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Vacante la mitra de los dos Obispados de la Española por la promocion del Señor Fuenleal, fué nombrado para desempeñarlas Don Alonso de Fuenmayor, natural de Villaescusa de Haro en el año de 1538. Este digno Prelado siguió las huellas de su antecesor. Su administracion eclesiástica y ardiente celo y aplicacion en el propósito de mejorar las costumbres, fueron reconocidas públicameute, y lo manifestaba la recta direccion que les daba el Prelado. Se gozaba de tranquilidad en la Española, porque ya sosegado y de buena fé el Cacique Don Enrique en Azua, y siendo pocos los indios capaces de promover sediciones, pudieron muchos vecinos de las poblaciones de la isla dedicarse exclusivamente á sus faenas de agricultura y otros á continuar y promover empresas para Costa-firme, aun de las personas mas distinguidas y mejor establecidas.

La misma Vireina viuda Doña María de Toledo, que veia los grandes productos, las riquezas y señoríos que proporcionaban las empresas marítimas, tambien quiso aprovechar lo que su suegro el Almirante habia principiado en Veragua; pero segun pudo entenderse, la Real Audiencia con real encargo precedente, la entretenia, dando lugar á que el Tribunal de Consejeros especiales para decidir el pleito de esta familia con el fisco, resolviese sobre los privilegios y derechos que se alegaban. En tan equívoca é indecisa situacion vivia en Santo Domingo aquella familia respetable, en el año de 1540. Las continuas gestiones de la señora y su hijo Don Luis Colon, sucesor de Don Diego, á su regreso á España, pusieron fin al litigio.

Nombrado árbitro el Cardenal de Loaisa y oido el parceer de Don Hernando Colon, tio de Don Luis, antes de resolver, se sentenció que Don Luis volviese á la Española con el título de mero Capitan General de ella; pero con la condicion que en todas las ocasiones que usase del oficio se habia de sujetar á las instrucciones que le diera la Real Audiencia; y con este carácter y bajo estas capitulaciones vino á la isla á ejercitar su mando el nieto del Almirante. Próspera y venturosa era la situacion de la Española, pero no sucedia esto en las otras provincias del continente, porque en aquellos dias fueron notables los acontecimientos y grandes los sucesos. Ardía el Perú con las disensiones tumultuosas de sus jefes Don Francisco Pizarro y Don Diego de Almagro, que absorvian la atencion de la Española de donde se enviaban algunos recursos á los jefes disidentes. En otros puntos se aumentaban los descubrimientos, pacificaciones y poblacion de los españoles. Almagro en Chile, Sebastian Belalcazar en Guayaquil, Quito y Popayan, Juan de Ayola y Don Pedro Mendoza en Buenos Aires y el Paraguay, Gonzalo Jimenez de Guevara en Bogotá y Nueva Granada, y las peregrinaciones de los compañeros de Panfilo de Narvaez en el interior de la Florida, eran los asuntos de mas interés y de su relato dispensamos á los lectores, remitiéndolos á las historias que se han dado á luz sobre cada una de ellas. Las de Cabeza de Vaca, Castillo, Geres, Zárate, Ercilla, Acosta,

Lasso de la Vega y otros escritores modernos, suplirán este defecto mientras que damos una breve reseña de lo sucedido á Pánfilo de Narvaez en la expedicion de la Florida, despues de su salida del puerto de Jagua en la isla de Cuba, en donde le dejamos. Despues de haber dado sus disposiciones, con cuatrocientos hombres y ochenta caballos en cuatro naves recorrió las costas de Guariguanico, dobló el cabo de San Antonio y sin poder arribar á la Habana fué llevado á Florida en donde desembarcó el doce de Abril. Acompañado de los suyos prosiguió viaje por una tierra arenisca, vestida de robles y pinos, y despues de muchos dias de fatigas llegaron á Apalache. Eran insignificantes los rescates que habian hecho en el camino y se reconoció que no hubo acierto en haber adoptado esa via. Faltos de alimentos y acosados por indios guerreros que los perseguian tenazmente y con algunos enfermos, resolvió Narvaez ganar con sus compañeros las orillas del mar; reflexionando que por ellas descubriria acaso climas mas benignos que el frio y nebuloso que dejaba, habitantes mas tratables que los bárbaros y feroces con que se habian encontrado, y alimentos abundantes que reparasen las miserias y las hambres que los habian obligado á comerse todos los caballos que llevaron en la expedicion.

Como no encontraban naves emplearon toda su industria en fabricar cinco barcas auxiliados de solo un carpintero que habia entre ellos y desaviados de herramientas, suplió la necesidad y exigencia suprema del momento á todas las dificultades.

