la Villa de Santi Spíritu compuesta de varios soldados que del Darien habian venido á la isla de Cuba atraidos por la abundancia y tranquilidad que allí se gozaba y por el buen trato que dispensaba Diego Velazquez á sus vecinos. Francisco Fernando de Córdova se propuso examinar los lugares que habia visitado el Almirante Don Cristóbal Colon en las costas de Veragua y los descubiertos por Juan Ponce de Leon en la Florida, con quien habia navegado. Llevó entre otros españoles en este viaje á Bernal Diaz del Castillo, escritor prolijo en los acontecimientos sucedidos, de que dió cuenta oportuna Fernando de Córdova á Diego Velasquez.

El informe de Córdova fué recibido con mucho agrado por las novedades que referian de aquellas tierras, de su poblacion, su fertilidad, su riqueza en trajes, edificios de piedra y mamposte

ría, y otras cosas curiosas. Velazquez determinó enviar otra expedicion con objeto de que rescatase y pacificase los indios y los pusiese en relacion con los cubanos. Elijió por capitan á su confidente y deudo Juan de Grijalva, que inmediatamente salió de Cuba y arribando por necesidad al puerto de Matanzas; de allí se hizo á la mar y llegó á la isla de Cosumel. Continuó su viaje por los parajes donde habia estado Córdova, y despues de algunos encuentros belicosos con los naturales, siguió al desembocadero de un rio que llamó de su nombre Grijalva, en el Cacicato de Tabasco. Allí se puso en comunicacion con los indígenas, permutando y rescatando alhajas y piedras preciosas. Siguió la costa y boca de los rios de Albarado y Banderas, y aun tuvo comunicacion con algunos mensajeros y magnates de Méjico con quienes celebraron varios trueques. Tomó posesion de aquellas tierras á nombre del Rey y de Diego Velazquez y despues de visitar varias islas pequeñas, arenosas y anegadizas, hizo parada en la de Sacrificios nombrada hoy San Juan de Ulúa. Creyó oportuno avisar á Diego Velazquez los resultados de su descubrimiento, que ya denominaba Nueva España y comisionó para este encargo al capitan Pedro Alvarado. Recorrió las costas de Panuco, é indeciso sobre si debia ó nó poblar en lo descubierto, regresó al puerto de Matanzas y seguidamente al de Santiago de Cuba.

El buen resultado del proyecto, la relacion unánime de los viajeros y el interés de honra y riqueza que prometia la consumacion del descubrimiento principiado, determinaron á Diego Velazquez á dar una noticia circunstanciada á los Padres Gerónimos de la Española, de quienes obtuvo licencia para armar una tercera expedición, de que se dió parte al superior gobierno de España, pidiéndose algun título distintivo para el empresario.

No perdió tiempo Velazquez: se completó el armamento, se reunieron los voluntarios que quisieron ir en la expedicion, y allanadas las dificultades que se ofrecieron para la eleccion del capitan, recayó ésta en Hernan Cortés, que mas morigerado con los años, y en buena correspondencia con el Gobernador Velazquez su compadre, era ya Alcalde ordinario en aquel año; pero apenas hecha la eleccion cuando sobrevinieron la desconfianza y la sospecha. Resolvió Diego Velazquez destituir del mando de la expedicion á su compadre Cortés, confiándola á Amador de Lares, pero Cortés con la intrepidez que demostró en dias posteriores, se proveyó aquella noche de toda la carne que debia distribuirse al dia siguiente por el abastecedor público de Santiago de Cuba, avisó á sus parciales y se embarcó. Velazquez le mandó reconvenir, y Cortés desde el combés de su buque contestó de palabra que le perdonara, pero que aquellas cosas y otras semejantes debian ser mas bien hechas que pensadas, é inmediatamente mandó izar velas y salió al mar el diez y ocho de Noviembre de 1518.

Sin embargo del procedimiento de Cortés en los momentos de su partida, confiaba Velazquez aun en la honradez de su compadre y de que no seria capaz de abusar de la comision que se le ha

bia confiado, mostrándose ingrato y desconocido á su antigua amistad y consideraciones dispensadas; pero las instigaciones de Juan y Bernardino Velazquez, sus deudos, y de Juan Saumillan lo persuadieron á que librase requisitoria al Alcalde de Trinidad Francisco Verdugo y al Teniente Gobernador de la Habana para que detuviesen la armada, porque se habian revocado los poderes que se confirieron á Cortés para aquella expedicion. No tuvo efecto la órden ni en Trinidad, ni en la Habana. Cortés era intrépido y estaba rodeado de gente armada.

Tres naves conducian á trescientos españoles que eran poco mas ó menos los soldados que desde luego se dirigieron á Macaca, á Trinidad y á Villa de San Cristóbal de la Habana en la costa del Sur. En estos lugares y costas se proveyó Cortés de carne y de todo género de mantenimientos. Se le agregaron mas de cien soldados de los de Grijalva y entre las personas principales de la Villa de Santi Espíritu y las otras se distinguian los hermanos Alvarado Pedro, Jorge, Gonzalo, Gomez y Juan, Juan Velazquez de Leon, Alonso Hernandez Porto Carrero, Gonzalo de Sandoval, Andres de Tapia, Fray Bartolomé Olmedo, Rodrigo Rangel, Juan Cedeño, Gonzalo y Juan Lopez de Jimena, con otros mas que salieron de Cuba como el caballero Pedro de Alvarado y Diego de Ordaz, Francisco de Orozco, Cristóbal de Olid, Francisco de Morgas, Francisco Salcedo, Juan de Escalante, Manuel Dávila y Francisco Montejo; de los cuales se hicieron famosos algunos en esta expedicion.

En la Habana se agregaron tambien á la expedicion los individuos siguientes: Francisco de Montejo, Diego de Soto, N. Angulo, Garcicaro, Sebastian Rodriguez, N. Pacheco, N. Roja, N. Santa Clara, los dos hermanos Martinez y Juan de Nájera, sin contar muchas personas de oficio menestrales y artilleros.

El Teniente Gobernador de la Habana, Pedro de Barba, hizo á Cortés y los suyos la mas favorable acogida, permitiéndoles como lo habian hecho en Trinidad y Santi Espíritu que se auxiliasen de armas y adquiriesen caballos y provisiones. Entre otras fueron unas casacas que se hicieron á todos los soldados con entreforros de algodon, del que se cultivaba en aquellos dias en aquel distrito, y que le fueron mas útiles á los que las llevaban que las armaduras españolas, porque con ellas defendieron sus cuerpos de las flechas de los Indios con quienes pelearon.

El gobernador de Cuba, Velazquez, sospechando de la lealtad de Hernan Cortés, libró órdenes para detenerlo y quitarle el mando de la expedicion.

Cortés consideró desde este suceso rotos los vínculos de amistad que le habian unido á Velazquez, y dejando á merced de las circunstancias las resultas de su desobediencia, se hizo á la vela el primero de Febrero de mil quinientos diez y nueve dirigiendo su rumbo á la Isla de Cosumel, guiado por el famoso piloto Anton Alaminos.

La noticia de esta expedicion y su salida la supo el Teniente

« AnteriorContinuar »