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pitiese con tanta constancia y calor los viajes que tan de continuo hacia á la Española en beneficio de los indios, no hay duda que en los posteriores al continente y en sus escritos, en sus obras y en sus sermones influyó directamente persuadiendo de la injusticia con que habian sido y eran tratados los indios entonces y mas despues en los descubrimientos y poblaciones que formaron. En su ascenso al Obispado de Chiapa que debió con probabilidad al relevante mérito que habia contraido en estas cuestiones durante el curso dilatado de su vida, continuó con el mismo celo la defensa de los indígenas.

En la Española velaban el Virey Gobernador y la Consulta sobre todos los lugares descubiertos y poblados en las Indias, y no pudieron pasar inadvertidos el desórden y crímenes cometidos en la isla de Cubagua y costas del continente por los indios insurrectos, á quienes era preciso castigar. Nombraron de capitan á Jacomé de Castellon y con gente de la Española y de Cubagua se persiguió á los indios, mataron muchos y á los amnistiados se les hizo esclavos. Fabricó Castellon un lugar que fué célebre porque en el corto tiempo de su duracion se habian cojido dos millones de pesos de utilidad en la pesca de perlas, y en él permaneció con su gente por algunos dias.

El derecho que tenia el Almirante á su parte en las rentas de la Española se le pagó puntualmente, mas del que le competia en la Isla de Cuba no se le habia enterado, en razon de las cuestiones sobre que versaban sus demandas contra el fisco. Resolvió librar provision á Diego Velazquez para que se satisficiesen, y entonces supo el Almirante por las cartas de contestacion que el Adelantado no habia podido impedir las conquistas de Hernan Cortés en Méjico y que con la disolucion de la última expedicion de nueve naves habia ocurrido á la Corte á formar querella contra su súbdito, y que éste, habiéndosele adelantado con mucha prevision, habia obtenido el gobierno y la Capitanía general de Nueva España con cláusula de que Velazquez no pudiese en lo sucesivo armar gente contra él y los suyos, cuya prohibicion se hacia extensiva al gobernador de Jamaica, Francisco de Garay, previniéndole que en sus ulteriores expediciones no tocara en las costas que correspondian al gobierno concedido á Hernan Cortés. Supo tambien entonces que al Veedor Cristóbal de Tapia se le habia mandado pagar los salarios de gobernador de Nueva España contados desde el dia que se hizo á la vela de la Española á cumplir su comision hasta su regreso á ella, y por último que los Oficiales reales de Méjico, Rodrigo de Albornoz, Gonzalo de Salazar, Alonso de Estrada y Pedro Almuides Chirino tenian órden expresa para no permitir que en lo sucesivo se hiciesen en toda la tierra descubierta mas cobros, ni que el Almirante enviase comisionados suyos para recaudar derechos de Almirantazgo que no le competian en lo sucesivo.

De estas nuevas y de otras de mayor importancia como fué la llegada del Emperador al puerto de la Coruña en el mes de Juljo último, de vuelta de sus expediciones de Alemania, fueron por

tadores Manuel de Rojas y Gonzalo de Guzman. Estos habian desempeñado en España la agencia y expedicion de los negocios del Adelantado Velázquez, y aunque nada consiguieron á pesar del celo y eficacia que desplegaron, se hicieron acreedores á su reconocimiento, como lo manifestó siempre. Los conservó en las Tenencias de su gobierno y les dispensó su estimacion y gracia, por cuyo motivo y por la posicion y riqueza que gozaban se hicieron entonces las dos personas mas consideradas en la isla de Cuba.

En Santo Domingo se notaba el movimiento y el progreso constante que se debia á la excesiva introduccion de negros esclavos. No se extrañaba ni se advertia la falta de los indígenas que habian desaparecido progresivamente y que en la última invasion de las viruelas quedaron reducidos al número mas insignificante. La concesion otorgada al Gobernador de la Bresa, negociada á los genoveses, la del Marqués de Astorga, la de Francisco de los Cobos, la del Secretario Villegas, la del Capellan Jocomé de Roig, la del Sumiller del Oratorio, la del Señor de Laxao, la de la sociedad de Guillermo Brandome y la de Lorenzo Garrebot, Mayordomo del Emperador, de cuatro mil esclavos cedidos y negociados á los portugueses, promovian este comercio y los ingenios de azúcar de la isla se hallaban superabundantemente provistos de negros. Donde mas se notaba este aumento de poblacion era en los veinte trapiches construidos en varios puntos de la isla. En el titulado La Isabela fué donde aconteció la primera insurreccion de negros, con la casual circunstancia de que la rebelion principiara en el mismo ingenio del Almirante Virey. Fugaron de él veinte y uniéndose á otros tantos, se arrojaron á las habitaciones y establecimientos matando á todos los españoles que encontraban. Luego que se supo en la Capital que los negros habian asesinado nueve españoles en un cortijo ó estancia inmediata á la de Melchor de Castro, llevándose doce esclavos indios y un negro y que se habian dirigido al trapiche del Licenciado Zuazo, cuyas nuevas comunicó el mismo Castro, dispuso el Almirante una expedicion de hombres á caballo que unidos á Castro y y algunos amigos suyos y á Francisco de Avila, hombre de valor, los persiguieron y entre el puerto de Ocoa y la poblacion de Azua los acometieron vigorosamente. Los negros se defendieron ofendiendo en cuanto podian con sus armas desiguales de palos, piedras, machetes y cuchillos; pero los caballos y sus ginetes lanceros, rompiendo por medio de ellos los desbarataron, obligándolos á ampararse en la huida de unos peñascos donde fueron aprehendidos los cabecillas. El Almirante se trasladó al lugar de la reyerta y despues de haber en cinco dias recojido los descarriados y tepuesto en los trapiches á los indios y negros que se habian oculrado por temor, mandó ahorcar la mayor parte de los promovedores del alboroto y regresó á Santo Domingo.