De los estropajos de las palmas, de las recinas de los pinos, de las crines y colas de los caballos y de los frenos y estribos de montar, formaron velas, cuerdas, clavos y herramientas para las naves, y provistas de todo y despues de calafateadas se arrojaron al mar sin agujas que los guiase, ni persona que supiera el arte de navegar. Corrieron las barcas grande extension de las costas y segun pudo inferirse, acosadas por las tempestades, desaparecieron algunas naves, y entre ellas la que conducia á Pánfilo de Narvaez. Otras fueron arrojadas á las costas donde perecieron todos á excepcion de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, que aprisionado con tres compañeros por los indios de las costas pudo escapar mas adelante de la dura esclavitud en que gemia, y dirigirse á Nueva España. De Pánfilo de Narvaez nunca mas se supo á donde se habia dirigido y cómo habia perecido. ¡Lastimoso fin de un español valiente, esforzado y emprendedor que habia representado uno de los mas importante papeles en los fastos de la primera conquista y poblacion de las Indias!

CAPITULO XIV.

EL OBISPO DE LA CONCEPCION DE LA VEGA Y SANTO DOMINGO DON SEBASTIAN RAMIREZ DE FUENLEAL.

De 1532 á 1539.

Providencias del Emperador para hacer efectiva la libertad de los indios.-Ordenes al Gobernador de Cuba Gonzalo de Guzman con el mismo fin.-Conquista y poblacion de Cartagena de Indias por Don Pedro de Heredia.-Informes y peticiones de la Real Audiencia á favor del comercio é industria de la Española.-Otras órdenes del Emperador para la administracion de justicia.-Junta creada para tratar sobre los medios que se adoptarian para avasallar al Cacique Enrique en conformidad de Real Orden.-Acuerdo de la Junta.-Expedicion del capitan Francisco de Barrionuevo contra el Cacique.-Propalaciones y entrega de la carta del Emperador á Enrique.-Término favorable de esta antigua querella.-Regalos mútuos con motivo de la paz celebrada.-Visita el padre Bartolomé de las Casas al Cacique, reprobada por la Real Audiencia.-El Cacique Enriquillo se establece con sus indios y repartimientos en el pueblo nombrado Boyá.-Suceso extraordinario de Pedro de Cifuentes y sus tribulaciones en un viaje á la isla de Margarita.

La envejecida y tan manoseada cuestion de la libertad de los indios se trató entonces por última vez aunque con respecto á los indígenas de la Española ya era ocioso el debate porque casi se habia extinguido la raza. Sin embargo los descubrimientos del continente y el infinito número de indios que lo poblaban hacian que si las providencias en su favor no podian producir bienes efectivos en aquellos primeros establecimientos, los hicieran considerables en Méjico, Perú y el resto de la Costa-fir

El Consejo de las Indias procuraba por todos los medios conducentes mejorar la suerte y fomentar la educacion civil y religiosa de estos nuevos vasallos de la corona española. Para ello nombró Obispos para las diócesis que se creaban; y los clérigos de buena vida y costumbres que se ordenaban, los Religiosos ejemplares que venian de Europa, y los auxilios pecuniarios que se ofrecian para la construccion de las iglesias, mo

nasterios y escuelas, fueron providencias que realzaban el celo de aquel Supremo Consejo. A todo esto daba impulso el mismo Emperador que se encontraba en Roma, prosiguiendo sus conquistas de Italia.

La declaratoria sobre la cuestion á que hicimos alusion al principio fué: "Que ni por razon de guerra, ni por trueque, ni por compra, ni por otra causa pudiesen los Indios ser havidos por esclavos," ley que se mandó guardar inviolablemente con órden que se borrasen los hierros, marcas y demás signos distintivos de la esclavitud, y renunciando por este hecho la corona de España á uno de los derechos más productivos del comercio de América, que era el quinto que se cobraba en esta clase de negociaciones.