1519-1

CAPITULO XII.

SEGUNDO GOBIERNO DEL ALMIRANTE VIREY D. DIEGO COLON.

Desde 1519 á 1525.

Expedicion de Francisco Garay á las costas de Panuca.—Descubrimiento y poblaciones en varios puntos de las Inpias promovidas y costeados por varios vecinos españoles.-Deferentes Reales disposicionos benéficas á los pobladores y resoluciones del Emperador para el régimen y administracion de las Indias.-Es acusado el Licenciado Figueroa. -Continuando las disenciones entre el Almirante Virey y Miguel de Pasamonte, resuelve aquel presentarse personalmente en la Corte.— Es recibido benignamente por el Emperador, que nombra Jueces que decidiesen sobre sus derechos hereditarios.-Se establece el Tribunal de la Inquisicion en Santo Domingo.--Fallecimientos del Adelantado Diego Velazquez en Santiago de Cuba, y de Cristóbal de Tapia en Santo Domingo.-Mercedes concedidas á los herederos de Francisco Garay.-Muerte de Don Diego Colon, Almirante Virey, en la Puebla de Montalvan.

A fama que propagaba por todas partes el éxito de las conquistas y hechos admirables de los españoles en Méjico, bajo las órdenes de Hernan Cortés y del Gobernador de Jamaica Francisco Garay, al propio tiempo causaba inquietud en el ánimo de ambos pretendientes. Aunque el uno se considerase con ciertos títulos de gloria para ejercer legítima influencia por sus imponderables hazañas, el otro se creia asistido de otros derechos que afianzaban los despachos que se le habian librado en Burgos el año pasado de 1521. Creia Garay que Cortés seguia obrando por su propia voluntad y sin real aprobacion, y este solo concepto le animó á equipar nueve naves y dos bergantines que pasasen á poblar las costas de Méjico. Embarcó ochocientos cincuenta españoles, muchos indios de Jamaica y ciento cuarenta y tro caballos con la la correspondiente artillería, con doscientas escopetas y trescientas ballestas, además de todas las provisiones y municiones necesarias. Formó un consejo con el nombre De Garay y señaló por Alcaldes á Alonso de Mendoza y Hernando de Figueroa, y por regidores á Gonzalo de Ovalle, Diego de Cifuentes y (hay un claro) Villagran, de los cuales, y de los Capitanes de

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las naves exigió el juramento que le serian fieles y no le desampararian en cualquier circunstancia.

Provista la armada de todo lo necesario, salió Garay de Jamaica el veinte y seis de Junio, dirijiéndose al puerto de Jagua en la isla de Cuba. En aquel lugar se instruyó de que Cortés babia poblado en las costas de Panuco, y en esta posicion dificil adoptó los consejos del Adelantado Diego de Velazquez, para que arreglase aquellas dificultades el Licenciado Alonso Suazo, que se hallaba á la sazon en Cuba, y se le despachó con este objeto para Méjico. Garay prosiguió su viaje, y despues de haber registrado las bocas de algunos rios, formó un pequeño ejército, bajo las órdenes de Juan de Grijalva, quien debia continuar por tierra, mientras las naves navegaran en aquellas inmediaciones. En Panuco se encontraron muy desprovistos, á tiempo que Hernan Cortés se disponia á ir á su encuentro para de este modo evitar nuevos disturbios; y en efecto, despues de algunos encuentros y requerimientos entre los capitanes de uno y otro ejército, resolvió Garay irse á poblar el rio de las Palmas, sin embargo de que despues de haber enviado á Méjico á Juan Ochoa y á Pedro Caso, tomó la resolucion de ir en persona para terminar la inevitable cuestion que provenia de haberse hecho merced á dos personas diferentes de una propia provincia ó distrito. En Méjico fué recibido Garay con demostraciones de amistad de parte del conquistador Cortés, é interponiéndose el Licenciado Suazo, amigo de ámbos, transijieron, acordando que el hijo de Garay casase con una niña de poca edad, hija natural de Cortés, nombrada Doña Catalina Pizarro, y que se le auxiliase con todo lo necesario para poblar en el rio de Palmas. Francisco Garay, el padre, falleció próximamente de un dolor de costado en aquella ciudad, despues de haberse aquietado la revuelta que promovieron los indios en los parajes donde se hallaban los capitanes y armada de Garay.

En Santo Domingo no se habia calmado el prurito predominante de hacer nuevas conquistas y fomentar poblaciones. El Licenciado Lucas Vazquez de Ayllon, á quien se habia invitado por el Gobierno á que hiciese uso de las concesiones que habia obtenido para su antiguo descubrimiento de las tierras de Chicoria, verificó entonces el envio de dos naves que volvieron muy pronto con relacion de las hermosas tierras que habian examinado y con muestras del oro y plata encontrados. Dispuso su viaje en persona; pero se oponia otro Oidor de la misma Real Audiencia, nombrado Juan Ortiz de Matienzo, sosteniendo que aquella tierra le pertenecia de derecho, por haberla descubierto una nave suya, y por su silencio en esta parte hacia bubrepticia la merced que habia obtenido. La disputa de los dos Oidores habria embarazado el éxito si no mediara otro Oidor, el Licenciado Lebron, que pudo aquietar á Ortiz de Matienzo y dejar expedito á Ayllon para realizar su viaje. Otro Oidor nombrado el Licenciado Marcelo de Villalobos tambien hizo asiento entonces para poblar la isla de Margarita ofreciendo llevar españoles casados é inteligentes

en las labores del campo, y clérigos para el servicio divino, y for tificarla militarmente para defenderse de los caribes; todo esto á condicion que se le concediese el gobierne por dos vidas en todos los privilegios y libertades que se concedian á los pobladores.

De este modo se comprende que los Oidores podian ser armadores como los demás vecinos y con facultades para ejercitarse en cualquier género de industria. Los sueldos no eran suficientes para cubrir los gastos de los Magistrados, como se advirtió desde los primeros dias de la Española.. Mas tarde se reconoció la incompatibilidad que hay entre los cargos de Magistrado y de negociante, y disposiciones mas acertadas probibieron semejantes especulaciones.

En este movimiento de conquistas y nuevas poblaciones, no pasó inadvertida la concesion que se hizo á Rodrigo de Bastidas, vecino de Santo Domingo, despachada mucho tiempo antes y sobre que ya se le habia requerido. Honrado con el título de Adelantado de Santa Marta, verificó entonces un armamento para realizar sus ofertas y con naves y soldados suficientes se dirigió á aquellas costas. En prosecucion de su empresa y con motivo de la poblacion de tales ó cuales lugares, ó del empleo de personas determinadas, se suscitaron varias disputas con el capitan Villafuerte, Montesinos de Lebrija, Montalvo de Guadalajara, y Porras de Sevilla. De ellas resultaron ofensas personales y altercados, en uno de los cuales quedó herido Bastidas que fatigado de una vida agitada desde los principios de la conquista, se retiró á la Española en donde murió dejando hijos y familia rica, notándose entre ellos el Obispo Bastidas de Puerto Rico y una honrada descendencia que existió en Santo Domingo hasta estos últimos tiempos.

Cuando sucedian estos sucesos habia vuelto el Emperador, y ya era notoria y ponderada la conquista de Hernan Cortés, á la vez que causaban desasosiego los disturbios y complicaciones que ofrecia en Méjico el nuevo órden de cosas. Sin embargo, prefirió

el Emperador la resolucion de las cosas que tocaban á la Española. Se instruyó de las últimas expediciones armadas por los Oidores, y de que hasta entonces habian sido encomenderos de indios, y quiso impedir para lo sucesivo esas granjerías opuestas á las funciones judiciales. Determinó que se duplicase á los Oidores el sueldo de que habian gozado hasta entonces; señalándoles trescientos mil maravedíes á cada uno en lugar de los ciento cincuenta que habian disfrutado; pero con prohibicion absoluta de que para lo sucesivo pudiese ninguno de ellos obtar á los repartimientos de indios, á los armamentos, ni otra clase de gabela.

Para el régimen y mas fácil sustanciacion de los recursos de justicia que se intentaban en los juicios de residencia, para el Supremo Consejo de las Indias determinó el Emperador que las dichas apelaciones en juicios de residencia y demás ordinarios se oyesen las de todos los jueces del distrito para la Chancillería de la Española cuando no excediera la cantidad disputada de seiscien

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