El Emperador con la idea de facilitar medios para que se hiciese efectiva la absoluta libertad de los indios, abrió la puerta y dió licencia general á sus súbditos españoles y alemanes para que todos los labradores de profesion y de estado casados pudieran pasar libremente á las Indias con animales de cria y plantas de cultivo, á fin de que con su producto y con la enseñanza que diesen, no solo abundaran los alimentos de primera necesidad, sino que siendo los indios aliviados en estos trabajos, aprendieran el modo de cultivar la tierra con mayor facilidad y expedicion. Para alentar el proyecto se concedieron pasajes francos y muchas gracias y libertades á los inmigrantes; pero aun se dudaba de que los indios pudieran gozar de esta libertad, y precisamente se dió órden al Gobernador de Cuba. Gonzalo de Guzman, que hiciese una formal experiencia de ello, y lo verificó convocando á todos los Caciques de aquellos alrededores, manifestándoles que el Rey mandaba, que si ellos tenian habilidad y capacidad para ello, que se les diese libertad, diferente de la que hasta entonces habian tenido, para vivir como labradores de Castilla sin estar encomendados por naborias á ningun castellano; y para que mejor se hiciese, y ellos viviesen como cristianos, y tomasen sus costumbres, se habian de ir á vivir junto á San Salvador del Bayamo ú otra villa de castellanos, para hacer por sí sus labranzas y tener su pueblo aparte con un capellan que los adiestrase en las cosas de la fé; y que habian de cultivar, criar ganados y sacar oro, pagando al Rey lo que le perteneciese de su tributo, como sus vasallos, y de lo que ganasen y multiplicasen sus ganados, se habian de vestir y á sus mujeres é hijos y sustentarse.

El Gobernador Guzman los alentó á esta empresa, ofreciéndoles que les proveeria de todo lo que necesitasen para efectuarlo, y les amenazó que los volveria á poner en encomienda como habian estado hasta entonces con Pedro Moron y otros vecinos de aquella provincia. Al dia siguiente de esta intimacion contestaron los indios de conformidad, manifestando que formarian su pueblo al lado del que tenian los españoles, nombrado Bayamo y que allí servirian á Dios y á su Santa Madre, pagarian diezmos

y sacarian oro, segun la voluntad del Rey

Se reunieron en efecto los indios de los cuatro pueblos nombrados Manzanilla, Guaminico, San Lucas y Anaxa, de los cuales no existe mas que el primero masculinizado, y bajo la direc cion del Presbítero Francisco Guerrero se establecieron en los alrededores de San Salvador del Bayamo.

Aun continuaba la Española siendo la promovedora de los progresos del continente y á ella se dirigian como escala y feria de toda clase de surtido, los que emprendian poblacion y conquista de algun lugar. Cartagena de Indias no habia sido poblada por la ferocidad de los indios que la habitaban, y un caballero nombrado Don Pedro de Heredia, natural de Madrid, que ya habia estado en las Indias, obtuvo del Emperador el gobierno de aquellos lugares entre los límites del rio Magdalena y del grande del Darien. Con tres naves aportó al Ozama y seguidamente á la Villa de Azua, en cuyos lugares se proveyó de gente, caballos, carnes y otros mantenimientos, y se dirigió al lugar en donde existe Cartagena en el dia. Peleó valerosamente con los indios de aquella comarca aumentada su fuerza con nueva gente que se le envió de Santo Domingo, y dos indios y una india que le sirvieran de intérpretes, con cuyo auxilio rescató cantidades grandes de oro, sepultadas y depositadas misteriosamente en varios lugares de la provincia. La concurrencia de naves y personas que siguieron á Heredia y su actividad en emplear á su hermano el capitan Alonso de Heredia en varias incursiones aceleraron la fundacion de la ciudad de Cartagena, poblacion de Urabá y Santa Cruz de Mompox. De modo que á poco tiemро floreció aquel nuevo estado creándose una Silla Episcopal para la que fué nombrado Fray Tomás de Toro, de la Orden de Santo Domingo, y Heredia despues de varios sucesos prósperos y adversos se estableció en Santo Domingo. En aquella isla adquirió bienes considerables, que su sucesion legítima ha gozado hasta el dia con todo el prestigio de las familias mas distinguidas y de acrisolada honradez. Las ramas de esta familia han dado hombres célebres; el afamadísimo poeta Don José María Heredia, el recto y sábio magistrado Don José Heredia y Mieses, y el Doctor Don Tomás de Heredia, dignidad de Chantre de la Iglesia Catedral de Santo Domingo, hacen prueba de la verdad: todos ellos emigraron de Santo Domingo á la ciudad de Coro, á Santa Marta y á la isla de Cuba, por la cesion de la paz de Basilea.

Este aumento y progreso del continente no podia suceder sin la depauperacion 6 aniquilamiento de las partes ya pobladas en las islas. Hemos visto la salida contínua y la constante emigracion de hombres y de intereses que se trasladaban de la Española, y tocaba su vez á la de Cuba, porque eran tan ponderadas las riquezas del Perú que gran número de los antiguos vecinos se deshacian de sus bienes á cualquier precio para emigrar al Imperio de los Incas, como lo recomendaba el Emperador. El Goberuador Capitan General de la isla Manuel de Rojas en este año propuso varias

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